Intenté evitar que esta situación se fuera de nuestras manos, pero ya he tenido suficiente de esta muchachita. 

Estaba dispuesta a ir por encima de mi hijo y de quién fuese para acabar con esa niña, pero lo que me detuvo fue la escandalosa risa de Darek. Hace mucho tiempo no lo oía reír así. De repente parecía divertirse con la situación. 

—Tienes agallas. Hace mucho tiempo no encontraba a alguien así de interesante—presionó su herida, manteniéndose de pie—. Me gusta. 

«¿Qué está diciendo? ¿Por qué la está mirando de esa manera? ¿Y por qué me irrita tanto?». 

—¿Dónde está Valery? — insistió ella. 

—Jamás te diría dónde está mi hija, pero sí podría llevarte a mi cuarto de juegos, donde seguramente nos vamos a divertir mucho juntos. 

Esta vez fui yo quien lo empujé de la irritación y la molestia. 

—¿Cómo te atreves a coquetear con alguien más delante de mí? Hasta hace unos instantes estuve a punto de quebrarme a esa perra por ti, pero veo que no necesitas ayuda. No has cambiado nada, maldito. 

Oímos las llantas del auto de mi hijo cuando frenó de golpe y todos lo vimos bajarse como un desquiciado. En vez de cerciorarse de que su padre estuviera bien, fue directamente a donde ella y le arrebató la cuchilla de las manos. Se ve más afectado por ella que por la condición actual de su padre. 

«¿Cómo es posible que esa niña sea más importante que su papá? ¿Qué está pasando por su cabeza?». 

—¿Qué demonios estás haciendo, Luna? ¿Cómo te atreves a desaparecer así? ¿Tienes una idea de lo preocupado que estaba? 

—¿Dónde está Valery? —le cuestionó ella. 

—¿Por qué la mencionas? Entre más lejos estés de ella mejor. Vamos a casa. 

—Mira lo que tu noviecita le hizo a tu padre. ¿No dirás nada? 

—Yo lo veo bien. Está consciente, por lo que no creo que sea nada grave. Llamen a Rodni. Después de todo, él es médico, no yo. 

«¿Qué hicimos mal?». Hemos tratado de ser los mejores padres, tanto para él, como para sus demás hermanos. «¿Por qué nos trata de esta manera? ¿Por qué defiende tanto a esa niña, por encima de nosotros, sus padres?».  

—Espero sea la última vez que desaparezcas así. 

«¿Qué hay con esa expresión en su rostro?». Es irritante. Incluso mi esposo está mirando a esa niña de una forma que no me agrada en lo absoluto. «¿Acaso todos se han vuelto locos?». 

—Llévate a esa niña de aquí. No la quiero volver a ver nunca más en esta casa—miré a mi esposo—. Y tu, camina. Rodni debe revisarte. Aunque, por lo visto, estás mejor de lo que pensé. 

Lo dejé atrás, caminando de regreso a la casa y dándole un sólido golpe a la pared. 

—Quiero que me expliques por qué demonios acabas de coquetear con esa niña. ¿Cómo te atreves a invitarla a esa habitación? 

—Esta situación se ha vuelto bastante divertida. Eso es todo.  

—Acaba de apuñalarte. ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? 

—No es profunda. Aunque sí me tomó por sorpresa que haya venido preparada. Tal vez nos equivocamos y no es tan tonta como parece. 

—¿Y eso qué? De la nada ahora te noto muy interesado e intrigado con esa muchacha. Te lo advierto, Darek. No intentes jugar conmigo o trates de engañarme, porque no me temblará la mano para convertirte en una mujer. 

—A mí no me amenaces, Marjorie. Llevamos muchos años juntos. Te he visto cojear varias veces y te he dado rienda suelta a que hagas lo que te dé la gana con quién quieras, siempre y cuando seas feliz y te haga bien. No te reprocho ni siquiera cuando tienes la supuesta menopausia y no quieres que te toque, incluso sabiendo que esa menopausia tiene nombre, apellido y, probablemente, un pene enorme. Así que cállate y no te metas en este asunto.