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(27)

Raphael.

Dejo a Simón en el suelo cuando entramos a la sala, Magnus se levanta de inmediato mientras revisa al polluelo por todos lados, pero cuando no encuentra ninguna herida lo abraza con fuerza, el brujo se ha asustado mucho, más cuando se ha encariñado tan rápido con el pequeño, Simón parece sorprendido por aquella reacción pero le devuelve el abrazo, me incomoda esta situación y quiero separarlos ahora ¿Por qué se abrazan por tanto tiempo? Sé que Magnus está así porque cualquier persona joven que aparece a su vista y no le llama la atención de una manera romántica lo considera como un hijo o hermano, como yo o Ragnor, pero no tiene que hacer esos afectos tan demostrativos.

— Magnus, deja de abrazarlo— murmuro—. Él está bien, a salvo.

— Me asusté mucho, Alexander me dijo lo que sucedió, espero no ver a esa chica nunca porque me la va a pagar. Con mis niños no se meten.

Magnus me ignora y habla con Simón aún abrazado, este intento separarse pero el brujo lo tiene bien agarrado, pero después de un momento lo deja y lo mira mientras deja escapar un suspiro, al parecer si se ha asustado, coloca una mano en el hombro de Simón y yo ya estoy más que incómodo, y no entiendo porqué razón, no es como si fuera la primera vez que siento está incomodidad, si cada vez que veo que Ragnor o Fran también lo tocan de manera inconsciente la incomodidad se posa en mi y quiero decirles que dejen de hacerlo, cuando la Lightwood lo toco en su visita repentina tuve que huir de ahí ¿Será porque es mi mano derecha? Nunca he experimentado tener una mano derecha, y puede ser la razón, pues una mano derecha es como un amigo muy íntimo que se tendrá para todo, aunque aún no hablo con eso con Simón.

— Magnus, estoy bien, Raphael estuvo ahí. No te preocupes, no me voy a acercar más a Clarissa, y no me meteré en más problemas.

— Uy si hubieses visto a Raphael cuando te fuiste, ya estaba detrás de tus pasos— se burla Magnus.

— Magnus.

Si le permito seguir hablando pasaré mucho vergüenza por sus palabras, no me siento muy bien de mis acciones hace unos momentos atrás, cuando Simón se estaba yendo, ahora que lo pienso exagere un poco, estaba por entrar en crisis al pensar que cuando el polluelo saliera de la casa ya lo matarían, no fue tanto que se fue que salí detrás de él para vigilar que nada les sucediera. Veo como Magnus asiente y sonríe mientras coloca un dedo en su dedo como indicando que va a hacer silencio.

— Gracias a ambos, mi vida ha cambiado mucho con ustedes.

Simón camina hacia la cocina de una manera encorvada mostrando que sus ánimos no son del todo bueno, me quedo con Magnus quien parece estar interesado por el estado de ánimo del pequeño, yo también lo estoy, hemos visto que su estado de ánimo es mucho más intenso por su condición en su sangre, así que tendremos que hacer algo para que no le afecte tanto, estoy pensando si los Nephilim saben de esta condición que tiene el polluelo.

— ¡Agh! Esa niña, estoy muy molesto, podría ir y convertirla en un ogro como su corazón— dice Magnus.

— Esta bajo el mandato de Robert Lightwood, que le debe haber llenado la cabeza— le digo— escuché que consideraba a Simón como un usurpador del cuerpo de su mejor amigo, un monstruo, esas son palabras de esas personas.

— Pero lo bueno es que el salvador Raphael fue en la salvación de su amado, eso fue hermoso.

— ¡¿Qué dices?! Cállate.

Veo como Simón se acerca hasta el umbral mientras el contorno de su labio está manchado de un color carmesí de la sangre, nos mira de una manera rara y lleva su mirada al cielo para caminar hacia nosotros sin siquiera limpiarse el desastre, cuando menos quiero pensarlo ya estoy sacando el pañuelo de mi saco y estirando mi mano para llegar a su cara, pasando el pañuelo por su labio viendo como me mira sorprendido, y Magnus también lo hace. Cuando me doy cuenta saco mi mano sosteniendo el pañuelo y bajando la mirada avergonzado.

— ¿Qué... qué rayos fue eso Raphael?— murmura Magnus.

— Tiene manchado con sangre. Trate de limpiarlo, como vampiro mayor con su polluelo, no sabía que sería incómodo.

Alzo la mirada observando cómo Simón me está mirando con una pequeña sonrisa, me saca el pañuelo de mi mano y se limpia mientras se va hacia la cocina con rapidez, dejándonos solos una vez más. Miro de mala manera a Magnus que tapa su boca con su mano tratando de no dejar escapar una risita traviesa por lo sucedido, puedo verlo disfrutar de estos momentos, lo alimenta poder tener espectáculos así frente a él, y desde ahora me recordara esto por lo que resta de nuestras vidas, porque yo, Raphael Santiago he tenido un fallo frente a sus ojos, y no uno normal, sino uno con otra persona, un chico y de una manera muy íntima, algo que no he hecho nunca.

— Tengo que seguir a Simón, no puedo no preocuparme por él ¿Y si le sucede algo? No me lo perdonaré, no puedo perder a mi polluelo— se burla Magnus imitándome.

Puede que lo haya hecho, puede que haya exagerado un poco al hablar en alto hace algunas hora, pero no tanto como Magnus lo está haciendo ahora, me está dejando en ridículo, si escucha alguien esto pueden hasta mal pensar que me gusta el polluelo cuando no es así, es una preocupación fraternal, nada más que eso, Simón siempre me recordó a uno de mis hermanos por su personalidad, no hay nada más que eso, no hay nada que pensar o burlarse.

— Piensa un poco mi Raphita, piensa lo que siente, no es malo amar, tampoco enamorarse, si yo fuera tu hasta me casaría con ese chiquillo, te salvo la vida dos veces, puede tocarte sin que te molestes y causa sentimientos en ti que tú mismo quiere negar, además es un polluelo especial— dice esta vez Magnus más serio— te lo digo como tu gran amigo, juro por mi vida que ustedes sienten algo ¿Por qué no seguir la corriente y así tener un amor en estos momentos tan oscuros?

— Magnus, cierra la boca, ve y busca al Nephilim y vete a dormir.

Magnus se despide mientras ríe, y yo me quedo ahí solo aturdido, para el brujo esas palabras no pueden ser nada, más que una broma o palabras sin sentidos, pero para mí es otra cosa, es mas algo que me hará pensarlo una y otra vez, porque yo también tengo dudas sobre lo que siento, porque sino sintiera nada esto no me afectaría, porque no haría gestos tan delicados por él. 

No me importaría ni un mínimo de que lo que haga, si quiere morir pues unas palabras de despedida y cero problemas, si se lastima se la puede arreglar solo, si tiene problemas o cambios de emociones no es algo que tenga que ver conmigo, puede solucionarlo después de unos golpes, pero esta vez no puedo, estoy mucho más dócil con este polluelo. Camino despacio hasta el umbral de la cocina y miro con discreción hacia adentro mirando como Simón me está dando la espalda, un poco de su remera va levantada y deja ver parte de su piel, tapo mi boca porque los colmillos han salido sin razón alguna ¿Qué sucede? ¿Por qué me sucede esto después de las palabras de Magnus? ¿Ha hecho algún tipo de magia? Lo matare si se ha dignado a usar magia en mí.

— Estoy solo, voy a estar siempre solo, nadie me quiere, ni mi mejor amiga porque soy un subterráneo, si antes no conseguía cariño por alguien ahora ni podre soñar con ello— murmura para sí Simón— ¿No era que la transformación iba a beneficiar y me haría más guapo para las personas? ¿Acaso soy el único con mala suerte?

— No eres horrible Simón, un vampiro desde que se hace polluelo renace en una hermosura mágica para los ojos de los humanos y los subterráneos fuera del clan, lo que te falta a ti es seguridad.

Veo como el menor se da vuelta y me mira entre sorprendido, triste y avergonzado porque sabe que lo he estado espiando y no se ha dado cuenta, no ha estado alerta, me acerco a él mientras sonrío, me siento a su lado y lo miro, este me mira asustado por mi cercanía, pero tengo controlado mis movimientos esta vez, no haré nada que pueda sobrepasar su espacio personal, lo veo como relaja sus hombros y tira la cabeza entre sus manos que están apoyada en la mesa para detener el posible golpe, deja escapar un pequeño grito de frustración y después vuelve a mirarme.

— Me faltan muchas cosas Raphael, me falta seguridad, valentía, carácter, sentido del peligro y hasta creo que un poco de insensibilidad porque todo me afecta, no puedo ser suficiente para nadie, hoy me dejo mi mejor amiga porque soy un monstruo, no conseguiré pareja nunca en mi vida porque estoy encerrado aquí, y para completar el pastel de la torta estoy jugando contigo a quien salva más que el otro. ¡Oh, espera! para finalizar, soy un vampiro especial y raro.

Dejo escapar una risa y le acaricio el cabello, una persona tiene que tener prohibido ser tan adorable y más cuando está en la miseria, no puedo resistirme a que sea así, parece un cachorro pidiendo cariño, me gustan los cachorros ¿Significa que me gusta Simón? este me mira avergonzado y buscando una explicación a mis actos tan descarados, sé que tengo que darme cuenta que necesita su espacio personal, pero si él ha roto ese espacio al tocarme tantas veces, yo tengo el derecho a también ha hacerlo, sueno tan ridículo y cada vez mas pienso si esto no es obra de Magnus, porque me siento extraño, si lo llega a ser y digo algo raro ahora mismo, lo matare.

— Creo que nosotros nos cruzamos para salvar del peligro al otro ¿No lo crees? ¿Cómo se llama a eso? ¿Destino?

"Oh mierda ¿Eso lo dije yo?"

Simón me toca la frente preocupado, está muy cerca, y a pesar de que sabe que los vampiros por estar muerto no sufrimos esos tipos de enfermedades, juega conmigo porque cree que para decir estas palabras puedo estar sufriendo algo, lo único que sé es que las palabras salen sin ser pensadas y estoy sufriendo una humillación muy grande.

— Estas bien, no hay nada raro— me dice Simón— así que tomare lo que dices como un consuelo y un motivo para mejorar mis ánimos, gracias Raphael, si es el destino, entonces agradezco por tener una persona que me levanta de las miserias sin esperar nada a cambio.

Me da un beso rápido en la mejilla y sale trotando hacia los pasillos, yo voy por el lado contrario hacia donde está la habitación de Magnus, no espero a golpear solo entro viendo como esta acurrucado en los brazos del Nephilim, quienes se sobresaltan a verme, llego hasta donde está el brujo quien le dice a Alexander que no haga nada por lo que va a presenciar, ya sabiendo a que he venido, lo agarro del cuello con una fuerza muy débil para no hacerle daño y así poder hacerle que se arrodille en la cama, mostrando que está en bóxer, deja escapar una risa entre nerviosa y traviesa diciéndome que tenga piedad, lo suelto y cuento hasta diez para no hacer nada de lo que me arrepienta, nadie le gana a Magnus pero me deja que lo trate así, esto se tiene que arreglar hablando. El Nephilim está quieto mirando todo en silencio y un poco preocupado por su amante.

— ¿Qué me hiciste?

— ¿Paso algo?— responde con otra pregunta— ¿Sentiste algo? ¿Dijiste algo?

Miro al Nephilim de reojo porque no debería estar escuchando esto, pero asiento casi a penas, sentí muchas emociones que me abrumaron por completo, mis acciones y palabras fueron por impulso y me duele el pecho, estoy ansioso y nervioso, y el beso que Simón ha dejado en mi mejilla parece arder.

— ¿Y si te digo que puse algo en la bebida de Simón que va a hacer que ciertas personas que tienen un afecto por el polluelo comiencen a sentir cosas raras?

— ¿Quieres que te mate?

Veo como el Nephilim recibe un llamado, cual responde al instante, habla en susurro y no le doy importancia, discuto con Magnus por seguir haciendo experimento con mi polluelo, porque se lo prohibí y no me hizo caso y porque tendré estos comportamientos hasta no sabe cuándo, no sé si pueden empeorar, o si van a ser temporales. En esta casa nunca se puede mantener un poco de tranquilidad, porque si no son los Lightwood es Magnus que está arriesgando a todos por su insistente ganas de experimentar. Veo como el Nephilim comienza a vestirse apurado, llamando la atención del brujo, este trata de detenerlo.

— ¿Sucedió algo?— Pregunta Magnus.

— Jace me llamo de urgencia, Isabelle comenzó una pelea de la nada con la mano derecha de los hijos de la luna por Simón. Debo ir a detener esto, antes de que sea peor.

Magnus le hace un portal y este desaparece a los segundos, Magnus me mira una vez con esa cara pidiendo piedad por su vida, porque sabe lo que acaba de hacer, trae más problemas encima.

— Al parecer tienes competencia— bromea.

— Esto no queda acá. Te matare si alguna de esa toca a mi polluelo.

Una vez más vuelvo a tapar mi boca por lo que acabo de decir, maldigo tanto a Magnus Bane, lo maldigo mucho. 

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