7- Realidad
Encada uno de los órganos de Neonis las criaturas adquirieron característicasdiferentes, con habilidades únicas en su tipo.
Cuando llegaron a la librería Sunan y la bruja los estaban esperando, al ver a las bestias, en especial a la serpiente, Sunan entró en pánico y empezó a gritar.
—¡Oh! tu eress esse niño con la familia de cassadoress, aún recuerdo lo fássil que fue matar al otro niño que quisso enfrentarme —dijo Asper con sorna.
—Desgraciada serpiente, eres uno de los responsables de la muerte de la familia de Sunan, debería matarte —exclamó Argent listo para pelear.
—Lamento lo que el idiota de Asper hizo a tu familia y desde tu perspectiva puede que solo seamos seres violentos e irracionales, por lo que no te pediré que nos perdones, pero en este mundo no todo se puede saber al mirar desde un único ángulo. –Jouktai alejó a la víbora para que no siguiera molestando a Sunan —.Perder lo que aprecias es doloroso y perdonar es difícil, si en algún momento están listos para al menos escuchar la otra parte, podemos mediar entre ustedes, escuchar al otro puede ayudar a conciliar con ustedes mismos. ¡Asper, no sirve de nada echar leña al fuego solo logras agrandar el problema!
El impacto fue muy grande para Sunan quien se encerró en el cuarto y no lo volvieron a ver en todo el día, ni siquiera abrió la puerta cuando quisieron llevarle la comida.
Argent aprovechó ese momento para hablar con la bruja y suplicar que dejaran quedar a las bestias en la ciudad, al terminar la conversación la bruja se volteó hacia Epify.
—Epify te escapaste, espero que estés preparada para tu castigo —dijo la bruja.
—Si...
La bruja tomó un palo flexible y empezó a golpearla en la pierna y torso, Epify no hacía ruido alguno, solo se quedaba quieta con aspecto resignado, como un perro en la lluvia que nadie acogerá.
El lobo al ver el trato a Epify, como la golpeaban, quiso atacar a la bruja, pero fue detenido por Jouktai.
—No lo hagas, estamos en una situación muy delicada, cualquiera de nuestras acciones puede tener serias repercusiones, no solo para nosotros, sino para Epify, si la vieja lo decide, puede negarle los medicamentos —susurró Jouktai para calmar al lobo.
Al terminar los azotes Epify se quedó parada, como si esperara alguna clase de orden u otro castigo, sin embargo, su abuela ya no le estaba poniendo atención. Sus ojos estaban en los miembros de Akatsa, sintió sus músculos tensarse, ella podía aguantar, pero no quería que hiriera a sus amigos.
—¿Ustedes se van a quedar? —dijo la bruja con soberbia.
—No queremos problemas, solo queremos estar cerca de Epify, nosotros nos quedaremos en un bosque a las afueras, cuando volábamos vi uno cerca de esta ciudad —dijo Jouktai.
—¿Para que puedan cazar a las personas cuando se les antoje? —se burló la bruja.
—Miré anciana decrepita, si tantos problemas tienen con nosotros...—Tanok fue callado por Jouktai nuevamente.
—Prometemos no cazar a ningún humano, solo cazaremos animales, por favor, permítanos estar con Epify —dijo Jouktai.
—Supongo que no me queda de otra, pero mantendré un ojo en ustedes —aceptó la bruja.
—Como quiera doña amargada —dijo Tanok sin aguantarse más.
Epify agradeció que Tanok no hubiera iniciado una batalla con su abuela, el lobo era fuerte, pero ni de lejos estaría al nivel de una diosa como su abuela.
Cuando la conversación terminó, encerraron a la niña en su cuarto. Solo tenía permiso para salir cuando era orden de alguno de los dragones, sin embargo, permitieron que el pulchellus se quedara con ella.
La chica sabía que se podía meter en muchos problemas, pero sentía que debía hablar con Sunan. Utilizó un recuerdo doloroso para manipular al chico y trajo cerca de una de las causas de su trauma, por lo que en la noche se coló en el cuarto del de menor edad.
—¡¿Qué haces aquí?! —preguntó Sunan mientras retrocedía para alejarse lo máximo posible de la chica.
—No voy a hacerte daño, solo quiero hablar. —Epify podía ver como el niño frente a ella temblaba.
—Yo... Yo... no quiero verte. —El niño chocó con la pared al retroceder y al no poder moverse se agachó cubriéndose con sus manos.
—Lo lamento, eso es lo más importante dentro de lo que quería hablar, pero supongo que nunca me podrás perdonar.
—Un día mis padres llegaron muy apurados diciendo que nos teníamos que ir. Apenas salimos de casa vimos una enorme cantidad de bestias, mis padres me dijeron que corriera con mi hermano, eso hicimos, pero nos alcanzaron unos con formas similares a tigres. Llevaban en sus fauces los cadáveres de mis padres, les habían arrancado los brazos y piernas al igual que en muchas partes estaban despellejados. Mi hermano intentó luchar, pero la serpiente lo mordió en el cuello y lo mató, vi como el veneno pudría toda la carne de la zona hasta dejar el hueso al descubierto.
»Un dragón celestial me encontró y me trajo. Todos aquí me han ayudado para no estar solo, pero aún suelo tener pesadillas en las noches. Siento como si una serpiente se arrastrara por mi cuerpo, esperando para morderme el cuello y dejarme la carne pútrida al punto de hacer visibles mis huesos de la clavícula. ¡Y tu trajiste a esos seres aquí! —gritó entre lágrimas.
—Te hice mucho daño —comentó más para ella misma que para la persona frente a ella.
—Me usaste para traer a los seres que más temo. No me digas que lo lamentas, sé que no es verdad. Si volviéramos a ese momento lo volverías a hacer y sé que no te arrepientes. No te voy a pedir que te disculpes porque sé que no hay forma de obtener una disculpa sincera —dijo Sunan de corrido casi sin respirar, sentía que si paraba se arrepentiría de sus palabras.
Sunan no quería usar la palabra bestias, sentía tanto desagrado que prefería intentar ignorar su existencia.
—Puede que tengas razón, si no puedo disculparme, ¿qué puedo hacer para reparar el daño?
—Nada, no me vuelvas a hablar, no quiero tratar con alguien que solo me utiliza para fines egoístas.
—Entiendo, pero si es así, ten cuidado de donde colocas tu confianza. Te puedo asegurar que las intenciones de mi abuela no son puras tampoco. —Epify caminó hacia la puerta.
—Lo sé, cuando te fuiste la bruja mencionó algo de que no valía la pena desgastarse en alguien que no tenía que aportar. Argent fue a buscarte por su cuenta, y en ese momento entendí, yo no tengo nada que aportar, solo soy un sacrificio.
—Argent es el elegido para ganar, creo que él no es consciente de ello, pero nosotros solo somos sacrificios para hacer más fácil su camino a la victoria. —Tras decir ello Epify regresó a su cuarto.
—Lo sé, por eso tengo que hacer todo lo que está en mis manos por ser útil —dijo en lo que veía marchar a la chica.
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