El sol comenzaba a asomarse por el horizonte, el canto de las aves se oyó y los rayos solares impactaron contra el rostro de cierta pelinegra que se encontraba durmiendo junto con su mejor amiga. Abrió lentamente sus ojos y los talló, enseguida pudo notar cómo la rubia a su lado tenía una pierna encima de la suya y su brazo rodeando su cintura. Seo siempre hacía aquello cuando estaba dormida, ella siempre abrazaba a algo cuando dormía, en ese caso a ShuHua. Pero ShuHua algunas veces fantaseaba pensando que eran novias gracias a esa acciones que sólo un novia podría hacer, sin embargo, su burbuja se reventaba al instante al recordar que a SooJin le gustaba JungHoon.

Suspiró con pesadez y la miró, durmiendo tan plácidamente, tal como una bebé, viéndose tan tierna y dulce cuando se mantenía con los ojos cerrados. Aunque a Yeh le parecía tierna a todas horas, una de las cuantas razones por las que le robó el corazón sin siquiera avisar.

Acercó su mano al rostro de la contraria lentamente y lo acarició tan suavemente, como si fuera que con un sólo toque iba a romperse en pedazos, como si fuera una muñeca de porcelana, tan frágil y bella. Sentía tantas ganas de protegerla porque en esos instantes parecía tan vulnerable. Aunque desde un principio fue al revés, SooJin fue la que la protegió a ella del mundo una vez vio que las personas podían ser muy crueles.

Todo había comenzado en el primer día de clases, hace diez años atrás, cuando ShuHua apenas entraba a primer año de secundaria. Ella se encontraba en el baño -mixto por cierto- lavando sus manos cuando un chico aparentemente mayor que ella entró allí, al principio parecía no tener malas intenciones, pero de un momento a otro acorraló a la pelinegra contra la pared. ShuHua se asustó mucho, más cuando la empezó a besar bruscamente. Ella intentó empujarlo muchas veces y también intentó gritar cuando dejaba de besarla en los labios y lo hacía en el cuello, pero a cambio el contrario la amenazaba y tapaba su boca.

Lo único que pudo hacer fue llorar en silencio mientras poco a poco le quitaba sus prendas y sin un poco de cuidado.

El sonido de la puerta siendo abierta fue lo más glorioso que oyó ShuHua en ese instante. Una chica rubia apareció allí y pudo darse cuenta por el llanto de la pelinegra que lo que le hacían era contra su voluntad.

Lo tomó por su camisa y lo alejó de la pelinegra que ahora lloraba aún más fuerte que antes. La rubia la tomó en sus brazos y la abrazó mientras insultaba al chico que había intentado abusar de ella.

"Fue ella la que me provocó, con esa calsa tan apretada que resalta su gran trasero"

Fue una de las frases que soltó el muchacho de años mayores en defensa propia, fue tan estúpido, pero aún así provocó que Yeh se sintiera muy mal y culpable por lo que le había pasado. Ambas salieron del baño con la mayor aún abrazándola y consolándola. En ese momento había prometido que la protegería de todo y todos, que lo apoyaría en todo, que sería su mejor amiga y que jamás la dejaría sola. Hasta ahora su promesa seguía en pie, y eso tenía tan contenta a ShuHua, no quería que su mayor se alejara de su lado. Jamás.

Sonrió dulcemente cuando la rubia abrió sus pequeños y lindos ojitos, alejó su mano de su rostro y siguió con su labor de mirarla.

—¿Qué hora es, Shushu? —preguntó con voz ronca y la miró, su mejor amiga seguía mirándola con ese cariño de siempre en los ojos.

—Creo que son las seis de la mañana, Jinnie, el sol acaba de salir y no quería despertarte, es muy temprano y además sábado —dijo mirando su teléfono luego de terminar su frase para comprobar que eran las seis—. ¿Qué tal si seguimos durmiendo?

—No, no aceptaré esa propuesta. Ya no quiero seguir durmiendo, no podré pegar un ojo de nuevo sabiendo que en unas cuantas horas será mi primera cita con JungHoon. —sonrió como una idiota enamorada, y ShuHua sintió celos y envidia de JungHoon. Desearía tanto haber sido aquella persona la cual causara esas lindas sonrisas en SooJin, esas sonrisas que... a ella jamás le regaló, y que probablemente jamás lo haría.

—Entonces será mejor que nos levantemos de una vez, tú vete a bañar y yo haré el desayuno. —dijo sin ánimos en su voz y se levantó, mientras que su linda amiga se levantaba emocionada y casi saltando como un niña pequeña hacia el baño.

Vio a SooJin adentrarse al baño mientras ella se quedaba recostada en el marco de la puerta mirando fijamente la entrada del baño, con sus orbes observando tristemente en un punto fijo, deseando volver en el tiempo y haber hecho algo para ser ella la persona que hiciera suspirar a SooJin, pero ya no podía hacer nada, sólo apoyarla y demostrar ser esa buena amiga que siempre fue con la mayor.

—No sabes cuánto hubiera deseado poder ser yo aquella persona, Jinnie, no sabes cuánto. —murmuró sintiendo un nudo en su garganta a medida que iba soltando las palabras, las lágrimas amenazaron con salir en descontrol de repente, pero se resistió, se intentó convencer que si SooJin estaba con otra persona ella sería feliz, pero en el fondo sabía que no, que ella no sería feliz viéndola con otra persona.