(18)
Simón
Agarro más sangre para irme a mi habitación, la charla con Luke ha sido un poco profunda, con indicaciones muy importante y palabras de aliento que no logran llegar a mí, me informo de mi mejor amiga, o ahora no sé quién es, y sobre su estado a mi perdida como transformación en lo que soy, un polluelo, un vampiro, un don nadie, y la excusa de que se contactara conmigo por medios de cartas por miedo a sus jefes, miedo a que descubran que está en comunicación con un fugitivo de su ley, ni a ella le importo, la primera orden que le da y encuentra lo justo para separarse de mí. Eso no hace los amigos. Los he protegido y salvado a pesar de ser un mundano sin fuerza, todo para que me reciban con esto. Malditos seres despreciables.
— Simón.
Levanto la vista a escuchar la voz de Magnus detrás de la puerta y camino hacia ella para abrirla, encontrando al brujo con unas copas en su mano, una a la mitad y otra llena, entra a la habitación sin mi permiso y hace aparecer un sillón dentro de ella para sentarse, invitando a que me siente en la cama para charlar, lo que menos quiero es hablar con alguien, pero no puedo decirle eso a Magnus Bane, me intimida un poco cuando no está con su sonrisa.
— Hola Magnus, si, te invito a ponerte cómodo en la habitación ¿A qué se debe tu visita? Creí que estabas hablando con Luke.
— Me dijo un lindo, adorable y preocupado pajarito, que te estás auto lastimando mi querido Simón, y que puedes estar en camino a una enfermedad mundana si no puedes parar con tus pensamientos.
Raphael, es el único que llama así o lo trata con tanto amor, y me hace darme cuenta que las personas externas están notando mis comportamientos, mis sentimientos ¿Y se preocupan? Raphael lo hizo, se preocupo, y siento que esta vez puedo ser salvado, es un gran jefe, se preocupa por sus polluelos, por mi, por esta persona que no llegara a nada por mis miedos e inseguridades, siento algo en mi pecho como una pizca de alegría por aquello, necesito ver los puntos buenos de mis cercanos. Aunque ahora tengo que concentrarme en la conversación con Magnus que puede ser una buena oportunidad para hacer una liberación de mis problemas.
— ¿Cómo no quieres que lo haga? He sido un fracaso y ahora no se lo suficiente como protegerme, Raphael me marco como mano derecha y no me siento a la altura, mi mejor amiga no quiere verme por órdenes de los Nephilim, y me siento tan vacío.
— Niño, es común que te sientas así ¿Pero dejaras dominarte por tus emociones? ¿O le vas a mostrar a todo lo equivocado que están? hasta a ti mismo, el que más prejuicio que tiene de ti mismo— pregunta Magnus— entiendo tus pensamientos, yo fui así, me quise quitar la vida, pero mírame, aquí estoy siendo el gran brujo de Brooklyn...
— Pero...— quiero interrumpir.
— Raphael te ha elegido como su mano derecha, hasta yo aún no logro entenderlo, estoy sorprendido ¿Sabes que es una mano derecha? Estar el uno para el otro, como socios, toda su vida ¿Entiendes eso? Raphael no es de necesitar a otros ¿Acaso eso no te motiva a luchar para callar bocas o sentirte bien contigo? ¡Rayos Simón! ¿A qué le buscas escusas?
¿A qué le busco escusas? Ni yo mismo lo sé, no sé a qué le estoy buscando escusas, porque me enredo tanto la cabeza por tan poco, tan nada, tiene razón, ha comenzado mi era como alguien importante, como la mano derecha de Raphael Santiago, una leyenda en el mundo de las sombras, y no hago honor a aquello, tiene razón que solo estoy así por los simples temores que traigo acarreando de mi vida mundana, los miedos e inseguridades que me fueron construyendo estos últimos tiempos, lo que me hicieron sentir los Nephilim. Oh cielos, tiene razón hay personas sufriendo allá afuera, con enfermedades, dolores, pérdidas, y yo aquí estoy por miedo ¿Y por qué me siento tan miserable aún? Comienzo a sentir como mis mejillas se mojan y un llanto sale de mis labios, mis manos están apretadas en mi regazo y no puedo parar, la sensación de un dolor en mi pecho no me deja parar, y no tengo corazón así que debe seguir siendo una sensación que contengo de mi vida mundana.
— Simón, Simón no llores— dice Magnus sorprendido— lo siento, yo no...
— ¡Magnus!
La puerta se abre y vi a duras penas por mi vista distorsionada por las lagrimas a Raphael quién está retando a Magnus en un idioma que no puedo descifrar, parece español, un idioma muy lindo de escuchar con un acento inglés, pero aún no puedo dejar de llorar, me siento muy mal.
— ¿Acaso no aprendes que debes ser más sensible, acaso no lo has aprendido ya? Es un niño.
— Lo siento Raphael, comenzó a llorar, yo no dije nada.
— Vale, Dios mío dame paciencia...
No logro entenderlos, y me hacen sentir más mal, deben estar charlando lo ridículo de como estoy, de cómo lloro, de lo débil que soy, oh cielos ¿Por qué me recargo la cabeza con tantas inseguridades? ¿No será la transformación? He leído esto en libros, en historias, es...
— ¡No! ¡Por favor no!
— Simón ¿Qué sucede? ¿Te duele algo? ¿Por qué gritas?
— ¡Soy un Omega!
Salgo corriendo de ahí a gritos para la sala, me siento un poco paranoico y debo preguntarle a Ragnor, los libros no mienten, pueden existir, la clase de lobo van de alfa a omega, los licántropo son los alfas y las mujeres son sus omegas ¿No puede pasar en la raza de los hijos de la noche? Una clasificación de rangos, una búsqueda de pareja, una explicación de estas emociones que están revoloteando por mi cuerpo dándome una señal de vulnerabilidad, algo que me ha pasado pero no tanto como lo siento ahora, hoy soy un chico sensible que llora por sentirse miserable. Llego a la sala viendo a Ragnor curando a Fran una vez más y me mira con una sonrisa.
— No Simón, son solos sentimientos mundanos más intensos porque tu cuerpo se está adaptando a esta nueva vida. Así que no, no eres un omega.
— ¿Como supiste que venía a preguntar sobre eso? — Pregunto ofendido.
— Yo estoy escuchando imbécil, es lo más divertido que es escuchado. ¿Un omega? ¿Acaso donde crees que estamos, en un libro?
— Cállate Fran, si no quieres tener más heridas.
Me siento a los pies del sillón mientras miro como el brujo trabajan en la curación del cuerpo de Fran, ya las heridas están desapareciendo, como un reflejo toco mi cuello, no ha dejado de arder desde que llegue de nuevo a la casa de la salvación de mi muerte, pero con esto de mis emociones que esta dispersas y a flor a pie, es como que le he prestado más atención a ello, no quiero interrumpir a ambos grupos con una herida que va a sanar. Veo como la puerta de la sala se abre y tanto Magnus como Raphael entran, ambos me miran un poco confundidos, será por como he salido de la habitación y mis palabras, el brujo camina hacia mí y mueve mi cabeza hacia atrás sintiendo algo caliente recorrer mi garganta.
— ¿Simón?
Trato de mirar a Raphael que me ha hablado, Fran se ha callado por primera vez y ha cerrado los ojos para disfrutar las sensaciones de la magia de Ragnor mientras lo curaba, haciendo pasar por desapercibido, nadie habla más que el vampiro mayor y siento miedo que vaya a decirme que aun no estoy preparado para ser su mano derecha por mis comportamientos infantiles. Sería mejor que me lo dijera después cuando estemos solo y así no pasar una vergüenza innecesaria donde mis sentimientos se derrumben y llore otra vez.
— ¿Mmm?
No puedo hablar, Magnus aun está usando la magia en mi garganta y ya está comenzando a arder solo que si me salgo el brujo se enojara, y lo que menos quiero es ser convertido en alimento para gatos, así que estoy ahí, quieto, mirando a Magnus que está parado frente a mí, con cadenas y anillos, uno de ellos apretando mi frente mientras me sostiene y escucho palabras, susurro, un rezo pero en un idioma que no entiendo, y sé que está haciendo más que curarme, lo vi una vez en el instituto cuando tuvo que revisar a un cadáver de demonio, un rezo parecido. Por lo que se, soy un cadáver viviente como los demás vampiros, así que no entiendo esta revisión.
— ¿Has estado en contacto con algo que no creas que es normal? — Me pregunta.
¿Algo no normal? Todo de lo que he estado rodeado no es normal, mi vida dejo de estar rodeada de normalidad cuando entre a aquel instituto, las espadas serafines, los demonios, las maquinas con formato raros, las runas en su cuerpo hechas por estelas en forma de lápices quemando sus cuerpos mientras hacen la marca, aquellos poderes que tienen el vinculo Parabatai, las cartas que se mandan o llegan solas, la copa que controla a todos los demonios, los hermanos silencioso, los subterráneos, nada de eso es normal.
— Para ser más conciso — dice Magnus — Sangre, algún tipo de magia en tu cuerpo a excepción de la mía.
— No lo sé ¿Por qué la pregunta?
Si, si lo sé, solo que pretendo guardar el secreto como lo prometí, he probado sangre de Jace en mi vida mundana cuando tuve que ayudarlo con una mordedura de serpiente y sacarle el veneno ya que nos habíamos separado en partes y estábamos solos. Alec estaba enfermo en esos momentos y no quiso salir, tampoco nadie le dijo nada, y tuve que hacerlo o el rubio me mataría, además muy irresponsable a no llevar la estela a sus misiones, cuando íbamos en búsqueda de un demonio en medio de un basural, ese día descubrí algo diferente en la sangre de Jace, era más dulce de lo que es cualquier sangre, más clara que las demás, conteniendo algo que llamaba a no parar, y en esos tiempos era aún un mundano. Solo sé que después de eso cambio.
— Los Nephilim no han podido sentirte como vampiro esta noche, y tus emociones están muy desequilibrados, más de lo normal ¿Me estás diciendo la verdad polluelo?
Veo como Magnus se aleja ya dejando espacio personal, toco mi cuello ya no sintiendo dolor, pero noto algo de interés en su mirada, he sido descubierto, soy como un libro abierto, no sirvo para mentir y me estoy dando cuenta con ello, Raphael sabe cada vez que me consumen los pensamientos y Magnus con una revisión de magia sabe que he probado sangre angelical, aun que no se en que perjudica eso, solo es sangre que no pude evitar probar culpa de hacer de enfermero de urgencia. Ahora después de haberlo salvado está persiguiendo mi cabeza por todo Brooklyn, un desconsiderado total.
— Sabes, tiene razón Raphael, después de tu transformación en el hotel Simón, todos a pesar de saber dónde estabas encerrado, no sentíamos ningún aroma más que el de tus emociones, y eran muy intensas para los demás vampiros del hotel— comentó Fran.
— Solo es algo normal, Ragnor dice que es mi adaptación de mi cuerpo mundano a este. Así que no soy un Omega, solo fueron especulaciones mías.
El tema se desvió rápido viendo como debatían sobre esos temas, Magnus preguntando que era y Fran respondiendo a cada duda, dando ejemplos de libros leídos, un gusto que al parecer compartimos y no me he dado cuenta, cada vez me parece más agradable desde la primera vez que lo vi y tuvimos que luchar para ver quién era encerrado, puedo verlo siendo mi amigo en esta vida eterna que compartimos.
Siento como la mirada de Raphael en mi, sabe que miento, pero no dice nada, está callado, se ha sentado al lado mío pero no me obliga a decir la verdad, de seguro que cuando me encuentre solo me asesinara por no confiar en él, pues después de todo soy su mano derecha y debo informarle de todo lo que pasa.
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