Todos juntos
Ya era oficial Rengoku Kyojuro tenía cuatro lindos tsugukos.
Tanjiro fue el primero en recibir la carta oficial donde Ubuyashiki sama otorgaba su consentimiento para que aprendiera bajo la tutela del Pilar de la Llama, Kyojuro le había dado la noticia formalmente luego de una sencilla ceremonia del té que realizó para él.
El mayor de los Kamado no se podía quitar de la cabeza su unilateral opinión de lo distante que estaba Rengoku de las personas comunes como él, si no fuera por el trabajo que hacían Tanjiro sabía muy bien que su camino jamás se hubiera cruzado con el de un hombre noble como aquel Hashira.
Luego habían almorzado, un almuerzo bastante tenso, porque Rengoku Shinjuro se sentó a la mesa y no dejaba de mirarlo acusadoramente. Senjuro parecía notar el ambiente y se había callado sin saber que decir para no empeorar la situación, por suerte Kyojuro estaba allí para "animar" el ambiente, no paraba de decir lo delicioso que estaba todo y de contar historias de lo que había visto u oído en la ciudad esos días o de cómo le habían dicho que se podía preparar algún platillo y de la curiosidad que sentía por visitar el nuevo restaurante occidental que abrió en centro de Tokyo.
Por suerte sus esfuerzos no fueron en vano y el humor de todos los presentes se relajó, incluso Shinjuro bufó y negó con la cabeza ante una de las anécdotas de su hijo. Tanjiro respiró aliviado al ver que el padre de su mentor al menos haría el esfuerzo de tolerarlo.
Cuando terminaron, el pilar lo ayudó a instalarse, le mostró su habitación justo al lado de la de Nezuko, Tanjiro que siempre había compartido el dormitorio con sus hermanos se sintió un poco intimidado. Seguido a eso le mostró donde estaba cada cosa en la mansión. Y el espíritu pueblerino del muchacho solo podía pensar en que "la gente rica sí que vive distinto".
Nezuko no salió de su caja hasta que se puso el sol, y fue directamente a saludar a los hermanos Rengoku.
Cuando Tanjiro se hubo instalado y descansado un poco y luego del baño y de la cena, el pilar de la llama que ahora lucía un bonito kimono de matices ocres y un hakama de color blanco lo convido a sus aposentos.
- Joven Kamado quiero mostrarte algo! - dijo haciéndolo pasar a su habitación, estoy en la habitación de Rengoku san..., se dijo Tanjiro, el lugar era perfecto, muy parecido a su maestro, podía parecer simple a primera vista, por el escaso mobiliario, pero el encanto estaba en los detalles, la exquisita factura de cada pieza la delicadeza del paisaje tradicional que adornaba una de las paredes, la elegancia con que un sencillo arreglo floral agraciaba el espacio. Y lo mejor era... el chico no pudo evitar inhalar ávidamente al entrar, aquel lugar olía como Kyojuro mucho más que el resto de la mansión, sintió sus hombros relajarse enseguida, era tranquilizador, Kyojuro estaba vivo, ya no olía a cenizas y humo, sino a puros rayos de sol, al fuego calentándolo al atardecer, y el pobre chico no se dio cuenta de que se había inclinado un poco hacia la fuente principal de aquel olor, fuente que lo miraba inquiridoramente con un gran ojo dorado y carmesí.
- ¿Sucede algo joven?
Tanjiro casi se cae de bruces.
-Ah... no... Rengoku san- dijo apenado - es solo que - calló, bajando la cabeza, allí entre el delicioso aroma natural de su maestro, pudo detectar al estar tan cerca el olor inconfundible de la sangre, y el pungente de la medicina, Kyojuro aun distaba mucho de haberse curado, sus heridas no se habían cerrado por completo... la culpa atenazó su cuello nuevamente, formando un nudo en su garganta, y allí subyacente a todo aquello otro olor que no pudo identificar.
- ¿Tanjiro?
- Tus heridas Rengoku san! Tu cuerpo... - apretó los puños, si continuaba sentía que iba a llorar, y no quería llorar allí, no delante de Rengoku, y menos en su habitación, ¡que espectáculo tan vergonzoso! No quería faltarle el respeto al pilar.
-Mi chico, - dijo Kyojuro poniendo ambas manos vendadas sobre sus hombros - las heridas del cuerpo, así como las del corazón, por muy profundas que sean se curaran con el tiempo. Pueden dejar graves secuelas - y Tanjiro supo que no solo estaba hablando de él y de las heridas de su batalla con la tercera luna demoníaca, Kyojuro conocía su historia - pero, todo se puede solucionar, mientras haya vida hay esperanza mi muchacho.
- Yo lo siento... no quería...- ¿por qué tenía que sentirse de esa forma? ¿Por qué ahora? ¿Era porque no había dormido en tres días? A pesar del cansancio él no había podido evitar venir lo más pronto posible, y todo para arruinar su encuentro con Rengoku de aquella manera...Era realmente irrespetuoso, sentir culpa por algo como eso era harto arrogante de su parte y egoísta, ¿acaso se pensaba que era más fuerte que un pilar? ¿Que podría haber hecho? Y sin embargo se movió durante su lucha contra la sexta creciente, pudo ayudar a Uzui. ¿Cuál había sido la diferencia? ¿por qué no pudo dar un solo paso?
En sus peores momentos Tanjiro incluso llegó a pensar que merecía que el pilar de las llamas estallara contra él, pensamiento que enseguida desechó lleno de remordimiento y vergüenza, por supuesto que era indigno solo imaginar un comportamiento tan bajo por parte de aquel hombre, y como naturalmente era de esperarse Kyojuro en ningún momento le había reprochado nada, solo lo miraba orgulloso de él. Su espíritu más brillante que nunca y su esencia denotando el más puro alivio y agradecimiento: porque había ayudado a su amigo, y porque habían vuelto todos con vida.
Kyojuro, no entendía bien lo que pasaba por la mente de aquel niño, así que haciendo lo único que podía, lo atrajo hacia sí, abrazándolo, Tanjiro enterró su cabeza en el pecho de su maestro, y lo rodeó con sus brazos.
- Está bien llorar ahora, no hay ninguna vergüenza en ello - dijo pasando sus manos por las rojizas hebras del más joven, y el pobre muchacho solo tembló un poco contra él, ahogando sus sollozos. Que niño tan gentil, sonrió Kyojuro, y encendiendo su corazón se propuso hacer todo lo posible para ayudarlo.
- ¿Puedes oírlo Tanjiro? - le preguntó y sin esperar respuesta alguna de parte del chico que continuó apretándose contra él prosiguió - ¡este corazón en mi pecho todavía late! ¡Mientras yo viva te apoyaré! Te enseñaré todo cuanto sé. ¡Derrotarás a Muzan, y volverás humana a tu hermana! Estoy seguro de que tu podrás romper el ciclo de la tristeza.
La convicción con la que Rengoku dijo esas palabras conmovió todavía más a Tanjiro, que apretó más su cara contra el pecho de su maestro, llorando con fuerza, era lo que él había dicho cuando lo llevaron frente a los pilares y el patrón por primera vez, nunca creyó que Kyojuro lo recordaría. Se quedaron así un buen rato. Y cuando al fin el más joven se apartó, la vergüenza lo invadió, ¡¿dónde se había atrevido a meter su cara???!!! ¡Tanjiro te pasaste estás muerto! se dijo, había sido tan agradable y cómodo estrecharse contra el pecho de Rengoku... ¡probablemente había ensuciado sus ropas con tanto llanto! ¡Ahhgg!! ¡No llevo ni un día aquí y ya la he jodido dos veces!! Su rostro no pudo evitar deformarse en una mueca.
- Joven Kamado... - dijo mirándolo Kyojuro muy atentamente - estás haciendo una cara muy rara...
- ¿Eh?
- ¡Pareces constipado! Si tienes esa clase de problemas, ¡le preguntaré a mi padre si le queda de su té!
Tanjiro no pudo hacer otra cosa que echarse a reir, debía estar muy mal para pasar tan pronto del llanto a soltar carcajadas, pero la honesta reacción de Rengoku y el hecho de imaginarse a Shinjuro en una situación como aquella... era simplemente muy gracioso.
- Solo quiero decirte joven Kamado, que una dieta alta en fibra ayuda con la frecuencia y
- ¡Rengoku san basta! ¡Jajaja! - se dobló Tanjiro - ¡parece que lo haces a posta!
- ¿Qué cosa? - dijo el pilar ladeando la cabeza sin comprender.
- No tengo ningún problema, no te preocupes - respondió secándose los ojos. - lo siento, por importunarte tanto.
-Tanjiro, ¡eres mi tsuguko! ¡Quisiera ser tu amigo también! ¡puedes contarme cualquier cosa! Como dije antes ¡te apoyaré! ¡Si te sientes triste estaré a tu lado! ¡Senjuro, Nezuko, el joven jabalí y el chico amarillo también! - le revolvió el pelo con ambas manos. Y Tanjiro se puso rojo otra vez.
- ¡Ahora ven! ¡Mira! - lo arrastró a la única mesa que había en la habitación y se sentaron sobre el tatami, sobre ella había una caja con trozos de pergamino chamuscados dentro, y al lado varias páginas en las que reconoció la pulcra y elegante letra del pilar.
- ¡Lo prometido es deuda!
El mayor de los Kamado lo miró sin comprender.
- ¡Son los registros de los pilares de la llama! ¡Este precisamente es del duodécimo primer pilar de la llama! ¡El primero de nuestra familia en usar la técnica de respiración y el creador de las nueve posturas!
Tanjiro lo miró asombrado, ¡Rengoku lo recordaba todo! Le había prometido ayudarlo y ¿acaso se había dedicado a esto cuando mientras él estaba de misión? ¿Todo este esfuerzo del pilar era para él? el chico quería llorar de nuevo, esta vez de felicidad. ¿Cómo podía aquel hombre ser tan amable?
- ¡Incluso habla de estilos de respiración extintos! - añadió con entusiasmo el primogénito de los Rengoku - ¡probablemente encontremos alguna referencia a la danza de tu familia!
- ¡Rengoku san! - en un arrebato tomó las manos de su maestro entre las suyas - Yo - Kyojuro lo miró fijamente con su incandescente ojo. - ¡Me esforzaré al máximo! ¡Por favor cuide de mí! ¡Maestro! - dijo inclinándose hasta el suelo.
- ¡Yomoya! ¡Yomoya!, ¡me gusta! - exclamó orgulloso el pilar- ahora que oficialmente eres mi discípulo, ¡no te la pondré nada fácil!
- ¡Sí!
- Entrenaremos sin descansar!
- ¡Sí, Rengoku san!
- ¡Perfeccionaremos tu técnica de espada! - dijo animadamente levantando un puño.
- ¡Entendido!
- ¡Practicaremos hasta que no puedas sentir tus huesos! - continuó emocionado el pilar, Tanjiro era perfecto, haría de él un excelente espadachín.
- ¡Hmmm! - exclamó Nezuko que se había colado en la habitación al oir el alboroto, alzando ambos puños decididamente.
- ¡Ejercitaremos hasta el desmayo! - a esto Tanjiro sonrió.
-Hasta que se te caiga la piel de las manos y no puedas dar un paso! - exclamó Rengoku.
La pequeña demonio lo secundó en su algarabía, claramente no entendía de que iba la cosa.
Ya a Tanjiro no le estaba gustando por donde iba esto.
- ¡Hasta que el infierno te parezca un lugar para vacacionar! -
¿Eso definitivamente era muy excitante? No realmente.
Tanjiro se fijó en la puerta, allí estaba Senjuro haciéndole señas en señal de negación con la cabeza. Tanjiro solo se echó a reir nuevamente. Su maestro estaba exclamando ¡Wasshoi! ¡Wasshoi! Siendo secundado por los ¡mmmhh! de Nezuko.
- ¡Nezuko también se hará más fuerte! - decía mirando a la niña que se había levantado una manga del kimono y mostraba sus músculos a Rengoku de una forma muy poco femenina, ¡quien le había enseñado eso a su hermana! Se horrorizó Tanjiro.
- Hermano...- el más joven de la casa Rengoku se sentó junto a ellos sonriendo. - a este paso vas a espantar a Tanjiro san.
Kyojuro soltó una carcajada y atrajo a su hermanito hacia sí.
- ¡Senjuro también entrenará! - dijo - ¿quién protegerá la casa si no?
- No quiero que se me caiga la piel aniue, - se reía Senjuro - además están ustedes aquí...
- ¡Error! ¡Cuando estamos en casa no lucharemos! ¡Senjuro es el jefe! ¡Tienes que protegernos! ¡¿Cierto Nezuko kun?!
- ¡Humm! - asintió la chica mirando al menor de los Rengoku decididamente.
Tanjiro estaba feliz. Ver aquella escena le traía mucha nostalgia, se sintió transportado al pasado, cuando toda su familia se reunía junta y su hermanos y padres llenaban la habitación con sus risas, a pesar de la punzada de dolor ante lo perdido, su corazón latía ahora lleno de alegría al mismo tiempo, por lo que había ganado. Allí con Rengoku él podría encontrar su camino, no sería fácil y lo sabía, pero con Kyojuro, Nezuko y Senjuro kun también a su lado se sentía capaz de enfrentar cualquier obstáculo, Zenitsu e Inusuke también lo apoyarían. En un momento tan simple como ese, Tanjiro abrió los ojos, perfectamente consciente de que no estaba solo.
•••
Zenitsu e Inusuke se reunieron con ellos un par de días después. Rengoku les dio la misma bienvenida y los informó de sus nuevas funciones, el puesto de sucesor venía con nuevas responsabilidades.
Kyojuro los presentó a los cazadores de rango kinoto y kinoe que operaban bajo su mando, asi como a los jefes del equipo médico y de los kakushi, en su área asignada. Ahora que él estaba en recuperación su distrito se había mantenido bajo vigilancia gracias al arduo trabajo de sus subordinados. Al ser el territorio del pilar de la llama uno de los más poblados y extensos, Kyojuro decidió repartir el trabajo cuando tomó el puesto de pilar, con tal de minimizar las bajas tanto de civiles como de combatientes Rengoku se encargó de asignar a cada equipo creado por él un área específica, que rotaban cada tres meses, el supervisaba el trabajo a diario y se encargaba de los demonios más peligrosos cuando era necesario, y naturalmente dejaba a cargo a sus capitanes cuando era enviado a algún sitio lejano por orden especifica del líder del cuerpo de cazadores.
Tanjiro oia todo aquello con fascinación, ser pilar no era simplemente ir matando demonios a diestra y siniestra, requería de mucho trabajo administrativo también, y recordó a Shinobu y como era ella la encargada del personal médico, su distribución y formación, así como de otras tareas burocráticas.
Cuando Zenitsu preguntó si todos los pilares hacían lo mismo, la respuesta fue bastante sencilla: No.
Realmente dependía del área asignada, y por supuesto del propio pilar. Nadie podía imaginar a Shinazugawa san o a Tokito san haciendo otra cosa que no fuera blandir su espada y acabar con lo que tuvieran delante, dijo uno de los cazadores que había trabajado con los otros dos hacía un tiempo, Himejima san al igual que los primeros tenía asignado un territorio donde las poblaciones de dividían en pequeñas aldeas y villas, rodeadas de montañas. Giyuu era bastante organizado y tenía un equipo bajo su mando, pero apenas si los veía una vez cada varios meses y les enviaba las ordenes vía cuervo. Tengen y Obanai tenían sus métodos especiales y no les gustaba depender de nadie en quien no confiaran lo suficiente (lo que siendo sinceros era casi nadie) y a Kanroji la conocían en su área, y su teniente hacia todo el trabajo administrativo dejándole las cosas "pesadas" a la chica.
- ¡Cada cual tiene su forma de trabajo joven Agatsuma! - le dijo Kyojuro - ¡lo importante es que funcione!
- ¡Yo solo quiero matar demonios! - dijo Inusuke.
- ¡Ya tendrás oportunidad mañana! Al anochecer cada uno irá con uno de mis compañeros aquí para que conozcan el terreno.
- ¡Entendido Aniki! - exclamaron los tres chicos.
- ¡Umu! ¡Entonces! ¡Misaki san, Saito san y Shimizu san, se los encargo!
- ¡Sí, Enbashira sama! - dijeron con entusiasmo los cazadores de más alto rango. Luego todos se despidieron, mañana les esperaba una larga noche.
•••
La noche no fue tan mala, no hubo ninguna incidencia para disgusto de Inusuke.
Zenitsu daba gracias al cielo por eso.
Tanjiro tuvo la oportunidad de conocer más del pilar de la llama gracias a sus subordinados. Y darse cuenta de que él ni siquiera era miembro fundador del club de fans de Rengoku Kyojuro. El club al parecer había sido creado hacia años atrás.
- ... y entonces Rengoku sama eliminó al demonio que quería matarnos a mi hermana y a mi, - dijo Misaki - ¡fue tan hermoso verlo! - añadió con una mirada soñadora.
- ¡Ya veo! - dijo Tanjiro que escuchaba atentamente la historia.
- De ahí en adelante elegí el camino de los cazadores de demonios,
- ¿Y su hermana?
- ¡Oh! ¡Está casada y tiene dos hermosos niños! - respondió Misaki. - Viven en este mismo distrito, gracias al pilar de la llama no tienen nada que temer y pueden tener una vida pacífica.
- Y gracias al trabajo de Misaki san también - dijo Tanjiro, era probablemente lo que su maestro hubiera dicho en esa situación y el joven Kamado se había propuesto seguir el modelo de su superior.
Misaki sonrió ampliamente.
De un salto se subieron a los tejados para divisar mejor el área, recorrieron el perímetro por un buen rato y cuando bajaron fueron detenidos por un par de policías, el más joven ya estaba preparando sus piernas para salir corriendo como era costumbre en estos casos, pero los gendarmes solo se adelantaron para saludar respetuosamente a Misaki y darle la bienvenida al nuevo tsuguko del pilar. Al parecer la noticia se había regado como pólvora. El mayor de los oficiales se acercó a Tanjiro y le susurró, poniéndole una mano en el hombro:
- Si alguno de ustedes le rompe el corazón a Rengoku sama, procuren no poner un pie nuevamente en esta ciudad. - luego le dio unas palmadas diciéndole que trabajara duro.
Tanjiro tragó saliva, y su acompañante se echó a reir dándole unas palmaditas al policía, y diciendo:
- ¡Vamos, Yamada san, no asustes al chico! Kamado kun no abandonará a Rengoku sama cierto? - podía parecer que estaba defendiéndolo, mas Tanjiro sentía que lo estaban probando.
- ¡Sí, no defraudaré a Rengoku san!
- ¡Bien dicho! - exclamó Misaki pasando su brazo por sobre sus hombros. - Ahora si nos disculpan ¡debemos seguir patrullando!
- ¡Bien!
- ¡Vayan con cuidado! - se despidieron los guardias.
- Lo siento Kamado kun! - dijo Misaki un par de cuadras más adelante. - En esta ciudad todos conocen a Rengoku sama. ¡Somos muy protectores con él! y el pilar de las llamas siempre se siente triste cuando sus tsugukos lo abandonan...y él siempre ha querido un sucesor...
- Oh! - exclamó Tanjiro, eso explicaba todo - ¡No te preocupes! ¡No pienso dejar las enseñanzas de mi maestro por muy duro que sea el entrenamiento! - dijo decidido, le reconfortaba ver aquellas veladas y no tan veladas muestras de afecto hacia su maestro.
•••
Zenitsu se lo había pasado bien toda la noche, Shimizu san era alguien extrovertido y alegre, tenía un par de años más que Rengoku y usaba el aliento de las rocas, junto a él el chico de haori amarillo recorrió su área designada, parando a comer y beber en varios puestos callejeros, contando historias y hablando de mujeres. A aquel sujeto también lo habían dejado plantado en varias ocasiones, y los dos compartían su envidia disfrazada de odio hacia el pilar del sonido, por la más obvia de las razones... un alma afín, reconoció Zenitsu, lo que nunca imaginaría era que esa misma alma afín lo arrastraría al lado del rio justo antes del amanecer y le dijera:
- Me gustas chico, eres fuerte y rápido y mi instinto me dice que llegaras lejos, pero - y su jovial rostro cambió a uno que le dio escalofríos - decepcionas a Rengoku dono y ... - no tuvo que hacer otra cosa que frotar las hachas gemelas que usaba como armas y mirar significativamente al río para que el más joven entendiera.
•••
- ¡Pelea conmigo! - fue lo primero que dijo Inusuke al ver a Saito en el punto de encuentro.
Como la digna y calmada persona que era Saito, ni se inmutó, se dio la vuelta y salió corriendo sin esperar a aquel ser vivo (¿acaso era humano o estaban reclutando otras criaturas ahora? Se preguntaba) lo siguiera, cosa que Inusuke hizo, por supuesto. Un par de horas después Saito lo guio hacia una plaza vacía.
- Pelearemos aquí - dijo sin cambiar de expresión - si gano, no te atreverás a avergonzar el nombre del pilar de la Llama.
- Y si yo gano, ¡me llamaras Inusuke sama el Rey de la Montaña! Jajajajaj - dijo el de la máscara de jabalí.
Está de más decir que nadie llamó Rey de la Montaña a Inusuke.
•••
- ¿Cómo les fue? - preguntó animadamente Senjuro mientras les servía el desayuno, habían llegado una hora o menos despues del amanecer a la casa de los Rengoku.
El padre y el hijo mayor aun no estaban en el comedor.
- ¡Me amenazaron! - soltó muy sonriente Tanjiro.
- A mí también me amenazaron... - dijo Agatsuma, y girándose hacia su amigo pelirrojo le espetó - ¿y tu porqué estas tan feliz?
- ¡No puede ser! -dijo horrorizado el más joven de los Rengoku - ¿quién haría algo así?
- ¡Yo peleé con Meito! Es muy fuerte, ¡pero no tanto como Inusuke sama!
- ¿Te patearon cierto? - se rió Zenitsu.
- ¿Qué dijiste Monitsu?
- Cálmense Inusuke, Zenitsu - trató de pacificarlos Tanjiro - Y no te preocupes Senjuro kun, ¡realmente no fueron amenazas! ¡La gente de esta ciudad aprecia mucho a tu hermano! solo querían pedirnos que no lo defraudemos. - explicó.
- ¡Ah! En ese caso, - dijo Senjuro sonriendo - tendré que pedirles lo mismo, ¡no huyan por favor! - se inclinó respetuosamente.
¿Huir? ¿Había alguna razón para querer huir? Se preguntó Zenitsu, y recordó los rumores sobre el pilar de la llama: que no tenía sucesor porque nadie aguantaba lo suficiente. Sintió un escalofrío recorrerle. ¿En qué se había metido?
- Por mí se pueden largar ya, - dijo una voz malhumorada al otro lado de la habitación.
- ¡Padre! - exclamó Senjuro.
- Señor Rengoku ¡Buenos días! - lo saludó Tanjiro con demasiada energía.
El chico rubio se escondió detrás de Kamado cuando los ojos del padre su mentor se fijaron en él.
- ¡Viejo! Saca tu espada y pelea contra mi! - el chico jabalí lo apuntó con sus espadas.
Todos incluyendo a Rengoku Shinjuro se quedaron boquiabiertos. Ni cuando los presentaron el dia anterior, Hashibira se había atrevido a tanto, ¿qué le pasaba por la cabeza?, probablemente nada, fue la respuesta a la que todos lo presentes llegaron, tal parecía que tenían telepatía.
- ¿Que dijiste cerdo?!
- ¡Padre! ¡No le hagas caso! - se apresuró a sujetarlo Senjuro, el pobre chico parecía que iba a llorar. Lo que menos quería era una pelea durante el desayuno.
-Inuske ¡bestia! ¡¿Te volviste loco?! - lo agarró Zenitsu.
- ¡Eres el padre del ojos saltones! ¡Te reto!
- ¿Como llamaste a mi hijo? - siseó poniéndose completamente rojo el mayor de los presentes.
Tanjiro no sabía cómo sentirse. Y menos qué hacer, existía el riesgo en que esta situación escalara y todo terminara muy mal, incluso antes de empezar.
- ¡Buenos días! - exclamó el que faltaba en el comedor. Rengoku Kyojuro miró la escena y la quijada casi se le cae al piso. ¡En su vida hubiera imaginado que su padre se llevaría tan bien con sus alumnos! Bueno, no se llevaban bien ahora, pero él veía el potencial. Además, si fueran otros tiempos hace rato que su padre hubiera intentado golpearlo. Verlos a todos con tanto espíritu y energía tan temprano en la mañana le alegró el corazón.
- ¡Me alegra que todos se llevan bien!
Tanjiro se rió nerviosamente, Senjuro musitó : ¿en serio aniue, te parece? Zenitsu casi se echa a llorar e Inusuke sacudió sus espadas.
- ¡Quiero pelear contra este viejo!
Shinjuro quería agarrar al tipo jabalí y estamparlo contra el suelo, y luego picotearlo con su katana, pero Senjuro le había advertido, Kyojuro también, del carácter del chico. Y Senjuro parecía que iba a llorar allí abrazado a él, y el torpe de su hijo mayor lo miraba con su estúpida sonrisa, y él se recordó mentalmente que tenía un plan, un plan para alejar a sus hijos del cuerpo de cazadores, si estos sujetos avanzaban y se hacían más fuertes, quizás Kyojuro se daría por satisfecho y pasaría sus días como un cultivador, si no podía hacer que se olvidara por completo de esa vida, al menos lo convencería para que se retirara del frente de batalla. Y para convencerlo, necesitaba acercarse a él, y no podría hacerlo si golpeaba al jabalí. Casi lo hecha todo a perder lanzándole te al de los aretes. Si Kyojuro no hubiera intervenido y recibido el golpe, Shinjuro estaba seguro de que sería todavía más difícil cruzar la brecha que los separaba a ambos y que él casi hace insondable, su hijo perdonaría cualquier agravio contra él mismo, pero el patriarca de los Rengoku sabía que no sería lo mismo si él dañaba a alguien más. Respiró hondo y palmeó la cabeza de su hijo menor para que no se preocupara, aun no podía darle una sonrisa sincera, pero lo intentó.
A Senjuro se le iluminó el rostro.
- Joven Hashibira, ¡puedes pelear con mi padre más tarde! ¡Él fue un pilar! - Inusuke echaba humo por el hocico de la máscara - ¡Pero hay que desayunar primero! ¡Y entrenar después! ¡Luego podrás pelear con él!
- ¡Quiero pelear con tu copia pequeña también Aniki! Jajajaa! ¡Son como demonios! ¡todos iguales! Jajajaja
- ¡Inusuke! - Tanjiro lo sentó de un trastazo en el centro de la cabeza - ¡no le faltes el respeto a Aniki y a su familia! ¡Ahora come! - dijo señalándole el bol de arroz.
- Maldito Tontaro - refunfuñó, pero obedeció, en parte porque Zenitsu tuvo la genial idea de meterle una cucharada en la boca.
Y así, tranquilamente comenzaba un nuevo día en la mansión Rengoku. Cuanto duraría esa paz ninguno lo sabía, pero cada uno estaba decidido a aprovechar cada minuto de ella.
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