Capítulo 31: Plan B.
Temblaba de rabia viendo a la persona que se retorcía bajo sus pies, no pensaba parar lo que estaba haciendo. La sangre goteaba de una herida reciente en su frente.
—Aklla no significa eso, idiota —dijo con los dientes apretados.
Volteo a mirarla con rabia, la misma que ella tenía. Los mismos ojos que ella tenía. Se vió a ella misma tirada en el suelo retorciéndose y sangrando.
—No... Van... A... Ganar —escupio sangre y en un intento de reírse empezó a toser de forma sanguinolenta.
Se esfumó ante los ojos de todos, en una bruma de humo negro.
Levantó la mirada para enfocarla en los demás.
—¿Zafiro? —dijo Darek con precaución aún sorprendido por todo lo que pasó. Vió a la mujer de la que está enamorado traicionarlos y luego morir frente a sus ojos, para luego verla parada frente a él nuevamente, viva.
—Siento como si me hubiesen lavado el cerebro —interrumpió sin saber a Zafiro. Sentía que se había saltado minutos importantes de su vida. Lo último que recordaba era a Zafiro diciendo cosas sin sentido. Al alzar la mirada la vió observandolo, frunció el ceño al ver la herida que tiene en la frente y el color tan intenso de sus ojos, parecía que estuvieran en llamas. Llamaradas azules.
—No eres el único.
—¡¿Que acaba de pasar!? —Jaspe no entendía nada, seguía en shock por lo que pasó hace pocos minutos.
—Lo primero que deben saber es que esa no era yo, espero y no hayan creído en eso.
—Esa cosa ni tenía sentimientos, pensamientos o emociones —dijo Daykon recordando lo que sintió o mejor dicho no sintió—. No tiene sentido cuando en diversas ocasiones usé mi habilidad contigo y si funcionó.
Daykon era el único que no había creído en absoluto en esa farsa, a diferencia de los demás que estuvieron más cerca de creerlo.
—¿Quién era o qué era?
—¿Estás bien? —Darek se acercó a ella para comprobar si lo estaba. Su pregunta opaco por un momento la dicha por Daylen.
Zafiro se llevó una mano hacía su cabeza, sintió la humedad de la sangre en sus dedos.
—Sentí algo raro y me desvie del camino, pero de un momento a otro dejé de sentir esa sensación. Me encontraba algo lejos cuando decidí regresar. Al voltear recibí un fuerte golpe en la cabeza, no logré detallar cómo era la persona que me lo dio, distingui una silueta femenina, pero es lo último que recuerdo. Luego apareci en un lugar que se podría catalogar como ¿Mi mente? No estoy segura, sólo sé que me encontraba luchando por no dejarme arrebatar mis recuerdos o al menos eso fue lo que sentí.
—Por eso sabía cosas sobre ti.
—¿Nos estás diciendo que se trata de una persona cómo nosotros?
—Sí —asintió—. Definitivamente.
—¿Tendremos que luchar contra personas como nosotros?
Preguntó Emeraude asustada mientras se acercaba a Zafiro para curar su herida, pero ella retrocedio negando con la cabeza.
—No gastes tus energías en mí, las necesitarás —miro hacia atrás viendo como el ejército se acercaba. Su mirada era inescrutable, era difícil descifrar lo que pasaba por su mente en este momento, incluso para Daykon que solo percibía una gran mezcla de emociones.
»No sé quién era, pero estoy segura que después del ataque no podrá volver a usar su poder por algunos días. Si hay o no personas como nosotros entre ellos de igual manera habrá que luchar, ya no tenemos manera de huir o evitarlo.
—Si era una chica puede ser la que sobrevivió al experimento IDP junto a mí, pero no entiendo. Su habilidad no se ve nada débil o simple, ni mucho menos defectuosa.
—Parace que te engañaron —dijo Zafiro sin mirarlo.
—¿Que haremos?
—Seguiremos el plan que no esperábamos usar. Es hora de luchar.
—Hay agentes buenos ahí, no todos son malos.
—Lo sé —miró a Daykon, él entendió inmediatamente su mirada.
Daykon volteo hacia el ejército que se acercaba, apretando los puños. Dedrick no entendía lo que pasaba hasta que vio que algunos agentes retrocedían bajando las armas, pero esa rebelión no duró mucho. Daykon se detuvo abruptamente al ver que les empezaron a disparar a esos agentes.
—No estoy para juegos hoy y no dudaré en dispararle a personas de mi propio ejército si no son de utilidad —respondió la mujer al mando con ferocidad a través de un megáfono.
—Lo siento, Dedrick. No hay más opciones —le dijo Daykon mirándolo, él asintió con los labios apretados.
Se sentía mal por no poder salvar a los que no eran malos y estaban obligados a estar ahí, pero en una guerra es inevitable que personas buenas mueran.
—Ya saben lo que debemos hacer —Zafiro tiró su mochila a un lado, los demás hicieron lo mismo y sacaron las cosas que necesitaban.
—¿Prefieren luchar? —se rió sin gracia—. Veremos cuánto dura la batalla. A fin de cuentas sólo necesito a uno con vida.
Alejó el megáfono de su boca y gritó algo que no pudieron escuchar, pero Zafiro sí. Se dieron cuenta de lo que era cuando ella hizo un campo protector alrededor de cada uno de ellos de manera casi automática y empezaron los disparos.
—Hay que mantenerla a salvo. Ella es la que nos va a proteger, no debemos dejar que se le acerque nadie —les dijo Dedrick a los demás mientras se alejaban con determinación. Daylen y él se quedaron junto a Zafiro.
—No me quedaré aquí quieta mientras los veo luchar.
—Si debilitas tu energía no podrás mantener el campo de protección, este se debilitará y en el peor de los casos desaparecerá —respondió Daylen asombrado viendo como el cuchillo que acababa de lanzar regresaba hacia él cubierto de sangre. Luego volvió a su expresión seria—. Debes quedarte aquí.
—Me conoces, sabes que no lo haré. Además debo encargarme de ella —miro con rabia a la mujer del otro lado.
Por alguna razón ellos sabían que ella tenía razón, que no pensaba cambiar de opinión. Sentían una conexión muy fuerte en ese momento, pero no sabían si era por la situación o por el campo proveniente de ella que los rodea.
—Está bien —dijeron resignados y al unísono—. No estaremos muy lejos.
Zafiro avanzo a grandes zancadas hacia la mujer que parecía estarla esperando.
Un agente se le atravesó en el camino.
—No creerás que sabiendo tu poder no crearon armas contra el. Armas que pueden atravesar tu campo de fuerza, monstruo —la miro cínicamente y apunto su pecho con el arma.
Disparó, pero la bala nunca impacto en ella.
Su arma se había convertido en una simple pistola de agua, él retrocedió asustado intercalando la mirada entre ella y la otra chica.
»No me mates.
—Debiste pensar eso antes —dijo con una voz irreconocible para ella. Por una parte se sentía como si estuviera viendolo todo desde lejos sentada en una habitación, como si no tuviera el control de su cuerpo. Tal vez la razón de esa sensación tan extraña se debía a la rabia ciega que está sintiendo.
El hombre se desintegró frente a sus ojos. Jaspe estaba muy sorprendida, pero Zafiro no. Ni siquiera era conciente de lo que acababa de hacer.
»Ve con Daylen y encárgate de las armas que faltan. Eran 15, ahora son 14 —dijo con seguridad. No tenía idea de cómo lo sabía.
Jaspe asintió alejándose. Zafiro siguió avanzando sin inconvenientes, aunque se topo con varios de los chicos. Sabía que la mayoría eran falsos, una ilusión creada por parte de Darek para distraer a los guardias. Habían acordado esa estrategia en los momentos en que era inevitable pensar que no llegarían a tiempo para salvarse.
Estaba a pasos de llegar a su objetivo, el cual está rodeado de muchisimos guardias que desde lejos le apuntan en la cabeza y pecho. No sabía si había de esas armas que podían atravesar su campo de fuerza, pero no pensaba retroceder.
—Querida —sonrió—. Pueden dejarme sola con ella. La necesito con vida, encarguense de los demás.
—¿Que tal si mejor me deshago de ellos? —dijo haciendo que todos los soldados empezarán a convulsionar debido a la carga eléctrica que les está dando. Fue tan fuerte que en pocos segundos explotaron alrededor de ellas. La sangre inundó sus fosas nasales, pero no se inmutó.
A la mujer parecía que eso no le afectaba o al menos eso quería que creyera, pero su sonrisa flaqueó un poco.
»¿Y ahora de ti?
—No te conviene hacerlo. Deberías escuchar primero lo que debo decirte.
Zafiro se rió de manera histérica preparada para matar a esa mujer, pero ante sus ojos pareció que hizo glitch. Parpadeó unas cuántas veces. No era ella, es un holograma.
—¡¿Dónde estás?! —rugió mirando a su alrededor.
—Hablemos primero y lo sabrás.
—No me interesa saber lo que tienes para decir —se alejo, pero se detuvo abruptamente al escuchar lo que dijo.
***
—¿Ese tiene el arma? —preguntó con duda. Había varios soldados cerca que también podrían tenerla.
—Es él que se siente como una amenaza mayor en este momento. Sé que todos lo son en realidad y que podría estar confundido por todo lo que está pasando —volteo a mirarla—. Solo confía en mí.
Esté era el quinto soldado que desarmaban pensando que tenía el arma anti-campo de fuerza, pero a pesar de eso nada les aseguraba que estaban desarmando a los correctos.
—Confío en ti —«siempre» pensó.
Él asintió, se preparó para lanzar un cuchillo, pero el agente ya sabía de su presencia. Le disparó.
Jaspe sintió un miedo terrible, quedó en segundo plano cuando vio lo que pasó.
—¡¿Qué!? ¿No estoy muerto?
—No aún —el soldado disparó una veces más, pero no hubo un efecto contrario. Dió unos pasos atrás.
Las balas se detenían antes de llegar a Daylen y de alguna manera se las devolvió. En vez de impactar en él, impactaron en el soldado. Matandolo.
Ambos compartieron una mirada de asombro por lo ocurrido.
Jaspe se acercó intentado no mirar el cuerpo sin vida del soldado, agarro el arma y al ver su alrededor decidió transformarla en una espada.
Están rodeados de soldados. No sería de preocuparse en esa situación si el campo de fuerza no hubiese fallado por un segundo ante ellos.
—Pasa algo con Zafiro —dijo Daylen.
—No podremos saber que es si no nos deshacemos primero de estos idiotas.
—Empieza tú.
—Con gusto.
***
—No te quiero matar.
—No tienes más opción.
—Puedes ponerte de nuestro lado. Tendrás seguridad y podrás regresar con tu esposa y tu hijo.
—Estamos rodeados de guardias, sabes que no puedo hacer eso. Me matarán.
—Si logró hablar con Zafiro puedo hacer que decida protegerte.
—¿Tu crees?
—Si, solo ayudanos.
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