•Noticia•
Desde esa noche papá ha estado durmiendo conmigo; en realidad me gusta compartir mi cama con él. Sus atenciones y cuidados son exclusivos para mí. Es agradable, cómodo y emocionante dormir entre sus brazos.
En la universidad desde hace mucho tiempo hablan sobre nosotros; saben que es mi padrastro, por eso en muchas ocasiones buscan sacarme información, pero nunca les digo nada.
Aunque sea mi padrastro, siempre atiendo a clases y hago mis asignaturas como lo hago con todos mis profesores, no permito que me den una calificación falsa por la que no haya trabajado. Me gusta estudiar, es algo que amo. Si quiero ser alguien en la vida, debo esforzarme, terminar mis estudios con buenas calificaciones y graduarme.
Desde esta mañana me he estado sintiendo mal, por lo que acudí a la enfermería. Por lo regular, nunca he sido enfermiza, pero hoy me estaba sintiendo muy indispuesta. Me dejaron en reposo por media hora, pero mis náuseas y vómitos no cesaban, por eso Sebastián me trajo al hospital. No se ha despegado de mí ni un solo instante. Incluso habló con el director para acompañarme.
Esperamos pacientemente por los resultados de los análisis, mientras me bajaban medicamento en el suero para calmar mis malestares y mantenerme hidratada. He perdido la cuenta de todas las veces que he vomitado.
—Creo que algo me cayó mal, papá.
—El doctor nos dirá — me peinó, luego recogió mi cabello en una cola.
Al cabo de varios minutos el doctor llegó junto a una enfermera.
—No hay de qué preocuparse o alarmarse. En tu estado, tus síntomas son totalmente normales.
—¿Qué estado, doctor? — preguntó Sebastián.
—¿Acaso no lo sabían? La señorita está embarazada.
Todo fue confuso para mí; no podía procesar esa inesperada, incoherente y desquiciada noticia. Sin duda alguna, aquí hay un error. Mi primera y última relación sexual fue cuando tenía dieciséis años, ya han pasado dos años desde entonces. No tengo novio, ni siquiera me he estado viendo con nadie, ¿cómo podría estar embarazada?
—¡¿Qué?! Eso no puede ser, doctor. Eso es un error, ni siquiera estoy activa sexualmente. ¡Le exijo que me haga la prueba de nuevo!
Miré a mi papá, quien estaba pensativo y en su expresión pude percibir algo de molestia.
—Papá, no le creas, eso no es verdad. Yo no estoy embarazada.
—Las pruebas de embarazo en sangre tienen un 99% de precisión. Si aún tiene dudas, puedo ordenarle una ecografía endovaginal.
—No hace falta, doctor. Gracias por todo lo que ha hecho por mi hija.
Rompió el silencio tan pronto el doctor abandonó el cuarto y sus ojos cafés se posaron sobre mí. Papá está molesto conmigo, puedo notarlo. No me gusta verlo enojado.
—Creí que confiabas en mí, Luna.
—Claro que confío en ti, papá, pero te juro que esto es un error. Permite que me hagan ese estudio, así puedo demostrarte que es mentira lo que dijo ese doctor.
—Mi cara se caería de la vergüenza si resulta que mi hija me está negando la verdad en mi propia cara. No te estoy cuestionando de quién es, pero esto es algo que debías haberme contado antes.
—Te juro que esto es un error.
—Ese error pronto tendrá manos y piernas, y te llamará mamá. Acabas de tronchar ese futuro comprometedor que tenías, Luna. Te expulsarán de la universidad si se enteran sobre esto, y no podré intervenir en la decisión del director. Me has decepcionado.
Sus palabras fueron como un puñal en el centro del pecho. Jamás lo había visto tan molesto, ni siquiera cuando mi mamá nos abandonó. Sentía un nudo en mi garganta, tenía la sensación de que el aire no entraba correctamente a mis pulmones.
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