🔺No sé 🔺
¿Regresar a un laboratorio? Esto es una locura. Haber luchado tanto por salir de uno y regresar no estaba en mis planes, pero al mismo tiempo, llegué a la conclusión de intentarlo, al menos para cerciorarme si hay alguna posibilidad de extender mis días. Todavía tengo una venganza que concretar y no pienso irme hasta hacerles pagar a todos aquellos que me lastimaron.
—¿Y ella qué?
—A la Agt. Regil también pueden examinarla. Creo que sería lo más prudente — dijo Dereck.
—Sí, también debes alimentarla con tu sangre. Esa mujer está hambrienta en todos los aspectos, es solo que la debilidad que hay en su cuerpo es más fuerte que ella.
—¿Crees que ella aceptaría algo de mí? Preferiría tomar veneno, antes que aceptar que la alimente.
—Ella no tiene que enterarse. Ya conocimos lo testaruda que es, por eso mismo coincidimos en que lo mejor es no decirle nada. De igual manera, eso le ayudará a sentirse mejor. Es muy probable que logre recobrar esa energía y fuerza que ha perdido, con ese remedio.
—Veamos qué sucede.
Estuvimos bastante tiempo dialogando y en pleno interrogatorio de parte y parte. Todavía no confío plenamente en ellos, tampoco en lo que dijeron de ese doctor. Después de todo, ellos son familia, pueden estar encubriéndolo. Aun así, no bajaré la guardia. Iré al laboratorio como les aseguré, pero no pienso ir sola. Estaré vigilándolos bien de cerca.
Antes de abandonar el estudio, le hice una llamada a un importantísimo contacto y colega de confianza.
—Necesito que investigues algo por mí. Como te había comentado, alguien le tendió una trampa a la Agt. Regil, y necesito que averigües quién se atrevió a atacarla en mi territorio. Quiero saberlo todo; desde quién se ha acercado a ella en estas últimas semanas, hasta sus recientes casos de allanamiento. Principalmente, quién programó ese operativo y quién pasó el dato de la ubicación exacta de ese laboratorio. Quiero estar al tanto de todo. Tan pronto tengas la información que necesito me llamas. Por cierto, hay algo que necesito que hagas también. Hay un agente de la DEA hospitalizado en este momento, su nombre es Benjamín, y quiero que lo mantengas vigilado. Fue el único, aparte de la Agt. Regil, que salió con vida de esa emboscada. Te pasaré los datos en unos minutos.
Le pasé los datos a través de un mensaje y regresé a la habitación para ver cómo seguía ese corderito travieso. Todavía se encontraba en un profundo sueño. Parecía estar soñando algo, por la manera en que sacudía su cabeza y apretaba con fuerza los ojos.
¿Qué estará soñando? ¿Qué podrá estar invadiendo los pensamientos de ese témpano de hielo, como para que le afecte tanto? ¿Podría ser su familia?
La sugerencia de ese tal Ian vino a mi mente en ese momento. Con qué alimentarla, ¿eh?
—He derramado muchas lágrimas de sangre por ti. Me debes mucho, corderito — removí el mechón de cabello que estorbaba en su frente—. Debería dejarte morir, al final, parece ser que eres la última pieza que queda y me ata a ese pasado que tanto me esfuerzo en dejar atrás. Pero con el simple hecho de pensarlo, no deja de aparecer por mi mente esa niña que eras y todavía en lo más profundo de ti sigues siendo.
«¿Por qué? ¿Por qué no acabaste conmigo esa misma noche?».
—No lo sé, ni siquiera yo misma tengo la respuesta a esas preguntas. Pude hacerlo, pero no pude. Esos bellos y brillantes ojos esmeraldas que me miraban con tanto miedo y desprecio, suavizaron una parte de mi alma. Supe desde esa noche que, fuera cual fuese el camino que las dos eligiéramos, en esta vida nuestros caminos volverían a cruzarse, y aquí estás, dependiendo una vez más de mí y yo incapaz de negarme a ayudarte, porque prefiero darte hasta la última gota de mi sangre, que ser condenada a no verte nunca más, corderito.
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