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EXTRAS
Magnus
Estamos una vez más acá en Alacante, no he visitado el mismo lugar dos veces en una semana, nunca en mi vida, pero acá estoy, un subterráneo que se está rodeando de estas personas que me consideran despreciables, me miran como si fuera un bicho raro y a pesar de que estoy más presentable que de costumbre ellos no disimulan a mirarme, con desprecio, aún pienso que deberían mirar al traidor que traemos atado con nosotros, ese hombre debería ser visto como la persona que es, un traidor, un monstruo que hizo cosas despreciable con nosotros. Suspiro y trato de mantener la compostura a esta intimidación que me están causando, nunca he mostrado mis inseguridades, soy el ser más genial que existe, pero soy una persona y no me agradan estas cosas.
— ¡Miren sus asuntos!— dice Alexander tan alto que todos los Nephilim siguen su camino— Te vez muy bien hoy para ser un brujo de ochocientos años.
— No debías hacer eso, yo puedo hacerlo solo, no me molestan sus miradas, la he recibido por muchos años. — le digo.
Sonrío por su gesto tan tierno para sentirme bien, y aunque le digo que no lo haga, a veces me gusta sentirme protegido y querido, he vivido por muchos años y con ellos también me he olvidado que era ser cuidado y mimado, siempre ocupe ese papel yo cuidar a las personas que estuvieran a mi lado porque yo soy mucho más mayor, pero Alexander desde que apareció, siempre estuvo ahí tratando de protegerme aunque sabe que tengo magia, dejo su timidez y orgullo de lado para cambiarlos por comentarios cursos y agradables, gestos cariñosos que los Nephilim no saben expresar.
Y por eso acá estoy con él, porque por primera vez todo ha cambiado y me siento especial, soy una persona especial para él y él para mí, creí que nunca lo diría, pero quiero que el tiempo desde ahora pasara tan lento que sea posible para poder disfrutar cada momento a su lado.
— Mientras estés a mi lado y yo vea estos comportamientos de otras personas hacia ti, haré lo necesario para que se acabe.
— Que digas eso me calienta mucho— susurro con picardía.
Y entonces toda la conversación cambia para ir a hacia otro rumbo, Alexander mira hacia todos lados esperando que nadie haya escuchado lo que dije, y se sonroja mientras niega con la cabeza, como diciendo que aquí no, que no siga cuando estamos en esta situación tan importante, no puedo evitarlo, molestarle es algo que me agrada mucho. Miro como Jace hace un gesto de disgusto indicándome que ha escuchado todo, cuando me mira le hago un gesto de que no es lo único que puedo decir, al mirar a Robert Lightwood, este está mirando el suelo y camina en silencio, estoy esperando que diga algo por tener a Alexander conmigo, en las noches en mi cama y siendo mío.
— Terminaremos este asunto cuando todo finalice garbancito— susurro en el oído de Alexander.
— ¡Aléjate de mi hijo, ser despreciable! No lo contamines, eres un ser inmortal, no puedes estar con un mortal, tu don del infinito tiempo lo hará vivir en angustia.
Alexander tira de la cuerda y lo hace caer al suelo de rodillas, Jace que ha estado caminando detrás se detiene y da la espalda para no ver, sé que le duele ver a un hombre que lo crio en esta situación, pero si hace algo estaría traicionado a su Parabatai después de que le pidiera que confiara en sus actos, un Parabatai jamás cuestionaría los actos que el otro hace, porque sabe que lo que haga está bien, como en este caso, ese hombre que está en el suelo es una desgracia para todos, aunque me duele que Alexander tenga que enfrentar esto, entregar a su padre a su muerte.
— Esos son mis asuntos, tú deberías encargarte de los tuyos, el poco tiempo que te queda.
— Eres mi hijo, y me tratas de esta forma, estoy tan decepcionado de tus actos.
— Eres el menos indicado para hablar de esto, hiciste muchos daños, nos usaste mintiendo que la clave te lo había pedido, hicimos trabajos despreciables, no tienes el derecho a dirigir la palabra, no tienes el derecho de ensuciar y poner en peligro nuestro apellido. No eres un Lightwood digno.
Alexander lo vuelve a levantar y cuando llegamos al lugar, me quedo afuera con Jace por órdenes suyas, él solo entrará a entregar, y me siento fascinado como él Nephilim ha endurecido su corazón para ser capaz de entregar a su propio padre por daños causados a subterráneos como nosotros, me parece fascinante saber que sea un Lightwood el que esté haciendo cumplir las órdenes.
Entonces se escuchan gritos, los gritos de Robert mientras lo están exiliando de sus marcas y después nada, todo queda en silencio, Jace traga con fuerza y dice unas palabras muy por lo bajo, pero se nota lo suficiente para saber qué ha sido una despedida a aquel hombre. Una hora después Alexander es quién sale, su cara está mojada de lágrimas y no duda en abrazar a su Parabatai, me duele ver esta escena tan triste, aunque estoy feliz por aquella muerte.
— El cuerpo ya ha sido cremado, no hay ceremonia para un traidor— dice Alexander mostrando el frasco que trae en su mano— lo llevaremos al instituto, por lo menos ya no hará daño.
— Vayámonos antes de que se haga más tarde— susurro— ya no hay más nada que hacer aquí.
Desde hoy comienza la Era de Alexander como cuidador de Brooklyn, y yo lo ayudaré a que los subterráneos no teman más.
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