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Capítulo 30: Parte uno.


¿No te lo esperabas?

       

—¿Entonces cuando encontremos el árbol solo lo sabremos porque lo sentimos? —dijo confuso.

—Sí.

—¿Estás segura?

—Confio en mi sueño.

—No es la primera vez que tienes un sueño así, ¿Verdad? —sacudi la mano restándole importancia.

—Eso no importa ahora. Tenemos que encontrar ese árbol, es de suma importancia. Este bosque es inmenso y necesitamos con urgencia acortar el camino, no llegaremos a tiempo si no lo hacemos.

—Nos quedan solo 2 días —murmuro Émeraude asustada.

—Si —dijo Jaspe en un suspiro.

—Vale, entonces cuando encontremos el árbol lo sabremos. ¿Que estamos esperando para tocar todos los árboles que se nos crucen en el camino? —dijo Daylen empezando a caminar en dirección a un árbol.

—¿Deberíamos dividirnos? —pregunto Darek.

—Creo que sería lo mejor —todos asentimos.

—Bien —avance unos pasos en dirección opuesta a Daylen, pero giré acordándome de algo—. Creo que el árbol tiene una marca especial.

—¿Cómo es?

—No lo sé.

—Ahora aparte de abrazar los árboles nos toca detallarlos, excelente —dijo con ironía alzando los brazos—. Eso nos llevará días, son muchísimos árboles.

—Si empezamos ahora será más rápido —aguarde silencio unos segundos—. Tengan cuidado.

***

Llevaba alrededor de media hora viendo árboles, o al menos eso creía. No estaba segura de cuánto tiempo había pasado. No me había topado con ninguno de los chicos, ni escuchado nada aparte de las hojas de los árboles moviéndose por la brisa, uno que otro animal oculto entre los árboles y las pisadas que yo misma provocaba. Solo llegué a ver unos cuantos insectos caminado entre las hojas y algunos pájaros volando a lo lejos.

¿Estaría caminando en círculos? Al principio el camino me pareció diferente con cada pisada que daba, pero después de un rato todo me parecía casi igual. Tal vez me aleje mucho.

Un ruido proveniente de los arbustos me saco de mis pensamientos. Voltee rápidamente para ver de qué se trataba, pero no había nada.

—¿Chicos? —no obtuve respuesta.

Me acerqué lentamente hacía el arbusto mientras dirigía mi mano hacia el bolsillo de mi mochila dónde tengo guardada un arma.

Algo salto de los arbustos hacia mí, por el susto repentino me tropecé con mi propia pierna, algo estúpido de mi parte, y caí apuntando con mi arma al frente.

Fruncí el ceño al ver de quién se trataba.

—¿Estás loco? Casi me da un infarto.

—Eres una exagerada —trago la comida que tenía en la boca—. ¿En serio pensabas amenazar a un potencial enemigo o algún depredador con eso?

Baje la mirada a mi mano completamente confundida viendo el sartén que sostenía. ¿Cómo rayos llegó eso a mi mochila y dónde está mi arma?

—Esta no es mi mochila, es la de Jaspe —solté un gruñido nada apropiado de mí—. ¿Y tú qué haces comiendo detrás de los arbustos?

Dedrick se encogió de hombros como si eso no importará.

—Llevo horas viendo árboles y árboles, me dió hambre y me senté a comer. Además pensé que me había perdido y tenía esperanza de que alguno de ustedes me encontrará.

—Pues no estás de suerte porque yo también me perdí.

—Ahora vamos a morir en este bosque solitos y juntitos —me dió una mirada pícara a la que yo respondí rodando los ojos y avanzando en el camino.

—Sabes eso me recuerda a una canción infantil que dice "En el bosque un chinito me encontré, como yo andaba perdida nos encontramos los dos" —empeze a tararear el resto porque no me acordaba de la letra. El frunció el ceño.

—¿Qué mierda es esa?

—¿Nunca escuchaste canciones infantiles?

—Las canciones infantiles que yo escuchaba eran considerablemente... ¿Buenas? No cómo eso. Además no soy chino —sacudió la cabeza.

—Y yo que voy a saber, solo se que tienes rasgos asiáti...

Escuché ruido tras unos árboles. Voltee a mirar a Dedrick para saber si también había escuchado, él asintió. Levanté el sartén acercándome lentamente a los arbustos junto a él que no tardo mucho en alargar su mano y bajar las mías negando con la cabeza viendo con el ceño fruncido el sartén. Yo me encogí de hombros.

Al ponernos frente a los árboles nos encontramos con Émeraude y Daykon que nos miraron sorprendidos.

—Ellos si saben aprovechar el tiempo, no como otras que se ponen a cantar canciones sobre bosques y chinos perdidos.

—¡Oye! —formulamos Émeraude y yo al unísono.

—Para que sepas Daykon y yo no estábamos haciendo nada de lo que haya pasado por tu sucia cabeza —aclaro Émeraude poniéndose en pie para sacudir la tierra de sus pantalones—. Solo estábamos conversando.

—Con las bocas juntas —dijo alzando las cejas. Se nota que le divierte esto.

—Claro que no, estábamos conversando... De manera normal.

—Daykon, eres pésimo mintiendo. ¿Lo sabías? —le dije—. En fin, ya estamos los cuatro. Deberíamos buscar a Jaspe, Darek, Daylen y Amatista. ¿Los han visto?

—¿Cómo iban a verlos si estaban tan ocupados?

Lo ignore esperando una respuesta. Émeraude y Daykon negaron con la cabeza. Suspiré reanudando el paso.

Dedrick no desaprovecho la situación para hacer bromas sobre el mismo tema a los chicos un largo rato. Yo, en cambio, me siento alegre de qué hayan solucionado sus problemas.

***

—¿Que les pasa a todos ustedes y los arbustos? —me lleve una mano al pecho—. ¿No pueden andar por ahí como personas normales en vez de estarse ocultando?

—Primero, no somos personas normales y segundo, ese sartén es mío —dijo Jaspe señalando el sartén que aún sostenía en mi mano.

—¿Tienes mi mochila? —dije esperanzada.

—No, tengo la de Daylen —mire a Amatista y a Darek por si alguno de ellos la tenía, pero negaron con la cabeza.

Suspiré, Daylen debe tener mi mochila, pero no está aquí.

—¿Dónde está él?

—No lo sabemos —respondio Darek.

—Pensamos que nos habíamos perdido. Me tope primero con Darek y después encontramos a Jaspe, caminamos un rato, pero parecía que andábamos en círculos.

A todos nos pasó lo mismo. El día está que termina y no hemos conseguido el árbol. Me sentí frustrada ¿Debí confiar en ese sueño? Puede que me haya equivocado, otra vez, y perdimos el tiempo buscando algo que no existe en vez de seguir el camino correcto.

—¿Huelen eso? —Émeraude se tapo la nariz mirándonos.

Inspiré hondo y me arrepentí, un olor nada agradable llegó a mi nariz. Me tape intentando disminuir el olor y detener la arcada que se avecinaba por mi garganta.

—¿De dónde viene ese olor?

—Por ahí —señalo Darek.

Nos fuimos acercando lentamente hacía el lugar de donde provenía aquel terrible olor. De un momento a otro Darek se detuvo, lo cual me tomó por sorpresa y termine chocando con su espalda. Retrocedi unos pasos sobándome la frente.

Me asomé sobre su hombro poniéndome en puntillas para observar que nos detuvo.

—Oh —pronuncie.

—No se muevan y mantengan la calma.

—¡¿Qué mantengamos la calma?! —chillo en voz ahogada Émeraude mirando a su hermano.

—Es lo mejor, no será agresiva si no la molestamos.

—¿Es venenosa? —pregunto Amatista.

—Si —respondio Dedrick inmóvil.

—Mierda, mierda. Me está mirando fijamente —dijo Daykon en un susurro, es el que está más cerca.

—¿Puedes encerrarla en un campo de fuerza?

—Claro que puedo, pero tendría que quedarme. Ya que, dudo que nosotros corramos lo suficientemente rápido para perderla de vista.

—Que tal si pasamos, si muerde a uno Émeraude podría ayudarnos —Émeraude la miro alarmada.

—No, al Émeraude hacer eso el veneno pasaría a su sangre y su cuerpo tardaría mucho en eliminarlo —dije—.  La mordedura de esa serpiente causa dolor intenso, entre otras cosas nada agradables y su veneno es fuerte con diferentes efectos. Definitivamente no quisieras ser mordida por una.

—Lo sé, lo sé. Cuando estoy nerviosa digo estupideces ¿Vale? — respondió Amatista.

La serpiente empezó a acercarse a nosotros, específicamente a Daykon. Aguante la respiración. Nos miró a todos con curiosidad, pero su mirada se detuvo en mí unos segundos que me parecieron eternos, pareció que iba a atacar, pero luego retrocedió y se marchó. Así sin más.

—¿Se fue?, ¿De verdad?

—No me quedaré aquí para comprobarlo —dijo Daykon avanzando—. ¿Van a quedarse ahí o seguiremos caminando?

—La segunda mi amigo —respondio Dedrick siguiéndolo.

Quedé sorprendida sin entender que pasó, pero cómo todos reanude el paso.

La siguiente vez que nos detuvimos fue por algo mucho más desagradable.

—Es de hoy —dijo Dedrick volteando a mirarnos —. Deberíamos seguir el rastro.

El rastro de sangre se extendía hasta desaparecer por unos cuantos arbustos y árboles. Por la forma en que estaba esparcida la sangre parecía que el receptor fue arrastrado. A esta distancia el olor era más insoportable que antes. Tenía un muy mal presentimiento.

Al acercarnos el escenario empeoraba cada vez más.

—Mi mochila —dije casi sin aliento encontrandola tirada oculta en unos arbustos.

—¡¿Daylen?! —empezo a gritar Jaspe alejándose de nosotros—. ¡Daylen!

Su grito fue aterrador, agarre la mochila con una sola mano y a toda prisa continúe el camino arrastrándola en la dirección de dónde provenían sus gritos.

Al llegar ahogué un grito al verla agachada detrás de algo o alguien junto a un enorme charco de sangre. El miedo se apoderó de mí...

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