• Oferta •
Desperté con todas las energías, motivación y buena vibra necesaria para dar cátedra y luchar por mi futuro. Me rehúso a quedarme estancada, llorando y pidiéndole a Dios un milagro para que arregle mi desastrosa vida. Mi felicidad, mi éxito y mi futuro depende de mí.
Caminé a la cafetería. Quedaba a unos treinta y cinco minutos caminando, pero iba tan motivada y enfocada en lo mío, que el tramo se me hizo relativamente corto. Mi desayuno lo preparé yo misma y lo pagué. No puedo darme el gusto de comprar comida cada vez, pues iré consumiendo mis ahorros.
Mi siguiente plan era salir en mi hora de almuerzo a solicitar un segundo trabajo en algún otro lugar. Estaba consciente de que no sería tarea fácil y que debía echarme ganas constantemente para no desmotivarme en el intento.
Caminé varias cuadras, presentándome a varios lugares, donde ofrecían diversos puestos que estaban vacantes, el salario era bastante prometedor, pero lo que mataba mis esperanzas eran los requisitos. Es increíble lo exigente que pueden llegar a ser.
«¿Cómo se supone que se adquiera experiencia, si no te dan la oportunidad de adquirirla?».
Me di ánimos y traté de mentalizarme de que mañana será un mejor día y que nuevas puertas se abrirán.
Guardé en una bolsa los emparedados que sobraron y no se vendieron. Muero de hambre, me salté el almuerzo para ir a buscar trabajo. Con esto servirá para cuando llegue al hotel y para desayunar mañana.
Debía darme prisa, pues ya estaba cayendo la noche y necesitaba caminar de vuelta. Tomé mis cosas y salí de prisa, caminando a enormes zancadas por la acera.
Un Lexus negro se cruzó en medio del pase de peatones y bajó el cristal. Tuve temor al encontrarme sola y no reconocer quién se había detenido.
—¿Quieres que te dé un aventón? — reconocí la voz de Darek y suspiré aliviada.
«¡Qué maldito susto!».
—No, no se preocupe. Ya estoy a punto de llegar a mi destino.
No quiero que sepa dónde vivo o su hija puede aparecer por allá. De solo pensarlo, se me eriza la piel.
—Es peligroso para una mujer caminar sola por ahí a estas horas. Está muy oscuro y hay muchos callejones, donde te pueden llevar arrastrada y… hacerte cosas desagradables. Si tu preocupación es que sepa dónde te estás quedando, puedes estar tranquila. Puedo dejarte en un lugar cerca.
«¿Cómo sabe que me estoy quedando en otro lugar?».
«No debo aceptar esto…».
Miré el tramo que aún me faltaba atravesar y al verlo tan oscuro, simplemente decidí subirme.
—Gracias. Yo le diré dónde detenerse.
—¿Cómo pasaste la noche?
—Bien. ¿Cómo sabe que me estoy quedando en otro lugar? ¿Me ha estado espiando?
—No. ¿Me crees si te digo que fue una casualidad?
—¿Casualidad? No creo en las casualidades.
—En esta ocasión lo fue. Estaba realizando unos trámites anoche, cuando te vi cruzando la calle con dos maletas en mano. No pude detenerte porque te perdiste de mi vista cuando salí del negocio. Ahora en la noche, decidí esperar a que salieras del trabajo, quería asegurarme de que llegaras bien a dónde quiera que vayas ahora. Si tu preocupación es que te pregunte sobre qué sucedió, puedes estar tranquila. No haré ninguna pregunta al respecto. Ahora bien, imagino que estás en busca de otro trabajo.
—¿Y ahora eso cómo lo supiste? ¿Eres síquico?
—No hay que ser demasiado inteligente. Cualquiera podría intuirlo. En cualquier lugar que te estés quedando, hay gastos que debes cubrir y que, evidentemente, con el miserable sueldo que te pagan en la cafetería, no puedes cubrir en su totalidad. Conozco lo costosas que son las rentas en este estado. Para una persona con un sueldo promedio, le es difícil estabilizarse, imagínate para una adolescente.
—No me hace falta que me deprimas más con eso. Confío en mí y sé que podré encontrar algo. Dicen que cuando una puerta se cierra, dos se abren.
—No dudo de tus habilidades, tampoco quiero quitarte esa motivación que tienes, pero la realidad es que, conseguir un empleo siendo tan joven y sin nada de experiencia, no es imposible, pero sí bastante difícil. Los trabajos que vas a encontrarte no te pagarán lo suficiente para estabilizarte. Prácticamente vas a trabajar para pagar todas tus deudas y la renta, no te quedará nada para ti o para moverte a un lugar mejor.
—Vamos a ver, mister sabelotodo, ¿y qué me aconsejas?
—Conozco a alguien que puede ayudarte. No necesitas experiencia, simplemente ganas de superarte y deseos de comerte el mundo. En este trabajo, te aseguro que te van a pagar mucho mejor que en la cafetería. Estamos hablando de sobre $900 dólares la hora.
—¿Qué? ¿Tanto? ¿Qué tipo de trabajo es ese? ¿Vendiendo riñones o qué? Bueno… pensándolo bien, sí que es preocupante esa oferta.
—No sé qué está pasando por tu cabeza en este momento, pero bórralo por tu propio bien. Sería para trabajar en una galería de arte ubicada en el centro de la ciudad. El propietario de esta galería de arte es bastante generoso, siempre y cuando hagas un buen trabajo.
—Pero ¿qué debo hacer? Para que paguen tanto, debe ser un trabajo complicado.
—En realidad, no es complicado. Las tareas son sencillas.
—¿Entonces?
—El trabajo no se le puede encargar a cualquiera. Cada pieza tiene un valor incalculable para la familia Moore y queremos preservarlas en buen estado. Ya han habido varios intentos de robo. En esa galería se exhiben las obras de mi difunto padre, las de mi hermano y las mías.
—¿Eres artista? Jamás lo hubiera imaginado.
—Era… fue hace mucho tiempo de eso. En fin, ¿te interesa? Puedes darle una oportunidad. Si no te gusta el lugar, el trato, tus tareas o si sientes que el trabajo no es para ti, puedes dejarlo en el momento que quieras. Te puede servir para salir adelante y cumplir tus sueños y metas.
—¿Esa galería es suya?
—No, pero sí de alguien cercano.
—No estás intentando sacar provecho de esto, ¿verdad? Si es así, le ruego que se detenga ahora y no me ilusione. Estoy atravesando un momento muy difícil y lo menos que necesito es que alguien más se burle de mí.
—No me estoy burlando de ti. Solo quiero ayudarte. ¿Por qué será que cuando trato de hacer algo bien, todo el mundo piensa que es con una doble intención o para provocar algún mal? Sí, tal vez no luzco como alguien confiable a simple vista, y tal vez hubo un tiempo donde era cierto, pero ahora solo estoy tratando de hacer lo correcto. Si tanto dudas de mi palabra y buenas intenciones, estás en todo tu derecho de rechazarlo.
Luce bastante serio al respecto, aunque no sé si pueda confiar mucho en él.
En realidad, no pierdo nada dándole una oportunidad y ver qué tal me va.
—Está bien. Le daré una oportunidad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro