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Capítulo 25: No lo entendieron.

Salí al pasillo dirigiéndome a la sala. Los vidrios rotos que deje la noche anterior ya no estaban, pero si quedo una abolladura en la pared. Hice una mueca, use más fuerza de la que pensé.

—Hola —dije tímidamente a Jaspe que se encontraba de espaldas a mí en la cocina.

—Hola, asesina.

—¿Qué? —me quedé de piedra.

—Hola, Zafiro —repitio extrañada lo que había dicho—. ¿Estás bien? Te ves pálida.

—Yo...

—Toma —coloco unos panqueques frente a mi en la encimera—. Deberías comer algo.

Estaba paranoica, tenía que calmarme. Ese chico no les pudo decir nada mientras yo dormía, me repetí mentalmente unas cuantas veces. Observé a Jaspe, actuaba de manera normal conmigo. Me senté a comer.

—¿Los demás? —pregunté lentamente.

—Abajo entrenando —suspiro—. Al parecer vamos a tardar unos cuantos días más en irnos.

—Eso parece.

—Émeraude no está muy bien, lo que pasó ayer fue una locura —se paso una mano por la cara—. Amatista no ha hablado mucho con nosotros. Atamos al chico a una silla y lo amordazamos, lo tenemos abajo. Esperamos que despertarás para poder hablar con él.

Bien, no habían hablado.

—Claro, vamos.

—No has terminado de comer —miro el plato que estaba prácticamente lleno—. Ni si quiera se podría decir que has empezado —frunció el ceño.

—No tengo mucha hambre —la interrumpí. No mentía, los nervios me tienen mal.

Bajamos a la sala de entrenamiento. Todos se encontraban entrenando hasta que aparecimos nosotras, voltearon a mirarme inmediatamente.

Émeraude fue la única que no volteo, está en una esquina, supongo perdida en sus pensamientos. La entendía, lo que le pasó anoche no era tan fácil de superar.

Amatista no me estaba mirando de buena manera y yo a ella tampoco. Ella conoce a ese chico, debo hablar con ella primero.

—¿Quién es él y por qué lo conoces? —le pregunté a Amatista señalando con la cabeza al tal Dedrick que estaba despierto mirando todo de manera disimulada, pero al oír mi voz volteo inmediatamente a verme.

—Es el niño que no lograron identificar en el sueño compartido que tuvimos —fruncí el ceño volteando a mirarlo.

Mirándolo ahora me di cuenta que sí se parece al niño del sueño.

—¿Es como nosotros? —le pregunté a Amatista.

—No lo sé, no he podido hablar con él —me miró frustrada.

—Los 9 fantásticos —dijo Daylen pensativo.

Con esa frase se refirió a nosotros en el recuerdo que logramos desbloquear hace unos días. Mirando a Dedrick sabía que estábamos completos, aunque Dalton no estuviera en este momento aquí con nosotros, pero ya sabemos quién es cada niño en los recuerdos.

—Vale, yo hablaré con él. No se acerquen, no sabemos si es peligroso, se supone que trabaja para la organización.

—No creo que nos vaya a hacer al...

—Puede que a ti no te haga daño, pero hay más personas en esta habitación —dije interrumpiendo a Amatista.

Me acerqué lentamente hacia él, tiene algunos pequeños rasguños en la cara, supongo ocasionados por los vidrios rotos.

—Hola, precioso —dije cínicamente agachándome para estar a su altura—. Te ves incluso más guapo callado

Los chicos estaban lo suficiente lejos como para no escuchar la conversación. La que está más cerca es Émeraude, pero ni siquiera nos miraba.

»Te voy a quitar la mordaza, pero no debes decir nada imprudente ¿Vale?

Si las miradas matarán estaría varios metros bajo tierra. Le quite la mordaza y tomó una gran bocanada de aire.

—Quitarme la mordaza es algo imprudente, preciosa.

—Lo sé, pero necesito respuestas.

—¿Que ganó yo a cambio? —me encogí de hombros.

—¿Tienes habilidades como nosotros? —rodó los ojos, pensé que no iba a responder, pero lo hizo al cabo de unos segundos.

—Si y no.

—Se más específico, no me gustan los juegos de palabras, precioso.

—Tengo una sola habilidad, pero no nací con ella. Me la indujeron en un experimento.

—¿Qué?

—No te veas tan sorprendida, preciosa. Esa gente tiene de todo. La dueña de la organización está hambrienta de poder, hasta que no tenga lo que quiere de ustedes no los dejará de buscar.

—Si pueden inducir poderes ¿Que van a querer de nosotros?

—Eso no está perfeccionado. Muchas personas han muerto en el experimento IDP, solo dos personas han logrado sobrevivir.

—Tú y... —deje la frase suspendida en el aire esperando una respuesta.

—Una chica, no recuerdo su nombre ni habilidad. A la final descubrieron que solo pueden sobrevivir las personas compatibles y yo de alguna manera lo soy.

—¿Que habilidad tienes tú?

—Detección de debilidades, eso de alguna manera me ayuda a saber los secretos de las personas —me dió una sonrisa que tenía de todo menos algo bueno—. Por eso sé lo que hiciste, pero la habilidad tiene sus fallos. Debería saber el contexto de todo, pero no lo sé. Por eso los necesitan a ustedes, para perfeccionar el experimento IDP, preciosa.

—¿Por qué te sometiste a eso si sabías que podías morir?

—Por ella —miró a Amatista.

Mis sospechas eran ciertas o al menos eso creía. Amatista y él son pareja o lo fueron en algún momento. La miraba con amor, tenía que ser amor para haberse sometido a algo así sabiendo que podía morir.

»Fue la única manera que encontré para estar cerca de ella, aunque no lo supiera. El día del traslado pensaba escapar con ella, pero alguien se me adelantó —no me miraba con odio, parecía más bien frustración.

—Yo no sabía —dije en mi defensa—. Necesito más información, Dedrick.

—No te pienso dar más información, ya te di mucha y no me pareces confiable.

—¿Yo a ti? Tu trabajaste con esas personas, eras uno de sus guardias. No eres confiable.

—Tuve mis razones, ¿Cuáles son las tuyas para seguirle mintiendo a ellos, preciosa?

—Tengo mis razones —dije entre dientes.

—¿Amatista ya te contó lo que ella hizo? —no supe que expresión puse, pero él se lo tomó como un sí—. ¿Si ella te confesó algo así por qué tu no confiesas lo que hiciste?, ¿Es tan malo? —enarcó una ceja a la expectativa.

Bajé la mirada.

—Tu no sabes nada.

—No, no lo sé, preciosa. Ellos tampoco, ¿Por qué? —no respondí, el asintió—. Perdona lo que diré, pero debo hacerlo preciosa. ¡Zafiro asesino a alguien! —gritó antes de que yo pudiera hacer algo para impedirlo, todos lo escucharon. Lo mire furiosa y horrorizada.

Seria mentira si dijera que no entendía porqué lo hacía, pero si lo entendía. Yo hubiese hecho lo mismo.

—¿Eso es verdad? —preguntó Daykon aunque él debería saberlo ya por mis emociones.

No respondí.

—¡Responde! —grito Amatista, yo solo asentí levemente—. No lo puedo creer, nosostros te hemos confiado tantas cosas y tú no nos has dicho prácticamente nada sobre ti.

—No lo entende...

—Tal vez lo hubiésemos entendido si nos lo hubieras dicho antes, si nos hubiéramos enterado por ti.

Bien, tenía que mantener la calma, tal vez podría... Tal vez yo podría hacer lo que hice en la otra ocasión.

Darek me miró negando con la cabeza, ¿Sabía lo que acababa de pensar o negaba por otra cosa? Bajé la mirada a mis manos que estaban apretadas en dos puños, los deshice. No podía hacer eso.

Mire a Dedrick con odio, yo pensaba decirles en algún momento. No quería que se enteraran de esta manera y él lo arruinó. O tal vez ni siquiera pensaba decirles y este era el impulso que necesitaba.

Él me miraba sonriendo de lado, me provocaba golpear su estúpida cara, pero no lo haría.

—¿No piensas decir nada? —pregunto Jaspe a mis espaldas.

Me pare lentamente y voltee a mirarlos, Émeraude está vez se encontraba mirándome.

—Sí, maté a alguien —dije con simpleza.

—¿Por qué?

Recordé lo que me dijo Dalton: —Ellos entenderán porque lo hiciste, yo te entendí. Si les explicas sabrán que no fue tu culpa.

Ellos lo entenderán.

—Yo... Él... —me costaba encontrar las palabras, respiré hondo y cerré los ojos—. La persona que maté intento abusar de mí. Ese día descubrí mi habilidad, fue algo que no controlé, simplemente sucedió.

»Un momento estaba encima de mí, al otro salió disparado al fondo de la habitación y empezó a expulsar demasiada sangre por la boca. Yo... no sabía que hacer, simplemente me fuí —no era del todo verdad, pero tampoco era mentira.

»Según los forenses le explotaron los órganos por dentro o algo así, ya no había salvación para él así que hubiese dado lo mismo si me quedaba o no.

»Yo —me quedé ahogada por un momento—. Lo que más me pesa es que no me arrepiento de haberlo matado, y a veces me pregunto si eso me convierte en una mala persona. Si no merezco estos poderes.

Por fin abrí los ojos y todos estaban mirándome, no sabía cómo tomar sus expresiones, al menos Dedrick ya no sonreía.

Ninguno dijo nada, no pude aguantar más y me fuí.

—No me entendieron, Dalton —susurré.

—¿Por qué habrían de hacerlo? —contesto una voz que no sabía de dónde provenía y me provocó escalofríos.

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