11
La tan ansiada respuesta llegó alrededor de un mes después, luego de un ensayo mientras solo estábamos perdiendo el tiempo. Uno de los buenos días, que significaba que Jackson no me ignoraba, sino que me trataba casi normal; casi como los buenos amigos que habíamos llegado a ser, pero quedándose en solo conocidos cordiales sin mucho en común.
Él fue quien atendió el teléfono, nos hizo toda clase de señas con las manos mientras charlaba con quien estuviese al otro lado de la línea. Fue un milagro que se hubiese contenido lo suficiente para no expedir un grito de emoción pura al igual que el resto de nosotros. Cuando colgó nos lo dijo: Nine Circles nos quería con ellos. Era solo un contrato, aún quedaban muchos detalles por arreglar, sin embargo, se sintió como ya hubiésemos alcanzado la cima del mundo.
Salimos a celebrar como era debido. Depeche Mode suena en mi cabeza cada que trato de evocar momentos exactos de aquella ocasión, ellos y muchas luces de colores; también la sonrisa de Jackson luego de que, en su euforia, se olvidase de que no nos hablábamos y decidiera abrazarme como a un viejo colega al que no veía hace mucho tiempo.
Me arrebataste el aliento, y si la noche hubiese acabado ahí, habría sido una de las mejores en toda mi vida. Pero como bien sé, soy un experto en llevar demasiado lejos las cosas; me escabullí junto a Violet fuera del local por la puerta trasera llevado por la embriaguez. El callejón apestaba a algo en descomposición, pero no nos importó demasiado.
Me esforzaba encarecidamente por hallar en mi novia algo que me volviese loco, pues era una mujer guapísima. Ella era todo lo que me hubiese hecho delirar de haber estado en otro momento de mi vida; el problema era que cuando la veía, cuando nos besábamos o cuando levantaba su falda para mí, yo no era capaz de sentir nada además de culpa.
Me pasó un condón y yo traté de encontrar la motivación para poder utilizarlo acariciando su cuerpo. No funcionó.
No he sido cobarde hasta este momento y no tiene sentido que comience ahora a esconder las cosas. Aquel momento idílico en mi vida se transformó en frustración corriéndome por las venas. Me preguntaba una y otra vez por qué era incapaz de excitarme con ella, si no tuve problema para hacerlo antes con otras mujeres. Conocía la respuesta y sé que tú también; lo diré de todos modos para que sientas, aunque sea por proximidad, toda mi vergüenza: solo era capaz de calentarme si pensaba en ti. Era trise, incluso un poco patético.
Me culpé por muchas cosas, como por no esforzarme en volverla la figura protagonista de mis fantasías sexuales. De ese modo, pensé, tal vez habría conseguido que lo nuestro funcionase. El inconveniente era que por las noches quien venía a hacerse un sitio en mi cama, junto a mí ―a veces sobre mí―, era la misma persona a quien está destinada esta tortura.
No podía explicarle eso a Violet, así que le eché la culpa al alcohol y no a que fuese ella y no tú.
Tengo grabada en la memoria su mirada de desilusión. Estoy seguro de que se debió a su repentina comprensión de que, sin importar qué, esa noche no sucedería nada entre nosotros. Para mí, contra todo pronóstico, significó otra cosa. Me vi en sus pupilas, decepcionado por no poder ser lo que se esperaba de mí.
Se marchó, me dejó ahí sintiéndome como el hombre más idiota que la ciudad hubiese visto alguna vez.
Las siguientes semanas fueron agotadoras tanto física como emocionalmente. Firmamos un primer contrato por tres álbumes bajo la advertencia de que, de no obtener las ganancias esperadas, ellos podían terminar con el acuerdo en cualquier momento. Nos dieron un presupuesto para rentar un estudio de grabación en forma en nuestra ciudad y un plazo de dos meses para entregarles un producto terminado.
El tiempo y sudor que invertimos en Thrill Titanium nadie puede imaginárselo, eran jornadas exhaustivas en las que pasábamos en la cabina al menos diez horas seguidas casi toda la semana. Nos asegurábamos de que todo fuese perfecto, repasábamos las pistas una y otra vez hasta el cansancio.
Amaba la música, aún lo hago, pero el proceso de creación de ese primer disco todavía aparece en mis peores pesadillas y temo que jamás me dejará descansar. Si se lo preguntara a los demás, estoy seguro de que responderían lo mismo.
Algo curioso, es que, hasta ese momento, desde los quince años, no me sangraban las yemas de los dedos con las cuerdas de la guitarra. Al terminar siempre debía cubrirme los dedos con banditas para proteger aunque fuese un poco las heridas. Con las semanas terminé de hacer callo sobre el callo.
Tuvimos muchos quiebres mentales durante el proceso, ahora mismo viene a mi cabeza un día en que optamos por tomarnos un descanso para relajarnos antes de continuar con la faena, todo eso después de que Jackson comenzase a gritarle a Bryan que era un incompetente por no entrar a tiempo. En tu defensa diré que sí, él no entraba cuando le tocaba y nos hacía regrabar algunas cosas; en pos de Bryan diré que la situación no era tan grave como la hiciste ver. Cuando todos nos percatamos de ello, decidimos bajar el ritmo.
―Necesito un porro. ―Recuerdo la forma en que sobaba sus sienes, como si estuviese a punto de explotar. Yo llevaba un rato fumándome uno, pues solo así era capaz de soportar todo el trabajo y el agotamiento.
―Ya no hay.
Fui el único que respondió, pues nuestro baterista se había marchado para respirar y caminar. Como se hubiese quedado en el estudio, alguien habría terminado con la nariz más rota que la cordura.
―¿Y ese que tienes tú?
―Es tabaco.
―Eres un mentiroso, hasta acá huelo que no es tabaco.
―Igual es mío, consíguete el tuyo.
Te levantaste y me lo quitaste de todos modos.
―He estado trabajando en una nueva canción ―comentaste luego de darle una calada, mientras tomabas tu libreta y pasabas las hojas de la misma hasta encontrar lo que estabas buscando.
―¿Ah sí? ―Debo admitir que no le prestaba demasiada atención, de hecho, comenzaba a tener sueño y me cuestionaba si estaría mal echarme una siesta en el suelo o alguna tontería así, como siempre que fumaba marihuana―. A verla.
―Yo también quiero ver. ―Era Sam.
―Tomé el concepto del espectro de media noche y todo eso, me pareció que sería interesante. ―Hasta ese momento no era consciente del porqué de la explicación que nos estaba dando, pero continué en la plática.
Le pasaste tu libreta a Sam para que él leyese la canción. Mientras, yo extendí mi mano hacia ti y moví los dedos para pedirte que me regresaras el porro; le diste una calada más antes de pasármelo.
―Veamos. Imágenes de agua violenta y una tormenta en medio del mar...
Comenzó a leer la canción como si fuese un escrito cualquiera, a mí me pareció bien. En general me asombraba la capacidad que poseías para escribir, pues dabas un enfoque de tu vida y opiniones de una manera curiosa. Muchas veces escuchando tus letras era la única forma de echarle un vistazo a las cosas dentro de tu cabeza.
No noté nada fuera de lo normal hasta que llegó aquella línea del estribillo.
―Espectro de media noche, tú vienes, me enredas y te vas. Cuéntame por qué te me apareces en sueños, me besas y después me tiras a un lado. ―Sam continuaba leyendo, pero yo me ahogué con el humo y tuve que doblarme a toser. Entonces se detuvo y yo le hice una seña con la mano para que continuara.
―Continúen, me estoy muriendo. Ya vuelvo.
Salí casi corriendo del estudio y sí que necesitaba respirar, pero también sacudirme la incomodidad que me provocó escuchar eso. Para entonces había olvidado casi por completo todo lo sucedido, estaba tan inmerso en nuestro trabajo como para darle importancia y creí que tú también.
De nuevo estaba dándole vueltas a todo en mi cabeza, cosa que no me hacía ninguna clase de bien. Si no era su intención jugar conmigo, al menos fue eso lo que yo interpreté. Empecé a considerar que eras consciente de todo el lío mental que yo llevaba y escribías eso solo para volverme loco.
Lamento haber sido tan desconsiderado contigo, sin embargo, seamos sinceros, ¿qué querías tú que yo respondiese? Ambos tuvimos nuestros errores, el tuyo fue darme señales tan contradictorias entre sí, dejando de hablarme por días enteros y después escribiéndome una canción; tratándome como si fuese un extraño, pero esperando que yo te tratara igual que siempre. El mío de entrada fue darle tantas vueltas a todo. No podemos culparnos, éramos jóvenes y estábamos asustados, y como tal, dejamos que el tiempo siguiese avanzando sin importarnos toda la vida que estábamos desperdiciando en el proceso.
¡Heeeey! Es miércoles, qué gran día. Lo digo siempre, pero es que siempre es así, no saben lo mucho que quería que leyesen este capítulo uwu.
¿Qué les ha parecido? Alessio y Jackson traen sus movidas pero los dos le dan muchas vueltas a todo, ¿no?
Espero que les haya gustado, recuerden que un voto o un comentario siempre me ayuda <3 nos leemos el domingo.
Xx, Anna.
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