Capítulo 7: ¿Cuento con ustedes?
—¿Zafiro?
—¿Sí?
—Llevo rato hablándote —dijo Daykon, mirándome fijamente—. ¿Estás bien?
—Sí, sí, solo estaba... pensando.
A veces me quedo tan sumergida en mis pensamientos que me pierdo de lo que pasa a mi alrededor.
—Te estaba diciendo que creo que en algún momento escuché a uno de los científicos decir algo sobre estas cápsulas.
—¿En serio? No creo que ellos las produzcan. Si es así, puede significar muchas cosas y no precisamente buenas. Lo más probable es que hayan conseguido algunas y las estén estudiando.
Estaba apunto de sumergirme nuevamente en mis pensamientos cuando vi a Daykon servirse un vaso con agua y tomarse una de las brillantes cápsulas azules.
—¿Quién sigue? —dijo con una pequeña sonrisa. Pasaron varios segundos en los que ninguno hizo nada, hasta que Darek se acercó y se tomó una.
—Darek... —pronunció Émeraude, mirándolo con las cejas arqueadas.
—Anda, Émeraude, tómate una. ¿O acaso quieres volver a ese lugar?
Se miraron fijamente varios segundos, como si hablaran con la mirada. Observándolos mejor, me doy cuenta del parecido que comparten. Émeraude suspiró y se acercó a él, tomando la cápsula que le estaba ofreciendo. Daylen y Jaspe copiaron su acción.
—¿Amatista? —Daykon la miró, ofreciéndole la cápsula que quedaba.
—¿Estás de broma? Yo no pienso tomarme eso. Ya nos arriesgamos mucho siguiendo a esta desconocida hasta acá.
—Aunque me guste tu honestidad —le digo con una sonrisita—, necesito que te tomes la cápsula. Según mis cálculos, para mañana muy temprano ya habrán conseguido nuestra ubicación. No me hagas obligarte a tomartela.
—Atrévete —dijo, dándome una mirada de altanería. Me daba gracia que intentara desafiarme.
—Okey.
Levanté mi brazo y usé mi habilidad para empujarla y retenerla contra la pared.
—¿Qué mierda... haces? —dijo con la voz entrecortada—. ¿Te has... vuelto loca?
—Me dijiste que me atreviera. Aquí estoy, haciéndolo.
Los chicos nos miraban sin saber qué hacer. No soy normalmente así, pero esta chica me saca de mis casillas. Agarré la cápsula que quedaba y se la metí a la fuerza en la boca. Cuando me aseguré de que se la había tragado, dejé de usar mi habilidad contra ella.
Cayó al suelo y me miró con rabia.
—Dormiremos aquí en la sala. Es lo suficientemente grande. Traeré algunas sábanas y... almohadas. Mañana mismo empezaremos las prácticas para desarrollar sus habilidades. Y si piensan escapar, no lo van a poder hacer. Soy la única que puede salir de la casa; ustedes todavía no van a poder hacerlo sin mi ayuda —les di la espalda, dirigiéndome a buscar algo que les sirva para dormir.
No quería que los chicos me tuvieran miedo o algo parecido, pero si es la única manera de que me hagan caso, lo usaré a mi favor hasta que confíen en mí.
Mientras se acomodaban para dormir, me quedé mirando el techo, sabiendo que iba a pasar otra noche sin poder dormir bien.
***
—¡Suéltame! —dije con la vista nublada por las lágrimas, intentando deshacerme de su agarre—. ¡Tú no eres así! ¡Reacciona, por favor!
—¿No soy así? ¿Eso crees? Entonces dime, ¿por qué siento que disfrutaré tanto esto? —dijo con una sonrisa cínica, acercándose cada vez más a mí.
Desperté de un sobresalto, estaba sudando frío.
—¿Zafiro, estás bien?
No respondí. Salí corriendo al baño. Cuando llegué, me agaché junto al retrete y vomité. Odio vomitar. ¿Por qué no puedo sacar esa noche de mi mente? Me duele tanto recordar...
—¿Zafiro? —Jaspe se acercó a la puerta del baño, pero no entró. Le agradecía ese gesto—. ¿Estás... bien?
—Estoy bien. ¿Hicieron desayuno? Cuando venía hacía acá, me llegó un olor a comida —dije eso con el fin de distraerla.
—Sí... Darek preparó el desayuno. Resulta que encontramos bastante comida.
¿Bastante comida? Pensé que solo encontraríamos una lata de algo caducado. Eso solo significaba una cosa: Dalton estuvo aquí más de lo que debería.
—Desayunen ustedes, yo no tengo hambre.
Cuando terminé de asearme, empezé a dirigirme hacía la cocina, pero me detuve a mitad del pasillo y me quedé mirando la puerta del cuarto que pertenecía a Dalton. Cuando entré anoche, no parecía que hubiese estado ahí. Lo único que me indicaba su presencia en ese lugar era el cambio del escondite de las cápsulas.
Miré la puerta del que era mi cuarto. Me asomé y vi una hoja sobre mi cama; era una carta. Tenía que leerla, pero no sería ahora. Salí y seguí mi camino a la cocina.
—Jaspe me dijo que no tenías hambre —me dijo Darek, colocando un plato con sandwiches en la mesa—, pero creo que se equivocó, ya que tienes que comer para tener energía. Hoy empiezan las prácticas, por lo tanto, tu energía debería estar al máximo, ¿o me equivoco?
Me está persuadiendo para que coma, no sabía cómo sentirme con eso. Igualmente, me senté y empecé a comer, no tan animada.
—Es buen momento para que me cuenten sobre cómo los encontraron o un poco sobre ustedes —pasaron unos segundos en los que ninguno dijo nada—. Cuando finalicen, les explicaré varias cosas y hablaré un poco sobre mi... historia.
—El día que me encontraron estaba con Daylen, nos llevaron a los dos —empezó a relatar Jaspe, mirando de reojo a Daylen. Parece que mi propuesta la motivó a hablar, es momento de analizarlos—. Estábamos en una camioneta, acostados en la parte de atrás, mirando las estrellas y conversando —dijo con añoranza—. Todo estaba muy tranquilo, hasta que de un momento a otro se pararon varios vehículos alrededor de la camioneta, nos alumbraron y nos dijeron que saliéramos con las manos en alto. Pensamos que era por haber robado la camioneta, pero no. Nos llevaron a ese lugar, sin darnos alguna explicación.
Finalizó Jaspe con una expresión de tristeza en su rostro. Observé a Daylen y también se veía afectado por el tema.
Sabía que eran unidos, eso explica más el porqué Daylen reaccionó de manera tan violenta cuando el soldado la golpeó. Puedo suponer que estaban huyendo, pero ¿de qué?
—El día que me encontraron a mí, estaba visitando a mi hermana —dijo Darek, mirando a Émeraude. Entonces son mellizos, por eso el enorme parecido. Se notaba que el tema les afectaba bastante—. Teníamos mucho tiempo sin vernos, yo vivía en otro estado. Las circunstancias no fueron las mejores para habernos reencontrado.
Si las circunstancias no fueron las mejores, eso quiere decir que... ¿Murió alguien cercano a ellos o pasaría algo más?
»Estábamos en una cafetería conversando. Afuera de ella, vi a unos hombres que tenían intenciones de robarle a una mujer. Salí a defenderla, Émeraude me siguió, pero cuando estuve cerca, la mujer dejó de gritar. Salieron más hombres, nos agarraron, nos pusieron un saco en la cabeza y también nos amarraron. Cuando nos montaron en un vehículo pensé que se trataba de un secuestro, pero no. Al final aparecimos en ese lugar.
Si pensó que era un secuestro, está la posibilidad de que tengan algún familiar con dinero, también puede ser que tuvieran problemas con alguien.
—Desde que tengo uso de razón recuerdo vivir ahí —Daykon tenía la mirada perdida mientras decía eso—. No conviví con otros niños, nunca llegué a ver una película o a escuchar música. Los únicos juguetes que tuve fueron de aprendizaje para... supongo, desarrollar mis habilidades, aunque en ese entonces no sabía que eran para eso. Cuando empecé a ver clases fue en esa misma casa. Nunca salía, a excepción de cuando me iban a hacer pruebas o revisiones médicas.
»Blake fue lo más cercano a una madre que tuve. Desde pequeño me han hecho muchas pruebas, ella siempre fue amable conmigo. Cuando tuve acceso al gimnasio, fue un escape para mí. Pasaba horas y horas ahí, descargando mi rabia. Hasta que un día tuve compañía. No me alegré por eso, apenas los vi supe que estaban ahí encontra de su voluntad, pero fue bueno por fin tener algo de compañía real.
Daykon miró a los chicos regalandoles una sonrisa ladeada, una sonrisa triste. Ellos se la devolvieron.
—Desde que empezó mi adolescencia he estado metida en malos pasos, he hecho muchas cosas... ilegales. Estaba acostumbrada a ser perseguida de vez en cuando por la policía. El día que me atraparon pensé que lo habían hecho unos policías normales, aunque debí sospechar, nunca me habían atrapado. Cuando empezó la persecución logré huir de ellos, pensé que me había librado como siempre, pero fue en vano, al final lograron atraparme. Me durmieron, cuando desperté era evidente que no me encontraba en la cárcel.
Todos se quedaron mirando a Amatista algo sorprendidos, al parecer era la primera vez que hablaba abiertamente sobre algo de su vida.
Pasados interesantes, como había supuesto.
—Desde pequeña he vivido ocultandome, cambiando habitualmente de residencia. Mi... compañero Dalton y yo siempre hemos estado juntos, siempre hemos sido él y yo —tragué saliva para alejar el nudo que sentía en mi garganta—. Nuestro entrenamiento empezó desde muy chicos, tuvimos un instructor que también fue para nosotros lo más cercano a un padre, más para Dalton que para mí. Él era como nosotros, tenía habilidades impresionantes, nos enseñó mucho —el nudo que tengo en la garganta no hace más que crecer. Respiré hondo y continué. No debo mostrar debilidad—. El día que me encontraron lo hicieron porque yo así lo quise. Nos quedaban solo dos cápsulas, las de esa semana, pero no me tomé la mía.
—¿Por qué no lo hiciste? —me preguntó Jaspe confundida.
—Por ustedes. La noche antes de partir supe de sus existencias, no podía llegar al lugar donde iría sin ustedes. Por eso no lo hice, por ustedes —digo, dejando un ambiente extraño entre nosotros y no puedo evitar sumergirme en el recuerdo de esa noche.
Le doy un sorbo a mi "cerveza", en realidad no sé con exactitud qué es, pero es parecido a una cerveza. La hacen los habitantes de la tribu y la usan solo para ocasiones especiales, como lo es hoy. Decidieron hacernos una despedida a Dalton y a mí, la verdad es un lindo gesto.
Me sentía algo triste por irme, estar aquí me hacía sentir de alguna manera en casa. Aunque estas personas son muy diferentes a mí, es como si no lo fueran.
—Zafiro —escucho que Dalton me llama.
Decido ignorarlo observando a Aithne, un habitante de la tribu. Se encuentra haciendo una danza del fuego, y es tan adictivo verlo. El fuego parece danzar con él. Es como si el fuego y él fueran uno solo. Increíble.
»Zafiro —volteo a observarlo con las cejas fruncidas.
—¿Qué pasa?
—Necesito decirte algo importante.
—Algo como: lo siento, Zafiro, soy un idiota. Discúlpame por ilusionarte —digo ya bajo los efectos de lo que sea esta cosa que estoy tomando.
Él solo me observa con la tristeza apoderándose de su mirada.
—Yo... Eres consciente de que daría mi vida por ti, Zafiro. Me importas demasiado y mi vida sin ti no tendría sentido, pero sé que eso no te importa ahora —dice tan bajo que apenas y logro escuchar algunas cosas de lo que dice. Sacude la cabeza restándole importancia—. Solo ven conmigo, lo que tengo que decirte es importante.
—¿Sabes qué es lo mejor de esta bebida? —le digo, ignorando lo que me hizo sentir con sus palabras—. Qué no deja resaca, es increíble.
Dalton me ve exasperado, se acerca a mí y me arrebata la botella de la mano lanzando el contenido en la tierra.
—Descubrí algo. Cerca de aquí hay un lugar donde tienen cautivas a personas como nosotros.
—¿Qué? —quedé sorprendida por su declaración. Ahora captó por completo mi atención.
Me paro inmediatamente tambaleándome un poco. Dalton me ayuda a mantener la estabilidad sujetándome por la cintura. No puedo evitar sumergirme en esos hermosos ojos.
—¡Llamita! —me llama Aithne—. ¿Vi... nes? —todavía le cuesta hablar como nosotros.
—Tengo que hablar con Dalton, horita regreso —le digo con una sonrisa tratando de ocultar lo tensa que estoy.
Cuando nos alejamos del grupo, me contó lo poco que sabía.
Al volver a enfocar mi atención en el presente, todos siguen en silencio, solo observándome.
—Al decidir continuar con esto, deben tener en cuenta algunas cosas —digo rompiendo el silencio que se formó después de mi declaración—. Las personas como nosotros son más fuertes, veloces y resistentes. Tenemos buenos reflejos. Incluso nuestros sentidos son más desarrollados y sanamos más rápido. Somos persuasivos, intuitivos e inteligentes.
—Eso suena increíble —dice Daylen.
—Pero...
—Siempre debe haber un pero —resopla Amatista.
—Cuando se pasa por el proceso de despertar ese algo que nos otorga las habilidades, podemos llegar a perder lo que somos.
—¿Perder lo que somos?
—Sí, es un proceso dividido en fases y es necesario aprobar una prueba de merecimiento. Eso determina si al terminar las fases merecemos o no nuestras habilidades.
—¿Qué pasa si no las merecemos?
—Un individuo experto con el poder de absorber o eliminar los poderes se encarga de eso, pero como no contamos con alguien así... no queda más opción que matar a esa persona —al pronunciar esas palabras, el ambiente se puso completamente tenso—. Suena horrible, pero hay personas que pierden lo que son. El poder las consume y no queda nada de lo que eran —la tristeza se apodera de mis palabras—. Cuando se pasa por la etapa de desarrollar las habilidades, que es desde los 18 hasta los 21, la persona pasa por cambios abruptos en su comportamiento. Se vuelve agresiva e inhumana, llegando a cometer actos atroces.
—¿Entonces, si decidimos hacer esto, podemos perder lo que somos?
—Tienen que hacerlo, lamento decirles que ya no hay vuelta atrás. Si los encontraron es porque la etapa uno ya comenzó. Sé que suena aterrador, pero yo estaré con ustedes, ya pasé por eso. Puedo encerrarlos cuando crea que puede llegar a suceder algo malo, no dejaré que pierdan lo que son. Es una promesa.
—Si ya empezó este proceso, no tenemos otra opción, chicos —dice Darek observándolos.
—Esto no va a ser fácil —les digo—. Por eso los voy a ayudar en este proceso. Los de la organización ECA saben de nuestra existencia; por lo tanto, no nos van a dejar ir así de fácil. En algún momento nos encontraran y necesitamos estar preparados para eso.
»Para mí es importante saber si cuento con ustedes, si se van a quedar conmigo, si me van a ayudar como yo a ustedes, ¿lo hago?
Pasaron varios segundos en los que se miraron entre ellos sin decir nada.
—Cuenta con nosotros.
El alivio se apoderó de mí al escuchar las palabras pronunciadas por Daykon, pero les mentí en algo. Yo no soy de confianza, para desarrollar tus habilidades es necesario que convivas con alguien que ya las desarrolló, y así como tú sufres de cambios, esa persona también lo hará. Yo los puedo controlar a ellos, pero ¿quién me controlará a mí?
AiN
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