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Capítulo 26: No eres un monstruo.

Llevaba rato en el jardín sentada en el pasto contemplando la luna. Todo lo que construí estás semanas se destruyó en cuestión de minutos.

Sé que debí decirles antes, pero no me sentía capaz, de alguna manera arruine todo. Tal vez debería irme al lugar donde debí ir con Dalton, dudo que los chicos ahora quieran venir conmigo. Puede que no hayan creído lo que dije o que piensan que si soy una mala persona y que no debí hacer eso.

Dejé lo que me propuse en un principio por esto y lo arruiné. Suspiré pasandome una mano por el pelo, lo mejor es que me vaya.

Sentí la presencia de alguien a mi lado. No tuve que voltear para saber quién era.

—No eres una mala persona, Mon prince.

—¿Piensas eso de verdad o solo quieres hacerme sentir bien?

—Digo lo que pienso. Yo no te mentiría —dijo lo último en un susurro casi inaudible, pero yo lo escuché.

—Soy una asesina —lo admiti en voz alta sin titubeos.

—Te habría hecho algo terrible si no lo hubieras detenido, si no eras tú pudo haber sido otra chica. No has hecho nada malo.

—Pero tal vez no es moralmente correcto —dije confundida.

—En situaciones así no siempre lo es —paso un brazo alrededor de mis hombros atrayendome hacia su costado, recosté mi cabeza sobre su hombro.

Tomé aliento respirando de forma entrecortada, Darek me frotó levemente la espalda.

Oí pasos por detrás de nosotros, Émeraude se sentó a mi lado tomando una de mis manos.

—Entiendo por lo que pasaste, viví algo parecido hace no menos de 48 horas. El instinto de supervivencia es algo que a veces no controlamos —suspiró—. Ese hombre solo quería algo de dinero, yo me sentí acosada y reaccioné de esa manera ¿Me juzgaste por eso? —negue con la cabeza—. Yo a ti tampoco te juzgo.

—No eres mala, Zafiro. Puedo sentir tus emociones, ver más de lo que tú ves y te puedo asegurar que no eres una mala persona —dijo Daykon—. Arriesgaste un viaje seguro por ayudarnos a nosotros.

—Ni siquiera nos conocías o recordabas —dijo Daylen con media sonrisa—. No tenías la seguridad de que vendriamos contigo y lo arriesgaste todo sabiendo que podría ir mal. Eso no lo hace alguien de mal corazón —suspiré.

—Alguien de buen corazón no mataría —dije en un susurro alejándome un poco de Darek y bajando la mirada hacía mis manos.

—Hay personas con las que no se merece ser bueno. Es simple. No todos merecen bondad ni buenos tratos.

»Ese chico era conciente de lo que hacía, ¿Cierto? —mi silencio fue respuesta suficiente para Amatista—. No te culpes por algo que no fue directamente culpa tuya. Él sabía que lo que hacía estaba mal y no pensaba detenerse.

—Tu poder de alguna manera te salvó y deberías estar agradecida, no todos tienen esa suerte. Deja de culparte. Podemos escucharte si quieres hablar sobre eso, es hora de empezar a dejarlo ir. La historia se cuenta hasta que deja de pesar —Jaspe me dedicó una pequeña sonrisa.

Intenté pero no se la pude devolver, escuché que alguien se aclaraba la garganta.

—You're part of my entity, here for infinity —Amatista miró a los demás esperando que continuarán.

—When the war has took its part —continuo Jaspe.

—When the world dealt its cards —siguió Émeraude. Miró a Daylen que negó con la cabeza y en consecuencia se llevó un pellizco por parte de Jaspe.

—If the hand is hard —dijo Daylen con un poco de dificultad sobándose el brazo—. No soy muy bueno con la pronunciación, lo siento —hizo una mueca y me reí un poco, definitivamente no era bueno.

—Together we'll mend your heart —siguió Daykon.

—I'll be all you need and more.

—Esa parte no... —Émeraude intentó interrumpir a Darek, pero él la ignoró.

—Because. When the sun shines, we shine together. Told you I'll be here forever —Darek me miró— Said I'll always be your friend. Took an oath, I'ma stick it out to the end.

—Now that it's raining more than ever —canté—. Know that we'll still have each other —cantamos todos al unísono—. You can stand under my umbrella.

Cantamos un poco más hasta que la risa interrumpió nuestro canto. Definitivamente Daylen es pésimo en la pronunciación, además no canta nada bien.

—Cantas muy bonito —me dijo Jaspe. Arrugue la nariz y negué con la cabeza.

—¿Por qué te pusiste a a cantar? —le pregunté a Amatista con curiosidad.

—Para ver si te subían los ánimos —se encogió de hombros. Sonreí, si había funcionado—. Además, cuando estábamos encerrados Jaspe me tenía harta con esa canción y todos terminamos aprendiendola.

Jaspe se encogió de hombros. Los observé a todos detenidamente, ellos son mis amigos, son mi familia. Ya no me podía ver sin ellos, haría lo que tuviera que hacer para mantenerlos a salvo. Suspiré.

—Se los contaré todo, pero... No prometo ser tan abierta en algunas cosas.

***

Me encontraba recargada de la baranda, ya no estaba sentada en el pasto pero seguía afuera. Después de hablar con los chicos me sentía bien, puede que Daykon haya usado su habilidad conmigo o simplemente necesitaba ese apoyo para dejar atrás esa etapa de mi vida y aceptar que ya no puedo cambiar lo que pasó. Que no soy mala.

Los chicos me dejaron sola porque se los pedí, aunque Darek no estaba seguro de hacerlo, pero le asegure que estaba bien. Tuvo que decirle a Daykon que se lo confirmara.

Sentí la presencia de alguien unos pocos pasos detrás de mí.

—Yo... Quería disculparme —sonó tenso.

—¿No estás acostumbrado a las disculpas verdad, precioso?

—En realidad no, pero lo digo con sinceridad. Solo espero que entiendas porque lo hice.

—Te entiendo.

—Amatista es muy importante para mí. Solo quiero lo mejor para ella y ahora sé que lo mejor es que se vaya con ustedes —suspiró, voltee a mirarlo un poco sorprendida.

—Tu también deberías venir con nosotros. A fin de cuentas de alguna manera u otra formas parte de esto. Ya te contaron, ¿Verdad?

—Sí, después de amenazarme un poco —pasaron unos segundos de silencio—. No soy como ustedes, no tengo habilidades reales. Debes percibir eso —me miró.

—Si, pero siento la conexión.

—Yo tampoco creo que seas mala persona —dijo después de un rato—. He vivido rodeado de mucha mierda y malas personas para saber que tu no eres como ellos.

—¿Estás seguro de eso? —asintió—. ¿Cuál es tu historia? —esbozó una sonrisa triste—. No es necesario que me cuentes si no quieres —aclaré.

—Si es necesario, preciosa. Siento que te lo debo —pasaron unos minutos en completo silencio.

»Dos niños, papá y mamá, una vida tranquila o al menos eso creían los niños cuando eran más pequeños. Su padre era un drogadicto, era tranquilo, hasta que un día ya no lo fue y golpeó a su esposa. Los niños no podían hacer nada más que encerrarce hasta que pasará lo peor para después ayudar a su madre —suspiró—.

»Pasó el tiempo, los niños crecieron. El hermano mayor se metió en malas cosas para reunir dinero y poder sacar a su mamá y hermano de esa vida. Reunió el dinero y logro dárselo a su hermano antes de que lo matarán. Su hermano lo vio morir y no pudo hacer nada —apreto el puño—. Cuando intento huir con su madre a escondidas, su padre llegó más temprano de lo habitual.

»Hubo una pelea. Casi mato a mi padre —dijo en un susurro—. Huí con ella, pero ya no me dirigía la palabra. Me tenía miedo, me veía como un monstruo, tal vez si me convertí en uno. La dejé y seguí con los negocios de mi hermano. Hice muchas cosas. Cosas muy malas. Pero no sirve de nada decir que me arrepiento. Tiempo después conocí a Amatista, y no, no es la típica historia donde conoces a una chica y cambias por ella.

Se calló, espere un rato más, pero supe que ahí finalizaba su relato.

Recordé lo que dijo Jaspe hace unos días: Solo somos personas que nos ha tocado vivir muchas cosas a corta edad, nosotros no elegimos todo lo que nos tocó vivir.

No, no elegimos nada de esto. No es culpa nuestra.

—Tú sabes de quién es la culpa —fruncí el ceño confundida ¿De dónde provenía aquella voz?—. Todo esto es culpa de ellos, debes destruirlos a todos. Sobretodo a ella.

Apreté el puño clavándome las uñas en la palma de mi mano.

—Todos de alguna manera tenemos un monstruo interior y eso no está mal, lo importante es controlarlo, saber cuándo dejarlo salir.

»Lo que hiciste no estuvo mal, lo que yo hice tampoco. Las cosas que hacemos para vivir no nos definen ahora ni lo harán más adelante.

Perdida en mis pensamientos me hice la promesa de que destruiría al responsable de que nos tocara vivir una vida así.

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