🔺Huida🔺
—Emilia… — murmuró Nicolás.
Dereck e Ian estaban recobrando poco a poco los sentidos, al parecer haber visto a esa mujer les sirvió como estimulación. Aunque sus reacciones eran lentas, su absoluta atención se situó en esa mujer de aspecto raro. Sentí que la conocían por sus evidentes expresiones.
—Mamá… — dijo Dereck.
—¿Abuela? — Ian se levantó, aún tambaleándose—. No puede ser posible. Yo te maté.
—¿Qué le has hecho, papá?
Esa mujer tenía como objetivo a Nicolás, pues sin articular palabra alguna, caminó pausadamente hacia él. Nicolás tomó el arma del suelo y le apuntó con ella, pero esperó demasiado o más bien dudó en usarla contra Emilia. No entiendo por qué dudó. El arma salió volando por los aires, al igual que su cuerpo, del furioso ataque de esa mujer. Ella lo levantó como si él no fuera nada más que una simple bolsa de basura.
Nicolás cayó muy cerca de mí y Blair me engulló en sus brazos. Era como si una agradable y potente energía corriera por mis venas. En otras circunstancias la hubiera apartado, pues lo consideraría vergonzoso, pero en estos momentos, donde tan adolorida y mal me encontraba, simplemente cedí a su demostración de afecto, o más bien a su protección. Blair fue poco a poco recobrando los sentidos, adoptando una postura de ataque y mirada amenazante, ya que esa mujer se detuvo a nuestros pies.
—Tanto que hablaste de nosotros, pero tú debilidad es la misma nuestra — le dijo Blair a Nicolás.
Nicolás se levantó del suelo para llamar su atención, consiguiendo que ella le mirara y fuera tras él.
—Emilia, necesito que te calmes. No quiero sedarte y encerrarte de nuevo.
Sus palabras se vieron arrancadas de la boca con el ataque preciso de Emilia. Sus garras eran casi del mismo largo y puntiagudas que las de Blair y las mías. Le provocó una herida de un extremo a otro en el rostro. La sangre cubrió su rostro, goteando de su barbilla a la camisa y pintando el suelo a sus pies.
Se veía bajo mucho dolor, pese a eso, no se rendía. No respondía los ataques de esa mujer, tampoco los esquivaba. La fuerza y rapidez de esa mujer era algo que jugaba en su contra.
Blair me ayudó a sentarme apoyándome en la pared, mientras que los Preston estaban haciendo lo mismo con el cuerpo de Zaira. Sus mandíbulas estaban tensas todavía y sus movimientos seguían lentos. Ninguno de ellos, ni siquiera Blair, están en condiciones de enfrentarse a esa mujer.
—Blair, no lo hagas— logré articular.
El grito de esa mujer nos llamó la atención, se tapó el rostro y retrocedió, como si Nicolás le hubiera arrojado algún químico o algo que le estuviera haciendo presentar más o menos los mismos síntomas de Blair y los Preston antes. La diferencia es que ella no tocó el piso en ningún momento, se elevó con ayuda de sus alas. Sin ruta de escape, se decidió a crear una, golpeando con fuerza una y otra vez el techo, hasta que la estructura cedió y creó un inmenso agujero por el que pretendía huir. Me ardieron los ojos con la arenilla de la estructura.
Ninguno de ellos quería dejarla ir, pero Nicolás estaba muy herido. Dereck y Ian no tenían fuerzas para trepar y Blair tampoco. Esa mujer suelta representa un inminente peligro.
—No podemos permitir que vaya lejos — intenté levantarme, pero el dolor no me lo permitía.
—¿Qué has hecho con ella, papá? — le cuestionó débilmente Dereck.
Nicolás se derrumbó debido a sus severas heridas y pérdida de sangre. Dereck fue a socorrerlo, mientras que vi en los ojos de Blair intenciones de ir tras Nicolás, pero le sujeté el brazo con fuerza, evitando que lo hiciera.
—No es el momento. Ese viejo es el único que nos podría ayudar a traer a esa mujer de vuelta y encontrar la cura para nuestros males. Sé que lo odias y te entiendo, pero piensa con cabeza fría.
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