Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 03



━━━✦❘༻ ✦ ༺❘✦━━━

CAPÍTULO 03

No me dejes

━━━✦❘༻ ✦ ༺❘✦━━━


Un miedo casi paralizante me golpea cuando sus ojos se empiezan a cerrar. Dejo todo lo demás para un segundo plano, y le hago caso a esa parte de mí que desea salvarlo con desesperación.

Tomo su cuerpo entre mis brazos y lo levanto con todas mis fuerzas. Es liviano de peso, pero además está mojado y tiene el torso desnudo, por lo que se resbala de mi abrazo como si fuera de jabón.

Mi angustia va en aumento.

Por lo menos mi intento acaba de darle un nuevo respiro de aire, de modo que sus párpados se despegan como haber salido de una pesadilla y agita los brazos.

Me abofetea, rasguña y empuja. No consigo sujetarlo de ninguna manera. ¿De dónde saca tanta energía si es tan pequeño?

—Quédate quieto —le pido.

Sus dedos se enredan en mi pelo y tira con fuerza, llevando mi cabeza hacia atrás.

¿A dónde fue el maldito sombrero?

Un codazo en la nariz cuando conduzco la cabeza de vuelta hacia adelante, y tropiezo con la cortina descolgada, cayendo de espaldas en el interior de la bañera, desbordándola.

En medio de la conmoción, unas manos tiran de mí fuera del agua con ferocidad, hasta colocarme en una posición extraña en el suelo.

Sobre las manos y las rodillas, enfoco el calzado negro y deslumbrante que se detiene en frente de mí. Poco después, un peso cae sobre mi espalda, e intuyo que se tratan de los pies de Kim Ji Ho sin la necesidad mirarlo. Apenas puedo resistir sin terminar recostado en el piso.

—Aguanta, no te muevas —dice el que acaba de entrar, pero sus palabras no son para mí. Los brazos y muslos me tiemblan—. Ya está.

Suelto todo el aire que había en mis pulmones. La cuerda cae cerca de mis manos, y aquel que ayudó a descolgar al chico, retira su peso de mi espalda, llevándose el cuerpo tembloroso y jadeante fuera del baño.

Debo parecer un gusano al que acaban de rociarle un insecticida, porque no me puedo levantar.

Una gota de sangre en el suelo y acerco la mano a mi nariz. Contemplo el líquido rojizo impregnado en las yemas de mis dedos con los ojos a punto de salirse de sus órbitas.

Sangro.

Y todo por culpa de...

—Kim Ji Ho. —Su nombre entre mis labios suena como un bufido. Aun así, no consigo enfadarme. Estuvo a punto de morir.

Con dificultad me pongo de pie al segundo intento, pero no doy más de dos pasos fuera del baño. Esta vez, no es por culpa de mi debilidad.

Sobre la cama, abraza sus piernas con fuerza y tiembla como un conejo mientras llora. Está pálido. Sus labios se mueven, y al concentrarme en su boca, descubro lo que está hipando una y otra vez:

—No... No me dejes. No me dejes. No me...

La palpitación en mi nariz resbala como un moco hacia mi corazón. Es incómodo sentir que necesito hacer algo para calmarlo, si minutos atrás me estuvo pisando como a una cucaracha.

—Ji... —Me replanteo la idea, empezando porque no debería hablarle con tanta confianza—. ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda?

Me doy una palmada en la frente. Es claro que la necesita.

Con recelo me acerco a la cama. Es posible que vuelva a golpearme si lo asusto. Ya me duele el cuerpo lo suficiente como para permitir más maltrato.

—¿Quieres que llame a alguien por ti?

No responde. Me hace pensar que por alguna razón no está escuchándome, y sería normal porque estoy muerto, aunque pude tocarlo y él a mí.

Con la misma precaución, tomo asiento sobre la orilla de la cama y me quedo mirando su espalda. No deja de temblar. No sé qué más hacer para apartar esos pensamientos que tanto lo perturban.

—¿Vives solo? —No me escucha. Debo repetírmelo varias veces porque no tengo idea de lo que estoy haciendo.

También lo había olvidado. ¿En dónde quedó la persona que lo ayudó? Aunque echo un vistazo en toda la habitación, no lo encuentro por ningún lugar.

Tomo su inesperado silencio como un trago amargo de agua, y permanezco callado hasta que deja de temblar. De repente se para de un salto, y con las piernas de gelatina, tambaleándose, se dirige de regreso al baño.

Supongo que sus intenciones son claras y volverá a intentarlo. Me preparo para frenarlo de cualquier manera, pero en vez de alcanzar la cuerda del suelo, levanta su celular y otro objeto que ha llamado su atención: mi esfera. La habré perdido entre todo el jaleo.

Examina el círculo de cristal, concentrándose en el vaho oscuro que empieza a formar algo nuevo en su interior. No consigo ver qué es esta vez, me encuentro más lejos de lo que desearía, pero resulta asustarlo tanto, que su mano tiembla, la esfera cae a sus pies y rueda hasta perderse en una esquina del baño.

¿Qué pudo haber visto?

Su rostro es un lienzo pálido y enfermo. La situación no parece mejorar cuando recibe un mensaje de texto que lo sobresalta.

Mientras contempla la pantalla, sus labios forman un puchero, como si se preparara para volver a llorar, pero en su lugar aprieta el teléfono con fuerza, de modo que no se sume a la esfera.

—Oye... —Empiezo a decir, y dentro del mismo segundo recuerdo que no puede escucharme. Me siento tonto. De todas formas, Kim Ji Ho levanta la mirada en mi dirección, y no sé por qué, pero me paralizo. La primera vez no me sucedió igual. Debe ser porque ahora no está en peligro, y tampoco tengo la urgencia de impedir que muera. Pero creo que está a punto de sufrir un ataque de pánico.

Me pregunto qué es lo que acaba de resultar tan terrorífico como para causarle ese nivel de miedo, y que es todavía más intenso que lo que pudo haber visto en la esfera. Se me ocurren varias opciones. Empiezo por el sujeto que lo sacó del baño. Tal vez regresó, pero aunque echo un vistazo a mis espaldas y alrededor, todo sigue igual, exceptuando que el pánico en su rostro parece ir en aumento cada vez.

—¿Qué eres? —Su pregunta sale convertida en un susurro. Regresa la mirada hacia su celular, y en medio de sus cejas se pronuncia una arruga. Está esforzándose para ver, lo que sea, en la pantalla de su teléfono—. ¿Qué cosa eres?

Si está hablando conmigo —algo que es bastante evidente porque de nuevo levanta la mirada para buscar el sitio en el que me encuentro de pie—, no parece escucharme cuando respondo:

—No lo sé.

Avanzo un paso en su dirección, movimiento por el cual no se inmuta, sino hasta cuando ya lo tengo de frente.

Tiene la cara tan blanca como el papel, y los labios de un rojo cereza puesto que se los está mordiendo para controlar el temblor. Todo esto mientras mantiene la mirada fija en algún punto del suelo.

Echo un vistazo a sus manos. La pantalla del celular muestra una aplicación de video, una a través de la cual puedo ver mis pies convertidos en una especie de sombra, precisamente como el vaho que hay dentro de la esfera.

¿Qué diablos?

Examino mis manos, mis pies, mi cuerpo.

Ante mis ojos luzco normal al igual que él, pero en su teléfono me veo como algo malo sacado del mismo infierno. Y si en realidad, ese lugar al que el anciano llamó «Lejos del mundo terrenal», y de donde acabo de llegar, ¿resulta ser el Limbo?

De repente tengo un mal presentimiento.

Cuán extraño es que esté muerto, pero que pueda sentir tan claro como si estuviera vivo.

El aparato electrónico funciona como una especie de sensor, uno que le permite verme, pero no de la manera en la que yo lo hago.

Estoy seguro de que no soy algo malo. No soy lo que él ve.

Para comprobarlo, me muevo alrededor, y su mirada asustada persigue mis movimientos.

Debe ser una maldita broma.

Pero sus piernas le fallan, cae al suelo y se ríe mientras pronuncia con amargura:

—Este debe ser mi maldito castigo.


━━━✦❘༻ ✦ ༺❘✦━━━


Gracias por acompañarme en esta nueva historia.

Palabras en el capítulo: 1356.

Palabras totales: 3492.


✦ ✦ ✦

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro