Capítulo 41.
El mes de diciembre pasó volando, así como lo hico el año 2015.
Ya los chicos habían terminado con la obra de teatro y lo habían celebrado con un paseo al estilo de La Gran Manzana. Salimos tres días después de la última función a Central Park, donde jugamos batalla de bolas de nieve, patinamos en la pista de hielo, andamos en carruajes y alimentábamos a las palomas que pasaban cerca.
Nos comportamos como los propios tipos de dieciséis años para arriba que no tuvieron infancia.
Chrissie, Nikki y Kevin me dieron sus números de teléfono para no perder comunicación, y la verdad es que no la quería perder por nada del mundo. Son muy buenos amigos, me dolió verlos irse en diferentes direcciones, lejos de mí, lejos de este cuerpecito hermoso.
Hablando de cuerpos; ¡mataré a Corey por dejarme una maldita marca en mi hombro derecho! En serio, jamás pensé que aquél mordisco que se alojaba ahí pudo haberlo hecho él. A veces me sorprende, y mucho. Aún no se me había quitado del todo para cuando volvimos a Los Ángeles y yo procuraba no usar camisetas sin mangas frente a mis amigos porque seguramente me invadirían de preguntas.
Aunque tuve que prestarle menos atención a la marca aquella que a Sabrina, ya que justo después de llegar fue volando a mi apartamento para contarle como viejita chismosa lo que había visto a las muchachas.
Y no reaccionaron de la mejor manera.
-¡Mira, maldita! -bramó Katherine. Jamás la habia visto así de furiosa-. ¿Se puede saber con qué permiso tú andabas manoseandote con Fogelmanis? -se cruzó de brazos.
-¡Te traje una gorra de panda! -canturrié, enseñándole la gorra, pero ella no se inmutó.
-Mas te vale que no haya pasado a más aquel simple manoseo, señorita -dijo, dándose la vuelta bruscamente y poniéndose su gorrito-. No queremos sobrinos tan pronto.
-¡Yo si quiero...!
-¡Callate la jeta, Antonella! -exclamó Katherine, arrojándole el gorro.
Sabrina y Rowan solamente reían por lo bajo y fui yo la que recibió un sermón de parte de Katherine a modo: mamá sobreprotectora.
A los siguientes días, dado a que las cosas ya se habían arreglado con Peyton y Rowan, todos volvimos al estudio. Hoy tendríamos una junta, por lo que ahora me dirigía junto con Corey hacia la oficina de Mich, donde se llevaría a cabo.
-Veo que te gustó mi regalo -comentó él, tomando con la mano libre el guardapelo que cuelga de mi cuello.
Asentí, apretando con firmeza su mano entrelazada con la mía. Amaba este regalo tanto como amaba comer arepa con mantequilla y queso.
-Me fascina -admití, sonriendo-. Siento que tengo a mamá aquí y no a miles de kilómetros.
-A mi también me gusta el tuyo -dijo, sacando de la mochila que traía, el álbum que le di-. Mira, agregué varias fotos, ya sabes, las del Central Park y todo eso.
-Están muy lindas, Honguitochico -halagué y él sonrió guardando el álbum.
-Lo sé, es obvio porque estoy yo en ella -dijo, haciéndose el diva.
Le pegué en el hombro.
-Eso nada más me queda a mí, ¿okay? -amenacé.
-Eres tan dulce y a la vez tan ruda que me confundes, mujer -exclamó, luego dejó un beso en mi mejilla-. Pero creo que ese es tu estilo. Y me encanta tu estilo.
-Y a mí el tuyo -comenté-. El estilo de Honguitochico seria interesante, ¿no lo crees?
Él negó con la cabeza.
-Me gustaría mas un estilo así como..., ya sabes, tú y yo... Algo así como a...
-¡Pero si llegaron los dos caracoles que faltaban! -exclamó Mich, apareciendo de yo no sé donde-. Vengan, par de ancianas. Llegan cinco minutos tarde y casi no tenemos tiempo. Hemos perdido muchos meses de grabación.
Nos empujó como ganado hasta el interior de la sala, donde había una mesa ovalada parecida a la que vimos la primera vez que estuvimos en Pasadena PlayHouse. En ella estaba todo el elenco, que miraban sus celulares como si no tuviesen otra cosa mas divertida que hacer.
-Vaya, hasta que por fin llegan -suspiró Peyton, dejando su iPhone en la mesa, que fue tomado en ese mismo instante por Rowan, a su lado.
La relación entre ellos dos, por más raro e inusual que parezca, habia vuelto a ser la misma de siempre; los mejores amigos de toda la vida. Algunos tal vez piensen que es imposible que después de terminar con una relación de la manera en la que ellos lo hicieron, nunca de los jamases volvería a ser lo mismo. No obstante, ahí podías verlo; se llevaban tan bien como cuando llegué al estudio por primera vez. Como si nada fuera de lo normal entre ellos hubiera pasado. No sabia si seguían sintiendo algo por el otro, ya que no me lo han dicho ni a mí ni a nadie, pero si sentían algo, estaban actuando muy bien ya que solo podias ver un aura de amistad al rededor de ellos dos.
Y a mí eso me parece más que genial. A todos les parece más que genial; con tal de que ninguno de los dos sufra y podamos grabar en paz, todo excelente.
-Lo siento, pero alguien no quería levantarse temprano hoy -mascullé, mirando a Corey indiscretamente.
-¿Y que culpa tengo yo de que mi sueño sea tan pesado, eh?
-No me importa si Corey se queda dormido o no. El punto es que llevamos casi tres meses de atraso y si queremos seguir como estábamos, debemos enfrascarnos en grabar lo más que podamos de la serie a como dé lugar -empezó Mich-. Creo que lo más prudente sería...
Y así empezó un discurso lleno de cambios de horarios (trabajaríamos dos horas más de lo debido), aumentos de sueldo, planes, libretos, problemas entre personajes, estrellas invitadas y demás. En fin, todo esto ya me lo sabia de memoria dado a que Mich me lo había dicho todo en aquel paseo que tuvimos. Todo el mundo estuvo de acuerdo con él. Nadie de opuso y creo que, de ser así, Mich lo hubiese despedido de una vez porque de verdad se veía muy extrezado.
Ese era uno de los problemas de ser productor; todo es color de rosa hasta que tus protagonistas se pelean, tienes que atrasar la producción y con ello se acumulan la falta de tiempo, estrés, papeleo y todas aquellas mierdas que hacen los productores.
Para aminorar el estrés que Mich nos había transmitido a nosotros, decidimos pasar por los chicos e ir a comer unas cuantas pizzas en aquella pizzería que quedaba cerca del estudio.
-¿Se acuerdan de esta pizzería? -comentó Corey, con una sonrisa.
-¿Que tiene esto de especial? -preguntó Anto, mirándolo extrañada.
A veces se me olvidaba que ella no estaba aquí desde un principio. Es que se me hace raro, ya que parece que estuviésemos aquí desde hace años, cuando ni siquiera había transcurrido nueve meses desde mi llegada. Antonella y Katherine estaban con nosotros desde hace siete meses aproximadamente, no obstante, se han vuelto tan unidas con los chicos que cualquiera creería que se conocen desde años.
-Aquí fue donde Corey y yo sentimos nuestro primer impulso, ¿no es así, Honguitochico? -dije y Corey asintió.
Sabrina rió.
-Si, recuerdo perfectamente como ustedes dos casi se besaban y yo los mojé con la manguera -se burló.
-¡Estaba helada! -chillamos los dos, provocando risas de todos.
En ese momento, una canción digna de hacer twerking provino de algún lugar de la tienda. Anto sacó su teléfono de su bolso sin ninguna pena y miró la pantalla. Rápidamente sus ojos se abrieron como platos.
-Maldita sea -masculló.
-¿Que pasa? -inquirí al ver la preocupación en sus ojos color miel.
Reparé en que Anto le enviaba una mirada significativa a Katherine, que tragó su pizza con algo de dificultad y puso la misma expresión que Anto.
-¿Son...? -no logró terminar la palabra cuando Anto ya se estaba levantando-. ¿Cuantas veces han llama...?
Con un movimiento rápido de dedos, Anto le dijo a Katherine que se callara. Ella lo hizo sin chistar, lo que me pareció raro; Katherine nunca se deja callar de nadie. Ni siquiera de su madre. Algo muy raro estaba pasando aquí e iba a preguntar cuando Anto se da la vuelta, embozando una sonrisa que sé que es fingida ya que no sabe actuar.
-Nosotras iremos a atender una llamada. Nos vemos luego, ¿vale? -informó, cogió a Katherine de la muñeca y ambas salieron a toda prisa de la pizzería, quien sabe a donde.
Todos en la mesa nos miramos en silencio.
-¿Que les ocurre? -preguntó Melanie.
-Algo están escondiendo, ¿verdad, _____? -me preguntó Rowan y yo asentí.
-Algo muy grave para que no nos quieran decir -dije.
[...]
Lo que sea que ocultaban Katherine y Anto no debía de ser nada bueno. Las conozco lo suficiente como para decir que estaban preocupadas por algo y yo quiero saber que es lo que las preocupa. Aquella llamada me parecía algo sospechosa y quería saber quien y por qué las llamaban. Sobre todo por qué se ponían así de raras.
Cuando terminamos las pizzas cada quien volvió a su apartamento, aunque Rowan y yo decidimos pasar un rato con Peyton para ayudarlo a ensayar ya que el próximo mes serian las audiciones para la nueva película en la que yo estaba.
-Oh, entonces que bueno que vayas a trabajar conmigo, PeyPey -le dije, con una mano en su hombro-. ¿Cual papel esperas?
-Bueno, quiero audicionar para el de Jacon Stevens, pero Mich me aconsejó que fuera a por el de Cole Downs -respondió él-. Y la verdad creo que le haré caso; Cole se parece mucho más a mí.
Asentí, ya que estaba en lo correcto. Por lo que había leído, Cole era un chico inteligente, respetuoso, todo un caballero. Mientras que Jacob era un alma aventurera, libre, independiente y divertido, aunque con un toque responsable también. Nunca se metia en problemas; conocía sus límites. Eso aparentaba ser, hasta que las Rivens llegan a su vida. La verdad es que a mí me gustaba más Jacob, pero Peyton es más un Cole.
Juntas lo ayudamos a practicar. Rowan hacia los diálogos de Kaia y Riven mientras que yo hacia los de River y Jacob. Al cabo de unas horas, ya se había aprendido el dialogo entero.
-¡Ese es nuestro Cole! -exclamamos Rowan y yo, abrazándolo.
-Vas a conseguir ese papel, en serio -le aseguró Rowan.
Peyton se llevó una mano a la mejilla y la otra al pecho.
-Oh, paren que me sonrojo -dijo en tono afeminado y los tres reímos-. Bueno, ¿se quedan a ver una película o qué? Me siento solito.
-Depende de qué película -comentó Rowan, tomando asiento en el sofá.
-¿Harry Potter y la cámara secreta?
-Traeré las palomitas -Rowan se levantó y me pasó de largo hacia la cocina.
Peyton sonrió y se giró hacia mí.
-¿Tu que dices, Córdoba?
Quería quedarme, de verdad, pero más quería saber si mis dos mejores amigas latinas estaban bien.
-Lo siento, tengo sueño. Tal vez mañana -mentí caminando hacia la puerta-. Adiós, Enmascarado.
Peyton rió.
-Adiós, maniática de la cuchara asesina.
Comencé a caminar por el corredor rezando para que Katherine y Anto estuviesen en nuestro piso. Prácticamente corrí hasta la puerta y la abrí, calmamdome al ver las luces encendidas y los indicios de que alguien estuvo comiendo en la cocina. Cuando salimos teníamos todo limpio, pero ahora había uno que otro plato sucio.
Si mis amigas estaban comiendo eso decía que ya estaban mejor. Tal vez todo fue una broma o simplemente dramatizaron aquella llamada o querían darse un toque de misterio. O tal vez querían irse con sus novios a escondidas y si de verdad era eso, no reaccionaria como lo hizo Katherine porque de verdad me alegraba verlas tan felices con Jake y Jonny.
Estaba sonriendo y confiada de que todo había sido drama mío cuando crucé el corredor y un sonido de llanto provino de nuestra habitación. Mi sonrisa se esfumó de golpe. Conocía ese llanto. Aquel llanto que solo Katherine y yo habíamos oído, porque esa persona confiaba tanto en nosotras como para permitirnos escucharla llorar. Aquella persona que siempre se la pasaba riendo y haciendo bromas, la grosera y salida. Esa persona ahora estaba llorando.
Corrí hacia la habitación y abrí la puerta de golpe. Ni siquiera se sobresaltó cuando lo hice. Creo que ya se lo veía venir. Sólo se dignó a agachar su cabeza y volver a llorar. Me preguntaba por qué lo hacia, ella no era de esas personas que se la pasan llorando a cada rato. Me dolía verla así. Siempre que ella lloraba yo lo hacia y no me sorprendió sentir el sabor salado de mís lágrimas en mi boca.
Vaya, ahora sueno muy rayita.
Me acerqué a Anto y la abracé. No sabia por qué lloraba, pero aun así lo hice y ella volvió a romper en llando sobre mi hombro, mientras yo le acariciaba la espalda.
-¿Que pasa, Anto?, ¿por qué lloras? ¿Fue Jonny, fue él? Te juro que si fue él le voy a rebanar cada uno de sus espermatozoides uno por uno -declaré, ella soltó una débil risita.
-Ojala fuera eso -dijo, separándose levemente. Me miró a los ojos y rompió otra vez en llanto-. No me quiero ir -sollozó.
-¿Que?
Anto levantó la vista nuevamente y se incorporó. Pude ver que estaba sentada como indio en mi cama, oculatando algunas cosas en el espacio de sus piernas. Y entonces los vi.
Un pasaporte y una VISA de turista.
Su pasaporte y su VISA de turista.
«-¿Y por cuanto se quedarán? -pregunté, después de abrazarlas nuevamente.
-Hasta fin de año -dijeron ellas al mismo tiempo, yo chillé de la emoción»
Instintivamente llevé una mano a mi boca.
-No...
-Si -Anto asintió, soltando una que otra lágrima-. Me voy, marica. Katherine y yo volvemos a Colombia.
N/A: No sé por qué presiento que me van a querer matar...
En fin, este capítulo fue muy... ¿Khe? ¿Que opinan? ¿Que piensan sobre la relación de Row y Pey ahora? ¿La reacción de Katherine al enterarse de lo que pasó con Corey y Rayis? ¿Alguien tiene una idea de como será la película de Rayis o como esperan que sea? ¿Que opinan de lo que pasó al final?
Sólo quedan dos capítulos y el epílogo para terminar, o sea que en esta semana seguramente terminamos.
Bueno, no tengo mas nada que objetar, así que... ¿conocen a Froy Gutierrez? ¿A poco no es lindo? Creo que me enamoré. En serio.
Sin más que decir, se despide x_girlmeetslove_x
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