🔺Deseo🔺
Blair
Le di su privacidad en el baño y bajé las escaleras con destino a la cocina.
—Prepara la comida. Ya la poli se despertó — le avisé a Alice.
—Enseguida.
—Claro, ¿ahora vamos a actuar como si esa mujer estuviera de nuestro lado y que haberla traído aquí no es peligroso y fue una buena idea? — escuché la voz alterada de Adeline, y el sonido al arrojar sobre la encimera un periódico.
—Tal parece que no he sido clara.
—Nada de lo que dices tiene sentido para mí. ¿Para qué te puede servir esa mujer? Arriesgaste tu vida hace tres noches. Por su culpa te hirieron — deslizó la manga de mi vestido y se dio cuenta de que la herida había desaparecido—. ¿Dónde está la herida de bala?
—¿No te has dado cuenta? Cada día las heridas tardan menos en sanar.
—Eso no quita el hecho de que te hayas expuesto por esa mujer. ¿Viste el reportaje? La reportaron como secuestrada, según ellos, lo que describen es que un animal salvaje interceptó y arrasó con la ambulancia, y luego se la llevó en los brazos como una princesa. Si dan con nosotros y ella aprovecha esa oportunidad para hundirte, no habrá quien te salve esta vez.
—Las cosas que ese corderito me obliga a hacer — negué con la cabeza—. Me he salvado sola de peores circunstancias.
—¿Corderito? Es el colmo... ¿Cómo supiste dónde ella estaba? Según el reportaje, se encontraba a las afueras de Virginia, en un operativo que resultó ser una emboscada. Esa noche saliste disparada de la casa y no pasó siquiera una hora cuando regresaste con ella. Fuiste tú quien ideó todo esto, ¿verdad?
—No seas estúpida. No necesito acudir a ese tipo de juegos sucios para tenerla de mi lado, después de todo, ella misma, sin importar las circunstancias, terminará viniendo a mí por su cuenta.
—¿Por qué estás tan segura de eso? Suenas convencida, como si estuvieras interesada en ella, para algo más que utilizarla con el propósito de dar con esa gente que tanto daño te hizo.
—Quién sabe… Tal vez es algo más.
—¿Y yo dónde quedo? Claro, un juguete nuevo funciona mejor.
—Ese juguete nuevo, como le llamas, todavía no ha sido estrenado por mí. Me temo que tomará algo de tiempo desenvolver mi regalo.
Me dirigí al estudio, a servirme un trago de coñac para ambientar nuestra primera, íntima y grata velada. Llegué en el mejor momento para no perderme la acción de su desnudez, de contemplar la exquisitez de su piel embadurnarse de esa mezcla de aceites y mi sangre que esparcí en el agua.
Es incapaz de darse cuenta de que está siendo vista por mí a través de la cámara detrás del espejo. No la culpo. Hasta cierto modo, es comprensible que estos momentos de debilidad prefiera pasarlos sola.
Todo en la tina fue preparado con el propósito de sanar sus heridas. Es increíble que con ella funcione tan diferente. Llegó en mal estado, y con solo estos baños, ha logrado recuperarse satisfactoriamente. Sus heridas sanan más rápido que las mías.
Mientras que yo puedo captar su olor desde aquí, sus sentidos aún no despiertan. Ni siquiera puede percibir la humedad que provocan mis dedos al jugar conmigo misma.
Ojalá pudiera deleitarse con mi olor, de la misma manera que me deleito con el suyo.
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