Capítulo 2
Capítulo 2
*SEMANAS DESPUÉS*
DAYANA (P.D.V)
- Pero vamos a ver, fumar marihuana es lo más normal a día de hoy. Fumo marihuana desde hace tiempo, ¿ahora me vas a dejar sin salir por eso? yo es que lo estoy flipando. Además, cumplí los dieciocho hace cuatro semanas, puedo hacer lo que me venga en gana.
- ¿Ah sí? pues si puedes hacer lo que te venga en gana, coge tus cosas y pírate de esta casa, ¿crees que tenemos necesidad de estar teniendo problemas siempre contigo? -Preguntó mi padre cruzándose de brazos- llegamos cansados de trabajar, nos matamos para que tú y tu hermano puedan tener un sitio donde vivir y algo que llevarse a la boca, y así nos pagas tú, trayéndote chicos a casa, tratándonos como a la mierda, mintiéndonos y encima, fumando. Tú estás mal si crees que vamos a seguir aguantando estas tonterías.
Solté una carcajada.
- Estás bonito si te piensas que me voy a largar de mi casa.
- ¿Pero tu quien te crees que eres? como bien has dicho tienes dieciocho años, así que te podemos poner de patitas en la calle sin ningún problema. No te pongas de chula conmigo porque tienes las de perder, Dayana -Gritó.
- Yo haré lo que me venga en gana que para eso ya soy mayorcita. Si quiero fumar, fumo y si quiero traer chicos, los traigo. Tú no eres quien para decirme lo que puedo o no puedo hacer -Sonreí cruzándome de brazos.
- ¿Eres mayorcita? -Apreté los dientes. Mi madre había llegado a casa- no tienes pinta de ser tan mayorcita como presumes ser.
- Mamá, no te metas -Dije. No quería tener problemas con ella.
- ¿Qué no me meta? –Soltó una carcajada seca. Se puso delante de mí y se cruzó de brazos.
Mi madre era una pelirroja alta y de increíbles ojos verdes. Yo era alta, pero mi madre me pasaba unos centímetros.
- Te estás equivocando mucho al hablarle así a tu padre -Dijo.
Bufé.
- ¿Mi padre? solo cuando le interesa.
- Tu padre porque el semen que entró en mí, era de él -Dijo alzando una ceja. El vocabulario de mi madre siempre me avergonzaba.
- Padre no es quien hace, sino quien cría -Solté.
- Y él te crio.
- Ya, claro. Creo recordar que él no estaba cuando di mis primeros pasos, ni cuando dije mi primera palabra. Bueno, recordar, era demasiado pequeña para recordar algo, pero recuerdo que cuando cumplí tres años no estaba allí, cuando fui al colegio tampoco estaba allí... ¿sabes quienes estaban? mis tíos y tú, ¿por qué? porque el señor no estaba ni siquiera en el país.
- Jamás deberíamos haberte contado nada de esto. ¿Qué coño está mal contigo? puede que no estuviese cuando naciste, pero estuvo a partir de los cinco años en todos los momentos de tu vida, fue él quien te acompañó a comprarte tu primer perro ¿o lo olvidas? tu padre ha estado siempre ahí para ti desde que descubrió que tenía una hija, y estoy cansada de discutir esto contigo cada vez que te enfadas. Puedes decir lo que quieras, pero Brian es tu padre y tiene todo el derecho a mandar sobre ti, al igual que lo hago yo. Estoy cansada de tus estupideces, y te lo digo ya, antes te manteníamos porque eras menor de edad y claramente porque eres nuestra hija y te queremos, pero si sigues con todas estas mierdas ten por seguro que te pongo de patitas en la calle porque como tú dices, tienes dieciocho años, puedes trabajar y ganarte la vida por ti misma. Tienes un hermano pequeño al que no haces más que darle mal ejemplo y yo ya estoy cansada de todo esto, a la próxima, te vas a la puta calle ¿te queda claro?
Acto seguido salió de la sala y subió las escaleras.
Me dejé caer en el sofá y me tapé la cara con las manos. Joder, cada vez que terminaba discutiendo con mi madre me sentía como una mierda de persona.
- Lo siento, papá -Susurré sin mirarle.
- Puedes sentirlo todo lo que quieras Dayana, pero esto se te está yendo de las manos, sabes que el ejemplo que le estás dando a Jorge no es el correcto, ¿realmente quieres que tu hermano siga viviendo en una casa en la que todos los días hay problemas? o cambias, o tu vida en esta casa se termina, y te lo estoy diciendo muy en serio, no podemos más.
Cuando salió de la habitación yo seguía con las manos en la cara. Yo tampoco podía más con esta situación, ¿pero que querían? yo también quería vivir la vida, me gustaba salir de fiesta, me gustaba pasármelo bien.
- ¿Estás bien? -Preguntó Jorge sentándose a mi lado.
- Lo siento por todo, hermanito -Dije mientras le abrazaba.
Mis padres tenían razón, le estaba dando un mal ejemplo a Jorge, un niño que solamente tenía ocho años.
- Te quiero, Dayi -Susurró contra mi hombro.
- Y yo, pequeño.
**
- ¿Quieres? -Preguntó Carlos ofreciéndome un porro.
Lo cogí sin dudarlo y al momento le di una calada.
- ¿Estás bien?
- Siempre la misma movida con mi familia -Respondí encogiéndome de hombros.
- Deberías darle un poco de cancha a tu padre, lo machacas mucho tía -Dijo Davinia cuando le pasé el porro.
Suspiré.
- Bastante me dan la tabarra en casa como para ahora oírlo de ti, Davi -Respondí mientras me echaba hacia atrás en el colchón.
Me encantaba el efecto relajante que me producía la marihuana.
- Solo digo -Dijo mientras se apoyaba en mi hombro.
- Pues no digas nada -Dije con una sonrisa de estúpida.
La mano de Davinia empezó a subir por mi muslo, empezó a besarme el cuello y echó una pierna encima de las mías.
La miré y sonreí a la vez que empezaba a meter una mano bajo su blusa. Ella levantó la cabeza y juntamos nuestros labios y no sé cómo, pero de un momento a otro la tenía encima de mí.
- Esto hay que grabarlo –Dijo Carlos mirándonos embelesado.
- No grabes nada y metete aquí –Susurré.
- A la orden -Dijo antes de ponerse detrás de Davinia y empezar a besarle la espalda.
AVALANNA (P.D.V)
- No me puedo creer que me estés llamando. O sea, tú, cogiendo un móvil y marcando mi número... creo que estoy soñando -Dijo Alex al otro lado de la línea.
- Idiota -Reí.
- ¿Idiota? creo que tú nunca me has llamado, excepto cuando llegaste que me dijiste que saliésemos juntos no me has vuelto a llamar en... no sé... ¿más de dos semanas? y yo que pensaba que era alguien importante para ti -Dijo con tono dramático.
- Si cuando te llamé no me hubieses dicho que no, pues hoy no estaríamos teniendo ésta conversación -Me encogí de hombros.
- ¿Te recuerdo que yo también tengo vida?
- ¿Te recuerdo todas las semanas que he estado aquí y no has venido a verme? es un milagro que te esté llamando. Deberías sentirte afortunado, no hago esto por cualquiera -Dije seria- me fui a Nueva York un año, vuelvo, te llamo para salir, me dices que no, y después ni siquiera eres capaz de venir a verme.
- Te conozco como la palma de mi mano Avi, podría haberte llamado que me ibas a decir que no a lo de salir, ¿ir a verte a tu casa? ¿para qué? estarías ensayando como una posesa y no tendrías tiempo para mí. Simplemente estaba esperando a que tú dieses el paso, porque contigo es así como van las cosas -Soltó.
Me dejé caer de espaldas en la cama. Aquello me había dolido, ¿pero qué decir? tenía razón. Yo antes era así.
- He cambiado.
- La gente no cambia tan rápido, y menos cuando lleva toda una vida siendo de una manera.
- Yo lo he hecho -Insistí.
- ¿Estás segura? me gustaría comprobarlo en persona -Por su tono de voz sabía que estaba sonriendo- quiero verte. Hace un año que no lo hago.
Sonreí triste.
- Me encantaría hacerlo.
- ¿Pero?
- No iba a decir nada -Fruncí el ceño.
- Vaya, parece que de verdad has cambiado.
- Estúpido -Solté con una sonrisa divertida en mis labios- ¿pasas a buscarme dentro de una hora?
- Ahí estaré -Canturreó antes de colgar.
Dejé el móvil encima de mi cama y me levanté con una gran sonrisa en los labios. Llevaba semanas muerta del asco dentro de mi casa, ¡necesitaba salir y volver a ver a la gente! ¡necesitaba saber qué tanto habían cambiado las cosas!
**
- ¡Oh my God! -Gritó Alex cuando se bajó de su impresionante coche- darling, no me puedo creer lo fabulosa que estás.
Solté una carcajada.
- Creo que te tirarían piedras en cualquier parte del mundo que hablen inglés si te oyen así y más con ese tonito -Reí.
- ¿No te gusta mi tono? ¡Ven aquí, pequeñaja! -Dijo abriendo los brazos.
No lo pensé. Simplemente corrí y salté a sus brazos, en un momento me tenía dando vueltas.
- No me puedo creer lo mucho que te he echado de menos -Dijo cuándo me puso en el suelo acariciándome la mejilla.
Sonreí.
- Yo tampoco. ¡Estás impresionante! -Dije dando un paso hacia atrás y mirándolo de arriba abajo.
Alex era un chico impresionante, ¿por qué? impresionantes ojos azules, impresionante pelo rubio-arenoso, un impresionante cuerpo atlético y una impresionante sonrisa.
- Yo soy un chico impresionante, pequeñaja -Dijo con una sonrisa mientras se apoyaba en el capó del coche. Me agarró de la mano y me dio una vuelta- estás divina. No sabes cuánto hace que deseo ver este lindo cuerpecito rondar a mi alrededor.
Me sonrojé.
- No seas estúpido.
Alex tenía 19 años, uno más que yo. Éramos amigos desde... no sé, toda la vida. Si recordaba algo de mi infancia, lo recordaba a él conmigo, éramos como hermanos, pero poco a poco él fue viendo en mi algo más que una hermana.
- No soy estúpido, es que me gusta la belleza -Dijo guiñándome un ojo- venga, vamos a dar un paseíto.
Me abrió la puerta del copiloto como un perfecto caballero, y una vez yo dentro, él se sentó en el asiento del piloto.
- Dime, ¿cuánto han cambiado las cosas desde que me fui? -Pregunté mirándole fijamente.
- Te fuiste solamente por un año y hablas como si te hubieses ido hace décadas -Dijo dándome una mirada de reojo.
- Sabes que cuando estaba aquí era como si no lo estuviese. Como te dije antes, he cambiado -Me encogí de hombros y miré por la ventana. Había echado muchísimo de menos España, había echado muchísimo de menos Barcelona.
- Bueno, no ha cambiado prácticamente nada, todos siguen tan estúpidos como siempre. Mis padres siguen sin hacerme caso; Marta sigue igual o más estúpida que antes; Bruno sigue como siempre, siendo buena persona e intentando escapar del intento de acercamiento por parte de Laura. Vamos, lo de siempre -Sonrió.
Miré fijamente mis manos. ¿Desde cuándo Laura estaba interesada por Bruno? sí que me había perdido cosas.
- Pero olvídate de nosotros, cuéntame de lo que te ha pasado a ti. Hace un año te fuiste con ganas de comerte el mundo del ballet y aquí estás hoy, preguntándome por personas por las que nunca te interesante antes.
Aquello me hizo sentir mal.
- Si me interesaba -Dije frunciendo el ceño en un intento de defenderme.
- ¿Te interesabas por ellos? soy tu mejor amigo de toda la vida, Avi, y a duras penas te interesabas por mí. Podías pasarte semanas sin hablar conmigo, incluso cuando iba a verte estabas demasiado ocupada como para notarme allí, y no hablo de cuando estabas ensayando. Hablo de cuando estaba sentado en tu habitación, justo en frente de tu cara.
Me mordí el labio y bajé la mirada. ¿De verdad era así? yo no recordaba todo eso de la manera en la que Alex lo decía.
- A pesar de todo eso, hoy estás aquí conmigo -Susurré.
- Porque te quiero y lo sabes -Dijo cogiéndome la mano sin apartar la vista de la carretera- eres mi mejor amiga, comprendía tus ganas de triunfar en lo que te gusta, y aunque me dolía mucho cuando me ignorabas, sabía que valdrían la pena porque ibas a cumplir tus sueños, y créeme, tus sueños para mi están por encima de cualquier cosa, incluso de mí mismo.
Me mordí los labios para que las lágrimas reprimidas no bajasen por mis mejillas.
- Lo siento muchísimo, Alex. Jamás me di cuenta de todo esto.
Él soltó una carcajada.
- No te preocupes, boba. No sabes cuánto me alegré cuando me dijiste que te ibas a ir a Nueva York porque te habían aceptado en la academia de baile más importante del mundo. Tus esfuerzos tenían su recompensa.
Apreté su mano y sonreí forzadamente. ¿Recompensa? había tirado mi vida por la borda.
- Gracias por estar aquí conmigo, me hacías mucha falta -Solté de corazón.
- Siempre estaré aquí contigo, sobre todo cuando me necesites -Dijo con una enorme sonrisa sin mirarme.
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