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Varios encuentros

- ¡Ah! ¡Al fin paz y tranquilidad! - exclamó Rengoku Shinjuro cuando se sentaron a la hora del almuerzo en la residencia. Esos niños insoportables se habían ido luego del desayuno y por fin podía relajarse, al menos por unos días. No tendría que estar oyendo los gritos del chico cerdo, o el llanto del discípulo de Jigoro, y menos tendría que ver la cara de tonto feliz del tipo de la cicatriz en la frente. La única que quedaba en la casa era la niña demonio, pero era a quien más soportaba, porque solo salía cuando se ponía el sol la mayor parte de las veces, y además, no hablaba, eso era un punto a su favor.

- Yo creo que la casa se siente un poco solitaria - dijo Senjuro mientras servía el arroz.

- ¡Umu! ¡Yo también lo creo! - asintió Kyojuro.

- Tanjiro san fue muy considerado al preparar de antemano mucha comida aniue - expresó muy contento el menor de la familia.

- ¡Oh! - dijo sorprendido su hermano mayor - ¡El joven Kamado es realmente muy atento! ¿No crees que seria un excelente esposo algún día, padre?

Shinjuro se atragantó con el arroz.

- ¡Por qué me lo preguntas cof! A mí, cof, cof - dijo tosiendo. Ese hijo suyo quería matarlo. ¡Qué clase de pregunta era esa! ¡¿Que le importaba a él si el maldito Kamado sería un buen marido!?

- Yo creo que lo seria, Aniue, Tanjiro san es amable, trabajador y considerado, ¡creo que son cualidades importantes!

- ¡Umu! ¡Es como dices Senjuro! ¡Son cualidades importantes! ¡En ese caso, Senjuro también será un buen esposo para alguien algún día jajajaja!

- ¿Lo crees, hermano? - dijo el chico.

- ¡Por supuesto! ¡Serás el mejor!

- ¡Gracias hermano! - respondió con las mejillas rojas.

Shinjuro se calmó un poco. Al menos la conversación tomó un rumbo más normal y nadie dijo nada como "ojalá Kamado pueda casarse con alguien de la familia Rengoku" o algo similar, porque iba a correr sangre.

•••

- Si que se siente un poco solitaria la casa - dijo el patriarca de los Rengoku un par de días más tarde. Ya había atardecido y sus hijos aun no volvían del mercado.

- Hmmm...- le respondió Nezuko sentada junto a él en el engawa.

- Pero no digas nada, menos a los cabezas huecas de mis hijos, van a pensar que me he vuelto un viejo blandengue. - añadió dándole palmaditas en la cabeza.

- ¡Hmmm hmmm! - dijo ella en respuesta, entrecerrado los ojos, y sonriendo con la mirada. Sabía que ocultos tras una de las puertas shoji, dos hermanos habían presenciado el intercambio.

•••

Un día después de aquello, la casa se quedaría aún más vacía porque el hijo mayor se despedía de su padre y su hermano, se ausentaría por un par de días, puesto que visitaría la finca mariposa para su chequeo habitual y de paso iría a ver a su amigo Uzui Tengen. Se despidió en el umbral de la casa.

El camino hasta el hogar de Tengen fue bastante entretenido, se encontró con varios jóvenes cazadores que iban o regresaban de sus respectivas misiones. Pero la mejor parte de viajar en solitario era la comida, cuando lo veían solo mucha gente de su ciudad y en general del territorio que estaba a su cuidado, lo agasajaban con muchos alimentos, Kyojuro sabía que de no llevar un estricto régimen de entrenamiento donde quemar todas esas calorías ya estaría rodando. Él no se quejaba, correría hasta la residencia del ex pilar del sonido si fuera necesario, energía tenia de sobra después de todo.

Le complació ver que su amigo estaba perfectamente, el retiro le sentaba bien, por supuesto, Tengen conservaba su fuerza y su agilidad y su asombrosa habilidad con la espada, lo sabía de sobra de cuando venía de visita y ayudaba a entrenar a los chicos, la mayoría de los demonios no serían un problema para él, y sin embargo había elegido salirse de la vida de cazador.

Muchas veces Kyojuro se preguntó porque no hizo lo mismo, creía que de no haber podido pelear lo hubiera hecho, eso fue, al menos, lo que le comunicó a Ubuyashiki sama cuando lo vio la última vez, pero su cuerpo se había recuperado demasiado bien para lo que le había pasado. Él seguía conservando su fuerza, y no podía retirarse, seria faltar a su promesa, y a todo lo que él era, y ahora tenía una razón aún más personal. Como su amigo, Kyojuro tenía a alguien a quien amaba, no lo dejaría solo mientras pudiera empuñar una espada a su lado.

Tengen y sus historias nunca dejaban de sorprenderlo, aun ahora, retirado el hombre tenía un sinfín de aventuras que quería compartir con él, algunas eran un secreto para sus esposas, por lo que Rengoku fue obligado a jurar que no diría nada. Por suerte para él, ninguna de las mujeres de su amigo le hizo ninguna pregunta.

Dejó el hogar de Uzui con el corazón ligero y contento, ver a su amigo feliz era todo lo que podía desear.

Lo que seguía en el itinerario era menos agradable, luego de pasar la noche en casa del antiguo pilar del sonido, se encaminó al territorio de la pilar de los insectos.

No es que Shinobu no le agradara, para nada, la respetaba y la admiraba mucho, la consideraba su amiga, es solo que estas últimas ocasiones las revisiones se habían vuelto un poco... invasivas... era entendible, sobre todo después de la noticia que lo dejó pasmado en uno de los exámenes anteriores:

- Kyojuro la única razón por la que estas con vida, es porque en algún momento fuiste infectado con sangre de demonio.

Kyojuro se había atragantado con su propia saliva "¿qué?" había querido preguntar, pero las palabras no dejaban sus labios.

- Probablemente fue durante tu pelea, cuando la tercera creciente te atravesó y luego se arrancó los brazos ¿no? o quizás un poco antes, algo se su sangre logró entrar a tu sistema - continuó Kocho. - lo cual me hace pensar... ¿por qué no te has convertido en demonio aún? - decía pensativa mientras anotaba cosas en una libreta, Kyojuro de repente se sintió muy vulnerable allí sin camisa en medio de la oficina de Shinobu.

-¿Crees que lo haga?- preguntó nervioso - que me convierta en un demonio, quiero decir.

- Umm... no, ya lo hubieras hecho, tus células son completamente humanas, es interesante, realmente interesante... de todas formas tendremos que chequearte periódicamente, es fascinante que te recuperaras de un daño como ese, ni siquiera hubo daño nervioso... ¡por suerte, por supuesto!

La sonrisa un poco maniática de la pilar le hicieron preguntarse si ese por suerte era también porque se conseguía un conejillo de indias gratis. Bueno, al menos era gentil con él.


•••

Kocho Shinobu estaba teniendo un mal día, hasta que vio llegar a su paciente favorito.

- ¡Rengoku san! ¡Qué bueno que llegaste puntualmente a tu revisión! - exclamó contenta, hoy era día de tomar una biopsia, y Shinobu adoraba los días de biopsia. Aunque no eran muy frecuentes... que lastima.

- ¡Kocho san! ¡Es un placer ver que gozas de buena salud!

A Rengoku le hubiera gustado hablar más, pero ella ni corta ni perezosa lo llevó a una de las consultas muy emocionada. Él se dejó hacer, era mejor salir de lo malo rápido.

Rengoku Kyojuro había resultado ser un caso bastante singular desde el punto de vista de Kocho, para empezar sobrevivió a tener un brazo traspasándole las entrañas, y para colmo se había recuperado estupendamente, eso le daba pistas, si Rengoku había sido infectado con suficiente sangre demoniaca como para regenerar casi todo el tejido dañado, lo suficiente al menos, para que su organismo hiciera el resto, ¿cuál era exactamente el límite? ¿funcionaría con la sangre de cualquier demonio, o solo en aquellos que tenían concentraciones elevadas de la sangre del demonio progenitor? ¿Sucedería lo mismo en otros cazadores o era un caso único el del pilar de las llamas? Cuando se enteró de la rara habilidad del discípulo de Himejima, se empezó a hacer preguntas, y empezó a tratar la demonización como una enfermedad más.

La observación de uno de sus médico le dio mucho en que pensar, tras un exhaustivo estudio y muchos experimentos ella y los otros doctores pudieron llegar a varias conclusiones: la demonización tenia dos fases, en la primera o fase inicial la enfermedad se comportaba como un virus, las células infectadas se reproducían con el material genético invasor en su interior, en la segunda o tercera generación era donde se apreciaba el cambio, las células que no estallaban venían mutadas, era en esas células precisamente donde se daba la segunda fase de la demonización, aquí la enfermedad se comportaba como un cáncer, haciendo metástasis por todo el cuerpo del individuo. Naturalmente no podían saber mucho mas porque las muestras donde experimentaban eran muestras de sangre o tejido de voluntarios, y no iban a intentar demonizar a alguien al azar para saber más.

Otra conclusión derivada de la primera era que en ciertos casos el cuerpo humano podía combatir hasta cierto punto la infección, esto se daba en soldados que provenían de un linaje continuado de cazadores de demonio, al parecer sus anticuerpos eran capaces de detectar a tiempo las células infectadas y exterminarlas. Era la inmunidad adquirida tras estar expuesta la familia generación tras generación a la sangre de demonio. Ese parecía ser el caso de su compañero Kyojuro, la familia Rengoku era una de las pocas que quedaban en la cofradía cuya estirpe se remontaba a siglos atrás y la única en tener un linaje ininterrumpido de cazadores de demonios y de pilares de la llama. Pero pudo observar la misma reacción en la sangre de otros cazadores provenientes de familias dedicadas a la causa durante al menos cinco o diez generaciones.

Y la otra conclusión era que existían individuos con sangre especial, como el joven Genya y uno de los kakushi, que podían tolerar cierto grado de demonización y sus efectos. No tenía más datos para probarlo, pero sospechaba que estar emparentado con un marechi podría ser parte de la causa.

La biopsia no fue muy dolorosa, al menos no fue peor que que le extrajeran una muestra de liquido raquídeo, y Kyojuro se enteró allí de los avances de su investigación.

- Quizás la cura para la hermana de tu tsuguko no sea tan imposible como se pensaba - concluyó ella, con una sonrisa, a Kyojuro se le antojó una de las mas sinceras que había podido ver en su compañera.

- Es todo gracias al trabajo de Kocho y su equipo - le respondió él - ¡y de nosotros los conejillos de indias también! - añadió orgullosamente, y ella se echó a reír.

- Shinobu, ¡tú y Giyuu se parecen mucho! - exclamó él sorprendido, poniendo sus manos sobre los hombros de ella y haciéndola saltar debido a su exabrupto - ¡cuando sonríen de esa forma tan honesta es como ver el cielo despejarse!

Ella abrió mucho los ojos.

- ¿Qué tontería estas diciendo tan de repente Kyojuro? - dijo levantándose de su asiento junto a él y dándole la espalda - ¿alguien te dio anestesia para que estes drogado?

- ¡Umu! ¡Estoy perfectamente! - dijo él sin perder sus ánimos.

¿Qué diablos le pasaba a Rengoku, soltando cosas como esas así de repente! ¡Ella no era como Tomioka! ¡Ella al menos hablaba! ¡Cuando viera al pilar del agua lo pincharía un poco con su espada!

•••

El pilar de las llamas fue invitado a descansar en la mansión de las mariposas hasta que sus resultados estuvieran listos, eso demoraría hasta el otro día, y el se preparó para disfrutar un poco de tiempo a solas en los jardines de la mansión. Eso y comer la deliciosa comida que la señorita Kanzaki preparaba, claro. Estaba lleno y contento cuando vio llegar al cuervo de Shinobu con una orden de misión.

Casi al mismo tiempo, por el otro lado de la finca entraron varios miembros del equipo médico cargando a un par de cazadores y civiles gravemente heridos a cuestas. Su compañera estaría con las manos llenas entre la misión a la que debería partir cuanto antes a la mañana siguiente o sus pacientes graves. ¿Cuántas veces le habría pasado algo así a Kocho? Probablemente trataría de hacer ambas cosas. ¡Qué bueno que no tendría que ser esa vez, ya que él estaba allí!

- Kocho, ¡déjame ir a la misión en tu lugar!

Ella lo miró de arriba abajo, por supuesto que se ofrecería...

- Tienes a 6 pacientes graves en este preciso instante, dos entre la vida y la muerte, tus mejores doctores tardaran un par de horas mínimo en llegar, y aun si todo sale perfectamente ya es tarde y no podrás dejar a los heridos sin tu expresa supervisión por las cuatro u ocho horas después de la cirugía. Yo me encargaría de los pacientes en tu lugar, ¡pero soy un ignorante! - explicó el Hashira de las llamas.

Shinobu se dio un manotazo en la cara. Este hombre hablaba como si le estuviera pidiendo que le dejara hacer el trabajo fácil.

- Bien, - dijo a regañadientes , de todos modos la misión no parecía muy urgente ya que el cuervo decía que saliera al día siguiente, y si todo iba bien podría relevar a su compañero en poco tiempo, eso en el casi imposible caso de que Rengoku no hubiese terminado con el demonio antes.

El rostro de Kyojuro se iluminó.

- ¡Muy bien! ¡Me iré en la mañana!

- Luego de ver tus resultados.

- ¡Sí!

Esa misma noche un cuervo kasugai muy conocido por él entró por su ventana con una carta de Tanjiro, lo que le narraba era realmente divertido, le alegraba que todos estuvieran bien, aunque le pareció un poco sospechoso que el maestro hubiera permitido que seis cazadores de alto y medio rango estuvieran presentes en la misma locación "de vacaciones", cuando a él se le rompió el mango de su espada siendo Kinoe le dieron una de repuesto en lo que arreglaban la otra y a cazar demonios se ha dicho. Lo mismo oía de sus compañeros, quizás estaba sobre pensando las cosas, pero por si acaso, le dijo a su chico que se mantuviera alerta, el patrón no solía dejar las cosas al azar. También le indicó que visitara al artesano Furukawa, al que le había encomendado una sorpresa para él. esperaba que el joven Kamado aceptara su regalo y sobre todo que le gustara.

•••

Al otro día, el pilar de la llama se despidió de Shinobu y de los demás en la mansión, la pilar lucía unas grandes ojeras bajo los ojos. Se encaminó al lugar donde se habían reportado las desapariciones.

El sitio era un pueblo pequeño de campesinos, que subsistían mayormente del cultivo del arroz, al indagar un poco los habitantes le comentaron que era una maldición con la que vivían las personas de los pueblos aledaños también. Al parecer cada veinte años mas o menos uno de los pueblos de la zona caía en desgracia y las personas empezaban a desaparecer de tanto en tanto, venía ocurriendo desde la época de sus abuelos, explicó un hombre de mediana edad. Pero en toda su vida era la primera vez que la mala suerte visitaba el poblado de Yamagawa.

Otra cosa que le sorprendió fue escuchar el nombre de la montaña en cuya falda se situaba el poblado: Kumotori, la misma montaña donde el joven Kamado había vivido con su familia, según lo que le había dicho su aprendiz ellos moraban en la cara este de la elevación donde los bosques eran más espesos, esencial para su negocio de vender carbón. Este poblado se situaba mas al oeste y el cauce de agua que bajaba desde el monte era la principal fuente de la prosperidad de sus campos de arroz.

Ya era primavera y las lluvias hacían que el terreno estuviera lleno de lodo. Ya había pasado poco mas de un año desde que abriera los ojos. Y él estaba fascinado por el paisaje.

No había como tal una posada donde quedarse, pero una de las familias campesinas le ofreció una habitación en su hogar. Rengoku se lo agradeció haciendo una respetuosa reverencia, y se dispuso a esperar que cayera la noche.

Esa madrugada no pasó nada, podía sentir la presencia del demonio, pero era tan tenue y estaba tan dispersa que no pudo identificar de dónde procedía. Por suerte no hubo bajas entre la población tampoco.

La segunda noche transcurrió de igual manera, el demonio al parecer estaba decidido a evitar una confrontación.

Lo mismo sucedió al tercer día y al cuarto, pero el quinto día, el engendro de Kibutsuji no pudo aguantar más su hambre. Bastante se contenía ya cambiando de pueblo en pueblo, eliminaría a ese cazador primero, esos siempre eran un manjar, carne de primera, deseaba que fuera un marechi, ahí sí que sería un festín.

Desafortunadamente para él, Kyojuro no estaba muy dispuesto a dejarse devorar. Pero por mucho que tratara el cazador ninguno había acabado con él durante los casi cien años de su existencia, no era una luna porque no quería, ya había visto como terminaban esos imbéciles, a él déjenlo mejor comerse sus bocadillos semanales y mantener un perfil bajo. Que fuera demonio no quería decir que fuera tonto.

Por muy pilar que fuera el cazador, por muy fuerte que fuera, si no mataba sus seis cuerpos en orden, del mas pequeño al mas grande, y le cortaba la cabeza al final, no habría forma de que lo asesinara, él tenia seis cuerpos, y el cazador era solo uno. Seria cuestión de tiempo hasta que se cansara y entonces ... mmm... masas de lujo, se cenaría a ese pilar de las llamas con mucho gusto, empezaría por esos jugosos pechos que tenía y luego...

¡El maldito cazador se había dado cuenta!, lo estaba cortando, en el orden preciso, sus armas no podían hacer nada contra la maestría con que empuñaba la espada, estaba ejecutando una postura tras otra como en una danza, como los actores en los festivales a los que iba con su hija... ¿tenía una hija...? Él era un demonio, los demonios no tienen niños, eso es de humanos... entonces ¿de quién era aquella mano?

Con una última exhalación la espiral ígnea, sexta postura de la respiración de la llama, le cercenó los brazos y la cabeza.

Antes de desintegrarse por completo el demonio se estremeció, trató de mirar hacia la nueva presencia que había hecho acto de aparición, ¿por qué no pudo haber llegado antes?, no... sabia que era inútil. Le dio un poco de lastima el cazador, el último corte ni siquiera le había dolido, al final casi había sido tratado con misericordia, lo vio tensarse y apretar con mas fuerza la espada antes de cerrar los ojos e irse al infierno.

•••

Akaza estaba molesto. Molesto era poco. No solo no había podido hacer ningún avance en su búsqueda de la estúpida flor azul y luego su maestro los había llamado de nuevo, esperaba que esta vez, si hubieran matado a alguien ese alguien fuera Douma.

Para su desgracia tanto la primera como la segunda luna creciente estaban muy bien de salud.

Su amo envió a los dos bichos raros de Hantengu y Gyokko a seguir una pista, probablemente fracasarían, si él durante años no ha podido encontrar la flor, menos lo iban a hacer esos inútiles.

Su humor empeoró cuando tuvo que soportar lidiar con los otros dos que quedaban. Los mataría un día. Mas pronto que tarde.

Pero el verdadero origen de su mal humor era no haber podido encontrar a Kyojuro en meses. Casi, casi maldice el nombre de su señor por haberlo enviado al otro lado de Japón tras una pista inútil, como las mil pistas inútiles que había seguido antes. Él solo quería encontrar a alguien digno contra el que pulir sus puños, no era mucho pedir un pilar de vez en cuando...

Al terminar la reunión, le indicó a la mujer del biwa que lo dejara en unos bosques cerca de donde había oído una historia que podría o no, ser una pista sobre el paradero de la flor azul. Otra montaña repleta de espesos bosques, otro pueblo lleno de espíritus débiles. Probablemente otro fracaso.

Allí fue cuando lo vio. Brillando mas que la luna en el cielo nocturno. Como la luz de un faro en el mar tormentoso, llamándolo y guiándolo a la orilla. Una brasa ardiente chisporroteando en medio del silencio. Como fuegos artificiales estallando de repente frente a sus ojos. Casi podía probarlo en la punta de su lengua: allí en la falda de la montaña, cerca del miserable nido de débiles humanos, brillaba en todo su esplendor el espíritu de pelea de Rengoku Kyojuro y Akaza sonrió por primera vez en mucho tiempo.

Nota:
Disculpen la tardanza, se que debería haber publicado dos días atrás, pero esta semana ha sido un poco complicada, he tenido que realizar trámites etc... Y apenas he podido sentarme a escribir y actualizar al menos este fanfic. Espero que el cap no tenga muchos errores 🙏😅

Por otra parte, este capítulo tiene como título alternativo: exposición de mis pocos/ casi nulos conocimientos de medicina jajajaja, ay X(

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