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(26)

Simón.

Raphael está sentado delante de mí, estoy con la mirada baja pero puedo sentir como su mirada está enfocada en mí para intimidarme, yo no he hecho nada malo, no del todo. Si iba a salir, sin pedirle permiso a Raphael porque sabía que me diría que no, pero no para hacer nada malo, solo quería hablar con Clarissa, aún a pesar de todo sigue siendo mi mejor amiga, conoce hasta lo más mínimo de mi que con solo mirarme podría saber que estoy pensando, necesito hablar con ella como los viejos tiempos, nunca he sido bueno para despegarme de cosas buena de mi vida, Clary ha sido una de ellas, desde pequeño que estuvo a mi lado, solo necesito saber que este conflicto no nos separara, sé que Robert Lightwood tiene problema conmigo, pero eso no debe interferir en mi amistad con ella.

— ¿Entonces?

Alzo un poco la vista para verlo como está esperando por una respuesta, sus facciones de la cara están neutras, está relajado y eso da miedo, Raphael luce como un joven terrorífico que en cualquier momento puede atacar y matarme sin ningún esfuerzo, puedo imaginarlo como esos vampiros en las películas, con miradas rojas de ira, colmillos afueras y sonriendo de una manera divertida sabiendo que soy su presa y que moriré sin luchar.

— ¿Y entonces...?— repite— ¿Mantendrás silencio como un niño pequeño?

"No soy un niño."

— Iba a ir a hablar con Clarissa, la Nephilim— le enfrento— es mi mejor amiga, necesito hablar con ella, la extraño ¿No puedo extrañar a mi mejor amiga? Tú harías lo mismo si Ragnor o Magnus estuvieran lejos.

Veo como se tira hacia atrás en el sillón y pasa ambas mano por su cara, pero ha durado solo segundo, porque ha vuelto a su postura y sus ojos avellanas me miran fijo, y yo solo no sé qué hacer, me siento como si fuese incapaz de moverme ¿Acaso esto es algunos de los trucos para meterse en mi cabeza y negarme a ir? Aunque no siento nada, más que un cosquilleo cerca de mi pecho y como baja por mi estómago como un simple cosquilleo.

— Si quiere ir ve, no te negare eso, es tu vida, eres adulto y sabes que vas a hacer con ella, pero soy tu tutor en estos momentos ¿Acaso no vez que no debes ocultarme cosas? ¿Parezco que soy una persona mala?

Su voz es suave pero con un tono seco, como si estuviese decepcionado de mi actitud y mi poca confianza hacia él, y eso parece como un puñal atravesando con lentitud por mi estómago pero con fuerza, sé que he hecho algo malo, siempre hago algo malo y nunca me doy cuenta hasta que ya está hecho, y lastimo a personas como ahora mismo.

— No quise...

— No digas nada, no esperaba que nadie lo hiciera, pues soy Raphael Santiago ¿No?

— Raphael, lo siento, yo no quise hacerte sentir esto.

— Silencio— murmura— no sabes ni lo que dices, no siento nada por tu desconfianza, estoy decepcionado que un polluelo con el tiempo que lleva adopte aptitudes tan irresponsable para el clan. Avísame cuando te vayas, así espero con paciencia la noticia de tu muerte.

Se levanta para irse a la biblioteca del mismo lugar, buscando algún libro para leer, aunque no creo que lo esté haciendo, porque se nota tenso, y yo soy el causante, quiero pedirle disculpas, tiene razón en todo lo que ha dicho, pero tengo un presentimiento de que nada me pasará, es Clarissa, mi mejor amiga desde pequeño, ella jamás me haría daño, si somos como hermanos ya, no sería capaz de lastimar a un ser querido a pesar de la situación que estemos atravesando, de esta línea delgada que hace separarnos un poco, tampoco dejaría que nadie me hiciera daño, ambos nos defenderíamos con uñas y dientes, y sé que solo ahora está confundida, debe comportarse, pero si me llega a ver recordará todo lo que hemos vivido, no me va a lastimar, somos la única familia del otro. 

Raphael vuelve a sentarse en el sillón con un pequeño libro entre sus manos, no me mira, su cuerpo está ubicado de una manera que no se posiciona para mirarme y eso me molesta, quiero su atención.

— Raphael— le llamo.

Pero parece ignorarme, ni siquiera ni un movimiento, sus labios se mueven mientras lee, y sus ojos recorren las hojas de aquel libro, pero me ignora y eso me molesta, mucho, no quiero que me ignore, soy su salvador y su mano derecha, tendría que tener un poco más de respeto por mi y no comportarse como niño.

— Raphael— repito una vez más.

Nada, nada de nada, me ignora por completo. Me levanto y camino hacia dónde está él quitándole el libro, sonrío a ver qué ahora sí su mirada está en mi, pero no una mirada agradable, está molesto por este comportamiento maleducado de mi parte, pero es de la única manera que puedo tener su atención. 

Veo como tiende su mano esperando que entienda que quiere su libro de nuevo, pero me niego, si va a comportarse como un niño y ignorar por algo tan mínimo, entonces yo puedo ser el doble de niño y hacer esta travesura de molestarlo un poco más, pero algo sale mal porque siento un golpe en mi estómago que me hace caer sobre la mesa ratonera que está en el centro del cuarteto de sillones y siento como pego de espalda con el vidrio que ha sonado como si fuese a quebrarse, el libro sigue en mi mano que se lamenta por estar en esta situación en estos momento, y Raphael se mueve hasta arrodillarse a lado de mi cabeza para mirarme, me quita el libro y me da un golpe con ello en la cabeza.

— No estoy de humor para soportar tus juegos, deberías escribir tus últimas palabras, esta es tu última noche y todos merecen hacer algo bueno antes de que suceda.

Se vuelve a sentar en su lugar para abrir el libro de nuevo, me siento en la mesa mientras estoy sobando mi espalda que me ha dolido, miro a Raphael un poco triste, yo no quería esto, me molesta, él me hace enojar porque me afecta que me diga que voy a morir y él no vaya a hacer nada ¿No soy importante para él? Creí que lo era.

— Lo haré, pero no estarás en ella, maldito vampiro amargado.

Me levanto y me siento en el sillón cruzando mis piernas mientras aprieto mis manos con fuerza el sillón, debería irme a mi habitación con mi frente en alto, pero no quiero, quiero pelear con Raphael, quiero que diga todo lo que tenga que decir, que diga que no le agrado, que diga que se alegra que vaya a hacer esta irresponsabilidad para hablar con una Nephilim, si esta es mi última posible noche como él dice, entonces que lo haga, que diga todo lo que tengas que decir.

— Tampoco quiero estar en ella ¿Acaso soy cercano a ti? Solo soy tu tutor que está feliz de que esta noche te irás.

— ¿Estás... feliz de que vaya a mi posible muerte?

— Sí, estoy muy feliz, voy a lidiar con uno menos— murmura molesto.

Ambos nos quedamos callados, no sé si se ha dado cuenta de lo que ha dicho, le he contado mis inseguridades, mis miedos, lo que traigo de mi vida mundana, y ahora mismo me está tratando así, como un niño tonto que estaba esperando por deshacerse, nunca me considero como su mano derecha, solo trato de fingir para que mi ánimo no bajará, en realidad si me considera un inútil como lo hicieron los Nephilim, todas sus palabras son puras mentiras. 

Fingió que estaba avanzando, fingió que yo era bueno, siento como en mi mano algo frío cae, miro y veo como gotas, que caen por mis mejillas, refalan sin discreción hacia mis manos, estoy llorando, una vez más por escuchar este trato, estoy llorando frente a Raphael Santiago, esta es la humillación más grande que estoy recibiendo.

— Simón...

— No te preocupes, este niño inútil no te molestará más, gracias por todo.

Me levanto para ir hacia mi habitación, al parecer creí que estaba formando una amistad, que tendría una familia, que Raphael podría ser un gran amigo si seguíamos como íbamos, pero me equivoqué ¿Yo, un buen vampiro? ¿Ser su mano derecha? Eso sólo son ilusiones mías, parece que estaré solo, para cualquiera no soy más que un inútil, un traidor, alguien bueno para nada, mi futuro será este, hacer nada, vivir en la miseria, y con mis inseguridades creciendo un poco más cada día.

Pasan las horas, veo como el atardecer cae a través de la ventana de la habitación, no voy a retractarme e iré a verla, si esta es mi muerte no me escaparé, no tengo nada que perder tampoco, por lo menos lo último que haga es hablar con la persona que estuvo conmigo estos últimos años, cuando el sol ha caído por completo, termino el vaso de sangre que me ha traído Magnus, me cambio de ropa y salgo de la habitación. Raphael no está en los pasillos, ni en la sala, Magnus dice que está en su habitación, no va a despedirme, como dijo, esperara las noticias, maldito desagradecido, después de que lo salve dos veces.

— No creo que sea peligroso, pero has tomado tu decisión de ir solo, así que cuídate Simón Lewis, no es momento de que mueras, aún eres muy pequeño. Le diré a Alexander que te proteja por mí.

— No voy a mi muerte, no te preocupes, solo iré a ver a mi mejor amiga.

Me abraza y me deja ir, no han pasado ni segundos, fue muy rápido y tan corto, al salir de la casa siento una alegría en mi pecho, es cómo volver a ser mundano, me camuflo entre la gente que camina y sonrío mientras miro todo, mis instintos sabe que no me pasará nada, que estaré bien si voy, así que sigo, camino a pasos largos y tarareo una canción, ya casi me estoy olvidando por completo de Raphael y lo que me ha dicho. 

El camino se hace corto y cuando quiero pensarlo estoy fuera del instituto, escondido detrás de un árbol, con el teléfono en mi mano avisándole a Clary por mensajes que estoy aquí, puedo ver su reacción, sonriente porque vine a verle, ella recordará la promesa que hice antes de que nos metiéramos al mundo Nephilim, siempre la buscaría a pesar de cualquier situación, las promesas de mejores amigos nunca se fallan, a pesar de esta gran diferencia y el odio que le están plantando en su cabeza en contra mía.

Veo su cabellera rojiza y la veo parar fuera del instituto mirando hacia todos lados, entonces salgo de mi escondite y sonrío, porque es Clary, con una vestimenta diferente y zapatos altos, es la chica con la que me crié, la que tuve que dejar porque no podía ver cómo lastimaban a un subterráneo, ahora mismo es mi única familia que puedo ver, quiero abrazarla. Entonces ella me mira, y no veo su sonrisa, sus ojos no muestran felicidad y su espada sale de su lugar que estaba guardado, mostrando una luz que con solo verla hace arder, camina hacia mí, sería, sus ojos llenándose de lágrimas y lo puedo ver, ya no tiene ningún sentimiento por mí.

— Clary, soy Simón ¿Qué estás haciendo? Tira esa espada. Clary, vine a verte, como lo prometí.

— Tú ya no eres Simón, solo eres un subterráneo que ocupó su cuerpo, un traidor que cegó su mente y cometió traición, tu mataste a mi Simón, y mereces morir por mis manos.

Parece otra persona, una de ellos, no parece a Clary que yo conozco. Tengo que hacerla volver en si ¿Cómo una persona puede olvidarse de alguien con quien compartió tantas cosas?

— Clary ¿De qué hablas? Soy tu mejor amigo, no he muerto, no he cambiado, soy yo. Mírame, baja esa espada, vine a verte, como lo prometí.

— Lo siento— escucho susurrar.

Y entonces su espada se mueve de una manera recta que veo como viene hacia mi estómago, no me muevo, estoy sorprendido que esta acción lo esté haciendo ella, no cierro los ojos, voy a esperar mi muerte de frente dedicando mi última mirada a mi asesina, pero algo sucede, algo me tira hacia atrás y pego con algo duro, sorprendido veo a Raphael sosteniendo de mis brazos y una sonrisa que da miedo en su cara, no me mira a mí, sino mira a Clary, yo miro a ambos una y otra vez. Raphael me siguió y me salvó.

— No esperaba mucho de ti novata, los Nephilim son así, no miran más de ellos mismos, pero has decepcionado a tu amigo y eso me hace entrometerme en esto. Mírate, querer matar a tu amigo porque es subterráneo ¿Qué clase de persona eres? ¿Te crees una buena Nephilim? No eres más que una traidora a los antiguos Nephilim. No te preocupes, no dejaré que mi mano derecha venga a hablarte nunca más.

Y como siempre yo no estuviera presente en mi propio cuerpo, veo a Raphael cargándome en su hombro como un saco de papa, Clarissa ni se ha movido, pero cuando Raphael ha comenzado a caminar los demás Nephilim sale, pero al parecer Alexander los detiene, esta noche no escucho decir, se que lo está haciendo por Magnus. No me resisto al agarre de Raphael, estoy lo bastante triste como para hacer algo, pero al parecer el vampiro mayor no le importa, caminamos por Brooklyn de aquella manera mientras tararea una canción, sabe que esta vez el tuvo razón y se está aprovechando de ello.

— Me alegro que estés bien— escucho que dice.

— ¿No esperabas que muriera? Deja de mentirme.

— No, lo dije porque estaba molesto, debes saber que nunca te desearía la muerte Simón, te debo la vida, no puedo dejar que mueras.

— ¿Solo la vida? Mereces estar a mis pies— le digo molesto.

— Si lo quieres, lo haré.

— ¿Qué?

Me quedo quieto tratando de procesar sus palabras ¿Qué ha dicho? Raphael no deja de caminar y ningún Nephilim ha aparecido, está caminando tranquilo como si no estuviéramos en peligros por los Nephilim, pues somos dos prófugos buscado por ellos, pero al parecer al vampiro mayor no le importa mucho sigue cantando como si lo que acabará de decir no me ha afectado haciéndome poner nervioso hasta los huesos. Raphael no es un chico no guapo, al contrario es muy hermoso, a su manera, para mí es bien guapo, su personalidad no es agradable para nada, pero de alguna manera llama la atención, no digo que no me siento nervioso a su lado ¿Pero gustarme? No es que este diciendo que puede gustarme, claro que no, solo que no puedo sentirme así cuando no me gustan los hombres. ¿Por qué estoy pensando esto en estos momentos?

— ¿Puedes bajarme? Ya estoy a salvo.

— Tu peso es muy liviano, pareces una chica— se burla— no te preocupes, te soltaré cuando estés frente a Magnus, tienes uno que otros regaños.

— ¡No soy una mujer!

— Cállate, disfruta el viaje gratis una vez más— sigue burlándose.

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