Capítulo 21: Encubrimiento
Siento que este capítulo sea tan corto, los otros serán un poco más largos y más reveladores. Lo prometo!
Gracias por leer, votar y comentar. Pero sobre todo, por la pasiencia que están teniendo conmigo <3
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Capítulo 21
AVALANNA (P.D.V)
Cuando bajé las escaleras, la última persona que esperé encontrarme allí era a él.
A Hugo.
-¿Qué haces aquí? –Pregunté achicando los ojos hacia él.
No tenía un grato recuerdo de Hugo en mi casa. Es más, por mucho que hubiese estado "consolándome" en el parque y haberme preguntado que si podía verme bailar, no me fiaba ni un pelo de él.
Hugo tenía un aura de oscuridad y peligro a su alrededor y no iba a ser tan boba como para fiarme de él.
-¿Has visto a Érika? –Su pregunta fue rápida y directa, además de desesperada.
- ¿Debería haberlo hecho? –Pregunté mientras me cruzaba de brazos y lo miraba fijamente.
Por mucho que Érika hubiese dicho que Hugo era su novio, y por mucho que él hubiese dicho que había hecho todo "el espectáculo de la pistola" para que le hiciese caso, dudaba mucho de ambos. Aquella historia olía a mentira a kilómetros, y Hugo parecía estar lleno de mierda hasta el cuello. Por lo cual, no me fiaba ni un pelo de él.
-Cuando he llegado al hotel, no estaba allí. No había rastro de ella, ni su ropa, ni nada. No dejó ninguna nota. Tengo que encontrarla.
Sonaba realmente desesperado, y posiblemente, un poco preocupado.
-No veo el por qué yo tendría que saber dónde está.
-Eres la única amiga que tiene en este país, dudo mucho que se haya largado así como así sin decirle nada a nadie.
Bufé.
-¿Es que acaso no hizo eso mismo cuando huyó de ti desde Italia? Siento decirte que no sé absolutamente nada de ella, pero te doy un consejo: deberían arreglar esos problemas que tienen de una vez por todas porque no tienen una relación especialmente sana.
Se acercó a pasos agigantados hacia a mí y me agarró del brazo.
El miedo se apoderó de mí.
-Como descubra que sabes algo sobre Érika y no me lo estás diciendo, créeme, es posible que no vuelvas a bailar de la forma en la que lo haces –Susurró en mi oído antes de soltarme fieramente y salir de mi casa dando un gran portazo.
- ¿A qué ha venido eso? –Preguntó Dayana tras de mí.
No sabía cómo es que me estaba manteniendo en pie. Me temblaban hasta las pestañas.
-Estaba buscando a Érika –Susurré mientras me apoyaba en la pared que tenía tras de mí y me llevaba la mano a la cabeza.
- No le has dicho nada, ¿no?
La miré y forcé una sonrisa a duras penas. El miedo que había sentido había sido atroz.
-Por supuesto que no, nunca me fie ni un pelo de ese tío... ¿Crees que iba a decirle algo sobre Érika? Jamás.
HUGO (P.D.V)
Volví a llamar a su móvil con la esperanza de que lo cogiese, pero nada... seguía apagado.
Me senté dentro del coche y comencé a darle golpes al volante.
¿Dónde cojones se había metido? Llevaba buscándola al menos cuatro horas y no daba con ella.
¿Ir a la policía? No era una maldita opción. No harían nada hasta que no llevase 48 horas desaparecida y yo no podía perder tanto tiempo.
Mi teléfono sonó y lo descolgué sin mirar quien era.
-Dime que sabes dónde está.
La voz de Kathia Benedetti me traspasó como si fuese hielo.
Tragué duro y cerré fuertemente los ojos.
-No, todavía no.
La oí coger aire profundamente y yo hice lo mismo.
-Escúchame bien, Hugo. Si no encuentras a mi hija en las próximas veinticuatro horas, yo misma cogeré un avión a Barcelona y te voy a encontrar y te vas a enterar de lo que es realmente la mafia. No me estoy andando con faroles pues sabes bien que yo todo lo que digo, lo cumplo. Hace exactamente cuatro horas y media que te avisé que mi hija tenía intención de huir y no has sido capaz de encontrarla en este tiempo. Es una niña de dieciocho años italiana, por lo cual, encontrarla no puede ser tan difícil. Te lo estoy advirtiendo Hugo, o encuentras a mi hija o te las verás conmigo.
Cuando pensaba que iba a colgar, volvió a hablar.
-Y tengo que advertirte otra cosa más, como se te ocurra comentarle a alguien sobre la desaparición de Érika, puedes darte por muerto. Absolutamente nadie de tu familia y nadie a parte de mi marido y mis hijos, pueden saber lo que pasó con Érika, ¿te queda claro? Si algo malo le llega a pasar a mi hija, toda la culpa será tuya.
Cuando colgó, volví a llenar de aire mis pulmones.
Odiaba a Érika con cada fibra de mi ser.
La muy hija de puta se había largado del hotel y se lo había llevado todo con ella: ropa, dinero, armas... absolutamente todo. ¿Lo único que me había dejado? Mi ropa, las llaves y el coche.
Todo lo demás se lo había llevado con ella.
Ahora me encontraba en un país extranjero, sin absolutamente nada de dinero en efectivo y sin maldita idea de dónde podría estar esa puta chiquilla. Y para más inri, me encontraba amenazado por la Capa de la mafia Italiana.
Mi vida era sumamente apasionante.
AVALANNA (P.D.V)
-¿Crees que estamos haciendo lo correcto? –Preguntó Alex cuando Dayana y yo volvimos a la habitación.
- No me fio ni un pelo de ese Hugo –Susurré- si Érika ha decidido huir de él, por algo será.
- Deberíamos acompañarla.
Me giré hacia Alex y fruncí el ceño.
-¿Qué te hace pensar que tenemos derecho a acompañarla? Bueno no, ¿qué te hace pensar que ella quiere nuestra compañía?
-Cuando la conocí, me pareció una chica bastante solitaria –Contestó Dayana- tal vez, y solo tal vez, esa chica no quiera estar sola.
- Entonces no debería haber huido –Dijo Carlos, el amigo de Dayana- ¿si no quiere estar sola, por qué huir?
Bufé.
-Teme más por su vida, es lógico.
- ¿Entonces? ¿Qué dicen? ¿Nos pegamos un viaje con el objetivo de salvar a una damisela en apuros? –Preguntó Alex mientras se ponía en pie y me rodeaba con su largo brazo.
- El problema está en que ni Carlos ni yo tenemos dinero para pagarnos un viaje, ni siquiera para ir a Sevilla –Rio Dayana.
Chasqueé la lengua mientras sonreía divertida.
Hacia unas horas que había invitado a Dayana a mi casa porque... ¿qué puedo decir? La chica me caía sumamente bien, y así, podía pasar más tiempo con gente de mi edad. No tenía amigos a parte de Alex y ya este me había demostrado que podía alejarse de mí si yo no ponía empeño también. Así que... ¿por qué no dar un paso por primera vez en mi vida, y socializar con la gente?
-Alex y yo tenemos suficiente dinero como para poder pagar nuestro propio viaje, y además, pagar el de ustedes –Dije encogiéndome de hombros, quitándole importancia a la situación.
- Que asco me dan los ricos –Susurró Carlos con una pequeña sonrisa.
Alex y yo reímos.
-Es la verdad –Dijo Alex mientras se encogía de hombros- tenemos suficiente dinero para pagar dos viajes, así que... ya que estamos en verano, ¿Por qué no tomar una aventura?
Carlos y Dayana se miraron entre sí durante unos pequeños segundos, y luego se giraron hacia nosotros con una pequeña sonrisa.
-¿En serio que no les importa?
Reí.
-Claro que no. Es dinero, y al fin y al cabo, nos sobra.
Todos soltamos una carcajada y nos levantamos entusiasmados. ¡Tendríamos unas buenas vacaciones!
-¿A dónde se fue Érika? –Pregunté de forma retórica. Ninguno sabíamos.
Unas cuatro horas atrás, Érika había aparecido en mi casa con dos maletas llenas de ropa y una mirada desenfrenada. Estaba tan asustada que había tenido que llamar a Alex para que me ayudase con ella, parecía que le iba a dar un ataque de pánico.
Su intención era huir del país usando el avión que tenía mi familia.
No me había dado motivos, y yo simplemente le había dicho que sí. Pero a ninguno de nosotros nos había dicho su paradero, únicamente se lo había dicho al piloto del avión y tanto Alex como yo habíamos estado de acuerdo con ello.
-Es tu avión, únicamente tienes que pedir que te lo digan.
HUGO (P.D.V)
Maldita mentirosa, sabía que sabías algo –Pensé mientras escuchaba la conversación que estaban teniendo.
Cuando me había acercado a ella para agarrarla del brazo, había hecho lo mismo que había hecho la primera vez que la vi con Érika: ponerle un pequeño micro para escuchar todo lo que decía.
Únicamente tenía que ser paciente y escuchar la dirección que había cogido Érika.
Era hora de ponerse serio y llevar a esa maldita bastarda de vuelta al puto país del que nunca debería haber salido. Luego, yo me tomaría unas largas vacaciones porque el estrés al que estaba siendo sometido por culpa de estas malditas chicas, no era normal.
Reza para que te encuentre pronto, Érika Wayland, porque si no, cuando lo haga, te daré tu merecido. Y ten por seguro, que tus amiguitos también lo recibirán –Pensé mientras conducía hacia el hotel para prepararlo todo para mi partida.
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