Cada una se encontraba en el extremo contrario de la mesa, desayunando en silencio. SooJin durmió en el sofá como había dicho y aún se mantenía enojada por lo de ayer en la mañana, y ShuHua no quería que su mayor estuviera enojada con ella por el resto del día, y como ella es algo dramática, por el resto de la vida.

Levantó su mirada y observó a la rubia, la cual tan sólo comía cereal con leche como desayuno, pues ShuHua siempre le hacía de comer y ahora que estaba enojada con ella, decidió hacer su desayuno por sí misma, cereal con leche a lo mucho, pues no sabía cocinar.

—Jinnie... —la llamó en voz baja, aún así fue audible para la mayor, pero la ignoró—. Jinnie...no hagas esto, me duele que hagas como si no existiera.

La rubia sólo quedó mirando en silencio su plato de desayuno,
mientras movía de un lado a otro lado la cuchara. No la miraría, no hasta que se le pasara el enojo por completo.

—SooJin, deja de ignorarme y no estés enojada conmigo. Comprendeme, por favor —hizo un puchero que la mayor obviamente no pudo ver por tener la cabeza y mirada baja—. Jinnie...Jinnie... —la llamó con voz aguda, algo irritante incluso para ShuHua. Pronto SooJin se levantó con su plato en manos y se dirigió a la cocina para meter lo que ya no quería en la nevera. La rubia se puso a lavar el utensilio cuando sintió unos brazos rodear su cintura y un cálido cuerpo apoyarse en su espalda—. Seo SooJin, hazme caso ya mismo.

La rubia suspiró pesadamente y dejó la cuchara a un lado para voltearse y encontrarse con el rostro de su mejor amiga. Esta sonrió mientras colocaba su rostro en su pecho y lo tomaba por la cintura aún más fuerte.

—Yeh ShuHua no me das la oportunidad de enojarme contigo ni por un segundo —se quejó y aún así le correspondió el abrazo. Cualquiera diría que eran novias, pero la realidad no era muy distinta, se gustaban una a la otra, no lo sabían, pero se trataban como si una pareja fueran—. Aún así sigo enojada porque no me quieres contar eso que me ocultas, ¿qué tan grave es? ¿asesinaste a alguien?, sí es así, pues nos escaparemos juntas lejos de aquí, iremos a Hawaii y...

—No...no es eso, es algo que...me da miedo contarte, porque...podría arruinar nuestra amistad —se sinceró con algo de nervios, temía mucho que SooJin se alejara de ella si le contara, realmente no quería que eso sucediera, jamás—. Y no quiero eso, eres muy especial para mí y no quisiera...perderte —sintió sus ojos aguados al mencionar aquella palabra. Arrugó su nariz, haciendo su expresión de dolor más evidente.

—No llores, Shushu —acunó el rostro
la pelinegra entre sus manos, las cuales cubrían gran parte de su cara por lo grandes que eran—. No me gusta verte así, y no creo que ese secreto que guardas de mí arruine nuestra amistad, es demasiado fuerte como para romperse así solamente.

—SooJin... —cerró sus ojos al sentir como sus lágrimas caían finalmente y la mayor las quitaba delicadamente de su rostro—. Prometo contarte, pero cuando me sienta lista, ¿está bien?, espero que no te moleste esperar, también espero que no te alejes.

—Claro que no me molesta esperar, y tampoco me voy a ir de tu vida, eso jamás, ni aunque me lo pidas —dijo y le sonrió dulcemente, haciéndole pensar por un segundo a ShuHua que era la misma sonrisa que le había regalado a JungHoon, pero pronto quitó esos pensamientos de su mente diciendo que eran totalmente absurdos—. Te quiero.

—Yo también te quiero.

Ambas se sonrieron dulcemente una a la otra mientras sentían sus corazones latir cálidamente, se sentían tan cómodas con la otra, tan felices y contentas que jamás quisieran separarse.

Jamás.