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IV

*Goteo

*Goteo

*Goteo

No recuerda cuanto tiempo está ahí dentro, la última vez que vió luz fue…no sabe.

Su último recuerdo es tomar un té en la mansión Vongola y un niño castaño correr a sus brazos gritando "Mami".

¿Ese niño es su hijo?

¿Era Madre?

*Goteo

Nana— susurran a su oído

Sabiendo que no hay nadie su bellos del cuerpo se erizan

Nana.

Vuelve el susurro; suave, frío, oscuro y tentador.

Como la caricia de la tan temida muerte, que seguramente viene a reclamar su alma.

Su podrida alma.

Nanami Zegel.

Reconoce su nombre.

¿Mi nombre?, Pregunta en su mente.

Si, Pequeña. Tu alma está tan rota, sucia y muy maltrecha, estás abandonada y sola.

Su mente juega malas pasadas, no siente presencia alguna, está sola.

Dime presiosa, ¿De qué serías capaz por obtener lo que te fue arrebatado?

La sola idea de imaginarlo le fue grata, soltó una risa que pronto se convirtió en carcajada, el leve tiene maniático fue multiplicado.

—Haré lo que sea—susurra—¡Lo que sea!—grita lastimándose su garganta.

Lo que sea—murmura—¿Matarías?

—Si.

—Cometerías los actos más pecaminosos posibles

Algo húmedo recorrió su cuello llegando a la clavícula succionando, el olor putrefacto inundó sus fosas nasales.

—Si—ronronea exitada.

Trato, Zegel Nanami.

Un dolor invadió el lugar de la succión, calló el grito gimiendo.

Las gotas calman, el frío escalofriante se va dejando una gran calidez, su cuerpo desnudo es recorrido por aquella mano, su cuerpo arde por donde la mano va pasando, siente la necesidad de gemir, de ser tocada sentir placer en ese instante, cada célula de su ser tiembla al imaginar tanta exitación.

Su mente se nubla a una sola acción.

Caer en sus más bajos instintos.

Ser primitiva.

Siente su sangre correr por la clavícula, el líquido cálido se abría camino por sus senos, bajando por su ombligo hasta llegar a su parte íntima.

Sus manos seguían presas en aquellas cadenas que la tenían crucificada, pero no evitaban que sintiera placer.

Mmnh~

La boca de aquel ser iban siguiendo el camino de su sangre, baja lentamente y subía hasta morder agresivamente sus senos.

Seguía sin ver nada en aquella infinita oscuridad, pero sentía la respiración helada chocando en su piel más la húmeda lengua que recorría cada parte de ella.

Su nuca fue atacada por una mordida, y algo duro fue frotado en su trasero, sabe de qué se trata, y más deseosa de ser penetrada por ello no puede estar.

—…—mordió su labio.

Su cuerpo estremecido por la intromisión se calentó, sangra pero no le importa.

Pronto el dolor se convierte en placer, espasmos la recorren completamente, se viene, eso no le importa a su compañero.

Un acto carnal como cierre del tan ansiado trato y tan anhelada libertad.

Cobraría venganza por lo que le hicieron esos desgraciados.

Cada uno de ellos pagaría con lo más importante de sus mierdas vidas.

—Empezando por ti, Nanako.

Susurra al viento, el lugar ardía en llamas, un lugar abandonado donde solo fantasmas se atreven a ir.

—¿?.

Orégano mira como la Matriarca Sawada se tensa de repente.

Los ojos de la muñeca rota brillan con terror que ni ella misma logra identificar.

Pero solo significa una cosa.

Ella está libre.

Kiritsu mira fijamente a la familia de aquel vecindario, muy normal.

Disfrazado de alumno de la Preparatoria Nami-chuu pasea por ahí.

Aido, su compañera ésta disfrazada de una niña muy tierna,empuja un carrito rojo con galletas en el, y sonríe contenta de la vida, pero sus ojos, sus ojos muestran la sed de sangre de la cual goza.

Toca el timbre y abre una chica un año menor a él, es su oportunidad.

—Kohai—la llama, ella al encontrarse con su mirada se sonroja mirando al suelo, ignorando a la niña que acaba de entrar.

Todavía sentía un poco de asco, estuvo rodeado de mocosos todos esos tres meses, platicó con ella, la ayudó con sus cosas siendo muy herbívoro. Todo para lograr su cometido, enamorarla.

—¿Me acompañas al parque?—dice amable.

—...— sonrojada lo toma de la manga de su chaqueta yéndose.

Aido miró el lugar haciendo una mueca, la niebla que la rodeaba se disipó.

Su tridente filoso se posiciona a centímetros de la nuca de la Señora Irie. Y de un tajo, la decapitó, después viene del baño la Aneki de Shoichi, entra en shock, y fue su oportunidad.

Con un golpe en la garganta con la palma de su mano la silencia sacá del shock.

—Shine Bitch—coquetear con Dainamigth fue su peor opción.

Cortó lentamente el cuello de ella mirando con deleite como se ahoga con su propia sangre.

El esposo de la mujer en ese momento se encontraba en el trabajo, donde Dainamigth se encargaba de él.

—Irie-san—llama Dainamigth

El hombre voltea con una pequeña sonrisa, sin ver el arma que apunta a su frente. Dainamigth se fijó que estuviera bien puesto el silenciador, y antes de que el hombre abriera los ojos, disparó.

Con Kiritsu…

La chica Irie le sonreía tímida, se había tardado para evitar a la lluvia de Gesso.

—Kumo-Sempai—su voz nerviosa le sacó de su distracción.

Tomó su rostro por la barbilla, y le obligó a mirarlo a los ojos, ella corrió la mirada con obvio nerviosismo. Sin previo aviso la beso, un beso rudo y húmedo, sin que ella se diera cuenta una bolita se pasó a su boca.

—Kumo-Sempai— susurra.

Antes de si quiera pestañear, se desmaya.

Tomó su celular y mandó un mensaje. Aún con la chica en brazos, subió a la camioneta color roja que estaba ahí escondida en el estacionamiento.

—Pesutorī.

—Vamos.

La pulsera de su mano vibró, miró hastiado a Giotto.

—Giotto-sama—habla monótono.

—Hn—lo mira con desdén.

—Me retiro, no quiero molestarlo con mi asquerosa presencia.

El desgraciado de su "hermano" se atrevió a sonreírle, por un momento quiso romperle esa agradable y 'linda' sonrisa junto a sus perfectos dientes.

Una vez se vió solo, sonrió como solo lo hace él, desliza el dedo por el contorno de su pulsera y ve un mensaje hologramíco.

"La tenemos, solo falta un mes para ir a por Irie Shoichi"

Se tapó la boca antes de que su risa se escuchará, Volgola caería tarde o temprano.

—Reírse por algo así, me imagino que algo bueno pasó Tsunayoshi-nii

—Fran, ya sabrás.

El chico le miró, sus ojos color manzana tan inexpresivos como su rostro, su sombrero de rana y todo su cuerpo tiene cuchillas enterradas, heridas graves y no tanto, tan maltratado y con cicatrices, consecuencia por el Bullying que sufre por parte de VARIA.

—Nos vemos Tsunayoshi-nii.

La habitación volvió a quedar vacía, esta vez sin presencia alguna.

Se lleva una mano para cubrir una parte del rostro y sonríe, las comisuras de sus labios se alzan más, sus pupilas se achican y carcajadas sin razón comienzan a salir de su garganta.

Siente algo extraño en su pecho, algo muy bueno.


























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By: Lizisi
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