🔺¿Por qué?🔺
No sabía qué hacer con ella. Si se muere aquí, me pueden achacar su muerte. Ajeno a eso, para encerrarla necesito pruebas en su contra y, en el lugar de los hechos, nunca pudieron hallar nada que la involucrara directamente, solo el ADN de algunas personas que fueron halladas muertas al cabo de algunos días. El caso lo cerraron por falta de pruebas y mi testimonio no fue tomado en cuenta, pues era el de una niña de doce años contra la ineptitud de esos oficiales.
Lo único que tenían en común esa gente, es que pertenecían a una banda de criminales y estos tenían expediente criminal, por contrabando de metanfetaminas, es por esa razón que decidí trabajar duro para llegar a dónde estoy, pensando que de esta forma podría encontrarla, pero ahora que la tengo de frente, viéndola en ese estado, me doy cuenta de que, todo lo que anhelaba decirle y hacerle, ha sido prácticamente en vano.
Un sentimiento muy extraño me agobió, haciéndome sentir miserable, impotente e inútil.
Hay una posibilidad de reabrir el caso, siempre y cuando obtenga una confesión suya de los hechos. Necesito hundirla en la cárcel y que pague por todo lo que hizo. No descansaré hasta lograrlo.
Fui por un envase y paños fríos y los coloqué en algunas partes de su cuerpo, principalmente en su frente. De medicinas solo tenía acetaminofén en pastillas. En el estado que está, no podrá tomarlas, tendré que diluirla en un poco de agua, o tal vez jugo. Llevarla a un hospital es arriesgarme a que trate de escaparse y no pienso permitirlo. Prefiero tener mis ojos encima de ella.
¿Quién diría que me encontraría cuidando de esa asesina? He debido perder el cerebro en alguna parte.
Luego de varias horas, fue que comencé a notar que estaba poco a poco reaccionando. Su temperatura corporal ya no se percibía tan caliente como antes. Cuando abrió sus ojos, fui en busca de mi arma, solo por si acaso. Esa mujer es muy astuta y su fuerza no es la de una persona común y corriente, ya lo he comprobado varias veces.
Todavía desconozco sus razones de haber aparecido como un espectro a mitad de la noche. Trayendo a colación eso, ¿cómo demonios entró? La puerta de la entrada estaba cerrada y estamos en un quinto piso, como para que haya entrado por la ventana.
El color de sus ojos ha regresado a la normalidad. Es espantoso ver sus ojos rojos. Eso no es normal en ningún ser humano. Al menos no es algo que haya visto alguna vez.
—Como dicen por ahí; la mala hierba nunca muere.
—Eres una desvergonzada, y yo pensando que eras un inocente corderito. Si tenías planificado aprovecharte de mí, debiste hacerlo cuando estaba despierta.
Esta mujer tiene la habilidad de provocarme fácilmente.
Arrancó de un tirón la cadena de la esposa, quedándose con la otra parte en su muñeca. Joder, eso sí que no lo espera.
—No te atrevas a levantarte — le apunté directamente con el arma, y negó con la cabeza.
—Eres terca como una mula. ¿Realmente piensas que algo tan insignificante como eso podría detenerme?
—¿Cómo demonios hiciste eso?
Miró hacia la mesa de noche, donde había dejado el envase con los paños húmedos y volvió a mirarme.
—¿Has estado cuidando de mí? Algún día te pagaré por ese bello gesto.
—¿Pagarme? Eres una cínica de la peor calaña. Si quieres pagarme por haberte salvado el culo, deberías acompañarme a la comisaría para que confieses lo que le hiciste a mi familia.
—Lamento que mi gratitud no llegue a tanto.
Un nudo se formó en mi garganta al recordar con detalle lo que ocurrió esa noche.
—¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me arrebataste a mi familia? ¿Por qué no acabaste conmigo esa misma noche? Dime, ¡maldita sea!
—Solo fue un ajuste de cuentas. No suelo llevarme a inocentes o niños por delante. Mi problema era con ellos, así que con ellos me divertí lo suficiente. ¿Satisfecha con la respuesta?
—¡No, por supuesto que no! ¿Qué ajuste? ¿Qué te hicieron ellos para que hicieras algo tan atroz e inhumano?
—¿Realmente conocías a tu familia, corderito? Por lo visto, te tuvieron encerrada en una burbuja.
—¡Habla!
—Ellos me desgraciaron la vida, me usaron como conejillo de indias y no les importó torturarme para su propios beneficios.
—¿De qué estás hablando? ¿Cómo que conejillo de indias?
—Toda tu familia eran colegas, cómplices y ayudantes de ese viejo loco, quien se escuda de su conocimiento, poder, investigaciones y creaciones para experimentar con seres humanos y animales, por el simple hecho de creerse Dios y con el poder de decidir sobre la vida de los demás. Por culpa de cada uno de ellos, es que cada día mi salud se deteriora más. Dejé de ser quien era por ellos. Pero juré vengarme de todos ellos antes de que mi cuerpo no lo soporte más y pienso cumplir con ello, así que por tu propio bien te aconsejo que no intentes detenerme, si no quieres terminar como tu familia.
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