Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7

Capítulo 7


DAYANA (P.D.V)

El taxista paró delante de la gran mansión y me bajé mirando todo a mí alrededor con los ojos abiertos como platos.

- Señorita, tiene que pagarme.

Le solté el dinero en el sillón de atrás sin darle una mirada y cerré la puerta de un golpe. Aquella casa era tan grande que quitaba el sentido.

El taxi aceleró tras de mí y desapareció en menos de diez segundos. Estaba claro que el taxista había tenido ganas de terminar el servicio conmigo desde el mismo momento en el que me senté. Sí, no le caía muy bien a la gente.

Después de recomponerme por la monstruosidad de casa en la que vivía aquella chica, me acerqué hasta la valla que denegaba el acceso de gente de la calle a la casa y toqué el timbre en el cuál había una camarita.

- ¿Si? -La voz llegó alta y clara por el intercomunicador.

- Hola, estoy buscando a Maikel -Contesté.

- ¿Quién lo busca?

Solté un suspiro de exasperación. Los ricos eran unos paranoicos.

- Dayana, una amiga -Prácticamente lo gruñí.

- Espere un segundito -Se oyó un pitido y luego siguió el silencio.

Lo que me faltaba -Pensé exasperada mientras me apoyaba en la pared y me cruzaba de brazos. Había tardado toda la mañana en encontrar la dirección en la que vivía Maikel. Había entrado en facebook y lo había buscado entre prácticamente más de mil Maikel que vivían en Barcelona y ahora tenía que seguir esperando porque el niñito tenía un sistema de seguridad increíble.

La verja tras de mí se abrió y la misma voz de antes en el intercomunicador me dijo que podía pasar.

- Menos mal -Dije en voz alta. No sabía si me podía escuchar, pero por si acaso, me di prisa en entrar por si le daba por cerrarme la verja en las narices.

- ¿Qué haces aquí? -La puerta se abrió y Maikel salió antes de que yo hubiese levantado la mano para tocar.

- He venido a verte -Contesté alzando una ceja.

- ¿Cómo has conseguido mi dirección? -Preguntó frunciendo el ceño. Miraba hacia todos lados de manera paranoica.

- ¿Te avergüenza que esté aquí? ¿No sabes cómo decirle a tus estúpidos papaitos finolis que por las noches dejas de lado la gomina y te vuelves en un chico salvaje con ganas de sexo? -Pregunté haciendo una mueca.

Soltó una carcajada y se apoyó en la puerta para mirarme intensamente. Esa mirada azul era la que me había dejado prendada desde la primera vez que lo había visto. Este chico era un seductor y sabía que podía tener a todas las chicas que quisiese y no me avergonzaba decir que yo había caído porque cuando pruebas a este chico, te da igual todo lo demás.

- ¿Estás embarazada? -Preguntó una voz detrás de él. Rápidamente Maikel palideció y se puso recto mirándome fijamente.

- ¿Estás embarazada? -Habló tan rápido y tan asustado que le salió un gallo.

Solté una carcajada.

- Por supuesto que no -Oí dos suspiros. El de Maikel y el de la persona que estaba tras de él.

- Apártate -Dijeron. Era una mujer.

- Mamá, por favor...

Lo que me faltaba, la madre pijita que me iba a amenazar con que no me volviese a acercar a su hijo porque él tenía un futuro brillante por delante.

- Señora... -Empecé a hablar para advertirle de que no quería nada de su hijo, pero cuando Maikel se apartó y su madre salió, no pude hacer otra cosa que tragar saliva. Era la mujer más guapa que había visto nunca. Rubia, alta, con un cuerpazo tremendo y unos increíbles ojos azules, los mismos que Maikel.

- Hola -Su sonrisa me podría haber postrado de rodillas si hubiese sido lesbiana- soy Brianna, la madre de Maikel. Perdona su descortesía, ¿quieres pasar?

No me dio tiempo a responder, me agarró de la mano y me metió dentro de la gran mansión. Jamás me había sentido tan pequeña y tan fuera de lugar. Aquel sitio era tan bonito y con tanta clase que mis pantalones negros rotos por los muslos, las botas de motorista del hermano de Davinia y la camisa transparente que llevaba me hacían parecer una chica sucia y sin educación.

- ¿Quieres tomar algo? ¿Un refresco, agua, un zumo? ¿O tal vez prefieres una copa? -Preguntó educadamente. No parecía la típica pija que te clavaría una navaja en la espalda con tal de que te alejases de su hijo. Es más, vestía con unos pantalones vaqueros y una camiseta marinera a rayas e iba descalza. No era para nada la mujer que esperaba que viviese en esta casa.

- No gracias, estoy bien -Susurré. Su belleza y simpatía me atontaban.

- Mamá, ¿podrías dejarnos solos?

- Oh, claro que sí. Pero por favor, sé más amable con ella, si te la has follado es lo menos que merece -Dijo alzando una ceja. Después de mirarme y darme una sonrisa, se dio la vuelta y se alejó canturreando mientras subía las escaleras.

- Perdona a mi madre, a veces no mide sus palabras -Dijo mientras me dirigía hasta un gran salón.

- No te preocupes, mi madre es igual -Me encogí de hombros y me senté en el sofá el cuál era increíblemente cómodo. Podría vivir en ese sofá.

- Entonces... ¿Qué haces aquí? -Preguntó mirándome intensamente. Era increíble lo mucho que sus ojos se parecían a los de su madre. Era el chico más guapo que había visto nunca y con diferencia. Si la madre era así de guapa y él era así de guapo, el padre tenía que ser un dios griego- ¿Dayana? ¿Me estás escuchando?

- Si, perdona -Contesté avergonzada. Era increíble como su belleza y la de su madre me había dejado atontada- he venido porque quiero encontrar a la estúpida de Marta y tú eres el único que puede ayudarme.

Achicó los ojos y cruzó los pies, un acto bastante femenino, pero que a él le quedaba de muerte.

Dayana, deja de mojar las bragas por él -Pensé enfadada conmigo misma.

- ¿Marta? ¿Para qué quieres hablar con ella?

- Tenemos asuntos que atender -Contesté cruzándome de brazos.

- ¿Qué asuntos?

- ¿Por qué te interesan?

- No te voy a decir donde está para que vayas de salvaje a partirle la cara -Contestó lleno de furia.

Sonreí de lado y lo miré fijamente.

- Si estás tan enamorado de ella, ¿por qué te enrollaste conmigo delante de ella y después te acostaste conmigo? ¿Me usaste para darle celos? -No me importaba en lo más mínimo, los dos habíamos sacado provecho de eso.

- Eso no es de tu incumbencia -Contestó mientras se ponía en pie y se servía una copa.

Solté una carcajada.

- ¿De verdad te estás sirviendo una copa? ¿Cuántos años tienes? bueno, olvida eso... los ricos son así -Me encogí de hombro y vi como apuraba su copa.

- Me gusta el buen whiskey -Se limitó a contestar antes de volver a sentarse.

- Se ve.

- ¿Para qué quieres hablar con Marta?

- Anoche empezó una pelea conmigo y terminé en la cárcel. Mis padres me han echado de casa y tengo que buscar venganza -Respondí sinceramente.

- O sea, que tú fuiste culpable de que mi hermana terminase en la cárcel.

- ¿Tu hermana? -Pregunté frunciendo el ceño.

- Una chica prácticamente igual a mi madre pero con los ojos muy verdes -Contestó.

Sonreí.

- ¿Avalanna es tu hermana? -Entonces recordé la primera vez que la había visto y había discutido con Marta. Había dicho algo sobre su hermano y celos.

- Exactamente. Volvió de Nueva York hace poco y la primera vez que sale termina en la cárcel. No te puedo decir que no me alegro de que mi hermana haya salido y haya vivido una aventura... ¿Pero terminar en la cárcel? eso fue demasiado.

- Fue culpa de Marta, ella empezó la pelea, pero la verdad es que todo es culpa tuya. Si tu no hubieses decidido ponerla celosa conmigo, o con quien sea, no hubiese pasado esto.

- Bueno, la conversación se ha terminado. Dayana, realmente me encantas y lo pasamos genial juntos, pero no te voy a dar la dirección de Marta, es una amiga -Se encogió de hombros y se puso en pie.

Justo cuando me disponía a ponerlo verde diciéndole de todo, un hombre de unos cincuenta años pero que podía aparentar treinta perfectamente, entró en la sala. Y señoras y señores, aquí estaba el padre de Maikel. Era su viva imagen.

- Hola -Dijo con una pequeña sonrisa hacia a mí, luego su expresión cambió al girarse hacia Maikel- ¿me puedes decir cómo es posible que el Mercedes tenga un rayón?

- Papá, venga ya -Contestó soltando un suspiro mientras se pasaba las manos por la cara.

- Ni venga ya ni nada, ¿sabes lo que me costó ese coche? -Gritó.

Pegué un saltito y sonreí. Me encantaba el temperamento de ese hombre, pero lo que más me gustaban eran sus ojos. Increíblemente verdes, un verde magnético al igual que los de Avalanna.

¿A caso es una familia de Hollywood para que todos sean tan guapos? -Pensé impresionada mientras veía como padre e hijo empezaban a discutir. Es que hasta discutían con clase, era una cosa increíble.

- ¿Qué pasa aquí? -Gritó Brianna apareciendo en la sala. Los dos se callaron y se giraron hacia ella, quien estaba cruzada de brazos y los miraba con una expresión asesina.

- Cariño, me ha rayado el mercedes -Se quejó el padre.

- Mamá, se ha puesto a gritarme como un energúmeno por un rayón minúsculo -Se quejó Maikel.

- Ethan, tenemos una invitada, ¿realmente te has puesto a gritar de esa manera por un rayón en ese coche?

En ese momento Ethan se giró hacia a mí y me sonrió ampliamente, por lo cual, tuve que sentarme lentamente. Aquel hombre era un verdadero dios griego y Maikel no le llegaba ni a los tobillos.

- Siento muchísimo que hayas tenido que ver esto, pero es que Maikel es así de torpe -Dijo con su gran sonrisa- bueno, les dejo para que sigan charlando. Maikel, hablaremos después. Brianna, ven aquí.

Ella soltó una carcajada y se echó a correr mientras Ethan la perseguía.

- Perdón por esto -Dijo Maikel mientras se pasaba las manos por la cara.

- No te preocupes -Dije levantándome rápidamente- me voy ya. Me da igual que no me hayas dado la dirección de esa cabrona, pero recuerda, si es tan rica como tú, la voy a encontrar y me da igual que tú y yo nos llevemos bien, esa hija de puta va a conocerme.

Él se quedó en silencio y yo salí de aquella gran casa lo más rápido que pude y justo en ese momento choqué estrepitosamente con un chico que olía a Ultraviolet.

- Oh dios mío, lo siento muchísimo -Dijo mientras me tendía la mano para levantarme del suelo y cuando me levanté no pude hacer otra cosa que mirarle directamente a los ojos. Azules profundos.

- Yo... yo te conozco de algo -Dije frunciendo el ceño. El olor de ese chico me despistaba.

- Nos vimos anoche en la celda -Rio mientras daba un paso atrás- Dayana, ¿verdad?

- La misma -Sonreí- ¿y tú eras?

- Alex -Dijo haciendo una reverencia que me hizo reír de nuevo. Ese chico era un estúpido, pero un estúpido gracioso- ¿te vas ya?

- Si, ya he terminado aquí -Quería irme pero no me podía apartar de él. ¿Desde cuándo hacía yo eso? estaba claro que estar alrededor de Maikel y su apariencia me hacía perder la razón.

- Bueno, pues espero volver a verte -Dijo guiñándome un ojo antes de entrar por la puerta que yo había dejado abierta al salir.

Me apoyé en una de las columnas que tenía la entrada y me abaniqué con la mano. ¿Cómo era posible que anoche no me hubiese fijado en lo guapo que era? y otra cosa más importante... ¿es que todos los ricos estaban así de buenos?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro