Capítulo 11: Almuerzo en familia
Capítulo 11
AVALANNA (P.D.V)
El labio me estaba temblando y temía el momento en el que mi madre empezara a notarlo. La conocía como la palma de mi mano y sabía que se enfrentaría a este chico con tal de alejarme del peligro, pero si este cabrón había sido capaz de ponerme un arma en el costado y subirme a un coche, ¿qué le impediría matar a mi madre?
- Es una casualidad enorme que precisamente tu seas dueña del aeropuerto que hay en esta casa -Rió Hugo sin quitarme la mirada de encima.
Cuando habíamos entrado en casa, Hugo aprovechándo el despiste de mi madre, nos había agarrado del brazo y nos había sentado justo a su lado para tenernos a mi y a Erika bien vigiladas.
- Ni que lo digas -Susurré.
Estaba consternada, ¿por qué de todas las familias ricas que había en esta ciudad, le había tocado a mi familia?¿por qué mi familia era la que tenía que estar en peligro?
- Avalanna nunca me ha hablado de ti -Sonrió mi madre mientras se sentaba frente a nosotros y ponía un vaso de zumo delante de Hugo.
- Nos acabamos de conocer -La amabilidad en el tono de Hugo era algo que me revolvía las tripas.. ¿cómo era posible que pudiese fingir tan bien cuando podía matarnos en cualquier momento?
Mi madre me mandó una mirada pícara antes de volver a centrar su atención en él.
- ¿Quieres quedarte a comer? -Sonrió ampliamente.
Miré a Hugo y casi podía ver la baba deslizándose por su barbilla. Si, mi madre solía causar ese efecto.
- Pues la verdad es que estaría encantado -Dijo luego de un momento de silencio.
Dios, lo había invitado a comer. Eso daba tiempo a que mi padre y mis hermanos llegasen a casa.. estarían todos en peligro.
HUGO (P.D.V)
El parecido entre madre e hija era increíble.
- Cuéntame sobre tu vida, ¿de qué parte de Italia eres? -Preguntó con una sonrisa enorme, algo que me dejaba embobado.
- De Roma -Sonreí.
Era imposible no mostrar el lado amable con esta mujer. Era increíble.
- Me encanta esa ciudad.
- ¿Ha estado ahí?
Era una pregunta estúpida, eran una familia que tenían un aeropuerto en su jardín. Claro que habían estado allí.
- Bastantes veces -Sonrió.
En ese momento un teléfono empezó a sonar, y luego de disculparse, la madre de Avalanna salió del salón.
- ¿Quieres dejar de babear por mi madre? es algo realmente asqueroso -Rugió Avalanna a mi lado.
- Si tuvieses algun parecido con ella, es posible que en este momento no te encontrases en esta situación.. las bellezas son para mí una debilidad -Sonreí al ver su gesto serio.
<Pobre chica que se cree inferior en belleza a su madre> sería divertido jugar con ella.
- No le hagas caso Avalanna, secretamente te considera una belleza prácticamente intocable.
- Érika, no me conoces en absoluto y eso que nos criamos prácticamente juntos.. ¿en qué te basas para decir tremenda gilipollez? -Reí.
- ¿Tal vez en que no puedes quitarle la mirada de encima?
- ¿Tal vez sea eso porque la tengo como un seguro para que subas en ese avión? -Repliqué.
Odiaba el tonillo de "yo lo sé todo" que siempre tenía Érika.
- ¿Qué te hace pensar que mis padres te van a dejar salir de aquí con una chica secuestrada? -La voz de Avalanna nos sacó de nuestro duelo de miradas.
- Si ven a su hijita en peligro, no van a dudarlo -Le guiñé un ojo y me recosté en el sofá de cuero.
La casa era un lugar exquisito,se notaba que eran gente de mucho dinero y con mucha clase.
- Como te atrevas a..
- ¿Cómo me atreva a qué?¿y qué me harás? -Pregunté pegándome mucho a ella. Mi acercamiento provocó un grave sonrojo.
- Como te atrevas a hacerle daño a mi familia, créeme que te encontraré y acabaré contigo -Terminó de decir unos segundos después.
Me hice hacia atrás y sonreí ampliamente. No se había intimidado, eso me gustaba.
*
- Conozco a Érika prácticamente desde que nacimos, y cuando ella vino a España, yo la seguí -Dije mientras cortaba la carne.
Unos diez minutos atrás había aparecido la familia de Avalanna al completo y me habían recibido como uno más de la familia. Lo cual me incomodaba súbitamente.. ¿por qué eran todos tan amables?
- ¿Abandonastes a toda tu gente por ir tras una chica? vaya, eso es algo nuevo -Rió el padre de Avalanna.
Era un hombre increíble que transmitía una gran confianza en sí mismo y un gran amor por su familia.
- ¿Tú no lo habrías hecho, Ethan? -La pregunta produjo un silencio tenso en la mesa y yo no pude hacer otra cosa que sonreír. Se parecían bastante a mis padres.
- Claro que sí cariño, y lo sabes -El guiño que le envió a su mujer, prácticamente me dejo ver como Érika hacia un charco a mi lado. Ese hombre a pesar de su edad, conseguía volver locas a las chicas, igual que su mujer a los chicos.
Eran increíblemente guapos, y no tenía ningun problema en pensarlo.
- ¿A qué te dedicas, Hugo? -La pregunta vino de uno de los hermanos de Avalanna, Maikel.
Era un chico increíblemente seguro de si mismo, al igual que su padre, y a pesar de la forma en la que vestía y sus gestos, no parecía ser el típico niño rico que no le da importancia a nada. Es más, en sus ojos se veía una adoración por su familia que no se preocupaba en ocultar.
- Estoy estudiando para llevar el negocio familiar -Era lo más cercarno a la realidad.
- ¿Cuál es el negocio familiar?
Me quedé en blanco. Mi familia tenía muchísimos negocios de tapadera..¿pero cuál decía?
- Su familia tiene un importante buffette de abogados.. uno de los más importantes de Italia.
Solté un pequeño suspiro ante la respuesta de Érika.
- Vaya.. ¿entonces estudias para abogado? eso es increíble -Sonrió Ethan. Veía aprobación en sus ojos y eso me hizo sentirme momentáneamente mal.. estaba engañando a toda una familia que estaban siendo de lo más amables conmigo.
<No volverás a verlos nunca más, Hugo. No te preocupes>
- Avi, ¿qué te pasa hoy? estás muy callada -Miré al hermano pequeño de Avalanna, Abián. El chico parecía un completo nerd con esas pintas, pero parecía que no le importaba a ninguna de las personas que estaban allí sentadas.
Eso me sorprendió. Incluso en mi familia, aunque nos adorásemos, siempre teníamos que estar completamente perfectos, si no, toda mi familia se te echaría encima. Para nosotros la imagen lo era todo.
- La aventura de anoche me dejó un mal sabor de boca -Rió tensa.
Era increíble la manera en la que intentaba no preocupar a su familia. Conocía a más de una chica que haría cualquier cosa por salvarse del peligro, sin importarle quien ocupara su lugar, pero no ésta chica. Esta chica era de las que harían hasta lo imposible porque su familia no sufriera algun daño.
Era algo digno de admirar para una chica que solo tenía dieciocho años.
- Hablando de la aventura de anoche, ¿sabes quién vino hoy preguntándome por la dirección de Marta? -Ahora quien habló fue Maikel.
- ¿Quién? -Por un momento, Avalanna pareció olvidarse de que estaba en su casa y de que podía matarla tanto a ella como a su familia.
- Dayana, esa amiguita que hicistes anoche en la cárcel.
- ¿Qué? ¡no! -Rió.
La miré impresionado.. ¿realmente estaba riéndose en un momento así? ¡podía sacar el arma y matarla aquí mismo!
- Sí, y me dijo que iba a encontrar la manera de saber su dirección.
- Esa chica me cayó bien -Comentó Brianna, la madre de Avalanna.
- Y a mi -Aportó ésta.
- Y a mi también, pero no voy a permitir que le dé una paliza a Marta.. ¿estamos locos o qué?
- Pobre chica, la verdad es que parecía bastante preocupada anoche en la celda -Comentó Érika.
También la miré impresionado.. ¿por qué estaba hablando con ellos y no rebanándose los cesos para intentar salir de aquella situación?
- Por lo visto es que sus padres la iban a echar de casa, y lo hicieron.
- ¡¿Cómo?! -Preguntaron tanto las tres mujeres de la mesa: Avalanna,Érika y Brianna.
¿Quién coño era esa Dayana?
*
- Gracias por esta magnífica comida, espero volver a verlos en algun momento -Sonreí mientras me despedía.
Tanto Avalanna como Érika me miraban con los ojos abiertos como platos.
- Igualmente -Dijo Ethan mientras se despedía de mi con un apretón de manos, al igual que sus hijos.
- Ha sido un placer conocerte -Sonrió Brianna mientras me daba dos besos.
Había pasado todo un almuerzo con ella, y aun así me seguía impresionando lo guapa que era.
- Lo mismo digo -Sonreí.
- Ya nos veremos por ahí, Avalanna -Sonreí mientras agarraba fuertemente la mano de Érika.
- Adiós -Susurró ella consternada, pero aun así, no le dirigió una sola mirada a Érika.
*
Llegamos al piso en el que se quedaba Érika sin decir ni una sola palabra, hasta que cerré la puerta tras de mi.
- ¿A qué coño ha venido eso?
- ¿Querías que matara a toda esa familia solamente para llevarte de vuelta a Italia? ni de coña. Se querían profundamente, ¿sabes? yo también puedo tener corazón -Contesté mientras me dejaba caer en su cama.
- ¿Y ahora qué vas a hacer?¿cómo me vas a llevar de vuelta?
Me le quedé mirándo fijamente y luego de soltar un profundo suspiro, le dije lo que llevaba pensando desde que habíamos salido de aquella casa.
- No te voy a llevar de vuelta.. y yo tampoco volveré.
- ¡¿Qué?!
- No para siempre, quiero decir, los dos nos tomaremos unas buenas vacaciones.
- ¿Y nuestras familias?
- Tendrán que esperar -Sonreí- además, he visto una persona que me ha encandilado.. no puedo irme sin haberla probado.
Esto traería grandes consecuencias, pero no pensaba irme de España, al menos, no todavía.
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