Capítulo 4
—Dicen que a Mateo, Freddy y sus otros amigos casi los matan los de una pandilla—dijo una chica morena al final del salón. Ella tenía un flequillo que la hacía ver un poco extraña, era de eso raro que a Fran le causaba gracia.
—Tengo entendido que ellos golpearon a una chavala, y entonces cobraron venganza por ella—le acompaña un chico chaparrito, tiene la piel más oscura y es uno de los que más habla dentro del salón, algo que incomoda a Fran—Y me alegra que les hayan dado un poco de su propia medicina, una vez me golpearon solo porque no quise comprarles cigarros.
—A pesar de todo creo que no son taaan malos, quizás padezcan de falta de atención—dice la muchacha entre risas.
—¡¿Qué no son taaan malos?! Mariana, hasta el diablo se les corre.
—Bueno, es que a veces si se pasan los desgraciados.
—Pues sí, ya ves como tratan al pobre del chelito.
—¡Es que le tienen envidia!—la muchacha enfatiza con exagero. Fran no se mueve, espera paciente a que ellos terminen su interesante charla—Solo tienes que verlo, ese chavalo francamente parece gringo, y como casi no habla hasta me lo creo, una vez quise acercarme y me hizo una cara toda fea.
—Es bien raro.
—Y en todos los aspectos es raro.
Ellos ríen al entender la segunda intención por la que dijeron la palabra raro.
—Que feo caso como lo rechazaron, hasta sentí penita ajena—murmuró el chaval, Fran tenía entendido que su nombre era Jorge—Y tocando ese tema, no hemos vuelto a ver al…
Antes de que pudieran decir aquel nombre Fran se apresuró en lanzar su mochila en uno de los primero pupitres, el ruido fue tan obvio que el par de chismosos se asustaron y al ver al protagonista de su charla motivacional de la mañana, tuvieron que callar. Ellos se vieron entre sí, sin saber cómo reaccionar a la mirada cargada de enojo del chico.
Fran odiaba que hablaran a sus espaldas y sobre todo de cosas no agradables de temas que no les incumbía o que por lo general, les era desconocido como para dar una opinión errada de los sucesos.
En el salón no había mas nadie excepto por ellos tres, bueno, y Aurora que iba entrando, topándose con la escena incomoda.
—¿Pasa algo?—ella pregunta con el entrecejo fruncido, poniendo su mochila en su silla de siempre—¡Oh, que milagro!, te vas a sentar junto a mi—dijo con una enorme sonrisa, ignorando su pregunta al notar que la mochila de Fran yacía a la par de su silla.
—Alucinas—murmura Fran, tomando su mochila y avanzando con cautela hasta el final, en donde los otros dos chavales tienen que apartarse de inmediato. Fran pone por debajo del pupitre su bastón, esa mañana había amanecido tan débil que se le dificultaba moverse por su cuenta con tan solo con la prótesis. Al sentarse pudo sentir un breve alivio recorrerle la pelvis.
Vio por la ventana como la pequeña brisa mojaba las persianas, dejándolas totalmente empañadas. Se relamió los labios y dejó salir un largo suspiro al notar que aquel dúo aún estaba ahí, sin pretender irse. No fue grosero, ni nada por el estilo, pero solo les hizo un gesto con su mano para que se fueran.
—Por la vida de mi gato que no queríamos insultarte—Mariana dice ante el silencio, Fran la vió de pies a cabeza y solo se encogió de hombros, no le interesaba su disculpa—Perdón.
—Ay webón, no te lo tomes personal, a todos nos gusta chismear—Jorge dice dándole una palmadita en el hombro, sentándose frente a él, con toda la confianza del mundo—Pero ya aquí en confianza, dinos que pasó con el Maxito, desde que inicio el año no ha venido a clases.
Fran no pudo evitar apretar los puños, le incomodaba que hablaran de eso, de verdad que se molestaba mucho.
—Yo no juzgo, pero…—inmediatamente Mariana fue cortada por la voz de Aurora.
—¿A ustedes como que les parece aburrida su vida o qué? Mucho bla bla bla y poco movimiento, ya saben, vayan sacándose con lo que me deben—ella puso la palma abierta, esperando por su dinero prestado, en cambio, lo que obtuvo fue escusas.
—Voy al baño antes de que venga el profe—la tal Mariana corrió rápido hasta salir del salón.
—Mi bella Au, ¿son mis ojos o hoy te ves mas radiante?—Jorge le pregunta con una enorme sonrisa.
—No son tus ojos, yo siempre luzco radiante, ahora dame mi dinero—ella insistió.
—Por cierto, ¿Sabes que a Santi ayer lo vi con una chavala?—eso fue suficiente para que Aurora se olvidara de su papel de prestamista con intereses. Santi, o Santos era su novio, y ahora no le parecía muy santo—Uff, y estaba bien buenota.
—Si descubro que es mentira juro que te saco la lengua por tapudo, chaneque sin gracia—y sin hacerse esperar salió rápido del salón para ir en busca de su novio, y detrás de ella fue Jorge porque no se perdería de un buen chisme.
Fran se quedó ahí, en total soledad mientras miraba entrar al resto de compañeros.
Su mente estaba perdida en Maximiliano, y en lo que sucedió el año anterior. Ahora quizás se sentía un poquito mejor, pero nada cambiaba el hecho de que lo hizo sentir tan mal, como si fuera un producto mal hecho. Sus puños se relajaron un instante, y de su boca solo salió un:
—Te odio.
Y le daba gracias al universo el que se haya largado con su familia, solo esperaba no volver a topárselo nunca, ni en esta vida ni en la otra.
Solo esperaba no repetir el mismo trágico final otra vez.
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Durante el almuerzo Fran comió dentro del salón de música, hoy no le apetecía ver a la bibliotecaria. Le agradaba, pero no cuando empezaba a abrumarlo con preguntas.
El día se sintió diferente sin la presencia de sus agresores, era como todo mas colorido, aun estuviera completamente nublado y lloviendo.
Ya casi era la hora de irse a casa, pero todavía tendría que esperar que su prima terminara de besarse con su novio sea donde sea que estuviera metida justo ahora. A Fran le agradaba el novio de Aurora, era el único que lograba alejar a su prima por mucho tiempo, y tenerla lejos al menos un ratito era muy aliviador.
Cuando acabó su comida, se puso de pie, avanzó con suma lentitud por los pasillos hasta la salida, en donde a lo lejos miraba una gran masa de estudiantes rodeando algo. No le puso atención y siguió su camino, solo que sus pasos fueron detenidos al escuchar a alguien gritar:
—¡Aquí está el primo, que la separe!—inmediatamente fue jalado de un brazo desconocido, la persona desconocida al parecer no sabía de la condición de Fran o solo se le olvidó, pero en el momento que lo llevó corriendo Fran no pudo evitar caer contra el pavimento, raspándose las palmas de las manos y rasgando el pantalón.
—Mierda—murmuró para sí mismo con total enfado. Todos los que gritaban hicieron silencio al darse cuenta, incluso hicieron un breve espacio, dejando ver aquello de lo cual espectaban—Tiene que ser una broma.
Aurora estaba contra el suelo jalándose del cabello con otra chavala, ella era morena, con el cabello rizado y detrás de ella, tomándola de la cintura el novio de su prima. Era un chavalo alto bien parecido, delgado, de tez morena, y cabello ruloso.
Ellos detuvieron lo que estaban haciendo al ver que Fran estaba en el suelo, sin poder levantarse por sus propios medios. Aurora soltó el cabello de la otra individua y corriendo se acercó a su primo, para ayudarle a levantarse. Fran pudo notar que ella tenia el labio roto, el cabello desastroso, el uniforme sucio y ajado, y los ojos rojos e hinchados por haber llorado.
Tuvo mucha rabia de pronto, pero no por su prima, sino por el individuo que se esmeraba por auxiliar a la otra chica, diciéndole que estaría bien, que no se volvería a repetir, que la loca de Aurora no la volvería a tocar. Cosa que hizo que Fran se enojara aún más.
—Fran, vámonos a casa, no quiero seguir aquí—ella le dice sin poder contener su lloriqueo.
Pero la ignoró, pasándole por un lado, se acercó a Santi, quien todavía seguía consolando a la otra chica.
—Oye—le dio un empujón con el bastón para que lo viese, Santi se puso alerta, pero no recurrió con violencia, sabía que Fran tampoco recurriría a lo mismo—No es de hombres jugar con las emociones de una chica.
—Lo dice el que prefiere que le den pito—dice tan alto que todos empiezan hacer un: ¡UUUH! Eso dolió.
—Estamos hablando de decencia humana no de orientación sexual, ¿Sabes la diferencia? Lo dudo, pero si quieres te la digo, no es correcto que tomes a las personas como juguetes y luego las deseches, tampoco que digas que una persona cuya sexualidad no es la heterosexualidad valga menos sentimentalmente porque te encuentras en lo incorrecto, al final todos somos humanos, todos sentimos—Santos y Fran se mantienen la mirada, y todos hacen silencio—Me da gusto que esto haya pasado, Aurora no se merece a alguien con tan poco cerebro y sentido humano como tú.
Sin agregar o dejar que agregaran otra palabra le dio la espalda, en donde le dieron pase para que caminara sin obstáculos, Aurora siguió llorando mientras veía con rabia a su ex novio quien también la miraba sin nada de arrepentimiento. No pasaron ni cinco segundos cuando apareció un Tim sudoroso por haber corrido, al ver el estado de su hermana no dudó en hacer una expresión de total enfado. Detrás de él venia su otro hermano, el menor, quien también vio la escena con enfado.
Aurora se apresuró en irse casi corriendo, sin querer seguir ahí otro minuto, porque sabía lo que iba a pasar, su hermano era violento y justo ahora tenía un motivo para golpear al novio de Aurora, y se podría decir que no se llevaban para nada bien.
Tim vio a Fran, esperando a que lo detuviera, pero al ver que esas no eran sus intenciones, no se quedó ahí de adorno.
—Hiciste llorar a mi hermana, ahora si valiste verga payaso—y sin agregar otra palabra se le fue encima a golpes.
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Tim yacía sobre el sofá totalmente golpeado, pero claro que esos golpes no fueron de Santos, sino de su padre, el cual al enterarse de los sucesos por medio del director del instituto no dudó en darle una lección a Timothy con el fajón, al igual que a Aurora, quien nunca tuvo el permiso de tener novio. Fran esa noche no fue golpeado, pero estuvo a punto de que lo hicieran, ya que fue tapadero de su prima. Solo recibió un rosario de regaños por su tía, la cual le dijo que nunca volviera a ocultarle lo que hacían sus primos.
Por primera vez Aurora no estuvo en la cena, Mary miró a Fran con cara de: ¿Qué cojones ha pasado ahora? Dame un contexto rápido de los sucesos. Ella acababa de llegar a casa, pues estuvo donde su abuela todo el día, por lo que se encontraba ausente de toda información. Esperó a que todos acabaran de comer, de charlar y por último que se fueran a la cama para poder acercarse a Fran con más libertad.
Mary era la mayor de sus hermanos, pero la que tenía la mente más infantil. Ella a diferencia de su hermana no tenía el cabello rubio, sino de un color oscuro por haber usado un tinte.
—La Au no para de chillar, ¿Qué le pasó? ¿Por qué le pegó mi papá?—preguntó, sentándose en la cama, Fran también se sentó en la cama, mientras se cambió de camiseta—Hombre habla, que yo si te saco las palabras apunto de trancazos.
Fran puso los ojos en blanco.
—Terminó con su novio, mi tío se dio cuenta porque Tim golpeó al chavalo ese y pues, no hace falta que te de mas detalles—Mary no pudo evitar soltar una enorme carcajada, una que le hizo doler las costillas—¿Cuál es el chiste?
—Es que lo que le ha pasado a ella, pues mírame, ya le tenía que pasar—dice sin dejar de reír—Ay, hasta siento el dejavu de cuando me encontraron besándome con el Kevin, esa noche sentí que el viejo rebelado de Johnny me mandaba para el otro mundo.
—Tu risa me causa dolor de cabeza—Fran le dice con voz de pocos amigos.
—¡No! Espera, esto va en generación, ahora falta que te encuentren con tu novio.
—María, haz silencio y vete de aquí.
La muchacha no paraba de reír, todo eso se le hacía muy chistoso, en cambio, a Fran no le daba risa.
—Sabes que te quiero mucho, primito de mi corazón—le dice con tono burlón, zampándole un beso en el cachete, a lo que Fran reaccionó limpiándose con mucho asco la baba que le había dejado—El día que dejes de ser un amargado, te vea sonriendo y enamorado, ese día seré la mujer más feliz del planeta.
—Lo digo muy enserio, María, estoy cansado y mañana voy a clases.
Mary se levantó de la cama, se asesoró de que no hayan moros en la costa y que todos tengan las luces apagadas. Fran volvió a poner los ojos en blanco porque sabía lo que iba a hacer, y la verdad no le daba importancia, ella verá lo que hace con su vida y como se cuida.
—Voy a usar tu ventana para salir, ya sabes Francisco de Dios, no me delates, la familia se cuida las espaldas.
—Tienes permiso hasta las tres, si vienes un minuto tarde te delato.
Mary puso los ojos en blanco, era momento de persuadir.
—Oye, vi que ya no tienes páginas en tu libreta de dibujos, si quieres yo…
—Trato hecho, lárgate y no hagas ruido cuando entres.
Ella dio saltitos de felicidad y en menos de lo que canta un gallo se fugó como todos los jueves, a veces su primo era más fácil que la tabla del uno, aunque él no quisiera admitirlo.
Fran suspiró y cerró los ojos, esperando el preciso momento de dormir, pero el sueño no llegó. Se mantuvo despierto por mucho tiempo, pensando en cosas y sobre pensando cosas. Vio la hora en el reloj de mesa y era pasada la media noche. Se puso de pie, colocó nuevamente la prótesis, se abrigó bien y con mucho esfuerzo también se fugó por la ventana.
La brisa caía.
Las luces de los faroles brillaban.
Los perros en las afueras ladraban ante su pase.
Era extraño, no supo de dónde sacó que era buena idea salir a caminar a las tantas horas de la noche, pero de algo estaba seguro, y es que él lo estaba esperando.
Esa mañana cundo despertó vio una nota pegada a su ventana, esta decía:
Te agradezco lo que hiciste, de veras gracias. Hay que vernos a media noche por la autopista para hablar un rato, ¿te parece? Me caíste bien.
-Simón.
La letra era perfectamente bella, y eso le sorprendió, pero más le sorprendió que lo citara a media noche. Por lo general no confiaba en nadie, pero él le generaba un poco más que confianza y eso que apenas y sabía su nombre.
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Nota de autora: No hay nota, solo bonitos deseos.
❤️🫀❤️
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