(37)
Raphael.
— Ella no va, retengan a esa chica aquí mismo, su presencia trae desgracias a mi vida y la de Simón ¿No les digo que quiso matarle hace dos semanas? — le digo a Jace y a Alexander.
— ¡Yo iré con ustedes! — chilla.
— No irás— remarco.
Estamos tardando tiempo por esta decisión, no quiero que esa pelirroja vaya con nosotros porque no confió lo suficiente para tenerla cerca y más donde vamos, toda mi atención cuando llegue a aquel lugar va a estar en Simón y matar a todos los que estén ahí, no estoy para soportar un drama porque una chiquilla con su cabeza contaminada de reglas ridículas haga que todo se empeore.
Veo como Alexander asiente a mi decisión pero el otro Nephilim no quiere. Magnus usa su magia para atarla de pies a cabeza y hacer que Catarina con Madzie vengan a cuidarla, un movimiento en falso y estará muerta. Saludo a Catarina y me pide que rescate a aquel chiquillo travieso, sé que todos quieren a Simón como yo lo estoy haciendo.
— No voy a esperar a que se decidan, si Raphael pide que se atara así será, Simón tiene los minutos contados. Y esto es la misión de Raphael— dice Magnus.
— Antes de irnos, deseo algo más— digo para mirar a todos los Nephilim— si veo a Simón en una situación que no me guste, no espero que me interrumpan en matar a los causantes, no espero que me culpen por matar a Lightwood. No esperaré piedad, tampoco me importa que piensen, si Simón está herido o mal no tendré piedad.
No espero ninguna respuesta de su parte, tampoco quiero escucharlos decir que no, señalo a Magnus que haga el portal ya, todos a mis alrededor saben que no estoy jugando, no estoy de humor para jugar en esta situación tan importante que se trata de alguien que quiero. Soy el primero en pasar por el portal sin esperar a los demás, ya hemos perdido mucho tiempo aquí, entonces al cruzar me encuentro en una alcantarilla, como un sótano, y frente a mi vista las dos primeras personas que han ganado su propia muerte, siento como vienen mis acompañantes detrás de mí.
— Me encantaría encargarme de ellos— les digo— pero creo que ustedes Nephilim merecen divertirse también.
Lilit y el Nephilim Raj se han preparado para luchar aunque saben que no tendrán ninguna salida, están viendo su propia muerte en mis ojos, entonces miro a los dos Nephilim que me acompañan y asienten sacando sus espadas para luchar también, Magnus les susurra a ambos Nephilim que vayan por los traidores como he ordenado porque si lo hago yo no será nada bueno, yo seguiré mi camino y pasaré por aquella puerta para encargarme de lo que está dentro.
— Si pueden, y no les gana la fuerza, hagan sufrir a esa chica que ha traicionado a los subterráneos. Diviértanse. Magnus volveré en un momento.
Los dos Nephilim se me adelantan y atacan, no es cuestión de tiempo para que me dejen espacio para pasar, veo como Lilit pide piedad cuando es atravesada por una espada que está haciendo que su piel comience a tornarse azul violeta, solo la miro antes de darle la espalda, no le voy a dirigir la palabra, ella se ganó esto, ella quiso hacer sufrir a mi Simón, colaborar para traerlo aquí, ella merece esto y mucho más.
Abro la puerta sin mirar atrás y siento mis colmillos salir por lo que estoy viendo, mi mirada se ha posado en Simón en aquella camilla, con esos dos tubos sacando sangre de su cuerpo, su cara moreteada y a punto de quedar inconsciente, esto es más de lo que imaginaba y eso me molesta, me molesta mucho, entonces miro el cuerpo en el suelo y después a Robert Lightwood que también me está mirando. Este hombre se ha pasado de la línea, este hombre no vivirá mientras yo estoy acá.
— Raphael— susurra Simón.
Y eso me enfurece más, nadie se digna a hacer daño a mi Simón mientras yo esté con vida.
— Espera ahí Simón, te sacaré de ahí en un instante, primero me encargaré de quién te puso en peligro.
Simón está débil, en cualquier momento puede desvanecerse si no le saco eso de sus brazos, tengo que mantenerlo consciente por unos momentos hasta que pueda hacer algo, los frascos que están cerca ya están casi llenos eso significa que ha perdido mucha sangre, mataré a Robert más rápido de lo que piensa.
— Deja un poco de sangre para mí.
— Trato hecho pequeño. — digo con una sonrisa.
Entonces cierro las puerta detrás de mí y veo como Robert saca sus espadas, sabe que tendrá que luchar no hay otra salida más que esta puerta, y yo estoy interponiendo en ella, Simón me está mirando, parece aterrado y preocupado por mí, aunque no entiende que yo lo estoy más por él, por la condición que lleva.
— Nunca, nunca debes arrebatar de mi lado lo que es mío, quien lo haga le irá mal.
— Los subterráneos nunca ganan, te mataré.
Entonces se lanza hacia donde estoy seguro de que podrá matarme, yo solo estoy sin nada para defenderme, y por eso trato de que no pueda tocarme con esa espada serafín, miro a Simón y no lo veo moverse, tengo que mantenerlo despierto, pero no puedo luchar y ir por él a la vez. Tengo que hacerlo hablar, tengo que hacer que se mantenga consciente a pesar de que esos tubos están sacando toda su sangre. Puedo suponer que Robert Lightwood ya ha tomado de ella, porque está más joven de la última vez que lo vi, una vez que lo beba puede crear una adicción. Entonces siento como arde en mi brazo derecho, me ha lastimado, el Nephilim parece feliz por eso, pero eso acaba al instante cuando puedo lograr quitarle una de las espadas con un movimiento rápido y hábil.
— Simón, Simón— lo llamo— cuéntame que ha sucedido mientras yo no he llegado.
Lo veo moverse y eso me tranquiliza, Simón casi susurrando me cuenta entre palabras que ha matado al brujo que está tirado en el piso, aunque sus palabras son confusas y no tiene sentido lo que va diciendo en el medio, está hablando de superhéroes, magias de un videojuego y de un suceso de otoño de su niñez, habla de amor y repite mi nombre, no está muy consciente que digamos, está comenzando a delirar por toda la pérdida de sangre, y yo no puedo escucharlo bien, Robert está atacando con la espada que le queda dándome heridas superficiales a penas, es ágil y rápido, no puedo llegar a lastimarlo.
— Espera un poco Simón, traeré ayuda para ir por ti más rápido.
Aunque quería hacerlo solo, aunque quería acabar con Robert no estoy lo bastante concentrado cuando Simón está en esa situación, como puedo abro la puerta viendo como la espada pasa muy cerca de mi donde se incrusta en el aire, la magia de Magnus aparece en nuestro campo de visión y Robert cae hacia atrás pegando con una pared, el brujo y Alexander se encargan de entrar, Jace aún parece estar encargándose de hacer sufrir a las personas que están afuera.
— Se que te quieres encargar tú de esto, pero Simón te necesita— me dice Alexander— confía en mí, a pesar de que sea mi padre, haré que el exilio pase a una sentencia de muerte.
Magnus me asiente con la cabeza, diciendo que confíe en él, miro al Nephilim asintiendo, Alexander no va a ser capaz de fallarle a su novio, tampoco es capaz de mentir en esta situación, ambos van hacia Robert y yo voy hacia Simón casi de inmediato, me encargo de sacarle los tubos y sacar la aguja de uno para que la sangre comience a bajar, Simón está tratando de mantener los ojos abiertos, pero no tiene la suficiente fuerza, abro sus boca y veo sus colmillos afuera, está luchando por seguir, meto un poco el tubo en su boca para que comience a entrar y pueda beberlo, pero no está tragando.
— Vamos Simón, estoy aquí, vine a salvarte, tienes que ponerte bien, por favor toma el líquido.
Acaricio su cara que está con moretones, su ropa tiene manchas de sangre, no quiero tratar de imaginar que ha sucedido antes de que llegará o enserio iré y mataré a aquel hombre ahora mismo, Simón lucha entre abrir sus ojos y mirarme, ya que le estoy hablando para que tomé, ha perdido mucha sangre, y es difícil que en un vampiro se regenere, somos cuerpos muertos, así que tiene que alimentarse para volverlo a tener en su organismo, la sangre está comenzando a caer por las orillas de los labios por qué no está tragando, y me estoy asustando mucho por esto.
— Simón, soy yo, Raphael, tu amigo, la persona que desde estos meses que nos conocemos se ha encargado de cuidarte bien, por favor toma está sangre, tienes que estar bien. Si no lo haces no podremos estar juntos nunca— susurro para nosotros dos— por favor Simón, ya eres parte importante de mí para perderte ahora.
Entonces Simón reacciona y comienza a beber, sonrío porque de seguro me pudo escuchar y reaccionar, Simón me sorprende cada vez más, es un buen chico, es valiente, fuerte, capaz, hoy se ha lucido a sobrevivir una vez más, a ser fuerte hasta que todo acabará, a poder reaccionar y mantenerse consciente mientras yo llegara a él, este es el Simón que he conocido en estos meses, un poco miedoso, si, tiene hábitos aún de mundano también, fue ayudante de los Nephilim por desgracia, pero es el mismo chico que me salvo siendo mundano, y quién se gano una parte importante de mi, lo protegeré todo los años que tengamos para convivir juntos.
— toma despacio, aún tienes mucha sangre tuya que beber.
Ha pasado una hora aproximadamente y Simón, a fuerza ha bebido los dos frascos, de por medio se ha quejado de que se siente lleno, de que no quería más, pero lo obligue a hacerlo, Magnus se ha ido junto a los dos Nephilim de inmediato a Alacante con el capturado, y en su lugar han llegado Fran y Ragnor para acompañarnos, el polluelo no ha dejado de estar abrazándose a Simón diciendo el miedo que tuvo al pensar que lo matarían, también descargo su odio quejándose de Lilit y de que no pudo matarla, o que los Nephilim no son más que basuras, y que su cara parece más morada que blanca oportunidad los golpes recibidos, el chico ha sido silenciado por Ragnor después de unos minutos de desahogo por mi petición, ya que Simón no se siente bien del todo y le debe doler la cabeza.
Cuando Simón ya se encuentra estable, rompo las esposas que tiene en su muñeca viendo cómo estás están lastimadas, trato de no dar tantas importancia o nos quedaremos aquí por más tiempo, lo voy a hacer curar con Catarina una vez vuelto a casa, lo alzo una vez más en lo que lleva nuestro encuentros y paso por el portal que Ragnor ha hecho aparecer para volver a la casa de Magnus, ahí están todos, Madzie que está hablando con la Nephilim, Catarina que estaba leyendo un libro pero lo suelta a vernos, dejo a Simón en el sillón en el cual este se sienta, sus heridas están comenzando a curarse, pero es mejor comprobar que está bien.
— Catarina, a pesar de Simón perdió mucha sangre y le di de beber lo suficiente necesito comprobar que está bien.
— Tus heridas tampoco se ven bien— responde mientras se encarga de Simón— Ragnor, por favor cura sus heridas, si son armas Nephilim, a pesar de que lo han raspado necesita ser limpiado de sus contaminantes antes de que se infecte.
Así que estamos los dos, Simón y yo sentados juntos mientras ambos brujos nos curan, siento los dedos de Simón tocar mi mano y me siento aliviado de tenerlo de nuevo aquí, conmigo, en casa a mi lado, y a pesar de que no pudimos vengarnos y matar a Robert, sé que aquel Nephilim que ama a Magnus lo va a hacer por nosotros. Después de un momento la pelirroja es soltada de donde está y viene hacia Simón preocupada y yo solo observo todo en silencio.
— ¿Estás bien?
— Si, gracias por preocuparte Nephilim.
Eso es lo único que dicen, y ella se aleja para volver hacia donde está la pequeña Madzie, los brujos también se van y se llevan a Fran con ellos, quieren conversar o solo quieren darnos espacio, nunca sabré lo que estarán pensando.
— ¿Podemos llamar esto una aventura familiar?— me pregunta Simón con una sonrisa— ¿Un rescate tardío? Oh, eso, me estaba olvidando ¿Por qué jodida mierda tardaste tanto? No vez que mis heridas son por querer buscar tiempo.
— Sigues vivo, así que cumplí mi misión de salvarte— le respondo— y si quieres una explicación, tardamos porque no quería llevar a la Nephilim conmigo.
— ¡¿Solo por eso?! Yo en ese tiempo que estabas haciendo un capricho tuve que matar a un brujo, recibí golpes de Lilit y Raj, un cuchillazo y golpes de Robert que casi me dejan inconsciente, y no solo eso me trataron de drenar sangre dos veces. ¡Agh este vampiro!
Entonces ambos nos miramos, en silencio y comenzamos a reír de inmediato.
— Cuéntame con detalles tus actos heroicos, no puedo creerte que hayas hecho eso, tengo que comprobar que es verdad— provoco.
— Escucha con atención Santiago, lo que vas a oír te va a tirar de dónde estás subido, porque verás que soy mucho más grandioso de lo que imaginas.
"Si, este es mi Simón."
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