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(22)

Simón.

Estamos todos sentados en la sala, Isabelle se ha sentado al lado mío mientras me comenta todo lo que sabe, Alexander ha confiado en ella y ha dicho la verdad, por eso el Nephilim ha vuelto a comunicarse con Magnus, porque siente que ha hecho un avance y porque lo ha hecho por él, por lo que al parecer tuvieron los dos, un tipo amorío al cual no quiere acabar, presto toda la atención a la Nephilim y un poco embobado a sus labios rojizos, Isabelle ha sido mi amor, en termino mundano, platónico desde que entre a ese instituto y siempre me sentí acogido con ella porque al parecer me daba un poco de atención y por eso me siento tan feliz de que ella esté aquí, sosteniendo mi mano con las suyas, oliendo ese olor tan particular de ella.

— Isabelle, no te disculpes, estoy feliz de que vengas aquí— le digo— ¿Cómo está Clary? ¿Cómo han logrado venir hacia aquí sin que tu padre lo sepa?

Siento como Raphael está observando cada palabra que digo, está quieto en su lugar, sentado con suma elegancia mientras vigila todo, Fran se ha ido del lugar por el simple hecho de no querer dramas y Magnus está explicando a todo el grupo que Alexander volverá a frecuentar la casa, avisando que nadie refutara en ello porque el Nephilim posiblemente se convertiría en su amante, en palabras antigua, un novio. No me molesta en lo particular, pero Raphael a pesar de no estar mostrando ningún tipo de emoción parece estar molesto por dentro, porque solo emana enojo.

— Le pedí la orden a Raphael de venir, pero no me respondió así que no sé si fue bueno venir— dice Isabelle.

— ¿Bueno? Ustedes acorralaron al polluelo en un callejón para matarlo ¿Crees que es bueno?— pregunta Raphael— ¿Venir a una casa donde tu padre nos está haciendo la vida imposible? Me alegro que te estés dando cuenta Lightwood.

— Raphael, compórtate— le reta Magnus.

Lo veo pararse para irse, no quiere seguir aguantando más sus molestias y me lo hace notar con una mirada antes de irse, pido disculpas mientras me levanto y voy detrás de él, y aunque sé que sabe que voy detrás de él no para, entiendo un poco su punto. Se detiene y se da vuelta, me detengo antes de chocar con él de frente y hacerme pasar un mal momento como suelo tener siempre por mi torpeza.

— ¿Por qué vienes? Eres tú quien debes saber que esas personas que están ahí casi te matan si no fuese porque te salve— me dice calmado— pero al parecer si no te importa ¿Por qué me debe importar a mi? Eres mi mano derecha, mi polluelo, pero si quieres que te maten, tírate a sus manos, así mí favor se acaba.

Se da vuelta y se va, dejándome solo, le grito que le den porque sus palabras afectan, pero vuelvo a la sala sentándome en el lugar que estaba, Isabelle parece incómoda tanto como su hermano, mientras Magnus trata de impresionar a ambos, trato de establecer una conversación de nuevo con la Nephilim, me explica que Clarissa está por recibir un honor por ser una de las jóvenes novatas que ha hecho y cumplido misiones, de las cual yo participe, y que Robert no la cuida tanto por el simple hecho de que confía en ellos, pero hay temas importantes que debe resolver.

— Te ves mucho mejor Simón— dice Isabelle— sí que la transformación te ha hecho bien.

Me avergüenzo un poco porque me está mirando divertida, su mano ha subido a mi hombro y la tengo cerca, puedo sentir su corazón palpitando, su olor a jabón por su cuerpo y su perfume que ahora lo siento mucho mejor, no puedo dejar de sonreír embobado aunque dentro mío las palabras de Raphael están rebotando por mi cabeza una y otra vez, entonces mi sonrisa se vuelve un poco cínica y me hago un poco hacia atrás para que aleje su mano y sus olores deliciosos.

— Gracias, me estoy entrenando muy bien— le digo— hueles bien.

Escucho una risa por su parte y me contagio de ello, pero de un momento a otros me siento incómodo, ambos Nephilim que están ahí también están buscando por orden de Robert Lightwood mi cabeza, pero ahora están sentados aquí, diciendo todo lo contrario, solo quiero que se vayan para irme con Fran y sentirme un poco mejor, no puedo aceptar esto, se que ella lo está haciendo de buena manera, pero Raphael tiene toda la razón, ellos ocultos van a ser mis amigos, pero siendo Nephilim, estando con los demás, buscara mi cabeza, trataran de matarme, Isabelle no ha participado, pero todos dentro de este instituto me hicieron sentir como si no fuera nada, un inútil, un sirviente, soy un fugitivo de ellos, ya no soy uno de ellos, no soy sus amigos.

— Podríamos salir a pasear si gustas —dice Isabelle con una sonrisa.

— Acuérdate que estoy aquí escondido de tu padre, que me quieren cortar la cabeza, ustedes me lo hicieron saber en el callejón, creo que te acuerdas, no puedo salir de acá o me matarán— les digo— ahora con su permiso, como soy mano derecha de Raphael debo saber cuáles serán los siguientes entrenamientos.

Me levanto dando una pequeña reverencia a todos viendo la mirada de Magnus entre sorprendido y confundido por mi cambio de humor, me encamino hacia el pasillo donde están nuestra habitación para encaminarme a la habitación de Fran, entrando sin golpear y así acostarme en la cama que esta desarreglada y el tapado hasta la cabeza, yo me acuesto en el lado derecho donde está desocupada, viendo como algunos rizos sobresalen de aquella sabana, Fran está teniendo un mal día, lo supe cuando entro en mi habitación y quiero apoyarlo a que no le afecte tanto a pesar de que no me haya contado nada, se lo que se siente estar mal y sin nadie, quiero ser un buen amigo para él, pues nosotros somos dos contra todos, porque somos polluelos.

— Linda chica ¿Es tu novia?

Se ha destapado y me mira de una manera que me parte el alma, sus ojos contienen resto de lágrimas y lleva un pequeño puchero del cual no es consciente.

— Unas de las Nephilim que me quiere asesinar.

— Uf, por mi me dejo hacer lo que quiera con una chica así, tienes suerte Lewis, pareces haber atraído con la transformación a muchas moscas.

Ambos comenzamos a reír, lo veo como seca los restos de lágrimas mientras deja a la vista una sonrisa impecable, me gusta esto de hacerlo sentir mejor, y hablar como si fuéramos amigos de hace tiempo, creo que permanecer encerrado aquí y estar mucho tiempo junto, encontrando semejanzas nos ha llevado a crear una amistad, se siente agradable en cierto punto. Nos detenemos a los minutos mientras nos quedamos mirando el techo en silencio, un silencio no incómodo para ninguno de los dos, solo espero que con esto se quiera abrir y hablar sobre sus preocupaciones.

— Creo que tengo un capricho Simón, mi madre solía decirme que era muy caprichoso con objetos que se que no puedo alcanzar, hoy lo siento de nuevo.

Le miro, pero este sigue mirando hacia arriba, sus manos están detrás de su cabeza y esta apretando sus labios como si no hubiese querido decirlo pero que ya no puede volver atrás, confía en mí o necesita hablar con alguien y eso me agrada.

— ¿Y cuál es el capricho? Si se puede saber y quieres decirlo.

— No quiero decirlo aun, mas sabiendo que tengo que sacarlo de mi sistema ahora, además cuando el mes termine y ya este entrenado me alejaré de este capricho, y todo estará bien.

— ¿Iras de regreso con Camille?

— No lo sé, mientras tanto disfrutaré de tu compañía, eres una buena persona Simón Lewis puedo verlo en tus ojos.

— También lo eres Fran, ya sabes...

Ambos comenzamos a reír por el momento incómodo para después comenzar a contarle sobre mi vida mundana, sobre cómo entre al mundo de los Nephilim siguiendo a Clarissa, le conté de ella y de cada persona que recuerdo de ahí dentro, sus armas, equipos, como es el instituto dentro, como son sus misiones, como son los demonios y los tipos de ellos, sus armas, sus leyes y todo lo que pude conocer dentro, mis torpeza y como a veces me salvaba de que muriera, y de cómo se planeo todo para rescatar a Raphael, es lo mejor que he hecho, creo que nunca me olvidare nada, ningún detalle. Si yo no lo hubiera hecho, en este momento no sé donde estaría, no solo lo salve ese día sino que algo de mi salvo, mi libertad de ellos, porque sé que nunca me hubiese ido de ahí.

— ¿Por eso lo defiendes tanto no?

— No, solo porque es nuestro tutor y debemos respetarlo, eso significa tener modales mi amigo, deberías también practicarlos.

Veo a Magnus en la puerta nos está observando, no entra, solo está ahí parado mirándonos con una diminuta sonrisa, después de unos minutos entra y se sienta en una silla cercana, no dice nada, solo observa y eso me intimida hasta un cierto punto, porque cuando está con nosotros sus ojos vuelven a tener su marca de brujo, verdes dorados con ranuras de los ojos de gatos, y sus dientes parecen puntiagudos, o solo es una ilusión, como si fuera una costumbre un vaso aparece entre sus dedos y ambos, yo y Fran nos sentamos para mirarle y preguntar porque está aquí, si tenía visitas.

— Vine a hacerles compañía ¿Aceptan a este brujo aquí?

A veces Magnus me da miedo, sus comportamientos, su manera lenta de hablar mientras lleva su copa a su boca y nos mira, como si supiera cosas que nosotros no sabemos, aunque no creo que sea consciente de lo que hace, y tampoco este haciendo nada malo, solo que me siento paranoico porque me quiera volver a herir, entiendo lo que quiere hacer y enserio respeto su curiosidad, pero me lastima y no quiero eso, no quiero pasar por eso porque me terminara de romper. Ambos le dedicamos una sonrisa, es como me dijo Raphael, es un niño curioso, le perdonaré lo que ha hecho porque yo haría lo mismo, Fran se levanta a cerrar la puerta, no quiere más visitas en su habitación para quedarnos los tres en un silencio incómodo.

— Así que Fran ¿Un capricho con mi pastelito verde, mi Ragnor?

Lo miro asombrado a Fran por unos momentos, así que eso era, no pensé que sería eso porque siempre estábamos bromeando con el tema, y con esas personas para reírnos pero no creí que fuera verdad, veo como Fran baja la mirada y sus rulos tapan su cara, ahora necesito saber que ha pasado, por ley de amistad debo estar enterado porque si está triste es por algo, y Magnus como entrometido que es, comienza a contar todo lo que los demás le contaron.

— ¿Así que nos consideran unos niños? Qué le den, yo y Fran sabemos que no lo somos, no hay que preocuparse por eso, no necesitamos demostrarle nada ¿O no Fran?

Veo como se ha vuelto a tapar hasta la cabeza dándonos la espalda, hago que Magnus cambie de tema, y es mucho más rápido ya que el brujo es muy distraído y se adapta a otros ambiente ahí nomas, ahora estamos hablando de lo que está pasando con los Nephilim, este no demora en contarme, Robert Lightwood está encaprichado conmigo, matarme por traición, cuando logre acabar conmigo lo hará con los demás que sería Raphael y Magnus, pero yo soy su primer objetivo, no le importa romper los acuerdos, no le gustan ningún tipo de traición y según yo tengo mucha información encima para irme sin vida de sus manos. 

Después de eso recibo unas disculpas por las acciones que tuvo Magnus, haciendo que Fran volviera a la normalidad para conversar como una cotorra, adaptarse aquí es muy rápido y agradable, cada uno es diferente pero en cierto punto nos entrelazamos, nos sabemos llevar.

— Es hora de comer— nos dice Raphael desde la puerta.

No importa cómo nos llamen, si nos tratan como niños, el cariño que están comenzando a tenernos existe, verdaderamente existe en ellos, y con eso basta.

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