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Despedidas y reencuentros

– ¡Al fin despiertas! ¡Ya me estaba preocupando!

– ¿Tengen?

– ¿Esperabas a alguien más?

– …–murmuró de manera inentendible Kyojuro.

El ex pilar del sonido se acercó un poco para escucharlo mejor. No importaba si su ido era casi absoluto, no había entendido ni una palabra. Quizás no fue muy buena idea acercarse tanto.

– ¡A cualquiera menos a ti! – exclamó a toda voz su amigo, justo en su oído. Tengen se sintió mareado y casi se cae de donde estaba sentado por la impresión.

– Pedazo de … ¡ya vas a ver! – iba a golpearlo como normalmente haría, pero recordó al echarle un vistazo que su amigo estaba en un hospital, vendado casi de pies a cabeza, y con muchas cosas fuera de lugar, según Kocho, por cosas, no había entendido bien si eran huesos, órganos o ambos…

– ¡Lo siento! – se disculpó el otro, y Tengen vio diluirse su furia.

– Te dije que no era buena idea seguir en este trabajo…

– ¡Suenas como mi padre! ¡Jajajaja!

– ¡Quizás deberías hacerle caso al maldito vejestorio por una vez en tu vida! – respondió Uzui, su tono era relajado, pero su ojo y toda la expresión de su rostro eran en extremo serias. Su siempre alegre y animado amigo parecía a punto de querer empezar una pelea allí mismo.

– ¿Estas molesto conmigo? – preguntó confundido el de cabello rojodorado.

– Hubo una reunión de pilares mientras dormías, – dijo sin mirar a Rengoku ni responder a su pregunta. – dicen que luchaste con la tercera luna superior otra vez.

– Ah, eso…– respondió el pilar de las llamas, pero su amigo lo interrumpió.

– El mismo demonio, dos veces Kyojuro…

– Tengen yo no…

– Derrotaron a dos lunas superiores más esa noche…

– ¡¿Qué?!

– Y ahora me entero que existe algo llamado marca del cazador, aumenta las capacidades físicas del cuerpo, pero reduce la expectativa de vida… ¿fue así como venciste a esa luna superior?

– ¡No!

– No pediste refuerzos esta vez tampoco…

– ¿Tengen a donde quieres llegar?

– A donde quiero llegar es – dijo haciendo una pausa y mirándolo duramente – es a que deberías parar.

– ¿Parar?

– Si, ¡parar! ¿Acaso quieres morir? ¡Estas tendencias no son propias de ti Rengoku!

Kyojuro lo miro con la boca abierta, no podía creer lo que estaba oyendo, acaso Tengen creía…respiró hondo, y tomo entre su mano no vendada la de Tengen que apuntaba a su pecho con un dedo. Por un lado, le exasperaba que su amigo y colega creyese que él estaba buscando la muerte y por el otro lado se sentía agradecido por la preocupación, enterarse de algo como que la marca del cazador reduciría la esperanza de vida de los compañeros con quienes era cercano naturalmente lo harían sentir mal. Además, Uzui Tengen había cambiado, un par de años atrás, el shinobi no hubiera podido expresar sus preocupaciones en voz alta como lo hacía ahora, ni mostrar otra cara que no fuera de autosuficiencia y confianza. Que el ex pilar del sonido le estuviera mostrando un rostro sincero ahora lo hacía sentir muy afortunado.

– ¡Tengen! ¡No quiero morir! ¡Quiero vivir muchos años más con todos ustedes! ¡Además, no maté a Akaza! Peleamos y se liberó de alguna forma del control de Kibutsuji. Al final, supo lo que tenía que hacer. – dijo mirándolo directamente a los ojos – y por cierto ¡no tengo ninguna marca!

•••

Tanjiro no había podido volver a casa, de hecho, ninguna persona en aquel pueblo pudo volver allí. Al amanecer del día después de la batalla, los herreros guiados por el señor Tecchikawara recogieron sus herramientas, registros y cosas indispensables las montaron sobre carretas y carros y dejaron el pueblo atrás. Las casas, herrerías, mercados, toda la villa, desaparecieron ese mismo día, antes de la caída del sol. Consumidas por las llamas que los mismos habitantes prendieron.

A pesar de los vítores y la algarabía, la victoria les supo un poco amarga cuando los jóvenes cazadores observaron el pueblo arder.

– ¡No te preocupes niño, – le dijo el jefe de la villa, dándole unas palmaditas – reconstruiremos en otro lugar! ¡El cuerpo de cazadores esta preparado por si ocurre algo como esto! – aunque sus palabras trataban de sonar esperanzadoras Tanjiro podía adivinar por el olor la tristeza y desazón en el corazón del anciano. Aquella villa ha sido la de su familia durante generaciones, y ahora todo se había ido. Era entendible.

Mas o menos al final del medio día, la caravana se separó de ellos en una encrucijada.

– ¡Me llevaré esto conmigo! – dijo Haganezuka Hotaru arrancándole la espada del cinto – te la devolveré en tres días, junto con tu regalo!

– ¿Mi regalo? – Tanjiro lo miró confundido y el otro le dio un coscorrón en la cabeza, no debió haberlo hecho, un herrero necesita sus manos sanas.

– No sé cómo ese demonio no te devoró.

– ¡Porque Inusuke sama es el mejor jefe! ¡Jajaja!

– ¡Nosotros también ayudamos! – añadió Mitsuri alegremente.

– ¿Por qué le sigue la rima? – se preguntaba Zenitsu. Quería volver a dormirse.

Se despidieron de los de la villa, incluso el anteriormente frio e inexpresivo pilar de la niebla se despidió cariñosamente del pequeño Kotetsu.

Poco rato después los cuervos de ambos pilares los llamaron al cuartel general y a ellos se les dio la orden de dirigirse a la mansión de las mariposas.

Se despidieron de sus otros camaradas y se fueron por el camino.

– Aunque estoy exhausto, es mejor el viaje con amigos ¿no les parece? – dijo Tanjiro.

– ¡Sí, viajar sin mis subordinados es bastante aburrido!

– ¡Solo quiero descansar! ¡Ese demonio casi nos mata!

– ¡Yo no soy amigo de ustedes!

– ¡No decías lo mismo hace unas horas! – replicó Zenitsu

– ¡Cierto Genya! ¡Eres un buen compañero! – añadió Tanjiro. – ¡no tienes que fingir que no te caemos bien!

– ¡Ya sé! ¡Genya es como su hermano! – exclamo Inusuke.

– ¿Lo es? – preguntaron los otros dos.

– ¿Lo soy? – dijo esperanzado el joven Shinazugawa. Sabia que no era tan fuerte como su hermano mayor, pero si al menos la gente notaba que eran parecidos, él se daba por satisfecho.

– Sí, jajaja, – asintió el de la máscara de jabalí cruzando los brazos – una vez oí decir a ojos de búho aniki que el pilar del viento era …era… uuh…

– ¿Era...? – los otros tres le animaron a continuar.

– ¡Era un perro que ladra pero que no muerde! ¡Creo que fue eso lo que dijo! ¡Lo mismo va para Genya! ¡Jajaja!

– ¡Maldito jabalí, vas a ver! – Genya sacó sus armas y procedió a perseguir a Inusuke por todo el camino. Batiéndose ambos hasta quedar exhaustos. Ni Zenitsu ni Tanjiro hicieron nada para detenerlos, estaban muertos de cansancio, y no se iban a bajar de sus cómodos lugares en la carreta a intentar calmar a aquellos dos.

De más está decir que el pilar de las llamas jamás se refirió a su compañero Shinazugawa Sanemi de aquella forma, de hecho, lo comparó con un Taiyaki, un dulce muy lindo con una corteza dura y crujiente, que contrasta con el relleno suave y cálido del interior.

•••

Al llegar a la instalación médica, fueron atendidos por Aoi y el resto del personal, la pilar no se encontraba. Probablemente había sido convocada a la misma reunión que la señorita Kanroji y Tokito.

Tanjiro no se preocupó mucho, solo quería descansar. Su cuerpo se sentía pesado y sin la adrenalina para mantenerlo despierto, cayó en un profundo sueño no mas tocar la almohada con su cabeza. Durmió por dos días seguidos.

Cuando despertó, la joven Kanzaki le informó que sus dos amigos habían sido requeridos para retomar sus funciones en el territorio del pilar de las llamas, y él había sido convocado a una reunión en el cuartel general. Lo escoltarían allí al amanecer del otro día.

El chico aprovechó para preguntar a su cuervo por su maestro. Era raro que Rengoku ni siquiera le hubiera escrito a esas alturas, ni siquiera una nota. El ave negó con la cabeza y Tanjiro empezó a preocuparse. ¿Sería muy difícil la misión a la que había ido? ¿Sería muy lejos?

Habían vencido a dos lunas superiores, él mismo había cortado el cuello de una, eso debía contar para algo. Pronto, pronto hallarían la cura para su hermana. Pronto derrotarían a Kibutsuji. Su sueño de una vida pacifica quizás no estaba tan lejos.

•••

– ¡No tengo ninguna marca! – eso había dicho, con la confianza de quien no se ha visto en un espejo en varios días. Pero luego su extravagante amigo le había levantado la manga de su yukata, allí en su brazo dominante, se veía la roja marca como un hematoma, subía por su brazo hasta quizás su hombro, y Kyojuro pudo adivinar que bajaba hasta su palma también, aunque estuviese oculta en parte por las vendas que mantenían en su lugar su astillada muñeca.

– Sigue hasta tu pecho también. – expresó Tengen.

Rengoku no supo que responder. Por supuesto sabía que algo había cambiado durante su combate con la tercera luna creciente, de otro modo, no hubiera podido seguirle el ritmo luego de perder un ojo y parte de sus órganos. Pero no esperaba que fuera esto. Si él estaba marcado eso significaba que el usuario de la respiración solar también debía haber alcanzado el nivel suficiente para activarla. Su muchacho, no había otra explicación.

– Estoy molesto, porque casi pierdo a mi amigo por segunda vez. – dijo Uzui – discúlpame Kyojuro.

El aludido abrió mucho su único ojo, encontrándose con el de su amigo.

– No, soy yo quien debería disculparse, contigo y con mi padre. Los he preocupado. Tengen, sé que quieres que viva, que me case y tenga hijos…

– ¡Una esposa, o varias, pondrían algo de sentido en tu cabezota!

– ¡Umu! Tienes razón, te diré algo, ¡yo ya tengo a alguien en mi corazón! ¡No puedo abandonarle! ¡Así que no moriré tan fácilmente!

– ¿Qué? ¿Tú? ¿Tienes qué? ¡No!

– ¡Sí!

– ¡¿Quien?!

– Disculpen, Uzui sama, Rengoku sama, Oyakata sama quiere hablar con usted. Kamado Tanjiro ya ha llegado también! – los interrumpió una de las hijas mayores de Ubuyashiki, tocando suavemente la puerta.

– ¡Bien! Mi querido amigo, ¡he de vestirme para ver a Ubuyashiki sama! ¡Nos vemos luego! – prácticamente lo echó de la habitación.

– ¡Vamos a hablar de esto más tarde! – oyó que Uzui se recuperaba de su shock inicial y le decía del otro lado de la puerta.

Kyojuro se rio nerviosamente.

•••

El pilar de las llamas se vistió lo más rápido que pudo, no le habían dado un uniforme, quizás porque las mangas y lo ajustado que era no favorecían sus pobres huesos machucados, agradeció la aparición de un ayudante que lo ayudó a atarse los nudos de su hakama y a colocarse su haori. Quería ver a su tsuguko cuanto antes, si los jóvenes realmente habían acabado con otra luna superior… suspiró aliviado al pensar que no debería estar muy herido si había sido convocado al cuartel general de ese modo.

Llegó al recinto donde le indicaron que el patrón se reuniría con ellos, esperaba tener al menos un par de minutos con su aprendiz antes de las formalidades. Por desgracia no fue así. No mas cruzó las puertas las hijas de Ubuyashiki anunciaron su llegada. Se apresuró a ocupar el lugar vacío junto a la figura de su chico.

Le echó una ojeada, asegurándose de que todo estuviera en orden, no tenía huesos rotos ni órganos perforados, sonrió satisfecho y el joven Kamado le sonrió también. Se notaba preocupado. Al otro lado del joven estaba situada Kocho Shinobu y junto a ella estaba el joven Genya. Antes de inclinar la cabeza y saludar respetuosamente al líder de la cofradía, notó otro par de lugares vacíos a la izquierda de Kagaya. ¿Quiénes serían los nuevos visitantes? ¿Y por qué estaban precisamente ellos allí?


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