Este hombre conoce más de esto que yo. Sabe cómo batallar contra este virus, pero ¿por qué tendría que hacer algo así por ella?

—Déjanos a solas.

—Suerte, campeona — me dio una palmada en el hombro antes de irse.

Todavía no logro entender el motivo detrás de todo lo que hace. Algunas veces actúa como si le diera lo mismo y luego están esas veces donde sus acciones se contradicen. Me ha salvado en dos ocasiones, es como si conociera la fórmula para aliviar todos mis males.

Me acurruque en su costado, sin tener más remedio que acomodar mis piernas una por arriba de la suya y la otra mantenerla recta. Tuve que recostarme en su brazo y descansar mi mano hasta su otro costado, simulando un abrazo, pues esta camilla es pequeña. No debería estar haciendo esto. Además, estar en esta situación con ella es sumamente vergonzoso y, hasta cierto modo, humillante.

Su temperatura corporal se percibe caliente. Pensé que sería incómoda la postura y no podría acostumbrarme, pero se siente agradable su calor. Huele bien su perfume, es lo único dulce de su persona.

“¿La fricción de nuestros cuerpos?” ¿Qué quiso decir con eso? ¿Habrá sido parte de un plan perverso de ese tipo? Siempre se ha mostrado interesado en lo que ocurre entre las dos. Pero ¿y si lo que sugirió fue en serio?

Darle mente a este asunto no me ayuda en lo absoluto. No pierdo nada intentándolo. Después de todo, ella está dormida y no hay nadie aquí, así que nadie me verá. Intenté primero hacer fricción con su cuerpo, pero aún con la ropa puesta. Con ropa no he notado ningún cambio, mucho menos creo que le ayude de algo. No sé por qué tengo el presentimiento de que ese idiota me engañó.

Ahora bien, ¿cuál podría ser la diferencia si no la hubiera?

Miré hacia la cortina y gracias a Dios Ian antes de salir la corrió para darnos privacidad. Solo debo hacer una prueba, si no funciona, nada pierdo.

Me quité la blusa con dificultad debido a la postura, quedándome solo en sostén y levantando parte de la suya. ¿Por qué de todas las veces que la he visto lleva sostén, y hoy precisamente no lleva uno puesto, haciendo mucho más vergonzoso este acto? ¡Es una sinvergüenza!

Me llené de valor para ponerlo a prueba, froté mi pecho en su costado sintiendo una corriente fluir por mi piel y separándome al instante. ¿Qué demonios ha sido eso?

Fue como haber tocado un cable de alta tensión. No es como que alguna vez haya tocado uno, pero da la sensación de que mis músculos se contraen.

Volví a acercarme, tratando de mentalizarme que es solo una prueba, que nada va a pasar, pero esa corriente volvió a aparecer, agitando mi respiración al momento. Mi intimidad se sentía extraña, es como si estuviera jugando conmigo misma, pero sin llegar a tocarme. Mis pezones se endurecieron debido al roce.

Llegó un momento donde mi cuerpo no se detenía y se movía por su cuenta. Por dentro me sentía como una vulgar depravada, haciendo estas cosas con alguien que está en estas condiciones e inconsciente. Jamás había sentido algo tan potente, capaz de volverme tan vulnerable y actuar irracional.

—D-despierta, por favor, solo... hazlo.