Recaída

"No toda recaída va de arriba abajo, porque arriba y abajo no quiere decir gran cosa cuando ya no se sabe dónde se está"

- Julio Cortázar

No sé qué me pasa, el mundo me da razones para estar bien y yo sigo estando mal, sigo sintiendo que algo me falta y sin embargo tengo todo lo que una vez desee, tengo a doña Fina, que es lo más parecido a madre que he tenido, tengo unos niños con los que no comparto sangre pero si la experiencia de abandono y tengo a Alan. ¿Por qué teniéndolo todo sigo sintiendo que no tengo nada?

Siento que, al final del día, sigo estando sola.

Tengo ganas de coger una botella de alcohol y bebérmela entera, olvidar cada detalle de mi insignificante vida con un trago, tengo ganas de beber y desaparecer en alguna cuneta, tengo ganas de saber, si le importo a alguien, si con mi muerte alguien derramará lágrimas en mi ataúd, quiero dejar de existir y no sé porque mi mente sigue divagando sobre la vida y la muerte, no entiendo porque sigo buscando la muerte, no sé porque no acepto la vida que tengo, no sé porque deseo más de lo que ya tengo, no sé porque no puedo ser feliz.

En serio, intento ser feliz, sonrío a la gente fingiendo que todo está bien, intento pensar que todo lo que me pasa es bueno, intento pensar en las cosas positivas de la vida pero únicamente encuentro lo malo.

A veces, no pasa nada, a veces solo soy yo, que no puedo estar bien, quizá nunca estoy bien porque yo misma me niego a estar bien, quizá lo único que me hace falta para ser feliz es tener una imagen buena de mí, pero no puedo, no solo veo mis defectos en el espejo, veo todas las cosas malas que he hecho, veo todas mis reacciones, veo todos los abusos, veo a la chica frágil y rota que soy, no puedo mirarme al espejo porque lo único que veo es decepcionante, la imagen que tengo de mi misma es nefasta y asquerosa, ahora, forma parte de mí, mirarme de esta forma en el espejo es parte de mí y no puedo remediarlo, porque soy y siempre seré lo que vino al mundo sin tener que haber venido.

Me abrigo y salgo a la calle, sé que no debería hacer lo que voy a hacer, pero mi cuerpo me lo pide, necesito desahogarme, olvidar y dejar de ser quien soy, si Alan me quiere o me aprecia mínimamente, entenderá porque hago lo que hago y me apoyará, él debe entenderme.

Con veinte euros que le he cogido a doña Fina me compro una botella de Malibu y una fanta, para que el sabor sea más bueno.

Hoy no nieva, de hecho, el cielo está bastante despejado y hace bastante calor para ser un día de invierno, hoy el clima no está dispuesto a colaborar con mi tristeza, no llora, ni le doy pena, el cielo sonríe y yo solo puedo amargarme la existencia, porque hoy el mundo no me comprende, las personas no me comprenden y yo no me comprendo. Todo está bien. ¿Por qué hago esto?

Hago la mezcla de fanta y alcohol, el primer trago me quema la garganta de un modo satisfactorio y todos los demás tragos me acompañan en la soledad. Estoy sola, perdida, abandonada y destruida.

Sigo bebiendo sin importar que en menos de media hora la botella está vacía y yo ya no soy consciente de lo que hago. Me paro a charlar con un matrimonio vagabundo y les doy la chatarra que me ha sobrado, saludo a todo el mundo aunque sean desconocidos y cruzo en rojo para que me atropellen, pero los coches o me pitan o se esperan a que cruce.

Al estirarme en la cama, solo puedo pensar que mis ganas de morir deben ser enormes si, estando en un estado sobrio he intentado quitarme la vida, solo puedo pensar que debo estar desesperada para intentarme morir incluso cuando tengo razones para quedarme aquí, debo estar muy rota para no poder superar esta etapa de mi vida.

Necesito mucha más ayuda de la que quiero reconocer, no paro de recaer en el mismo pozo oscuro, una y otra vez.