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28

Los días siguientes, las cosas estuvieron más tensas que nunca antes. El silencio era asolador, ninguno hablaba, y era imposible pasar por alto las miradas que Sam nos dedicaba cada que nuestros ojos conectaban con los suyos, unas que yo era incapaz de descifrar por completo, pues en algunos momentos encontraba en ellas un brillo contrariado; algunas otras veces desesperado, y en cierto momento, luego de que yo me dirigiese a Jackson para no sé qué, puedo decir incluso que fue despectivo. Recuerdo su expresión: nariz arrugada, ceño fruncido.

Como no podía ser de otra manera, aquel ambiente fue uno que Bryan no pudo ignorar tampoco. Ni siquiera pasó una semana entera antes de que nos increpase al respecto, preguntando qué sucedía de lo que no estaba enterado. Jackson estaba tan harto como todos los demás, por lo que, en cuanto preguntó, no dudó en decirle que se sentara porque teníamos que decirle algo muy importante y sería mejor que recibiese así la noticia, al menos si no quería «irse de culo, como Sam». Le advirtió, antes que nada, que no buscábamos reproches ni tampoco saber si su opinión iba en contra, que lo que iba a decirle era solo porque éramos amigos y deseaba que estuviese al tanto de cómo estaba el asunto.

Con justa razón Bryan se puso nervioso, no tuvo problema en decir que nos dejásemos de rodeos y lo escupiésemos de una buena vez, porque comenzábamos a asustarlo. Jackson se lo hizo saber con la mayor naturalidad del mundo, utilizando la palabra que yo llevaba tanto tiempo esperando que emplease.

―Alessio y yo estamos juntos. ―Dio un par de segundos, y como para no dejarlo a libre interpretación, agregó―: Somos novios.

No me asombró que pensase que le estábamos gastando una jugarreta, pues se rio, pero al ver que ninguno de los otros le seguíamos, se detuvo. Nos cuestionó con la mirada si era cierto lo que acababa de escuchar. Lo que sí me tomó desprevenido, fue que reaccionase mucho mejor que Sam; estaba confundido, pero no enfadado

―Bueno... eso hace que muchas cosas tengan sentido.

Él, debo decirlo, despotricaba más en contra de los homosexuales cuando el tema salía a flote, más que Sam, y aun así fue él el más respetuoso con nosotros luego de enterarse.

En aquella ocasión solo nos dijo que era muy extraño, y también hizo muchas preguntas respecto a si era algo en serio o si solo estábamos acostándonos, porque había escuchado de muchos otros que se movían en nuestro mismo ambiente y optaban por «divertirse» de ese modo. Sí, yo igual escuché esos rumores, secretos a voces de fiestas salvajes, con alcohol y drogas repartidas como si fuesen agua fresca y caramelos de menta; reuniones que siempre terminaban en orgías monumentales, donde poco importaba la diferencia entre hombres y mujeres. Le dije que era algo serio, Jackson me secundó en eso.

Pensándolo ahora, habiendo tenido tantos años para darle vueltas desde la distancia, incluso pese a todas sus malas y muchas veces hirientes bromas, tenía todo el sentido del universo que fuese Bryan el más receptivo con el tema. Aunque difícil de verlo si solo se nadaba en su superficie, tenía la mente bien abierta para los años que corrían: siempre dejó claro su rechazo al matrimonio y a la paternidad, además de su total apoyo a estilos de vida considerados más «libertinos». Sam, pese a ser tranquilo y un buen hombre, porque con todo era y es una gran persona, tenía ideas muy distintas. Él creció en una familia más conservadora ―y religiosa― que la mía, donde el único motivo por el que sus padres le dejaron hacer música, fue porque su padre, en su juventud, fue un talentoso pianista. Lo que su papá jamás esperó, fue que su carrera musical fuese a volcarse en algo como la música rock.

El asunto es que Bryan nos aceptó rápido, y al cabo de unas cuantas semanas, ya ni siquiera se sorprendía cuando Jackson se tomaba la libertad de darme un pequeño beso en los labios; cosa que, a Sam, le tomó meses procesar. Lo único que ambos nos cuestionaron en varias ocasiones, fue sobre Paige. «No sabía que habías roto con ella», a lo que Jackson respondía que no hizo.

―Ya veré cómo solucionarlo cuando llegue el momento.

Nunca llegué a saber cuándo sería para él «el momento».

No solo fue a nuestros amigos a quienes tuvimos que enfrentarnos; se lo dijimos también a Raphael, después de todo era un hombre con el que convivíamos muchísimo. Su respuesta no fue buena ni mala, solo indiferente, y para mi sorpresa fue, de todas, la que mejor me hizo sentir, de cierto modo.

―Vamos, muchachos, si me dieran un dólar por cada secretito de estos que tengo que guardar, ya estaría retirado dándome la buena vida en Miami. ¿Para qué me lo cuentan? ―Hubo un silencio antes de que añadiese―: No estarán pensando en hacerlo público, ¿o sí?

La idea de hacer pública nuestra relación no me molestaba, en realidad me daba mucho miedo, sin embargo, supuse que sería como cuando mis padres me llevaron a la playa cuando era un niño. A mí me daba miedo el mar, tanto que me ponía a temblar la sola idea de que el agua que arrastraban las olas al romper, me llegase a los pies. Me quedé en la orilla, en la arena, incluso cuando me moría de ganas por ir junto a los demás para divertirme. Mi padre me dijo que estaría bien, que para que los miedos fuesen superados, debían enfrentarse. Me pidió que cerrase los ojos y, al hacerlo, me tomó de la mano y me llevó hasta allá donde yo deseaba ir. De pronto me encontré sumergido en el agua hasta la cadera, una ola rompió contra mi piel y me di cuenta de que me encantaba la sensación; fui incapaz de comprender cómo segundos atrás ni siquiera conseguí acercarme.

Tuve el presentimiento de que revelarnos al ojo público sería similar, pero antes de tener la oportunidad de decir nada, Jackson habló.

―No, claro que no. ―Me le quedé viendo. Ni siquiera pareció una respuesta de impulso, sino algo que pensó y se convenció de no querer hacer.

―Pero, en el hipotético caso de que quisiésemos hacerlo, podríamos, ¿no? ―Me observaron de tal forma que sentí como si todos supiesen la respuesta, menos yo.

―Claro, en el momento en que ya no les preocupe ser escuchados y quieran que la disquera les cancele el contrato por ventas bajas, adelante.

Recuerdo tu mirada. Eso era lo que más te preocupaba; que nuestro éxito pusiese verse opacado por dicho detalle, y una parte de mí, muy en el fondo de mi consciencia, supo que eso era todo lo que importaba.

No quería saber más, pero de cualquier manera Raphael insistió en explicármelo a detalle, como si fuese estúpido o no quisiese que cometiera alguna idiotez que nos costara el trabajo a todos. Me comentó que la mitad de nuestro público eran hombres a los que la idea de las parejas gay no les causaba ni un poco de gracia, y más de la mitad de ellos no dudarían antes de abstenerse a comprar nuestra música solo por las cosas que hacíamos en nuestra vida privada.

―La gente no sabe separar el arte de sus artistas, a menos que estén muertos.

Asimismo, me hizo saber que la otra mitad eran adolescentes que veían en la banda ―y en Jackson, específicamente― una especie de símbolo sexual que se rompería por completo si desvelaba sus preferencias.

―Acabarían con la fantasía, y si ellas no sueñan con acostarse con ustedes mientras escuchan sus canciones, no los escuchan y punto. Así es como funciona este negocio, Alessio.

Me pregunté, por primera vez, qué tanto estaba dispuesto a sacrificar en pos de no echar por la borda una carrera que prometía ser brillante. Por mucho tiempo no estuve seguro de la respuesta, así que hice lo que mejor sabía: dejarme llevar por la corriente Waterhunt.

Volvimos fuertes al medio, la vorágine con una fuerza que jamás hubiese imaginado ni siquiera en mis sueños más salvajes. Nuestro disco se estrenó sin ninguna clase de complicación o contratiempo, y tal y como lo esperamos desde un inicio, fue un éxito innegable y rotundo. Fue tan grande e imposible de ignorar, que Thrill Titanium y todo lo que nos regaló, palideció a un lado de nuestra nueva concepción de lo que era el triunfo. Solo durante la primera semana, pudimos alardear de haber superado el número total de ventas del álbum anterior, lo que es decir mucho y no me haré el humilde, cuando todavía me siento orgulloso de la obra que lanzamos al mercado.

¡Heeeey, ya es domingo -para no perder la costumbre-! ¿Qué les ha parecido el capítulo? Jack y Ale han dado un paso bastante importante, pero ¿qué sigue ahora?

No es por hacer spoiler, pero será mejor que se preparen para lo que viene, just saying.

Sobre la lista de reproducción, ya está lista, pero quería hacerles una pregunta: ¿ustedes la preferirían en Spotify, como lista en Youtube o ambas?

Recuerden que nos leemos de nuevo el miércoles, en serio amo todos sus comentarios, encontrármelos en los post que hago en facebook y saber que les gusta la historia, son los mejores. ;u;

Xx, Anna. 

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