Simón.

Siento mi estómago revolverse donde estoy sentado, mi vista se siente nublada y no puedo dejar de sentir mi cuerpo temblar a pesar de que en verdad no está ocurriendo, mis ojos están ardiendo por lagrimas pero sin querer salir, estuve a punto de morir por una espada serafín, la misma que he tocado una vez y he jugado con ella junto a Isabelle Lightwood, aún podía sentir el calor de la espada en mi garganta, si no hubiese sido por Raphael podría haber muerto, y aunque no me agrada la idea que hubiese usado a Clarissa como una parte de trueque, entendía que lo había hecho para salvar mi vida y se lo agradecía con toda mi alma. 

Los brujos y Raphael están hablando en una esquina, Madzie parece estar concentrada con un celular y Fran acostado en un sillón, me paro aún sintiendo mi cuerpo lleno de adrenalina para caminar hasta el chico, sentándome en el suelo para quedar a la altura de su cara, puedo verlo despierto y algunas heridas sanando y otras no, debe ser porque ha sido tocado con las espadas. Los Nephilim son unos perros traicioneros, atacando subterráneos que no tenían nada que ver.

— ¿Cómo te sientes?— le pregunto.

Veo como el chico me mira, sus rizos caen sobre su cara y una sonrisa donde deja ver sus colmillos, parece feliz a pesar de estar herido.

— Me duele hasta el más mínimo hueso, me han golpeado, me rozaron dos espadas y creo que quedarán marcas— sonríe— fue lo mejor que he hecho, me hubieses visto, mate tres de ellos, yo solo ¿Y tú? Tienes una marca en el cuello, al parecer casi te cortan la cabeza.

— Las marcas hacen ver sexy a las personas, de seguro que a cualquier subterráneo o subterránea le encantara— susurro— ¿Mi marca? larga historia, Jonathan Herondale casi me corta la cabeza si no hubiese sido porque Raphael llegó a tiempo.

Catarina se une a nosotros mientras revisa a Fran, los dos brujos han hecho lo mismo, excepto Ragnor que nos mira desde lejos o no presta atención, pero debe ser por las emociones que recorren aún a todos, me levanto para dejar que el chico sea curado de nuevo para ir hasta el grupo quedándome al lado de Ragnor y Magnus parado, si no hubiese sido por los portales aún estaría en aquel callejón acorralado. 

Abrazo por sorpresa al brujo moreno quien se sorprendió al principio pero después se relaja y devuelve el abrazo, de inmediato cuando me suelto de él abrazo a Ragnor, transmitiendo a ambos brujos la gratitud de sus acciones por salvarme, cuando me separo de este miro a Raphael y sonrío, no estoy tan loco para darle un abrazo pero podemos estrechar manos como una forma de gracias, al parecer el vampiro mayor acepta aquel gesto elevando su mano para que ambos la estrechemos.

— Gracias a los tres por dejarme seguir viviendo.

— ¿Me lo puedo dejar? ¡Es tan lindo!— dice Magnus tomándome de las mejillas— ni Raphael cuando lo lleve a casa después de encontrarlo fue tan tierno ¿Puedo dejármelo? Prometo cuidarlo.

— Magnus, no es una mascota— le reta Ragnor— es un niño.

— Adolescente —interrumpo.

— Y no puedes dejártelo de seguro le comprarías los mismo conjuntos que los tuyos cómo hiciste con ese mono en Perú siglos atrás— sigue el brujo.

Después de eso se comienza un debate por ambos brujos sobre tiempos pasados, muchos siglos atrás, en donde trato de escuchar hasta lo más mínimo, no todos los días se puede tener dos brujos delante mío contando sobre sucesos que han pasado hace más de doscientos años, me agrada. Unos minutos después la puerta fue golpeada, cortando aquella charla sintiendo olor a licántropos en mis fosas nasales, Magnus hizo aparecer una llama azul entre sus dedos para ver quienes estaban afuera, escucho aquellas palabras que solía escuchar cuando iban con Alexander a hablar con él sobre el plan de rescate "¿Quién osa a molestar al gran Brujo de Brooklyn?" Magnus aún parece ser un adolescente, pero su vestimenta y su voz cuando quiere parece ser mucho más grande.

— Soy Luke, jefe de la manada de Brooklyn— escucho.

Salgo corriendo hasta la puerta, Luke ha remplazado a mi padre después de aquella muerte, y a pesar de que no tenemos un vínculo sanguíneo nos llevamos muy bien, nos protegió tanto a Clarissa como a mí de cada peligro que se nos presentaba, más cuando fue revelado sobre Clarissa sobre su verdadero origen y él contado su más profundo secreto, que era un licántropo, lo he apoyado cuando luchó con el ex jefe de la manada de Brooklyn y cuando necesitaba sobre algún tema policial en la vida mundana, Luke es casi mi padre, así que cuando llego a la puerta que está ya está abierta, de seguro por Magnus ha notado mis intenciones, abrazo a aquel hombre como solía hacer de pequeño.

— Luke, no sabes cuánto te he necesitado— susurro— casi me matan, estuve a punto de perder el cuello por orden de Robert Lightwood, lamento no haberte hecho caso, tienes razón los Nephilim son peligrosos.

— Ya paso, todo paso— me dice el hombre— ven entremos, necesito hablar contigo y tus aliados.

Miro hacia atrás viendo como Magnus asiente sobre que le deje pasar, me hago hacia un lado mientras Luke y detrás de él Maia entran para acercarse a unos sillones para sentarse, Fran ya se ha levantado apoyado a Ragnor, cierro la puerta para arrimarme junto a mi padre de corazón sobando mi cuello como un reflejo inconsciente que he tenido desde la niñez. Magnus hizo el placer de servir tragos para todos mientras se sienta frente a los licántropos y a su lado Raphael.

— ¿A qué se debe su visita licántropos? ¿Necesitan un trabajo de mi parte o solo vienen a ver al polluelo Simón?