🔺Eterno🔺
Otro grupo de hombres de bata blanca nos apareció de espalda, portando las mismas armas con dardos tranquilizantes. Son demasiados contra nosotras y en este momento me siento muy adolorida y débil por toda la sangre que he perdido. Además, siento una palpitación debajo de mis uñas. Estamos en evidente desventaja.
—Tenemos que rendirnos antes de que nos disparen, o después se van a asegurar de tomar medidas extremas y ahí sí no tendremos forma de escapar — le dije en un tono bajo.
—Rendirnos no debe estar en nuestro vocabulario — le dio un sólido golpe con la pierna a la puerta que nos quedaba justo al lado y me sujetó tan fuerte la muñeca para que corriera con ella que me lastimó.
—¡Si quieren las cosas por las malas, entonces así serán! — gritó Nicolás.
Corrimos por el amplio pasillo de una habitación que estaba llena de muestras, animales enjaulados y otros disecados.
—Tenemos que encontrar un lugar abierto — dijo.
—¿Para qué?
—Sacaremos ventaja en un lugar abierto, porque tendremos más formas de movernos y hacerles una emboscada. Ellos no tienen la habilidad de trepar paredes, tampoco pueden volar.
—¿Crees que haya alguno en este sitio?
—Sí.
Todas las habitaciones se conectaban las unas a la otra y, a pesar de que algunas estaban cerradas, Blair no dudó en romper los cristales para que tuviéramos acceso a ellas. Habíamos corrido tanto, que cada vez me quedaban menos energías. El dolor estaba despertando de nuevo, no había parte de mi cuerpo que no doliera.
Nos topamos con un grupo de tres hombres, los cuales intentaron rodearnos y junto a Blair nos vimos en la obligación de atacarlos en nuestra defensa. He sido adiestrada para atrapar criminales. Ante mis ojos, eso es lo que eran ellos, y no estaba dispuesta a quedarme de brazos cruzados. Si ellos eligieron ese bando, entonces debemos lidiar con ellos.
Mis uñas me sirvieron como arma y, aunque dolió haberlas enterrado en el hombro del hombre, no iba a detenerme ahí. Usé mi rodilla para atacarlo justo en su debilidad, aprovechando su descuido, torciendo su brazo a la espalda y restregando su cabeza con fuerza contra la pared, una y otra vez, hasta que esta se manchó de sangre y él dejó de quejarse.
Observé con detenimiento su cuerpo caer y la mancha de sangre en la pared. Miré mis manos y me pareció una locura la fuerza que este cuerpo demuestra tener cuando estoy en peligro. Es algo desconocido y raro ver mi cuerpo transformado de esta manera. Me tengo miedo a mí misma, de lo que haga y me termine arrepintiendo.
Blair había terminado con los otros dos y por eso volvió a agarrarme la muñeca para que nos fuéramos juntas. Quedarnos en un mismo lugar, especialmente en un pasillo es peligroso. Este lugar es inmenso y está lleno de puertas.
Llegamos a una especie de habitación de prueba, lo supe por la variedad de probetas, frascos de distintos químicos de colores, computadoras, máquinas y varios televisores de pantalla grande. Era un lugar amplio, justo como lo que estábamos buscando. En el centro había una especie de cápsula de cristal con un líquido azul que conectaba desde el suelo al techo, en el que se apreciaba el cuerpo de un hombre de aspecto casi humanoide flotando. Tenía varias características que no eran de un humano común y corriente, como las orejas que eran puntiagudas y las alas negras que sobresalían de su espalda, muy parecidas a las nuestras, solo que las suyas estaban divididas en tres patrones y de las puntas sobresalía una especie de uñas negras dobladas y filosas.
Ese señor ha estado experimentando con muchas personas. ¿Cuántos han muerto en manos de ese desquiciado? Y saber que en secreto mis padres podían haber estado involucrados en la muerte de cientos de personas que han vivido sus últimos años en cautiverio y sometidos a diversas pruebas inhumanas y dolorosas.
Dentro de todo eso, vivirá siempre la duda. ¿Por qué mis padres no me dijeron a lo que se dedicaban? ¿Por qué me ocultaron esto? ¿Ellos hacían lo mismo realmente? ¿Estaban de acuerdo en experimentar en humanos?
Escuchamos las voces de un grupo de hombres que se aproximaban a la habitación donde nos encontrábamos. Blair trepó la pared, como si fuera un depredador en el intento de atrapar a su presa. Daba miedo verla gateando por las paredes, pues era bastante rápida, como que no es la primera vez que lo hace y su apariencia con esas alas la hace ver muy intimidante.
Me escondí detrás de la cápsula, pues no tuve tiempo de seguir a Blair, además de que la idea de seguirle la corriente en esto, no era de mi agrado que digamos.
—Estoy casi seguro de que estuvieron aquí.
Me asomé para saber cuántos eran, y para nuestra mala suerte, se trataba de un grupo de cinco hombres y dos mujeres. Necesito esperar a que se acerquen. No puedo dejar a Blair sola con esto.
Ella no esperó por mí como me hubiese gustado. Se lanzó sobre el grupo sin siquiera avisarme, arañando a diestra y siniestra. Lo único que podía oír eran los gritos, el miedo, la desesperación y el sonido tan estremecedor y espeluznante de sus cuerpos siendo mutilados por sus filosas uñas. No tuve que moverme de mi sitio, con solo ver el escenario que mis ojos estaban contemplando, era suficiente para solo desear desaparecer de ahí. Las salpicaduras le daban un toque siniestro y de color a las paredes, a la mesa de pruebas y todo lo que había cerca. No hubo ni uno que pudiera salvarse de su sigiloso, inesperado y feroz ataque.
Como era de esperarse, los gritos atrajeron a más gente, pero vinieron del lado contrario de Blair, o sea, detrás de mí. Mis sentidos habían estado tomándose un breve descanso, pero despertaron abruptamente cuando vi sus armas apuntando a mi dirección. Mi primera reacción fue trepar la cápsula, era la única manera de evitar que me atraparan. Debía ganarles la altura. De ese modo, tendría las de ganar y escapar de su campo de visión. No podía creer que se sentía tan firme y fácil a como gatear en el suelo. Ahora entiendo la razón por la cual ella hace esto a menudo.
El grupo de personas que entraron, se veían asustados, bajo el susto disparaban los dardos, pero fallaban en el intento. Lo que detuvo por completo mi paseo por la cápsula fue haber visto y escuchado la grieta que se creó, dando como resultado que el cristal se rompiera y el agua recorriera toda la habitación en solo un instante, terminando con la poca diversión que tuve ahí arriba y cayendo abajo así mismo como subí.
Blair estaba ocupada atacando al otro grupo que entró, por lo que me tocaba lidiar con esta gente sola. Tras encontrarme entre vidrios y resbalando por ese líquido verde y medio viscoso, mi segunda reacción fue saltar hacia ellos, imitando casi el mismo salto que Blair les dio a aquellos otros. Jamás había saltado tan alto en mi vida y no puedo mentir, se sintió genial.
Mis movimientos eran mucho más veloces que los que he puesto en práctica con malandros. No podía darles un puño, porque al cerrar las manos, las uñas se enterraban en mi piel y era doloroso, por lo que acudí a mis codos, antebrazos, frente y rodillas para defenderme contra ese grupo que buscaba derrotarme y ponerse a mi nivel.
Mi cuerpo se vio apresado por uno de ellos por la espalda, me apretó tan fuerte que el dolor que recorrió mi espina dorsal y hombro debido a esa presión en mis alas, me sacó un grito. Algo dentro de mí se encendió como una chispa, un sentimiento negativo, de destrucción y furia. Le di un golpe con mi cabeza en la cara y un codazo en la nariz que lo dejó sangrando. El que tenía frente a frente, lo agarré por el cuello hasta que su rostro cambió de color, enrojeciéndose en el acto. Por más que apretaba mi muñeca, en el intento de que lo soltara, es como si alguien más dentro de mí deseara contemplar cada detalle de su sufrimiento, hasta que me regale por fin su último suspiro.
Lo que me despertó de ese trance fue el sonido de un disparo. Estaba segura de que fue un disparo de un arma real, no de un tranquilizante, pues jamás y nunca se escucharía igual. Sentí que alguien se apoyó en mis alas y, así mismo como lo hizo, cayó. Dejé ir al hombre, volteándome de inmediato, viendo a mis pies a Blair y a ese malnacido a una distancia prudente nuestra con un arma en la mano.
—¡Blair! — me puse de rodillas al lado de ella, presionando la herida que ese infeliz le había proporcionado en el costado.
Ella rechinó los dientes, sin perder de vista a Nicolás. Estaba perdiendo mucha sangre, no sabía hasta qué grado podía afectarle esto, pero sentía mucho miedo y tristeza viéndola tan adolorida y vulnerable. ¿Por qué? ¿Por qué siempre se empeña en defenderme?
—No existe el espécimen perfecto e indestructible, porque todos desarrollan la misma miserable debilidad; caen ante los encantos de una mujer, aunque eso les cueste la vida. Me has decepcionado, Blair. Pensé que tú eras la excepción, pero no fue así. Yo les di la vida que ahora tienen y de la misma manera puedo quitárselas.
Cuando su dedo fue a presionar por segunda vez el gatillo, vimos a Dereck, Ian y Zaira entrar, saltando de mesa en mesa hasta llegar casi al centro de la habitación. Sus ojos eran completamente negros, a diferencia de los míos y de Blair.
—Eres como un fénix, abuelo. Has resurgido de las cenizas para convertirte en un puto dolor de trasero, pero no comas ansias, pajarito, he venido preparado para que tu descanso esta vez sea eterno.
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