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Raphael.

Veo a Simón en su lugar agarrando su cabeza mientras su mirada está en el suelo, acabo de contar casi todo, y como me había enamorado de Ragnor hace muchos años, cuando era un vampiro novato, muy joven donde el nuevo mundo me tenía fascinado. Era la primera vez que sabía de criaturas mágicas, de todas esas cosas, pero ahí estaba yo, teniendo a un brujo a mi lado que me adopto como su hijo, mientras me mostraba a otro brujo del que me gustó, eran sentimientos que no controle, en cambio los dejé fluir porque Ragnor, hasta el día de hoy, es ese hombre lleno de conocimiento, personalidad agradable y buen hombre. 

Pero todo ha cambiado también con los años, yo no estoy enamorado de Ragnor, ni siquiera siento lo que sentía antes, solo lo veo como un adulto a quien respeto y le tengo gran cariño, porque ahora mis sentimientos están puesto en Simón, me gusta mucho, he pasado tantas cosas con él en tan poco tiempo que enserio estoy seguro de esto, de nosotros, de algo en el futuro.

— Simón.

— ¿Todavía sientes algo por él?— me pregunta angustiado— ¿Esa era la persona a la que ibas a seguir?

Lo miro asombrado, lo miro sin saber que decir, siento como si me hubiesen dado un golpe en el pecho del cual no me puedo recomponer. Simón me está reclamando de algo que hemos hablado hace unos días, lo recuerda muy bien, y todo esto está explotando aquí, en una cita, en nuestra primera cita y agradezco por primera vez que sea en un lugar privado por si alguno de los dos entra en crisis.

— ¡Dime! Porque estuve ayudando a Fran a conquistar a Ragnor cuando tú estabas sintiendo cosas por él... Debería haberme dado cuenta de las pistas, siempre estabas preocupándote por él, es la persona a que ibas a seguir.

— ¿Qué? ¡No! Claro que no, esa persona eres tú...

Ambos nos miramos, y nos quedamos callados, seguramente Simón este más sorprendido que yo por las palabras que han salido de mi boca, pero yo aunque creí que me pasaría lo mismo, no lo estoy, al parecer esperaba la hora de sacarme esto de encima, de que alguien más lo escuchará que no fuera yo, o mis dos compañeros de vida, quería que él lo escuchará también, quería que Simón se diera cuenta de lo que siento por él, y como comenzó todo, aunque aún trato de saber dónde comenzó ¿Fue cuando salvó mi vida? ¿O cuando entro en mi celda? ¿O cuando me tocó por primera vez? No lo sé.

— ¿Q...que has dicho?

Mi cuerpo está menos tenso y siento una sonrisa arrimarse a mi cara, antes estaba inseguro de mis palabras, de decirlo, pero ahora siento que puedo decirlo tantas veces hasta que ese niño vampiro le quede claro.

— Tú, me gustas.

Pero Simón parece una estatua, está quieto, mirándome como si no pudiera comprender lo que he dicho y debo repetirlo con otras palabras para que lo comprenda, y se lo haré entender, porque no puedo volver atrás, debo decirle todo, no puedo perderlo, que este vínculo que creamos se rompa, no puedo dejarlo ir ya, le dije que seguiría a la persona que me gusta a cualquier lugar.

— Aún no sé cómo paso Simón, yo aún no entiendo cómo fue, pero lo hago— digo para dejar escapar una risa al final— me gustas Simón, por favor acepta mis sentimientos.

— Yo... Yo necesito espacio.

Simón huye casi con rapidez, tropezando una y otra vez hasta llegar la puerta y correr fuera gritando que no puede creerlo, mientras que yo me quedo quieto, pasando mi mano una y otra vez por mi cabello y golpeando la mesa para dejar escapar un suspiro y seguirlo, aunque quiera no puedo dejar que esto acabe aquí. Si Simón huye entonces no podremos tocar este tema de nuevo nunca más, estaremos mal, nuestro vínculo seria deshecho en un abrir y cerrar de ojos.

— Simón.

Lo sigo por el restaurante, por donde se que se ha ido, y cuando veo que Simón está acorralado por Seelie que están tratando de darle de tomar un trago, eso me molesta, porque están tocando a mi Simón, están manoseando su cuerpo mientras lo obligan a tomar. Me acerco hacia ellos casi corriendo y los aparto de Simón golpeándolos de paso porque veo como Simón ha tragado aquel líquido.

— Otra vez no, Simón necesitas no meterte en problemas todo el tiempo— digo.

Cuando veo que Simón se convierte en una pequeña rata y se trepa por mi vestimenta para ponerse de forma seguro en uno de los bolsillos delanteros de mi pantalones, entonces sé que todas Seelie que están aquí va a estar un gran problema, porque yo estoy molesto, porque han convertido a Simón en una rata por un tiempo limitado en el no podré decirle todo lo que tengo que decirle, en una situación tan importante como la nuestra.

— Estoy tan molesto— digo en un murmuro— que los daños del lugar vayan a mi cuenta.

Cuando todo termina, cuando todo al finalizado, el restaurante tiene unos que otros daños, las Seelie han huido y mi ropa de hoy está rota me siento en una silla viendo como el pequeño ratón que es Simón sale del bolsillo y olfatea el aire, no sé si es consciente, pero le acarició mientras limpio la sangre de mi boca con un pañuelo, el menor se mete mucho en problemas y sé que como hoy, nunca dudaría de hacer esto, pelear con quién se cruza en su camino.

— Es hora de volver a casa, ya no hay nada que podamos hacer acá, todo se arruino. Tendremos que esperar que vuelvas a tu forma normal para hablar de todo. Lo lamento Simón por arruinar esta noche.

El animal que coloco en mis manos parece ser solo un animal, aunque es Simón, que no tiene consciencia alguna ni se acordará de mis palabras, me acerco hacia dónde está la barra y firmó un papel asegurando que pagaré todo lo dañado, para caminar por las calles de Brooklyn para llegar de nuevo al hotel, el clima ya no se siente tan agradable como antes, las personas a mi alrededor me miran por mi ropa rota y tengo miedo de lo que pueda suceder una vez que Simón vuelva a ser él. 

Si mis sentimientos no son correspondidos por este chico, creo que tendré que estar solo por largos tiempos, eso no me preocupa, lo que me preocupa es que por culpa de mi boca Simón se aleje del vínculo que tenemos. Solo por un momento pensé que Simón también sentía algo por mí.

— ¡Simsim! ¿Dónde está Simsim? ¿Qué hiciste con Simsim?

Cuando llego a la puerta del hotel, los dos brujos y Fran están esperándome, el pequeño vampiro viene hacia mi preocupado de no ver a Simón, pero cuando se acerca lo bastante le tiendo al pequeño ratón, el cual mira asqueado y se aleja para no tenerlo cerca. Me mira pidiendo una explicación de por qué traigo a un roedor y no a Simón, pero no estoy de ánimo para explicar que este animal que llevo en mis manos es su amigo. Cuando Magnus y Ragnor llegan a mi veo por su expresión que entiende lo sucedido, Magnus agarra a Simón y comienza a hacer voces infantiles como si fuera una mascota.

— Simonsin que bello eres mi pequeñito hermoso, deberías usar un hermoso moño en tu cabecita blanca ¡Qué hermosurita!

Los invito a pasar al hotel mientras Magnus va riendo y jugando con Simón quien al parecer parece domesticado y no solo un roedor, todos nos sentamos en los sillones mientras me dejo recostar cansado por todo lo sucedido ¿Será cansancio o solo la angustia de lo que puede suceder después de que todo vuelva a la normalidad? No lo sé, siento que puede ser ambas.

— Por tus expresiones Raphael, siento que las cosas no salieron nada bien.

— Se arruino todo— susurro— y para colmo cuando estaba por ir a buscarlo, sucede esto, y destroce el restaurante peleando, y mi ropa.

— Tendremos que usar algo para sacar este mal castigo que hay entre ustedes dos— dice Magnus.

Todos ríen, mientras miro a Simón moviéndose en las manos de Magnus para subir por su brazo y quedarse en su hombro, oliendo el aire. Su pelaje blanco está bien peinado por los cariños que le ha dado Magnus, y desde acá huelo su perfume que lo caracteriza, me acerco hasta el brujo y tomo a Simón entre mis manos para volver a mí lugar, de seguro que es una maldición de esa pelirroja, acaricio al roedor.

— ¿Saben cuánto durará esto de los Seelie?

— Aproximadamente una hora, creo— dice Ragnor— vas a tener que tener preparado vestimenta porque su transformación lo traerá como vino al mundo.

— Yo que vos lo disfruto— dice Fran— mirarlo un poco y toquetearlo un poco. Y si puedes más.

Veo como Ragnor le golpea un poco para hacerlo callar, pero todos sonríen y asienten por lo dicho por el vampiro menor, el roedor entre mis manos se mueve nervioso, creo que Simón está consciente en ese pequeño cuerpito y ha escuchado todo.

— Los niños están por llegar, creo que es hora de que se retiren, o puedo darles una habitación. ¿Qué les parece?

Magnus decidió volver a su casa ya que Alexander después de ir a cazar pasaría por donde estaba él para darse cariño, pero Ragnor al contrario que su amigo decidió quedarse en el hotel convencido por un coqueteo del vampiro menor, lo cual se lo llevó después de que Magnus desapareció de nuestras vista, mientras que yo coloco a Simón en el bolsillo para esperar a los niños que lleguen y así poder ir a mis asuntos. 

No demoran tanto en llegar y todos me hacen la misma pregunta ¿Qué me pasó? Ya que no he cambiado mi vestimenta, pero no les digo nada, pregunta por Simón y les muestro el roedor, la historia queda inconclusa y con muchos niños curiosos por saber que ha sucedido, cuando las puertas se cierran les digo que se encarguen de sus cosas y subo a la guarida privada mía y de Simón, donde lo dejo en un sillón mientras lo miro sentado desde otro sillón.

— Está bien, estamos de nuevo solos, pero de una manera muy peculiar. Espero que puedas escucharme cuando vuelvas a ser tú.

El roedor huele el aire, pasa sus manos por su cara y me da la espalda, no puedo evitar sonreír porque me recuerda tanto a Simón en su forma normal, cuando le molesta algo hace tantas acciones para ignorarme, o muestra sin tratar de disimular de estarlo, voy y me sirvo un trago mientras sigo esperando que vuelva a la normalidad, leo un libro después de un rato y las horas pasan en el reloj de mi muñeca.

Una hora después ya me canso de todo, dejo el libro y el vaso vacío en la mesa y miró a Simón fijo que está dando círculos en su lugar en aquel sillón, una y otra vez sin parar, miro el reloj de nuevo viendo cómo con lentitud pasan las horas, mientras suspiro. Entonces el cuerpo del roedor de Simón comienza a temblar una luz sale de él y cuando pestañeo asombrado el cuerpo desnudo de Simón aparece frente a mi vista y mi boca se abre tanto que siento como mi saliva se acumula y me cuesta hacerlo pasar por mi garganta. Está desnudo frente a mí.

— ¡Cierra los ojos! ¡No me mires!

— Sim...

— ¡Cierra los ojos!— lloriquea.

Mientras se esconde detrás del sillón, yo no cierro mis ojos y lo sigo mirando, estoy anonadado con lo que acabo de ver, porque nunca he visto un cuerpo masculino desnudo más que el mío, y porque hace mucho he anhelado ver a una persona frente a mi desnudo porque hace mucho no toco una piel o siento algo al tocar el cuerpo de otra persona.

— ¡Pervertido!

— Iré por ropa para ti Simón.

Salgo de ahí en busca de nueva ropa para el menor y así poder calmar esto que se ha despertado en mis pantalones.

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