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Raphael.

Las horas pasan rápido cuando se disfruta el tiempo en compañía de alguien agradable, la tensión y el silencio que reinaba en la habitación se acabó después de hablar con Simón sobre ideas nuevas para proponer al clan, y renovar el hotel, también sobre vacaciones junto a Magnus, y otros temas, hablamos de muchas cosas, me sentí tan cómodo como si estuviera hablando con alguien que conociera de hace mucho, no me desagrada demostrar esta parte de mi tan relajada y demostrativa, con él. 

La hora de llegada para los vampiros llega al fin y Simón baja a la sala feliz por hacer su trabajo de recibir a los chicos y controlar su llegada, y yo lo estoy mirando desde lo alto, si estuviera Magnus aquí haría una de sus bromas, pero solo no está y me doy cuenta solo que mi mirada hacia el menor en muy diferente al que le doy a todos.

— ¡Raphael están todos!

Las puertas se cierran y todos van por su lado, Simón viene hacia mí con su tableta enseñándome como están todos resaltados y completado, muestra a penas su colmillos por su entusiasmo, le gusta hacer trabajos pequeños que dice que son responsabilidad de él por ser mano derecha, a veces hasta me pide de mi propio trabajo para hacer, como encargarse de la economía del hotel o otras cosas, lo cual le prohíbo, ya que no voy a hacer como Camille que me daba todo sus trabajos para que lo hiciera yo a pesar de que no tenía porque hacerlo.

— ¿Magnus vendrá hoy?

— Si, y Ragnor, tendremos una reunión de amigos, para hablar de cosas, ya sabes, nada interesante.

No quiero decirle la verdad, de que nos juntamos para hablar de todo lo que ha pasado y de ellos, de Alexander Lightwood y sus grandes avances por el amor de Magnus, cual va a dedicarse a hablar de eso por un gran tiempo, después de los desordenes de decisión de Ragnor con el vampiro Fran, ya que hemos notado como no puede decidirse por mantenerlo cerca o lejos de él, y después hablaremos de mí y mi cobardía grande que tengo al no querer enfrentar mis sentimientos como he hecho con todos los problemas que he tenido, sí, soy cobarde. Es mejor de que esto Simón no lo sepa, que solo lo vea como una reunión de amigos que se juntan para tomar o algo parecido.

— Muy bien, les prepararé el sótano, nadie podrá escuchar de lo que estarán hablando— me dice Simón— estaremos con Fran en nuestra cueva, para distraernos un poco.

— Está bien, gracias Simón.

Simón se retira para ir hacia el sótano, me alegra saber que muchos de sus miedos ya se están extinguiendo, antes el menor no hubiese bajado solo a un lugar tan oscuro y desolado porque sufriría de temores que no lo dejarían ni caminar ni un paso, pero ahora ha bajado sin problemas y puedo escucharlo tararear mientras mueve cosas allá abajo, me decido ir a ayudarlo ya que no estoy haciendo nada y no es justo que haga un trabajo donde él no estará presente, no me gusta hacerlo trabajar así, cuando estoy bajando choco con Simón sintiendo sus labios chocar con mi mejilla, muy cerca de mis labios, nos alejamos de inmediatos y me arrepiento de haber bajado hasta acá.

— ¡Solo chocamos! ¡No sucedió nada!

— Exacto, no sucedió nada.

Vuelvo a subir y Simón se queda abajo, cuando no lo veo frente a mi vista dejó escapar la tensión de mis hombros que se ha generado, y toco mi mejilla donde sus labios chocaron, eso fue una gran sorpresa para ambos, pero me hace feliz en cierto punto, casi fue un beso si no hubiese sido por los centímetros de equivocación que hubo, si hubiese sido un beso no me hubiera quejado o hubiese fingido haberlo hecho.

— ¿Raphael sucede algo?

Veo a uno de los chiquillos llegar a mí, lo hago silenciar mientras le indico que Simón está cerca, lo arrastro lejos de ahí para indicarle de que no debe hablar para que me escuche con atención.

— ¿Qué has escuchado?

— Y...yo nada, no he escuchado nada— dice casi tartamudeando— pero por tu reacción me indica que es algo con Simón. Señor Raphael ¿Le gusta Simón?

Ambos nos quedamos callados, miro en pánico para ver si alguien más a escuchado lo que ha dicho, pero no hay nadie cerca, nadie podría habernos escuchado aquí, ni Simón, me relajo de nuevo pero no tanto como debería estarlo, si este chico sabe algo de mis sentimientos los demás deberían saberlos también.

— Señor no se sienta avergonzado, tampoco ocultarlo, los mejores hombres tienen la valentía de amar a otro hombre, como el gran brujo de Brooklyn de Magnus Bane, o el gran brujo Ragnor Fell, o hasta el Nephilim Alexander Lightwood y eso los hace mejores, la historia es marcada por hombres que son valientes de demostrar sus sentimientos. ¿Qué hay de que el jefe del clan y su mano derecha tengan sentimientos por el otro? Señor, nosotros le queremos y apoyamos.

Quiero decirle que estoy agradecido por sus palabras y su apoyo, tener a personas así es una fortaleza para seguir, pero que Simón no me corresponde los sentimientos, pero no puedo hablar, escuchamos a Simón acercarse hacia nosotros casi trotando, cuando nos ve sus expresiones se vuelven serias y trata de no mirarme a los ojos entonces susurra a penas.

— El lugar ya está listo jefe Raphael, ahora me voy a retirar a la cueva.

Su tono es mucho más brusco, mucho más cortante, no puedo decir nada porque ya se ha ido a pasos largos, no sé que estará pensando, pero de seguro lo está malinterpretando, veo como el chico alza los hombros y niega saber algo, es difícil entender a una persona, hasta yo lo sé, a veces mandan señales indirectas, a veces tan directa que te cuestiona si es lo que quiso decir, y otra veces solo no haces nada con eso que dicen de una manera no verbal.

— Eso son celos señor Raphael, voy a retirarme antes de que Simón quiera castigarme, solo tenga en cuenta mis palabras.

El chico se retira y me deja solo, comienzo a bajar hacia el sótano viendo el trabajo que ha hecho Simón, le ha dejado muy bien en todo los sentidos, una mesa con un mantel color vino, con un juego de té, a un costado hay una heladera de tapa visible funcionando, hay bebidas para Magnus dentro, y tres copas en la mesa con el juego de té, el ambiente huele a perfume, se me hace imposible sonreír a tan gesto, entonces el portal aparece y Magnus con Ragnor y Fran aparecen, el vampiro menor me saluda con la cabeza y corre hacia arriba gritando el apodo que le ha dado a Simón, los dos brujos se sientan en sus sillas mientras esperan que yo también lo haga, así comienza nuestra conversación.

— ¿Entonces? Qué el más viejo comience a hablar.

— Es todo un halago— responde Magnus— pero hoy no estoy para hablar de mi amorío con el Nephilim, saben ya todo lo que tendrían que saber ¿O quieren saber de mis intimidades? A garbancito no le gustaría que dijera eso, pero si queda entre nosotros pues no tengo penas en decirlo.

— No— le detenemos con Ragnor— tienes razón, no queremos saber, pero es ley que tú hagas los honores de comenzar. Eres el más grande.

La conversación va en múltiples direcciones, es la primera vez desde hace años que convivimos juntos de nuevo, sin estar tensos, sonriendo mientras la conversación toca algún punto vergonzoso, Magnus es feliz, Ragnor también lo es, y mientras los dos brujos lo sea, y yo pueda observarlo en libertad también lo seré. Tengo a las personas que quiero tener a mi lado. Las horas pasan, los tragos de té se intercambia por alcohol y Magnus junto a Ragnor se sueltan por el consumo, los brujos cuentan de cuál de sus amantes, porque Ragnor ha confesado que ha tenido intimidades con Fran, quien es mejor en la cama, Ragnor nunca ha sido de bajarse tanto de nivel y hablar como adolescentes, pero esta vez ha hecho la excepción.

— ¿Y tú pequeño Raphael, para cuando?— preguntan los brujos.

— ¿Para cuándo qué?

— Tu, y Simón, ya sabes— dice Ragnor explicando con sus manos— es hora ¿No?

— No queríamos decirlo antes, pero han sido muy obvio con sus sentimientos, es hora después de haber atravesado tantos peligros— alienta Magnus— eres Raphael Santiago, debes dar el primer paso y no como Ragnor que el pequeño vampiro lo hizo.

— ¡Ey!

Les cuento a los brujos lo que ha estado pasando últimamente, y lo que paso hace solo segundos, ambos hombres están casi en los cielos alentando de que es hora, ya que saben por lo que he pasado, más Magnus, el tuvo que presenciar cuando Isabelle jugo conmigo, o cuando me metí con la licántropo de Maia, como mi hermana pedía que yo encontrará el amor y salí herido, ellos saben y han buscado hace años que yo sea feliz, ahora al saber de mis sentimientos por Simón, porque no me preocupa ocultarlo a estas alturas, me alientan a seguir y decir lo que siento, pero no me siento preparado aún.

— ¡Oh! Mira la hora, Alexander estará muy molesto por haber desaparecido y no avisar— dice Magnus parándose— hoy tengo una comida en su casa junto a su familia.

Se retira quedándome con Ragnor a solas, este sigue tomando y hablando sobre el amor como si fuera algo importante, está contando de sus cortos amoríos y de algunos que fueron importantes para él, como Catarina con la cual corto sanamente después de una década, la relación no había funcionado para nada, no eran compatibles, no había diversión para Ragnor a pesar de que no sea amante de ello, pero tener una persona igual a él y tan cauta no le agradaba, pero a Catarina tampoco, ella adoraba más a los mundanos, así que terminaron bien y siendo amigos. 

Ragnor también habla del nuevo chiquillo que apareció en su vida, su visión es ambigua, me dice que es muy impulsivo, muy sentimental, muy dramático y exagerado, muy celoso en ocasiones inútiles, y a la vez muy agobiante, pero también es la persona más divertida que cruzo, que le ha hecho vivir cosas divertidas en tan poco tiempo, seguramente es el que durará más tiempo. Después de un tiempo Fran y Simón bajan hacia donde estamos, el vampiro de pelo rizado no tiene vergüenza y se sienta en las piernas del brujo, miro a Simón que me indica que el chico es un caso perdido.

— Estábamos pensando con Simón en buscarte citas Raphael— comenta Fran— pero he apostado con uno de los chicos del hotel, excepto Simón que se ha negado a coincidir, que si proponemos a una persona como la primera puede que funcione y todo florezca. Magnus y Ragnor de seguro que también pueden estar de mi lado.

— ¿Quien es la persona?— pregunto.

Aún no me agrada el chiquillo, lo encuentro irritable, pero ya es parte de la familia, del círculo de personas más importante de mi vida, es el amante de Ragnor, amigo cercano de Simón, y un vampiro que estuvo siendo participe en ayudarnos en nuestros apuros de peligro, puede que no me agrade pero no puedo decirlo, debo ser bueno con él. Veo como Fran sonríe a Ragnor que asiente con la cabeza para alentarlo a hablar, Simón en cambio no quiere que se diga, aunque no le hacen caso.

— Simón Lewis— dice Fran remarcando cada palabra.

— ¡Fran! Te dije que no lo dijeras— chilla Simón avergonzado.

Veo como Ragnor me mira como diciendo que no pierda esta oportunidad, puede que suceda, Simón quería buscar su pareja en el ámbito de los chicos, y ya no en el de las chicas, coincidimos en muchas cosas, nos llevamos bien, somos cercanos y a veces sabemos lo que piensa el otro, yo también quiero intentar una vez más encontrar a alguien a quien querer y cumplir lo que mi hermana me ha pedido, pero ¿Y si Simón no es el indicado?

— ¿Y si pierden que hay para ganar?— pregunto.

— Simón y tú serán libres del plan B— comenta Ragnor— liderado por Magnus.

— Está bien, entiendo, sabía que ustedes tres estarían en esto también— respondo para mirar a Simón— ¿Intentemos esa cita?

Simón parece por entrar en pánico porque está sin responder, mirándome fijo casi asustado, sin creerlo, lo sé, lo he dicho muy brusco. Solo es que quiero intentarlo y los chicos han dado la ayuda.

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