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Raphael.

Miro de reojo como Simón vuelve a la sala y sigo caminando, debo dejar de ser tan brusco pero es imposible, esa gente es engañosa, le han herido y han arrebatado sus seguridades, ellos no merecen venir a llamarse amigos suyos, ni cercanos, no merece seguir torturándose cuando ellos ya lo no tienen en sus manos, pero no diré nada, el solo se dará cuenta de sus acciones, yo solo debo mantenerlo a salvó por ser un polluelo, después de eso tengo otros problemas cuales debo arreglar, no puedo quedarme quieto ahora, tengo que comenzar a moverme, Camille está en sus viejos hábitos y nadie lo nota, debo detenerla, muchos de mis niños están ahí, pensé que irme a Idris sería mucho más fácil, pero odio lo fácil, me gustan los desafíos y más cuando hay muchas personas que necesitan de mi ayuda, no por nada soy el segundo al mando de ese hotel, si algo se sale de control con la jefa entonces debo entrometerme.

Entro a mi habitación y busco una hoja con una lapicera, la única que puede sacarme de las dudas que estén metiéndose en aprietos en el hotel, es Lilit, ella me debe la vida así que sabe que tiene que responder a todos mis pedidos, la salve de un acorralamiento de hombres junto a mis chicos, y después de enterarme que no era nadie, que vivía en la calle, que era su primer día de trabajadora en la calle, por sentido de compasión le ofrecí esta vida, desde siempre me ha agradecido esto, de sacarla de aquella vida tan miserable. A veces los humanos merecían ser salvados, otras veces no, Lilit se convirtió en mi ser confiable, mi oídos cuando yo me iba, mi voz cuando no estoy, nunca llegó a ser mi mano derecha, pero sé que ella no lo necesita, teniendo ropa, una cama y comida, como la esperanza que tiene de seguir viviendo. Sé que ella no me traicionara.

Después de enviar la carta aprovecho ir al baño, ordenar la pieza, pegarme un baño, cambiarme de vestimenta, no quiero salir a la sala sabiendo que están aquellos Nephilim, debería mantener el auto control frente a ellos y comportarme como la persona que soy, pero he vivido tantos años encerrado, maltratado, torturado por ellos que es difícil mantenerme bien cuando los recuerdos están a flor de pies, lo último que quiero es tratarles bien, darle una bienvenida aquí, el daño está hecho, y se sigue haciendo, con mis polluelos, eso no se perdona. Y entiendo que Magnus quiera a ese Nephilim pero me es difícil aceptarlo, porque es hijo de ese bastardo de Robert Lightwood.

— ¿Q...qué sucede?

Veo a Ragnor con pelo desarreglado, con pijama, refregando su ojo y una almohada en su pecho frente a mí, le sonrió mientras le pongo una mano en su cabello para arreglarlo un poco por solo un hábito que tengo.

— Solo visitantes no deseados en la sala, pero no te preocupes, debes descansar, no has dormido nada.

Lo acompaño hasta la puerta de su habitación para verlo como entra para despedirse con una sonrisa débil, la presencia de esas personas le han despertado, la verdad que es imposible no escucharlos, traen desgracia, me quedo parado un rato ahí, velando por los sueños de mi amigo mientras cuido su puerta, o mejor dicho pienso mientras estoy ahí, no puedo contarle el paso que daré a Magnus, cuando Camille tiene parte de su aprecio por la vida que han ido viviendo, derrocarla de su reinado sería algo doloroso para ambos, porque el brujo la hizo alzarse a ese lugar, el la ayudo a que fuera su colega en esto de ser representante de sus razas, por eso tengo que hacerlo solo, y que se entere después de que dé el golpe, esto lo hago por los niños que están en su mando, ya no es apta para decidir sobre otros, lo está demostrando con sus acciones, con sus desconfianzas, con su error de entregarme a los Nephilim, ese fue un golpe bajo que se lo voy a devolver hasta el último momento por ser traicionera conmigo.

Me he estado preguntando meter en esto a Simón, a pesar de que es muy rápido para entrar al mundo de las personas que son mano derecha, no puedo hacer que ejerza su trabajo aun, cuando está en el proceso de transición de polluelo a vampiro, es un problema que debo hacerlo solo por ahora, además es mi problema, cuando vayamos por los Nephilim ese será trabajo de ambos, un trabajo limpio que vamos a hacer juntos para que nadie sepa que hemos sido los hijos de la noche. 

No creo que se niegue cuando a los únicos que daremos venganza será a Robert Lightwood y Raj, ese hombre lo mataré con mis propias manos, lo he jurado, lo buscare hasta el más minúsculo lugar donde se haya ido, se que sigue en Brooklyn, así que no será difícil, pero tengo que tener paciencia, ir uno por uno, a pasos lentos o todo se puede derrumbar y caer, tengo que trabajar como lo he ido estando haciendo por décadas, paciente, sin que nadie se entere, en las sombras con silencio, entonces cuando menos se lo esperan, va el golpe que sorprende a todos.

Entonces me sorprendo al escuchar risas, y no siento en este lugar el olor de los Nephilim presentes, me acerco hacia las habitaciones de los polluelos escuchando los ruidos de la habitación de Fran, me arrimo a la puerta para escuchar a los dos polluelos con Magnus hablando de cosas normales riendo mucho, me quedo ahí cerrando los ojos dejándome guiar por sus voces, ellos siempre han sido tan alegres, tan comunicativos, hasta Ragnor, nunca han tenido el problema de poder conocer nuevas personas, hacer conocidos, tener más vínculos, mientras que yo solo soy conocido como la persona que soy, la distante, la misteriosa, la que no hace más que pensar en si misma o es lo que demás dicen, la que no necesita de estar en compañía, a veces las personas no miran mas allá de los que ellos ven, solo opinan sin conocer, hasta los polluelos, pero no necesito que ellos sepan mis verdaderos pensamientos, solo deben ver como los demás lo hacen.

— ¿Qué sucede?

Volteo a ver a Ragnor en pijama y su almohada entre sus brazos, su pelo va desparramado y una pequeña sonrisa en su cara, pobre brujo que no ha podido conciliar el sueño, persona como ellos deben mantener una hora de descanso como los mundanos, y hace solo semanas ellos han llegado a dormir entre cuatro o tres horas, creo que toda esta situación les ha afectado de cierta manera, me alejo de la puerta para acercarme a él y sonreír mientras acomodo su cabello viendo como este sonríe como un niño adormilado.

— Ven vamos, te voy a preparar leche caliente y buscaremos algo para que comas, debes tener hambre y por eso no puedes dormir.

Lo tomo de los hombros para caminar hasta la cocina viendo como este se sienta en unos de los banquillos, y yo coloco el agua caliente mientras busco algo de comida, me hace recordar a mi madre cuando hacia esos por mí y mis hermanos, donde las pesadillas nos atacaba y debíamos quedarnos despiertos por miedo, esta vez la situación no es así pero Ragnor necesita conciliar el sueño para descansar y yo debo adoptar este nivel de buen amigo.

— Es difícil dormir, nunca he tenido un conflicto con alguien.

Y tiene razón nunca ha estado en conflicto con alguien, nunca tuvo algún tipo de enemigo como lo hacía Magnus, siempre buscaba distintas formas de solucionar si tenía un mal entendido, pero rara vez pasaba, cada persona que conoce a este hombre llega a agradarte desde el primer momento, desde que se ve con su forma de vestirse y su sonrisa, y después en su forma de hablar, de como hace ver las verdades a través de la palabra, será porque es un come libros de filosofía, y conoce este mundo desde hace siglos, menos que Magnus, pero no tan lejos. En verdad todos los brujos ya "Viejos" contienen una vista del mundo mucho mas filosófico que los demás, hasta Magnus solo que este lo oculta muy bien a través de un lenguaje que a amaestrado para ser moderno, es un brujo que va a la moda, quedarse des actualizado seria su pérdida de popularidad.

— Se le pasara, cuando un niño olvida caprichos todo pasa, lo hará rápido.

— Juzgue a alguien sin conocerlo Raphael, yo nunca he juzgado sin saber su historia.

— Siempre hay una primera vez para todo.

La tetera comienza a silbar, lo apago para buscar una taza y el jarrón con leche en polvo entre los cajones del mueble, para preparar rápido todo y dejarle frente a su vista su bebida como un pan viendo como éste comienza a comer y a tomar, mientras yo tomo algo de sangre sentados ambos ahí uno frente al otro sin hablar, solo acompañados del silencio. Yo sé que Ragnor no tiene ganas de hablar, necesita dormir porque comenzará a sentiste sin energías, y yo solo me siento algo raro, debe ser por la hora, es como una molestia interna que no tiene explicación, no puedo dejar de moverme inquieto en la silla mientras tomo del vaso a poco.

— ¿Te sientes bien? —pregunta.

Lo miro y asiento mientras sonrío para calmar sus preocupaciones, ya se me pasará como dije antes debe ser la noche y no poder descansar bien, todo ha sido tan rápido desde que salí de aquella cárcel, esos días fueron difíciles, a veces quedaba casi a la inconsciencia que no sabía que era mentira o no, a veces entraba en una alucinación temporal en la que cada día se volvía peor, mi cuerpo debilitado no ayudaba, agonizaba por noches enteras repitiéndome una y otra vez "Tu puedes" "saldremos de esto" aún esos tiempos no salen de mi cabeza y me hace sentir a veces perdido o como estoy ahora, no se lo deseo a nadie, lo que pase esos cinco años dentro de aquel lugar no se borran tan fácil, perduran por muchos años.

— ¿Raphael?

— Cicatrices internas de supervivencia.

— Esas son las que menos se pueden borrar, perduran contigo hasta que mueras.

Miro su bastón en la mesa, la herida lo lleva desde muy joven, antes de que conociera a Magnus, había sido linchado por pueblerinos al descubrir que hacía magia, Ragnor era un niño a penas y había sido herido salvajemente casi llegando a la muerte cuando hermanos silenciosos lo salvaron y lo criaron, mes después conoció a Magnus cuando llego con otro hermano silencioso, ya más grande, ya acostumbrado a esa vida con esos hombres.

— Las cicatrices pueden disminuir si se dejan de prestar atención— comento.

— Solo no es así, no lo consigues tan fácil, hasta el día de ahora sigo teniendo problemas con mi pasado, y llevo siglos en este mundo, es como si hubiese pasado ayer.

— ¿Y cómo lo sobrellevas? Eres una de las personas más optimista que conozco, después de Magnus.

— Hay que saber vivir con ellos, te acostumbras.

Veo a Ragnor mirar hacia la puerta, dirigiendo mi vista a lo que está viendo, entonces observo a Simón apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una mirada preocupada, no entiendo que hace aquí, y no sé cuánto ha escuchado, pero en sus mirada señala que ha escuchado todo, eso me incomoda, las conversaciones de los demás no deben ser escuchadas, y más cuando son situaciones así tan personales, tan que deben ser guardadas como un gran secreto, conversaciones que solos amigos cercanos pueden tener.

— Ven pasa Simón, justo estábamos por hablar de ti.

El chico entra y se sienta junto a Ragnor, aun lleva su mirada hacia abajo, tiene miedo al verme, y es lo mejor, busco un vaso apretándolo con fuerza para buscar en la heladera la jarra con sangre para servirle hasta la mitad del vaso de sangre, y así después tenderlo sobre la mesa para que llegue al polluelo que lo agarra con reflejo levantando la vista casi de inmediato hacia mi asustado, veo a Ragnor que está tomando de su vaso, un poco incomodo sin decir nada, sabe que todo el ambiente se ha tensado y es mejor no meterse para que no se empeore, me conoce para saber que estoy un poco alterado con lo que ha escuchado.

— Lo que has escuchado, quiero que los borres de tu cabeza, que no le digas a nadie.

— Lo prometo Raphael, no diré nada, lo siento por espiar, lo lamento, yo... yo...

— Shh, no te alteres, estoy tratando de que Ragnor pueda encontrar el sueño— susurro.

Me siento de nuevo mientras observo como Ragnor trata de aligerar el ambiente estableciendo una conversación con Simón, este le da algunos consejos para que pueda relajarse y descansar, aunque con discreción trata de buscar los motivos de su no descanso, si supiera que está preocupado por la pelea con el polluelo Fran, y que ese niño esta de la misma manera en su habitación ya estaría haciendo algo para unirlos a que hablen, porque Simón siempre encuentra la solución a todo, mas en estos asuntos, es como si fuera algún tipo de persona que sabe en qué momento actuar, su cabeza parece estar preparada para ello. 

A los minutos de lo que lleva hablando veo como Ragnor bosteza y sus ojos comienzan a cerrarse cabeceando en su lugar, justo cuando Fran viene entrando a la cocina, me acerco hasta mi amigo para alzarlos en mis brazos, sin recibir quejas, viendo como se duerme del todo en mi hombro, veo como el polluelo lo mira de reojo, pero no me detengo, aunque sé que me he olvidado del bastón y sé que el plan que he improvisado resultara cuando llegue a dejar a mi amigo a su habitación. Quiero que Fran entienda que pueden ser amigos, y que Ragnor se los explique mejor para que el vinculo no se rompa, se lo importante que es para una convivencia grupal en casa y se que Fran no ha conocido lo suficiente a Ragnor para definir que tenga una atracción, no puede amar a alguien cuando recién lo conoce. Entro en la habitación dejando a mi amigo en su cama, prendiendo el ventilador de la pared y tapándolo a penas para caminar de nuevo a la puerta encontrándome de nuevo con Simón y el bastón de Ragnor en sus manos.

— Tú no debías venir, lo sabes ¿Cierto?

— Lo sé, pero Fran no quería venir, se siente avergonzado de sus acciones como para estar cerca de Ragnor— susurra— y creí que no harías esto, no tienes cara de ser un ayudador de mejoramiento de relaciones de amistad.

— Ni siquiera llevas un mes aquí, no me conoces, haría lo imposible para que haya armonía cerca del contexto que vivo. 

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