Resonancia
Todos se habían reunido para la cena, lo cual supuso un esfuerzo descomunal para los cocineros de la casa donde se hospedaban los cazadores. Si solo fuera la señorita Kanroji al menos sería solo una boca que alimentar, una boca que tragaba por diez hombres corpulentos, pero bueno, podrían escabullirse al comedor y admirar la voluptuosa figura de la cazadora mientras gemía apreciativamente ante sus platillos favoritos mientras enseñaba bastante piel. ¿Quién podría culparlos por observar a una mujer bonita? ¡Sus esposas no tenían porqué enterarse!
No era como si ellas no miraran a los pilares masculinos cuando venían de visita...
Lo malo es que no era solo la señorita Kanroji, había cinco cazadores más, y al menos uno de ellos comía como todo un animal, quitando el hecho de que parecía uno con la máscara de jabalí salvaje que traía. ¡Y los otros cuatro también comían muy bien! Así que los cocineros empezaron a preparar la cena desde la hora del almuerzo.
Cuando terminaron, se quedaron a charlar un rato, Inusuke se despidió diciendo que tenía una misión importante y saltó con sus espadas por la ventana. Tokito se quedó ahí porque no tenia nada mas que hacer, y trataba de discernir donde había visto al chico pelirrojo antes, muy dentro de él sabia que no era a ese cazador precisamente a quien recordaba, sino a alguien muy parecido, alguien que había sido muy importante...
Genya se largó a la primera oportunidad que tuvo. Sus pistolas eran mejor compañía que esos cuatro y además ¡apenas podía hablar con la pilar allí presente!
Por otro lado, Zenitsu estaba en el cielo, tenia una mirada tonta y algo perturbadora en la cara, un poco mas y se estaría babeando, la razón: allí frente a él una de las mujeres mas hermosas que había visto en su sufrida vida estaba trenzando su cabello y contando una historia de sus aventuras mientras sus grandes pechos rebotaban de tanto en tanto cuando se emocionaba y hacia algún movimiento brusco, Tanjiro, como buen caballero que era, le dio un codazo cuando el rostro de Zenitsu se puso un poco raro. Su amigo lo miró indignado, y Tanjiro le sonrió.
Para bien o para mal, la sonrisa de su amigo le recordó a la de su maestro y a sus palabras: ¡Joven Agatsuma! ¡Un hombre solo debe poner sus ojos en la persona que realmente le interesa! Si te desvías del camino, aunque solo sea un momento, ¿acaso podrías seguir considerándote digno?
¿Por qué le había dicho eso? ah,ya, ahora recordaba, Rengoku lo había pillado diciéndole unos piropos a unas chicas durante una misión. Luego había continuado: Si es verdad que gustas de la señorita Nezuko, debes demostrarlo convirtiéndote en un caballero, ¡sé el mejor hombre que puedas ser! ¡no me conformare con menos para ella!
¡¿Desde cuándo Rengoku tenía opinión en lo que respecta a la mano de Nezuko?!! Ah si, desde que el imbécil de Tanjiro estaba un poco mas atrás asintiendo a cada cosa que saliera de la boca del pilar de las llamas y mirándolo con cara de adoración, sobre todo cuando Kyojuro defendía el honor de su hermana o hablaba de ella como si fuera de su propia familia. Había que ser ciego para no darse cuenta de que el tonto de Tanjiro besaría el suelo que pisa Rengoku.
En parte lo que decía el pilar era cierto, pero él era un chico joven, y aunque en su corazón solo estuviera su bella Nezuko aquel par de... frutos... tenían un campo gravitacional propio, ¡era imposible apartar la mirada!
El pilar de la niebla a su derecha ladeó la cabeza, mirándolo a él y Tanjiro, que también movió la suya de similar manera, quizás para intentar ponerse en el lugar del mas joven. Zenitsu luchaba internamente contra sus malos hábitos y Mitsuri seguía hablando de algo sin parar, sonriendo y sonrojándose, aunque lo que decía distaba mucho de ser alegre en esa parte.
Como fuere, ninguno se percató de la nueva presencia hasta que la puerta de madera y papel shoji se abrió lentamente dando paso a una figura algo patética. Parecía un anciano débil e indefenso, pero había algo mal, cuando entró a la habitación todos se giraron hacia él. Un demonio. Una luna superior de seguro. Por su olor el mayor de los hermanos Kamado supo que ese ser había asesinado y devorado a cientos de personas, y sin embargo su habilidad para esconder su presencia era inquietante.
Todos se pusieron en posición de batalla y en menos de un instante Tokito atacó, su cuarta postura fue ejecutada magistralmente logrando hacerle un corte en la cara arrugada, el demonio aulló en protesta.
- ¡Deténganse! ¡No me lastimen! - sollozó lastimeramente, sujetándose el rostro herido mientras los miraba desde el techo, las leyes naturales parecían no significar nada para él.
Tanjiro no perdió tiempo y le lanzo una estocada con su séptima postura: Lanza de Girasol, el demonio lo esquivó situándose a su espalda, solo para ser interceptado por Mitsuri, que lo golpeó en el estomago de una patada, desgraciadamente para ella, sacar su espada en una habitación cerrada seria contraproducente, pero no se quejaba, su fuerza era mas que suficiente. Solo tenía que ponerlo en el camino de la espada de alguno de sus compañeros y ellos harían el trabajo.
Así fue.
La nichirin gris del pilar de la niebla rebanó el cuello del demonio con facilidad. Dejando asombrado a los dos aprendices del pilar de la llama. Zenitsu se había retirado a una de las esquinas con su espada en mano. Era un cobarde, pero no iba a dejarse matar tan fácil, tampoco dejaría que ninguno de sus amigos muriera.
Demasiado fácil. Pensó Tanjiro.
- Tokito kun, ¡no te desconcentres! - gritó.
Zenitsu lo oyó antes de que supiera qué estaba pasando. La insulsa melodía del demonio anciano se dividió, dando paso a dos ritmos completamente distintos.
En un instante se desató el infierno.
El pilar de la niebla dio un paso, dispuesto a acabar con el enemigo que se formaba frente a él, no pudo alcanzarlo. En un segundo Karaku agitó su abanico. Fue como un vendaval, un tornado en la habitación: medio edificio salió volando por los aires.
Zenitsu logró agarrarse al haori a cuadros de su amigo, pero Tokito y Kanroji al estar más cerca del demonio cuando este atacó salieron despedidos hacia dios sabe dónde.
Lo último que el chico pelirrojo vio de ellos fue el rostro sorprendido del pilar de la niebla y la frustración de la muchacha al intentar lanzar inútilmente un ataque con su flexible espada.
Desgraciadamente, el ataque no se detuvo, la otra fuente melódica que había sentido el usuario de la respiración del rayo clavó su bastón en el suelo. Zenitsu podría decir ahora sin reservas que había sido alcanzado por un rayo dos veces, las dos veces fueron experiencias dolorosas. Tanjiro maldijo en su interior, sentía que perdería la conciencia de un momento a otro. Se fijó en sus alrededores, pronto caerían al suelo, sus músculos no le respondían, si tan solo alguien...
Había alguien en el tejado de otra edificación. Oyó un disparo y pudo moverse nuevamente, y al menos amortiguar la caída.
El disparo de Genya le voló los sesos al demonio del bastón, y saltó cortándoles la cabeza a ese y al del abanico que lo acompañaba, ninguno de los demonios se defendió, de hecho, parecían muy satisfechos con lo que el joven cazador había logrado.
Deben tener un punto débil, ¡encuentralo! Se dijo Tanjiro.
No era tan fácil, ahora eran cuatro demonios, y ninguno era el original. No tenía caso.
- Tanjiro, ¡oigo cinco sonidos diferentes! - le dijo Zenitsu junto a él. - estos cuatro suenan muy fuertemente, pero el quinto ¡es la melodía patética del demonio del principio!
- ¡Ese debe ser el origina! ¡Zenitsu, búscalo!
- ¡Bien!
Agatsuma salió corriendo a donde oía que provenía la insípida melodía, en parte se alegraba de que él estuviera buscando al demonio mas débil, pero por otro lado... si ese anciano debilucho era la luna superior original...eso significaba que... estaba jodido. ¡Maldito sea yo! ¡Malditos demonios! Ahhggg! Se quejaba mientras corría.
•••
Tokito aterrizo en medio del bosque que rodeaba la villa. Se levantó enseguida y se puso en marcha, aquel demonio lo había tomado por sorpresa. Daba igual, solo tendría que eliminarlo al igual que al resto. Tomo cualquier dirección, su lógica le decía que no importaba que camino tomara, al final llegaría a alguna parte. Siempre lo hacía. ¿Dónde se habría metido su cuervo? Desde que la dejó en su habitación para irse a cenar no la había visto. Ya regresaría.
Oyó gritos y golpes no muy lejos de donde estaba y se desvió de su curso, a lo mejor estaba más cerca del demonio que los había atacado antes de lo que imaginaba.
No era ese demonio sino otro. Uno gigantesco en forma de pez mutante. Perseguía a un niño e intentaba agarrarlo con sus zarpas. Tokito creyó conocer a ese chico. Bueno, era insignificante. Él debía eliminar a la mayor amenaza que era esa luna superior en vez de ponerse a salvar a los debiluchos como ese chico. Siguió de largo.
No dio ni treinta pasos cuando tuvo que regresar, el rostro sonriente del cazador pelirrojo se superponía con el de alguien más otra vez "lo bueno que hagas por los demás frecuentemente regresa a uno mismo" le decía.
Derrotar al demonio no fue la gran cosa, lo difícil era hacer que ese niño se callara, terminó siendo llevado por él hasta donde se encontraba otro herrero junto a una cabaña.
Esperaba encontrar más demonios como el anterior, pero nunca una luna superior con un carácter tan despreciable. Tokito Muichiro no era lo que se dice una persona amable ni misericordiosa, pero exponer los cuerpos de los fallecidos en posiciones grotescas era de pésimo gusto. Cortaría a ese bastardo a como diera lugar.
La quinta creciente se presentó descaradamente, y el pilar de la niebla no se digno a contestarle, se lanzo para acabar con aquella maldita existencia lo más rápido posible. Tras varios intentos de su parte el demonio se cansó de esquivar y procedió a atacarlo, púas venenosas se encajaron y atravesaron su cuerpo en su afán por proteger a los dos herreros. En otro momento él los habría dejado a su suerte. Pero ahora era distinto, las palabras de Ubuyashiki sama le había llegado del otro lado de la niebla que cubría sus pensamientos, empezaría poco a poco. Lo primero era poner a salvo a esos dos. Luego acabar con aquel adefesio que se creía artista.
No esperó caer por segunda vez en lo que iba de noche en otra técnica de sangre, esta le costaría caro, le costaría su vida para ser precisos: la prisión de agua era imposible de cortar. Por mucho que lo intentara su espada era completamente inútil, y pronto no tendría mas aire.
La cara sonriente de la luna demoniaca hizo que sus pensamientos se arremolinaran, alguien más se había burlado de él, mientras el estaba igual de indefenso y era igual de inútil. Quizás esta vida prestada estaba llegando a su fin.
•••
Inusuke estaba feliz, había muchos demonios peces en la villa. Juraba que podía sentir a sus espadas zumbar de euforia. La verdad es que para los demás observadores de aquella pelea, Inusuke parecía un poco loco. Un poco demoniaco también, por eso lo confundieron y algunos villareños trataron de pegarle con un palo.
Eso no le importó, él siguió rompiendo jarrones a diestra y siniestra.
Iba a matar a uno realmente gigantesco cuando una espada como un látigo se le adelantó.
- ¡Lamento llegar tarde! - dijo una voz que el conocía - pe... pero... ¡Inusuke kun!
- ¡Inusuke sama tiene todo bajo control!
- ¿Estás seguro? ¡Se están comiendo a Hachiko san por allá! - le gritó uno de los aldeanos.
Inusuke maldijo en voz alta y la pilar del amor se avergonzó por el fuerte lenguaje, pero saló a la acción.
- Inusuke kun, ¡que tal si nos dividimos el trabajo! ¡Tanjiro y los otros están peleando con una luna superior ahora mismo! - exclamo ella con entusiasmo. Quería ir a ayudar, pero estas personas también la necesitaban. Un paso a la vez, los civiles eran siempre la prioridad. Eso era lo que había aprendido.
Inusuke asintió, Sempachiro y Monitsu estarían bien, una miserable luna demoniaca no iba a acabar con ellos tan rápido. Iría cuando esos peces dejaran de aparecer y no trataran de comerse a mas aldeanos enmascarados. No podia permitir que murieran, o el ojos de buho se pondría triste.
Terminaron con los demonios jarrón lo más rápido que pudieron y corrieron en auxilio de sus amigos, esa zona del pueblo junto a las montañas estaba destrozada, Mitsuri e Inusuke no sabían que había pasado, en lugar de un demonio con un abanico los esperaba un enorme dragón de madera, sus múltiples cabezas intentaban atrapar a un Tanjiro muy diferente ante sus ojos, este aterrizó junto a ellos mientras Genya disparaba a las cabezas del dragón desde una prudente distancia.
Inusuke lo miró de arriba abajo, algo le pasaba a Gompachiro y el no sabia discernir bien el qué, solo se sentía un poco distinto. La cicatriz en su frente se había extendido y asemejaba una llamarada, su espada brillaba de un rojo carmesí.
- Su alcance es de unos veinte metros - les informó jadeando, ahora que habia parado por un momento su cuerpo se sentía extremadamente pesado - cada cabeza tiene el poder de los clones pero deben pasar unos diez segundos para activar cada ataque, cada vez que toca el tambor...- apretó la espada con fuerza - Zenitsu fue en busca del cuerpo original y
- ¡No podré contenerlo por mas tiempo! - gritó el discípulo de Himejima.
- ¡Monjiro! ¡Nosotros nos haremos cargo!
- ¡hum! ¡Déjanoslo a nosotros Tanjiro kun! ¡Ve a por el cuerpo original! ¡Genya nos apoyará también!
Tanjiro asintió agradecido, cuando decapito a tres de los demonios al mismo tiempo y vio que Genya le había cortado la cabeza al cuarto pensó que todo habría terminado, al menos por un tiempo. Su cuerpo se agitó con fuerza, su temperatura y los latidos de su corazón sobrepasando los limites de lo saludable para cualquier humano, su décima postura, la Danza del dragón del halo solar fue ejecutada a la perfección, los enemigos en su rango de ataque quedaron destrozados a merced del filo escarlata de su nichirin.
Él sabía que era más fácil utilizar la respiración solar mientras más alta fuera la temperatura del cuerpo del usuario, sin embargo, luego de usarla muy seguido su cuerpo parecía convertirse en gelatina, no quería moverse, no podía, había mejorado mucho pero cuando abusaba terminaba como ahora con escalofríos y la visión nublada por la fiebre. Aun así, debía seguir, los demonios protestaron y tardaron más en regenerarse, ahí fue donde vio el carmesí deslumbrante de su espada. Algo había cambiado.
El no quería ni siquiera pensar en que era. Lo intuía, lo había leído también: La aparición de una espada carmesí brillante solo significaba que su portador tenía los días contados.
No podía pensar en eso ahora, había un enemigo por derrotar, un enemigo que aprovechando su sorpresa huyó hacia el bosque y se transformó nuevamente. Tanjiro se aseguró junto con Genya de auxiliar lo mejor que pudieron a los aldeanos atrapados entre las ruinas de la edificación antes de ir tras el demonio.
Tanjiro lo sentía en sus venas, el calor sofocante y la fuerza abrumadora, la misma que le permitía en esos momentos repeler y contraatacar cada golpe de las cabezas del monstruoso dragón que manejaba la versión llamada Zohakuten, su aura llena de odio hubiera amedrentado a cualquiera, pero Tanjiro ya estaba harto, ese malnacido los acusaba de atacar a gente débil e inocente, como si no fuera él mismo y todos los de su calaña los que acababan con cientos sino miles de vidas. ¿Cómo se atrevía?
La llegada de Mitsuri e Inusuke fue un gran alivio, verlos sanos y salvos quitó una gran parte del peso que tenia encima. Ambos lo animaron a ir tras el cuerpo original y él aceptó. No era necesario que le cortaran la cabeza al clon del odio, oyó a Genya explicarles la estrategia, solo tenían que ganar tiempo.
El mayor de los Kamado salió corriendo hacia donde detectaba el olor de su amigo y de otros dos demonios. Ah, también existía esa posibilidad, Zenitsu probablemente había encontrado más oponentes por el camino.
•••
Cuando todo terminó ninguno podia creerlo, no solo estaban todos vivos, habian acabado con dos lunas crecientes en una sola noche.
Kamado Tanjiro estaba de pie mirando a su alrededor. Sus amigos sonreían y se abrazaban, dentro de poco amanecería, y sin embargo Tanjiro no podía sentirse completamente feliz. Miró el rostro encendido de Kanroji que abrazaba a Inusuke y a Genya los tres habían hecho un muy buen equipo contra la manifestación de odio, dos cazadores flexibles con estilos únicos y uno que luchaba con armas de fuego desde la distancia lo habían obligado a permanecer en su sitio a pesar de sus intentos de ir tras el original.
Original que él había decapitado luego de que Zenitsu abriera el paso para él frente a los clones del rencor y la venganza.
Vio el rostro relajado de Tokito,
- ¡Ya se quién soy Tanjro! - le había dicho el joven pilar. El mayor de los hermanos Kamado pudo verlo realmente: aquel chico no era muy diferente a él mismo, alguien que lo había perdido todo y aun se esforzaba en gran medida por el bien del recuerdo de aquellos a los que había amado y amaría hasta el fin de sus días. Muichiro al fin dejó atrás las tinieblas y su alma brillaba con calidez infinita.
Y ahora Tanjiro probablemente les había robado sus futuros y sus vidas.
•••
Las naranjas y rojizas hojas de otoño bailaban con la brisa ocasional y alguna que otra se desprendía, aterrizando en el jardín de la residencia Ubuyashiki, salpicado de gotas de sangre.
Fue una situación terrible.
Rengoku Anjuro miraba a su alrededor observando la conmoción sin poder decir una palabra. El mensaje no había sido preciso: " ha ocurrido una tragedia, dirígete a la la mansión Ubuyashiki cuanto antes".
- ¡Rengoku! ¡Has regresado! ¡Me alegro de que estes a salvo! - el pilar del viento, que como él estaba en una misión y escapó al ataque de la noche anterior al cuartel general del cuerpo de cazadores se acercó a él mirando inquieto a su alrededor.
- ¿Que sucedió? - preguntó el pilar de las llamas. Sus ojos no se apartaban de los cuerpos cubiertos y el rojo derramado por todas partes.
- No sé cómo decir esto - se acercó a ellos una voz, el pilar del agua tenia la cabeza gacha y los ojos rojos - todos los sobrevivientes a esta incursión afirman que fue una traición de uno de nosotros: Michikatsu dono.
Anjuro no dijo nada, se quedó mirando el árbol que poco a poco iba perdiendo sus hojas en el jardín, a pesar del bullicio que había en el jardín él no podía escuchar sonido alguno.
- Rengoku, ¿estas escuchando? ¿Por qué no dices nada?
El pilar del fuego levantó la vista, al parecer sus compañeros le habían preguntado algo anteriormente.
- ... como decía, hay quienes piensan que es una conspiración junto con su hermano.
A esto Anjuro reaccionó.
- ¿Yoriichi dono? ¡Es imposible!
- Es muy extraño que ayer justamente Yoriichi reportara que estaba en una batalla difícil con un demonio, y luego suceda esto. - Dijo el pilar del viento.
- ¡No deberíamos especular de ese modo! - protestó.
- ¿Desde cuándo hay batallas difíciles para alguien como él? - argumentó el otro pilar.
Rengoku, habiendo peleado en infinidad de veces al lado del menor de los Tsugikuni no podía dejar de preguntarse que clase de demonio tendría que ser para que el creador de las respiraciones hubiera tenido una batalla difícil.
- Probablemente haya mentido y no regrese, se haya inventado todo para cubrir a su hermano.
- Hayate dono, ¡por favor no digas cosas como esas! Yoriichi dono nunca...
- ¿Quieres decir que no protegería a su hermano? ¿o que nuestros compañeros están mintiendo?
- ¡No! pero no deberíamos acusarlo de algo como traición sin saber todos los hechos!
- Rengoku tiene razón en eso, Hayate dono, de todos modos, venia a buscarte Rengoku, alguien tiene que darle la noticia a Yoriichi y es mejor que seamos tu y yo.
El pilar de las llamas asintió, dejaron la residencia Ubuyashiki con rapidez, justo cuando estaba a punto de subir a su caballo, Yasuharu, el pilar del agua lo detuvo.
- Anjuro, sé que debe ser difícil de aceptar, en especial para ti que eras cercano a ese hermano, pero no tengo dudas de que Michikatsu fue quien atacó la sede.
Rengoku no respondió, sintió como si toda la sangre de su cuerpo fluyera hacia el suelo. Tomo las riendas y se trepó a lomos del animal.
- El tsuguko del pilar de las rocas que sobrevivió me lo confirmó, un extraño demonio de seis ojos que utiliza la respiración lunar, vestido con un haori purpura con estampado de adoquines atacó la mansión, se dirigió a donde estaba el señor sin mirar a ningún otro lado.
- Oyakatasama era el obetivo. - dijo Rengoku, su corazón se estrujaba con cada palabra que salía de la boca de su amigo. "¿Por qué, Michikatsu dono?" se preguntaba.
•••
- Ya veo - fue lo único que Tsugikuni Yoriichi pudo articular en aquel momento.
Incluso Yasuharu, que siempre se mantenía en calma tenia el rostro distorsionado por la tristeza.
"Ese dia perdimos mucho a la vez". Habia escrito el primer usuario del aliento de fuego. "Mis amigos que han luchado junto a mi, mi confianza, mi orgullo y a Michikatsu dono. Me pregunto si esta vez perderé incluso a Yoriichi dono.
Esto es horrible. Triste. "
•••
- Por favor reconsideren, ¡no puedo creer que estén diciendo algo como eso! Yoriichi dono nos ha enseñado como crear nuestros estilos de respiración, hemos sido instruidos por él en el arte de la espada! ¿Cómo pueden pedirle que cometa seppuku por algo en lo que no tuvo nada que ver?!
- Rengoku, es fácil para ti decirlo, no tienes a nadie que haya muerto en el ataque, tus tsugukos estaban en otras misiones, y tampoco tienes la marca de cazador. Además, eres realmente cercano a los hermanos Tsugikuni, no te culpo por querer evitar la muerte de ese hombre.
Anjuro abrió mucho los ojos.
- ¡Yoriichi tiene que responsabilizarse! Fue su hermano, a quien él trajo a la cofradía el que cometió ese acto de traición. Asesinó a nuestro señor a sangre fría, luego de convertirse en demonio.
- ¡No olvidemos que es Yoriichi el culpable que muchos de los nuestros hayan caído víctimas de la marca del cazador!
- Debe tomar responsabilidad por eso también - asintieron otros cazadores señalándolo con el dedo.
La conversación saltó de la traición de Michikatsu a responsabilizar a su hermano por fracasar en asesinar al demonio progenitor y luego a culparlo por las vidas perdidas debido a la marca del cazador. Rengoku no podía creer aquello, todas estas personas habían compartido la mesa con Yoriichi dono, el menor de los Tsugikuni era su maestro, la persona mas fuerte y amable que Anjuro había conocido y ahora todos sus camaradas le daban la espalda, ni siquiera Hayate dono ni Yasuharu habían voceado su descontento, a pesar de que el primero había sido bastante cercano también a Michikatsu. El pilar de las llamas quería llorar. ¿Por qué había sucedido algo como eso?
"Michikatsu dono, ¿qué te movió a hacer algo como eso?"
El pilar del aliento solar no se movía de su sitio, con la cabeza gacha, aceptaba cada insulto sin responder, para cualquier otro podría parecer un rostro calmado en el que solo se leía el desapego. Pero Anjuro lo conocía. Ese hombre junto a él estaba desesperado, esa mirada él la conocía, así lucia Yoriichi cuando lo encontró abrazado a los cadáveres de su mujer y su hijo, perdido completamente, sin saber que hacer.
"Otra vez llegué tarde". Pensó.
La persona que más sufría por todo eso era el cazador junto a él, lo que le quedaba de familia se había convertido en demonio, atacado la sede y masacrado a sus hermanos de armas. Y ahora sus propios discípulos se volvían contra él.
Si esa persona lloraba Rengoku se preguntó qué haría.
Las voces se alzaban mas airadas cada vez, la situación era horrible y mas porque sucedía frente al señor Ubuyashiki. De la noche a la mañana el respeto, el asombro y la admiración que sentían por Yoriichi se transformó en odio.
Y, naturalmente la peor parte de su ira estaba dirigida a Rengoku Anjuro que trataba de proteger a su maestro.
- ¡Si quieren condenar a Yoriichi dono por traer al Michikatsu al cuerpo de cazadores, entonces yo, que traje a Yoriichi con nosotros, debería ser ejecutado también!
- ¡Cállate, pilar que ni siquiera ha despertado su marca! ¡es fácil para ti decirlo cuando no te queda poco tiempo de vida gracias a este tipo!
Rengoku se quedó sin palabras al escuchar esto, y su rostro palideció.
Estas personas que ahora lo atacaban eran sus compañeros, ellos deberían saber que Rengoku también había estado luchando para despertar la marca del cazador bajo la guía de Yoriichi. Deberían saber lo preocupado que estaba por no poder lograrlo y lo triste que se sentía cada vez que uno de sus camaradas sucumbía ante ella. Tenían que saber que Anjuro se sentía avergonzado por su incapacidad, al ser un pilar dentro de una familia que llevaba numerosas generaciones cazando demonios.
Y, sin embargo, aquellas personas que criticaron a Yoriichi sin piedad, ahora lo atacaban donde sabían que le causarían mayor dolor.
- ¿O quizás Yoriichi dono te dio orientación personal para evitar convertirte en un marcado? - preguntó otro mirando a Rengoku, que se había interpuesto entre ellos y el cazador pelirrojo, con una media sonrisa.
- ¿Qué? ¿Qué quieres decir?
El pilar del rayo no le contestó, pero los murmullos y susurros vulgares se esparcieron por toda la sala.
- Siempre estás pensando en Yoriichi dono. ¡Si quieres protegerlo tanto, deberías hacerlo en otro lugar! por favor no nos involucres!
- Así es Rengoku. Si quieres morir junto a ese tipo, puedes hacer lo que quieras. ¡Incluso si es solo para castigarte!
- Las palabras sobran. - la voz de Yasuharu era tan tranquila como la superficie de un lago cuando irrumpió en la conversación por primera vez, pero sus ojos estaban teñidos de una luz profunda, llenos de angustia e ira.
- ¡Así es! ¡Estamos frente al señor! ¡Por favor conténganse un poco! - las voces de algunos cazadores se alzaron en concordancia, incluso entre los soldados que habían insultado a Yoriichi y Anjuro antes.
Rengoku sintió como todas sus fuerzas hubieran abandonado su cuerpo y lentamente se sentó en su lugar a la derecha de Yoriichi y junto al pilar del agua. Yasuharu que había estado observando en silencio la situación durante toda la conmoción pasó uno de sus brazos alrededor del cuerpo del otro para calmarlo.
- No te preocupes Rengoku.
Anjuro no se resistió, simplemente acepto en silencio las palabras de su amigo.
A partir de ahí el relato se volvía confuso, aparentemente el patrón en aquel momento ordenó que los dejaran a él y a Yoriichi hablar a solas, pese a la negativa de varios pilares y tsugukos de dejar al menor de los Tsugikuni con el nuevo líder de la organización. Los otros pergaminos aún no habían sido revisados por él ni por su maestro y aunque Tanjiro ya se había formulado una idea de lo que sucedió después no podía estar completamente seguro.
Solo sabia con seguridad que la marca del cazador se había llevado la vida de muchos soldados en el pasado, y ahora ese destino estaba pintado en su propia piel y en la de la señorita Mitsuri, incluso en la de Tokito. No sabia como sentirse al respecto, nunca pensó que algo como eso le sucedería, se creía muy por debajo del nivel necesario para activarla, pero allí estaba y sus compañeros que eran más experimentados que él, naturalmente habían despertado las suyas propias en concordancia.
Se preguntaba si lo mismo sucedería con Kyojuro, el antepasado de su maestro hasta donde leyeron, no había podido despertar su marca a pesar de estar siempre junto al padre de las respiraciones. Era egoísta, pero esperaba que su Rengoku no despertara la marca nunca. Se preguntaba si el antiguo pilar del aliento solar sentiría lo mismo que él.
Nota: Sé que dije que hasta el jueves no habria actualización de ningún fanfic, pero tuve un tiempo y me senté a escribir, tengo mucha amsiedad hoy ( con m porque es de las malas jsjsjs) asi tuve que ponerme a hacer algo productivo con el tiempo que tengo jsjsjs. Comenten sus impresiones que de eso me alimento!
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