XVII
Ruptura
"Un corazón roto puede esconderse en muchas partes, por ejemplo una sonrisa..."
-Daniela Metshery
He decidido que debo centrarme en mi y Alan, sé que si pienso en otras cosas, inevitablemente, me hundiré más, porque si Alan no está en mi mente lo único que sé hacer es humillarme a mí misma, destrozarme y hacerme ver como un ser inferior.
Sí, he llegado a la conclusión que no estoy bien conmigo misma y que debo ponerle punto final a esta situación, intento ser alguien normal pero a la hora de la verdad, intento quitarme la vida y sé que no es la solución, estoy escogiendo el camino fácil porque el difícil tiene demasiados muros, no puedo seguir así, debo cruzar los muros que me impiden caminar, debo ser fuerte, debo intentarlo una vez más, porque si no lo intento, estaré realmente acabada.
- Doña Fina, me voy a dar una vuelta con Alan.
- Está bien querida, pero vuelve antes de comer.
- Eso está hecho.
Me abrigo, aunque últimamente el tiempo está muy bipolar, un día nieva mucho y al siguiente hay un sol típico de verano, la verdad es que hoy el tiempo acompaña mi estado de ánimo, estoy alegre, porque Alan y yo somos reales y siento que es lo único real de mi vida, porque siento que lo nuestro es real y que, quizá, él puede ser la persona que puede rescatarme de mi misma.
- ¿Estás lista?- me pregunta Alan dándome un casco.
- Lista.
Subo a su moto y dejo que él me guie, dejo que me lleve donde él quiere, porque confío en él, porque con él todo está bien, porque es el único que no me ha abandonado, aún.
Para la moto, estamos en un mirador precioso, se ve toda la ciudad nevada, los niños corriendo de un lado a otro, el gran árbol de navidad que lo ilumina todo, los padres comprando regalos para navidad, los coches transitando lentamente por las calles... esto es precioso.
- Me encanta, Alan- le digo sonriendo y abrazándolo.
- Es mi lugar favorito- rodea sus brazos en mi cintura y yo intento besarle los labios pero se aparta sutilmente, me acaba de hacer la cobra.
- ¿Pasa algo?- le pregunto.
Frustrado, se separa de mí, se remueve el cabello y me mira.
- ¿Ya no te gusto?- le pregunto reteniendo las ganas de llorar, gritar y pegar a algo- ¿No soy suficientemente buena?
Sé que mi culo no es perfecto, sé que estoy demasiado delgada y carezco de pecho, sé que mi rostro no es el mejor y sé que no soy muy agraciada, sé que necesito toneladas de maquillaje para ser más hermosa, sé que mi figura necesita una mejora considerable y que debo quitarme la celulitis. Pero... pensaba que a él le gustaba todo eso de mí, que me quería exteriormente e interiormente.
- No, no, eres perfecta.
- ¿Entonces?
- Lo sé todo, Marga.
- ¿Todo?
- Fina me conto lo de las pastillas- me confiesa.
- Pero eso no fue nada, solo una vez, yo...
- No lo entiendes, te conocí y querías que te atropellaran después lo de las pastillas y yo no sé qué hacer.
- Quédate.
Me da la espalda y patalea un árbol.
- No puedo, Marga...
- Pero prometiste no dejarme, prometiste quedarte a mi lado y no dejarme- lo interrumpo.
- ¡Lo hice por obligación! Estabas llorando y yo... no podía decirte que no.
- ¿Me estás dejando?- le pregunto con lágrimas en los ojos.
- Marga, nunca fuimos nada, nos besamos y tú te creíste que por eso éramos novios.
- Por qué te quiero y pensaba que tú me querías.
- Vamos, Marga, no puedes decir que me quieres si no sabes ni mi color favorito.
Miro el suelo, no estoy llorando, pero las ganas de hacerlo son enormes, ahora mismo, solo quiero llorar y desaparecer, ¿Por qué hemos tenido que llegar a este punto?
- Estábamos destinados a estar juntos- le digo.
- ¿Por qué? ¿Por qué no te atropelle?
- Por qué tú me salvas.
- Yo no puedo estar con alguien que un día está y al siguiente puede haberse suicidado, no puedo estar con alguien que no tiene ganas de vivir, no puedo vivir con alguien que no valora lo que tiene y que a la mínima de cambios elige hacer... suicidarse.
Esto es increíble, esto no puede estar pasando, él debería aceptarme tal y como soy, debería ayudarme y no dejarme sola, ¿Por qué me hace esto?
- Si te quedas a mi lado, prometo no hacer nada estúpido- le suplico con la mirada en alto.
- Marga... intente hacer esto el otro día, intente dejar lo que teníamos y no pude porque no quería verte mal pero no puedo engañarme a mí mismo ni te puedo engañar a ti, no puedo estar en una relación en la cual no creo, solo nos destrozaríamos.
- Ahora mismo me estás destrozando a mí.
Alan se remueve el cabello, se le nota frustrado por la situación.
- No intentes hacerme culpable, sabes desde el primer momento que yo quería a mi ex, te dije que la quería...
- ¡Entonces, dime porque cojones me besaste!
- ¡Yo nunca te bese! Empezaste tú, tú me besaste y, soy hombre, joder, si me besan y me gusta sigo el beso y si la chica es atractiva aún más, porque eres guapa, Marga, eres guapísima, pero tienes la autoestima por los suelos y eso hace que te estés destrozando y destrozas todo a tú paso, te crees que te estoy salvando, pero no es cierto, es una mentira que te estás creyendo porque estás tocada y hundida.
No aguanto más las ganas de llorar y dejo que las lágrimas recorran mi rostro, no me importa ser débil delante de Alan, porque él es mi fortaleza y mi debilidad, él puede hacerme fuerte pero también débil.
- No llores, por favor- se acerca a mí y me abraza, yo le correspondo el abrazo y lloro en su hombro.
- Duele mucho que te digan la verdad- le susurro.
- Lo siento mucho, Marga...
- No, has hecho lo correcto, no me gusta tu decisión, pero tienes razón, eras lo único bueno que me pasaba en tiempo y yo...
- Shh- me acaricia la mejilla secándome las lágrimas- no llores, ¿Vale?
- ¿Qué puedo hacer para volver a estar bien?
- Pedir ayuda.
Bajo la mirada a mis pies y seguidamente lo miro a los ojos.
- Ayúdame, Alan.
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