Capítulo 29
Capítulo 29
DAYANA (P.D.V)
- Creo que fue una estupidez esto de dividirnos –Maldijo Alex mientras veía como Avalanna y Hugo se alejaban.
Carlos y yo nos miramos y soltamos una pequeña risita. Era obvio que Alex sentía algo por ella y estaba completamente celoso.
- ¿De qué se ríen? –Dijo mientras comenzaba a caminar.
- ¿Se puede saber a dónde te estás dirigiendo? –Preguntó Carlos agarrándolo por el hombro- no tenemos ni idea de a dónde dirigirnos.
- ¿Y qué hacemos? ¿Quedarnos aquí paraditos? Tenemos que empezar a movernos, entre antes encontremos a Érika, antes nos podremos ir a España y antes Hugo se pirará a su puto país.
- Estás completamente enamorado, ¿no es así? –Pregunté con una pequeña sonrisa pero a la misma vez algo dentro de mí ardía con coraje, ¿celos tal vez? Bueno, ¿quién no iba a sentir celos? Alex era alguien guapísimo y Avalanna era completamente afortunada de tener a alguien como él.
- ¿Tanto se me nota?
- Amigo, estás completamente jodido –Rio Carlos- no es por quitarte las esperanzas, pero es obvio que Avalanna se siente más atraída por Hugo.
- ¡Carlos! –Dije indignada. Lo que había dicho era cierto, pero no tenía por qué ser tan directo diciendo esas cosas.
- ¿Qué? Solo te lo digo porque me caes bien y no quiero verte persiguiendo a una chica que claramente siente algo por otro. Además, es super obvio.
Alex lo miró de reojo y se mantuvo en silencio. Era obvio que Alex también lo había notado.
- No te preocupes, si de algo estoy seguro es que hay millones de tías en el mundo. Encontrar a otra no va a ser muy difícil –Volvió a decir Carlos.
- A veces eres tan romántico que da asco –Dije sarcástica mientras me enganchaba al brazo de Alex- no te preocupes, yo te ayudaré a superarla.
- No hay nada que superar –Susurró.
- No te preocupes –Dije palmeándole el hombro. Me comportaría como la amiga perfecta con él y ¿quién sabe? A lo mejor terminaría fijándose en mí. Avalanna era realmente estúpida para no fijarse en alguien como Alex.
AVALANNA (P.D.V)
- ¿Qué es lo que tanto te atormenta? –Preguntó Hugo mientras miraba su móvil.
- No me atormenta nada, simplemente no entiendo a qué viene comportarse de esa forma conmigo.
- ¿Qué forma?
- Tan posesivo. Eso no es algo que nos guste a las tías, es posible que a Érika si... pero a mí no. Así que ya puedes ir olvidándote de tratarme como te dé la gana.
Se paró en seco y se giró para mirarme fijamente.
- Créeme no te estoy tratando como trato a Érika. Nuestra relación era... diferente.
- ¿Entonces es que eres así de estúpido? –Pregunté cruzándome de brazos.
- Estamos perdiendo tiempo. Tenemos que encontrarla –Dijo antes de girarse y seguir caminando a grandes zancadas.
- ¿Por qué tienes tanta prisa en encontrarla? ¿Por qué si te hizo tanto daño, no te vuelves a Italia y la dejas aquí a su suerte? No lo entiendo.
- Las cosas de la vida, no soy tan frío como parezco –Dijo sin detenerse.
- ¿Podrías ir más despacio? Vale que no soy baja, pero aun así me cuesta mantener el ritmo de tus pasos y con el calor que hace aquí, como que tampoco quiero llegar sudando a donde sea que estemos yendo.
- ¿Siempre estás quejándote? –Preguntó rabioso.
- Eres un bipolar de mierda, tío –Grité frustrada.
Se paró de golpe y volvió a girarse hacia a mi.
- ¿Qué yo soy un bipolar? ¿Y tú que eres? Primero me besas como si no hubiese un mañana y luego rechazas mis besos. Primero estabas deseando encontrar a Érika y ahora me estás preguntando que por qué no me largo, ¿qué pasa? ¿Estás empezando a sentir algo por mí y tienes miedo de que cuando Érika aparezca me vaya con ella?
Lo miré directamente a los ojos y solté un bufido. ¿Sentir algo por él? Antes muerta... ¿no?
- Estás loco. Por mí como si te vas a vivir al Everest con ella y no vuelvo a verte el pelo porque desde que apareciste en mi vida no he parado de estresarme y de vivir situaciones de mierda.
- Gracias por ese increíble cumplido –Dijo mirándome con una gran sonrisa. Me dispuse a pasar por su lado exasperada cuando de repente, me agarró del brazo y me estampó contra la pared que teníamos al lado- ¿por qué eres tan arisca conmigo?
- Déjame ir –Susurré contra sus labios, los cuales se encontraban tan cerca debido a que estaba completamente pegado a mí.
- ¿Por qué no dejas que te dé un poquito de amor? –Susurró mientras deslizaba su mano derecha por mi cintura- déjame tratarte como te mereces, deja de ser así de arisca conmigo.
- Aparta tu mano de mí –Susurré. ¿Pero era eso realmente lo que quería? ¿Quería que se alejase de mí?
Reacciona Avalanna, te estás dejando manipular por un machista y estúpido que no sabe realmente lo que quiere. Es un agresivo y no tendrás ningún futuro bonito con él. No es más que otro estúpido más –Pensé para mí y estaba dispuesta a soltarme de su agarre cuando de repente, me besó.
Y no, no fue un beso cualquiera. Fue un beso de esos profundos que te dejan sin respiración, fue uno de esos besos que deseas que no acaben jamás. Pero así, como mismo se acercó, se separó.
- No sé por qué te haces la dura conmigo si juntos somos fuego –Susurró en mi oído.
Intentaba controlar mi respiración, pero no podía. El beso me había dejado atontada y tenerlo así de cerca me estaba haciendo perder la cabeza.
- Está claro que me deseas y te puedo asegurar que me muero por tenerte. Sé que soy un estúpido y un impulsivo, ¿pero de verdad que no te gustaría dejarte llevar? –Volvió a susurrar.
Estando así de cerca, se me podía olvidar que estábamos en medio de la calle y que la gente caminaba a nuestro lado como si nada. Que ciertos coches que pasaban nos tocaban el claxon para que notásemos que nos estaban viendo... algunos incluso reían pero, ahora mismo, mirando sus profundos ojos marrones, sintiendo su mano en mi cintura y notando su respiración en mi cara, me sentía en el paraíso. Podía sonar patético, pero era la verdad. Me sentía como si nada pudiese salir mal.
- ¿Qué me haces? –Susurré. Hasta hacia una hora no había podido besarlo porque la imagen de Alex se me había aparecido en la mente y realmente me había planteado si por casualidad estaba empezando a sentir algo por él. Pero no, no sentía absolutamente nada por Alex simplemente cariño... ¿pero qué era lo que sentía por Hugo? ¿Amor? Era imposible que fuese amor, lo acababa de conocer.
- Deja de darle vueltas a las cosas y déjate llevar. Disfruta de mí mientras estemos juntos –Dijo antes de volver a besarme. Y entonces me dejé llevar porque era imposible no dejarse llevar con aquel hombre.
ÉRIKA (P.D.V)
Iba caminando tan distraída que cuando choqué con una persona, casi caí al suelo. Y podría haber pasado si no fuese porque me agarró de la cadera.
- ¿Érika? –Preguntaron con sorpresa.
Alcé mis ojos rápidamente para encontrarme a nada más y nada menos que a Carlos. Carlos, el amigo de Dayana, ese chico que había conocido en Barcelona hace unos pocos días. ¿Qué cojones estaba haciendo aquí?
- ¿Qué cojones estás haciendo tú aquí? –Pregunté alterada mientras me separaba de él y comenzaba a mirar a mí alrededor. ¿Estaría Hugo aquí? ¿Me había encontrado?
- Hemos venido a buscarte –Habló intentando tranquilizarme.
- ¿Está Hugo aquí?
- ¿Hugo? No, no está aquí. Solo estamos nosotros. Avalanna nos contó lo que había pasado y decidimos venir a buscarte. Quiero decir, además de tomarnos unas vacaciones. Alex y ella se ofrecieron a pagarnos el pasaje a mí y a Dayana.
Solté aire lentamente y me relajé.
- ¿Dónde están los demás?
- Pues Avalanna... se quedó en el hotel porque se encontraba mal y Dayana y Alex están en una especie de panadería preguntando si alguien te ha visto.
- ¿Están seguros que Hugo no está aquí? –Pregunté nuevamente. Si Hugo era inteligente, que no dudaba que lo fuese, seguramente había estado vigilándolos a todos y si ellos habían venido, era probable que Hugo viniese también.
- ¿Por qué no vienes con nosotros al hotel? Ya que hemos venido por ti y te hemos encontrado, podrías hablar con nosotros un rato y explicarnos que pasó.
Justo en ese momento Dayana y Alex se acercaron a nosotros y se quedaron mirándome con la boca abierta, literalmente. ¿No esperaban encontrarme así de rápido?
- ¿Dónde estabas, maldita loca? –Gritó Dayana antes de abalanzarse sobre mí y darme un abrazo.
**
Decidí irme con ellos a su hotel puesto que les debía bastantes explicaciones. ¿Pero por dónde empezar? ¿Debía contarles la verdad? Ellos hablaban como locos mientras entrábamos en la habitación y yo simplemente les seguía como un alma en pena. ¿Estaba haciendo lo correcto? Al fin y al cabo eran unos chicos a los que acababa de conocer pero la verdad es que se habían portado mejor conmigo que nadie que conociese desde hacía mucho más tiempo.
- ¡Joder! –Gritó Dayana llevándose las manos a la boca.
Rápidamente levanté la cabeza y me encontré algo que no me esperaba para nada: Avalanna contra una pared rodeándole la cintura a Hugo con sus piernas mientras se besaban como locos.
- ¿Érika? –Dijo Avalanna cuando abrió los ojos y nos vio.
Antes de que nadie pudiese reaccionar, salí corriendo de la habitación. Lo último que necesitaba es que Hugo me pillase.
- ¿A dónde te crees que vas? –Dijo Hugo agarrándome del brazo y dándome la vuelta violentamente antes de que pudiese llegar a las escaleras.
- ¡Suéltame! –Grité.
- Ahora mismo vas a volver conmigo a Europa porque tu puta familia tiene una pistola en mi nuca y si no vienes conmigo yo voy a morir y te aseguro que prefiero que tu pases toda tu maldita vida amargada a que acaben con mi vida solamente porque eres una niñata inmadura, maldita estúpida de mierda –Gritó frenético. Por primera vez, sentí verdadero miedo.
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