Raphael

Estoy sentado viendo a los polluelos sacar sus dudas de los que le está contando Ragnor, mientras que me relajo en unos de los otros sillones tomando una copa, sé que tengo que comenzar a acabar este mal hábito que tengo de hace meses por culpa de Magnus pero la sed de venganza me está dominando de a poco, juego con las yemas de mis dedos en la copa mientras miro a cada uno de ellos, mis compañeros de habitación, sus aromas. 

Fran contiene admiración, seguro por el brujo que tiene tantos conocimientos que ahora ha comenzado a compartir, Ragnor había trabajado con Tessa Grey por un siglo entero, así que sabía más que cada uno de nosotros, mientras que sintiendo el aroma Ragnor puede sentirse como emana orgullo, como un brujo ser inmortal no puede tener descendencia así que cada persona menor que él puede tener un cariño de su parte, y después esta Simón, quien puedo oler la admiración camuflada con distracción y melancolía. Perder a algunos de mis nuevos polluelos significaría una perdida, para todos de la casa, tengo que evitar aquello en parte.

— ¿Acaso no sabían nada de esto? Pequeños, ustedes deberían ya tener conocimiento de esto. Conocer la historia del submundo es importante para cada subterráneo, saber de la historia de los Nephilim es una precaución— dice Ragnor— cada clan del submundo tiene sus jefes ¿Conocen de eso? ¿Por lo menos de Brooklyn?

Veo como Simón alza la mano como un alumno en una clase de escuela, como si en verdad estuvieran en una clase mundana, no puedo evitar sonreír a ver a un niño pequeño en aquella figura de adolescente, muy tierno, como mis hermanos.

— Lo aprendí en los Nephilim, el gran brujo de Brooklyn Magnus Bane es quien representa el mundo de los brujos y Lorenzo Rey luchó por ser el segundo al mando si llega a suceder algo, aunque me pregunto porque tu no lo eres; en los licántropos Luke luchó por ser el jefe de la manada y Maia es su mano derecha, en las Seelie la Reyna Seelie es la jefa y Merliot es su segundo al mando, después están los hijos de la noche, Camille siendo la jefa por sus siglos de vida en todo Brooklyn, y... Y Raphael Santiago segundo al mando querido por los subterráneos que saben de él— termina diciendo— en los Nephilim es diferente están desde los inquisidores hasta el cónsul.

Ambos subterráneos, Ragnor y Fran le felicitaron por aquel conocimiento para que el brujo siguiera hablando sobre lo demás que sabía, como las religiones, las costumbres del submundo y cada costumbre que tenía cada clan, los peligros y debilidades que podían llegar a tener o tenían cada uno, y la historia de los Nephilim, puedo notar como Simón sabe de aquello o por lo menos conoce la mayoría, es un ex aprendiz de ellos así que debía saber sus historias, aunque solo conoce el punto que ellos habían creado y no lo que en verdad todos saben, el odio que han creado al submundo, siempre tenía la verdad ellos, los que se creen colonizadores de todos. 

Podrá aprender las verdaderas historia por los que sufrieron todos los subterráneos, eran las víctimas de aquellos problemas que creaban los Nephilim, pero siempre nos ponían como los problemáticos, los culpables y a ellos como héroes, pero nadie les cree, porque el submundo sabe cuál es la verdad.

— Tengo una pregunta— interrumpe Simón— he podido observar que Raphael contiene una cadena de cruz que puede estar bautizada, por lo que he visto por las películas contener algo religioso solo hace que la criatura pueda desaparecer carbonizada ¿Acaso podemos contener algo religioso?

Puedo ver cómo Ragnor me hace una seña con la cabeza para que me acerque, sonrío viendo como mi amigo no me priva de contar sobre mis propias culturas de ser vampiro, nadie más que yo sé sobre nosotros, ya que en mis años de transformación me he encargado de recolectar informaciones, además fui el primero de todos los vampiros que logro a tiempo récord hacer todo lo que ninguno pudo hacer, ni la mismísima Camille, me acerco hasta un sillón solitario viendo las miradas de ambos polluelos, como me hacen cambiar de emociones.

— Podemos, pero solo con práctica, ser vampiro no solo es tener colmillos, no poder salir de día y no dormir, es descubrir sus habilidades, una de ellas es ser inmune a lo que tú, Simón, dices ser cosas religiones, pero solo con práctica como comer comida mundana— respondo— yo lo logré en un mes, fui el primero de todos los vampiros, pero eso me llevo prácticas, me llevo adiestrarme mucho tiempo y esto es lo que quiero enseñarles, ser igual o un poco inferior a mí.

— ¡Es sorprendente!— escucho a Simón.

— Aunque le odie, estoy de acuerdo— comenta Fran.

Los cuatros estuvimos conversando por un rato más, me he dedicado a contar más sobre el submundo, Ragnor puede saber las historias de todo el submundo, pero con las noticias de la última décadas y lo que Magnus sabía informarse en China tengo actualizado todo que puede estar pasando al día. Ambos polluelos escuchan atentos a cada palabra, Fran parece más calmado y relajado a aquella conversación que estamos teniendo y Simón parece tratar de recolectar cada conocimiento para poder usarlo después. Un subterráneo no es un subterráneo del todo si no aprende sobre su historia y la que nos rodean.

— Muy bien, creo que dejaremos los demás conocimientos para otra clase, tarde años en saberme todo lo aprendido así que no les daré tanto a ustedes pequeños— dice el brujo— además no puedo ocultar la emoción de lo que Raphael tiene preparado para ustedes.

Las dos vista de los polluelos volvieron hacia donde estoy, emanan un olor a querer saber que esta por suceder, que les estoy preparando, lo que no saben ellos ni el brujo es que después de aquella conversación he cambiado de camino a sus entrenamientos, si quiero formar a los polluelos debo hacerlo con el mismo método que fui siguiendo, después de un collar bendito hasta entrenamientos duro pero mezclado con los de los mundanos, comenzar a tratar de comer comida mundana a pesar de todo lo mal que lo pase, volveré a los viejos recuerdos para construir a dos polluelos en grandes vampiros como yo, uno de ellos puede seguir su camino e ir detrás de Camille pero el otro, puedo asegurar que si agarra cariño a los brujos no se irá más, será mi mano derecha.

— No puedo prometerles que será el mejor entrenamiento, van a llorar, sufrir, sentirán dolor y hasta pueden llegar al punto de la inconsciencia, pero no es un entrenamiento que se los di porque yo quise, estos pasos fue lo que seguí yo para ser lo que soy ahora— comento— ¿Pueden seguirla? Es su decisión, pueden irse de esta casa cuando quieran ¿Serán igual a mi? No lo sabemos ¿Podrán hacerlo? Mírenme aquí estoy yo, prueba de haber pasado aquello, ahora la pregunta es ¿Quieren y son capaces de afrontarse a ello?

Ambos polluelos asienten sin dudarlo, como si quisieran intentar ser igual a mí, pero es difícil, he pasado noches entrenando, días enteros sosteniendo aquella cadena entre mis manos o mi cuello sintiendo aquel ardor llegar a todos mis músculos, las primeras veces no podía evitar gritar de dolor, llorar y casi llegar a la inconsciencia por solo tener aquel arma mortal, había pasado días en la cocina preparando comidas mundanas donde después de un bocado sabía descomponerme y vomitar por horas en un baño, no era fácil, no todo estaba pintado de color de rosas, si querían estar listo en un mes como yo lo estuvo una vez entonces deberían estar reconociendo que iban a sufrir, pero saldrían de ahí siendo los vampiros en la cual me convertí.

— ¿Pueden hacerme el favor de decirme sus religiones? —les pregunto.

— Raphael ¿Tan rápido?— pregunta alarmado Ragnor.

Pero le hago callar con un gesto, el brujo sabe que es lo que estoy por hacer, pero en mi trabajo de adiestramiento nadie más que yo sé qué hacer para entrenar más rápido a mis polluelos, yo estaré para ayudarlos y ser su guía en cada momento, los alentare a seguir como se hacer siempre, implantando el miedo de supervivencia, los resultados serán agradables de ver cuando ya todo esté listo, Ragnor me servirá nada más para cuando tuviera que dar clases de historia del submundo o los Nephilim.

— Soy Católico— responde Fran.

— Soy judío— susurra Simón inseguro.

Le miro a Ragnor una vez más asintiendo señalando que era hora de usar su magia para ayudarme, este deja escapar un suspiro antes de hacer aparecer en la mesa ratonera dos collares, uno plateado con una cruz, el signo católico para Fran ya bendecido y otro collar con la Estrella de David para Simón, ambos niños mirando todo esperando los siguientes movimientos, los tomo de su lugar para tenderlo frente a los ojos de todos.

— Cuando comencé con los entrenamientos comencé con un collar parecido a estos, ustedes seguirán mis mismos pasos, ahora lo tomarán de una parte para sentir lo que una vez sentí yo y después de esto, cada día iremos avanzando— les digo— ambos están bendecidos, así que tomen sus respectivos collares, los guardaremos en una cajita después de su primer intento y se lo llevarán cada uno a su habitación, practicarán día y noche si quieren lograr superar esto.

El primero en intentarlo fue Fran, quien mira aquel collar con ansiedad de querer tocarlo, sin dudarlo y divertido se lo pase, de seguro el polluelo cree que aquello no es más que un juego, que no sentirá dolor, aunque no se en verdad lo que le pasa por la cabeza, solo voy a observar. Cuando veo como el polluelo toma la cruz y lo envuelve en su puño solo fueron segundos para ver como sus ojos se llevan de lágrimas y deja escapar un grito para soltar aquella cadena escuchando como cae al suelo. 

Lo alzo mientras lo guardo en una cajita escuchando al chico maldecir en voz alta mientras soba su mano, después comienzo a estirar el collar respectivo a Simón, este es más inseguro, duda en tomarlo pero después de minutos toma el dije sin poder dar marcha atrás, lo aprieta entre su mano mientras está temblando, de sus ojos salen lágrimas, quizás por el miedo o por el dolor, pero la mirada no se sale de la mía. 

Sus labios están apretados, pero no lo suelta, puedo oler el olor a carne quemada salir de aquella herida, lo miro orgulloso, ambos sabemos el porqué de aquella acción, estirándome tomo con mis manos la mano de Simón y la abro para sacarle de ella la cadena, la marca de la Estrella de David esta quemada en su piel, pero el polluelo no grita, solo deja que las lágrimas bajen por su cara y la herida comienza a desvanecerse, guardo la cadena en una caja aparte mientras sonrío.

— Excelente Simón, buen trabajo— les digo con orgullo— y tú también Fran, ambos muy bien, estoy orgulloso, sabía que no me iban a defraudar.

Miro de nuevo a Ragnor con una sonrisa, dejando reflejar que en verdad estoy orgulloso, miro de nuevo a mis polluelos, Fran por primera vez esta sonriendo por un comentario mío y Simón transmite aquella alegría a haber podido hacer algo bien, si pueden mantener aquella voluntad entonces el entrenamiento será mucho más rápido de lo que puedo imaginar. 

Tomo las cajitas y se las tiendo a sus nuevos dueños, felicito de nuevo a Fran para darle ánimos de seguir intentando, no ha podido mantenerlo mucho tiempo pero se esforzó y aunque me causará gracia su sufrimientos trato de darle seguridad para que se anime a más, y después felicito a Simón, el chico ha hecho un buen trabajo, mucho más de lo que imaginaba, me sorprendió por completo dejándome un poco compasivo ¿Y si en verdad el polluelo tiene potencial? 

Solo le hace falta llegar a su camino, capaz ser Nephilim no es algo que le favorecía ni le ha llamado la atención por completo, y siendo un subterráneo es distinto, puede notarse el esmero que va a colocar en esto, en ser un buen vampiro y seguidor mío. No puedo creer lo que han dejado perder aquellos Nephilim, porque ahora aquel chico había llegado mis manos, y será de gran ayuda en el futuro.