(43)
Simón
Llevo dos horas encerrado en mi habitación al lado de la puerta agarrando mi cabeza con fuerza, no puedo creer que esto esté sucediendo, Raphael Santiago gusta de mí, me confesó sus sentimientos y salí huyendo cuando debería haberle dicho que sentía lo mismo por él, si me hubiese quedado, hubiese sido alguien civilizado todo esto no hubiese sucedido y no estaría escondiéndose de él como lo estoy haciendo, no es que me haya arrepentido de mis sentimientos, solo que estoy tan sorprendido de todo que no puedo no morir de vergüenza y huir antes de confesarme también.
Me imagino cómo sería la vida al lado de Raphael, como una pareja y eso llena mi cuerpo de sentimientos que me hacen acurrucar más mi cabeza en mis piernas mientras aprieto más mis manos sobre ella. Sería la pareja del chico que con una frase escrita en una pared hizo tomar muchas decisiones de mi vida, el mismo chico que salve de las manos de los Nephilim, el mismo chico que me educó y adiestró como vampiro, y el que me salvó de Robert Lightwood, el mismo chico que me dijo de manera inconsciente que le gustaba Ragnor antes y por esa razón llegamos a lo de ahora, a dónde me confiesa que realmente está enamorado de mi.
— Simón ¿Podemos hablar?
Raphael como lo ha hecho las últimas horas se ha colocado detrás de la puerta tratando de convencerme de hablar, me imagino a los demás vampiros del hotel escuchando esto y más vergüenza me da, porque pueden estar imaginando miles de cosas que puede haber sucedido entre nosotros para que esto esté pasando de nuevo. Entonces veo un portal aparecer en mi cuarto y Ragnor con Fran en batas pasan a través de ella, se sientan en la cama como si acabarán de llegar de visita, me levanto de mi lugar para caminar hacia ellos.
— No es un buen momento, si pueden regresar a donde estaban sería genial.
— ¿Sabes que todo el hotel está atento a esta situación?— pregunta Fran— nos tienen hartos, así que Magnus y Alexander están en camino, y terminaremos esto por las fuerzas, estarán en pareja aunque sea lo último que haga.
Ragnor con su magia hace que la puerta se abra y por ella pasa Raphael, entonces tapo mi cara con mis manos y me refugio en los brazos de Fran porque estoy muriendo de vergüenza más al recordar que Raphael hace poco me vio desnudo y no dejo de mirarme aunque se lo pedí, Fran deja escapar una risita acompañado de palmaditas para que me calme.
— Simón.
Y ahí está, con su voz aguda, casi en un susurro llamando por mi nombre para que le de atención, para que caiga a sus pies y lo mire. Estoy lo bastante avergonzado para poder mirarlo y responderle, creí que si llegaba a ocurrir esto algún día lo tomaría más serio, como alguien maduro, pero la verdad es que me estoy comportando como un niño y no me importa mucho dejarme ver cómo ridículo frente a los ojos de los demás. Solo basto unos minutos más para que Magnus llegue a través de su portal, con su pijama elegante acompañado de Alexander que contiene un gesto alegre casi notorio en su cara, lo sé porque cuando sentí que llegaban pude sacar mi cara de mi escondite para mirarlos. Tener todos reunidos aquí, por una situación así me da miedo.
— Acaban de arruinar una buena noche, así que ni piensen que no me van a escuchar— dice Magnus— los haré pareja está misma noche y nadie me va a impedir eso. ¡No me importa!
Alexander trata de calmarlo, pero es imposible, capaz está vez enserio arruinamos su noche, aunque al parecer al Nephilim no le importa mucho eso, porque su personalidad es así, es paciente, sabe que cuando se vayan de aquí el sexo será mejor porque Magnus estará preparado para eso, estará molesto y va a querer distraerse haciéndolo con él, por eso el Nephilim se ve mucho más relajado, pero al contrario Magnus no, quiere todo y ya, y ahora se la va a agarrar con nosotros. Miro de reojo a Raphael que tiene la mirada baja y me siento culpable de ser tan brusco con lo que hago, y reflexiono de que si sigo así puedo hacer que todo se malinterprete y pierda mi oportunidad, corresponder los sentimientos de la persona que me gusta, y ser correspondido.
— Ya Magnus, deja el show, de seguro estuviste esperando esto por días— le calma Ragnor.
— Si, lo espere, pero no a estas horas y en esta situación— lloriquea.
Y me siento culpable de esto, de que todos interrumpan sus asuntos para venir hacia nosotros.
— Lo siento.
Ambos, yo y Raphael estamos parado hombro con hombro a pesar de que es un poco más alto, siento tu mirada, pero yo solo veo como las cuatro personas invitadas se sientan frente a nosotros y nos miran, distintas emociones pasando por sus caras, distintos sentimientos que nos transfieren, agacho mi cabeza avergonzado.
— Simón, Raphael, tienen su momento de decir que sucede, de ordenar sus sentimientos en voz alta, frente al otro, frente a nosotros, tienen la oportunidad, ahora, de aclarar las cosas entre ustedes, si seguir algo mas o solo seguir con el vínculo que tenían antes— dice Magnus más calmado— no estamos tratando de obligarlos, Raphael ya reveló los suyos ¿Pero que sienten realmente?
Miro de reojo a Raphael, el parece mucho más tranquilo, su postura es normal, sus manos no están apretando otra cosa o moviéndose sin parar como las mías, transmite paz a pesar de todo lo sucedido, es un maldito por dejarme sentir todo esto solo, es un maldito por no demostrar algo de que en verdad esto es algo que le da vergüenza, ansiedad y nervios por lo que pueda ocurrir a partir de acá. Entonces veo un movimiento, el cuerpo de Raphael se coloca de forma paralelo al mío y sus manos se mueven, una se coloca en mi hombro, la otra en mi mentón para subir mi mirada, y eso me hace quedar hipnotizado mirando sus ojos avellanas que me miran y me demuestran a través de ellos lo que nunca vi en mi vida o creí que no existía, puedo sentir en su mirada amor, amor por mí.
— Ya lo dije, me gustas Simón, me gustas mucho, te confesé mis sentimientos, te dije que estoy enamorado de ti, me gustas desde que te vi por primera vez, no des tantas vueltas ¡Dios! Dime ¿Me corresponde o me rechazas?
Escucho a los demás hablar, pero no coordino, es como si todos los demás estuvieran desapareciendo de a poco, solo estoy yo y Raphael, que no me saca la mirada y yo tampoco lo hago, una vez más en la noche se me confiesa, sin duda, sin ningún tono raro en su voz, todo es verdad, no está mintiendo.
— Tu también me gustas Raphael, mucho— digo avergonzado— pero ¿Por qué yo?
La mano de Raphael que está en mi cara se mueve en una forma de cariño, tiene una sonrisa en su cara brillante, encantador, y no puedo creer que le gusto, yo.
— Porque nuestra química se creó y alimento desde el principio Simón, tú y yo nos agradamos desde el principio, fuimos destinados a coincidir. Me asusta que estés lejos de mí y que te suceda algo y yo no pueda hacer nada, y me llena de energía verte sonreír ¿Eso no es el amor? Me gustas, lo sé.
Estoy quieto, sin saber que decir, es lo que he querido y soñado escuchar por días, y ahora lo estoy escuchando y no puedo responderle ya, miro a nuestros invitados, todos están esperando que suceda algo, que suceda lo que todos esperamos, y esto ha sido desde el principio cuando conocí a todos, Magnus desde lo no verbal se notaba lo que quería, que sus dos hijos adoptivos estuvieran juntos, Ragnor no fue más que apoyo en pequeñas acciones como Fran. Miro de nuevo a Raphael, apenado.
— ¿Cómo sé que solo es algo del momento? No quiero a alguien sé que canse de mi a los días, quiero asegurarme que no me dejaras.
— Solo confía en mí Simón, siempre estaré a tu lado.
"Ya bésame estúpido, y calla mi torpe boca."
No puedo evitar sonreír, porque Raphael será mi pareja, el gran Raphael Santiago, el gran vampiro de Brooklyn, que gobierna ahora a un clan del famoso hotel Dumort, que pudo obtener el lugar de jefe después de todo lo que sufrió, el gran vampiro que me introdujo a esta nueva vida, con una nueva familia, con personas que me valoran, y lo mejor de todo que han hecho que yo me valore como soy.
— Ya bésalo— alienta Fran y Magnus.
Raphael me observa por unos minutos, buscando la aprobación de mi parte, porque después de este beso todo se define, si le correspondo ya soy suyo, soy su pareja y eso es lo que quiero ahora. Asiento para confirmar aquel pedido que el vampiro mayor está buscando y entonces cierro los ojos esperando lo demás, quiero sus labios en los míos, sentirlos moverse sobre los míos, y no pasan tantos segundos que eso sucede y me siento tan lleno de energía ahora mismo, porque los labios de Raphael, los verdaderos labios de Raphael están sobre los míos besándome con cariño mientras sus manos se posicionan en mi espalda baja atrayéndome a él. Los aplausos de los chicos se escuchan de fondo, pero ninguno de los dos quiere dejar este beso, ninguno quiere terminarlo por lo que pueda pasar después. Pero Magnus nos termina separando en un abrazo y comenzamos a ver cómo los portales aparecen en la habitación dando señal de que se van.
— Avisaré a todo Brooklyn, gritaré a los vientos que mis dos niños al fin están juntos— dice emocionado Magnus— y he ganado la apuesta contra todos los subterráneos de esta ciudad, así que seremos ricos.
Antes de decirle algo por lo que ha dicho este huye a las manos de su pareja y desaparecen para tener su noche, Ragnor también se va con Fran sin antes darnos una despedida con sus manos. Y entonces volvemos a quedar solos yo y él, pero esta vez más cómodos, porque después del beso toda tensión parece haber desaparecido, Raphael aún me tiene agarrado de la cintura y su cabeza se recuesta en mi hombro a pesar de que la manera es incómoda para él.
— Hemos pasado por tanto, que es imposible que no me haya enamorado de ti.
— Ahora somos... Novios— digo medio avergonzado.
— No quiero que nada cambie de nuestra relación Simón, quiero que seas tú, que no estés nervioso a mi lado— dice.
Y así fue, la noche la pasamos tranquilos, unos que otros besos, la mano de Raphael acariciando mi cabello, mi cara, mis hombros y sosteniendo mi mano, pude estar recostado sobre él en el sillón de la habitación, pude escuchar contarme de su vida porque ambos quisimos hablar del otro para conocernos mejor, ya que la relación había sido repentina y a pesar de que el tiempo que llevábamos juntos, no fue lo suficiente para hablar mucho del otro.
Pero la noche acaba, y la compañía del otro debe separarse para seguir nuestras actividades del día en el hotel, ahora estoy con un grupo de vampiros en la sala, me están enseñando algunos trucos modernos del clan, como palabras códigos que Raphael no sabe, o lugares a los cual debería ir o no, también me hablan del informe de la semana y que no hay caso de novatos aun, esas son buenas noticias porque traer polluelos a un clan sobrecargado sería un lío. Y como postre final me llenan de preguntas sobre lo sucedido anoche, las paredes son finas y todos aquí tenemos una audición excelente, así que han escuchado todo.
— Eso es privado— es lo único que digo— y Raphael no le gusta que sepan de nuestra privacidad.
Todos dejan escapar murmuros y risas, saben que estamos juntos, ninguno dice nada más que sus pequeñas burlas en bueno sentidos, algunos me han comenzado a llamar "mamá" del grupo, como una broma entre nosotros, pero estamos bien, por primera vez en tanto tiempo todo parece ir bien. Miro a Raphael en la puerta del lugar y me pide que me acerque a él, no lo dudo, voy a su lado y volvemos a nuestro lugar privado, solo porque al vampiro mayor se le ha ocurrido besarme de nuevo y dejar que sus manos acaricien sobre mi ropa parte de mi cuerpo.
— Ey, te dije que hasta que no cumplamos seis meses de novio no debes tocar lugares íntimos o tener relaciones conmigo— le reto.
Solo lo hago para hacerlo sufrir un poco y prepararme mentalmente que en la intimidad yo seré el que reciba el dolor, así que Raphael puede esperar seis meses más por mi bienestar. Aunque Raphael no hace mucho caso, desde anoche tiene la excusa de que se ha resistido por meses que ahora sus manos se mueven sola, me parece lindo que un hombre que es serio como él ahora me muestre otra faceta más cariñosa.
— Solo un poco, conozco mis límites.
Estamos bien, estamos juntos, no hay más peligros, siento la paz rodearnos y eso me hace feliz.
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