38- Irrealidad
Si por elcontrario, si el hijo era un glainne, pero se corrompía su corazón seennegrecería y adquiriría una enfermedad llamada conquiolinasis.
Epify al llegar frente al bosque se volvió diminuta, sabía que algo muy grande estaba pasando allí dentro y por primera vez en mucho tiempo sentía que escapaba por completo a sus capacidades. Un enorme depredador estaba frente a ella para devorarla, al mirar a sus compañeros entendió que no era la única con ese sentimiento, todos lucían aterrados. El miedo que Sariel infundía con su presencia no tenía punto de comparación con lo que tenían al frente.
—¡Vamos! Es muy posible que Sunan nos necesite. —Epify agradeció ser buena mentirosa y lograr transmitir un sentimiento de valor del cual carecía.
Apenas colocó el primer paso en el bosque recibió una fuerte patada que la mandó al piso y la agarraron del cuello para arrastrarla lejos de su grupo, una vez que sus amigos ya no eran visibles la lanzaron contra un árbol y otra patada le llegó al pecho estrellando su espalda con el árbol.
Terminó en el piso, tosiendo, después de tan fuerte golpe y al levantar su cabeza se encontró con Signe.
—¿Qué haces aquí? —preguntó apenas su respiración se regularizó un poco.
—Cumplir las órdenes de mi padre.
Esa respuesta fue suficiente para que entendiera la razón del ataque, sin embargo, estaba sorprendida; la fuerza de esa chica estaba muy por encima de lo esperado. Posiblemente fuera más fuerte que Tanok, aunque dudaba que tanto como Jouktai, pero la diferencia de edad le preocupaba. El potencial de este demonio era superior al de la persona que para ella era el más fuerte de todos.
—¡Déjala! —La bruja apareció de la nada y tomó a Epify en sus brazos.
—¡Abuela!
—Oye, deja que las niñas jueguen entre ellas, es momento de tener una conversación de adultos.
Aquella voz, aquellos ojos, aquel rostro que había sido su mayor miedo desde hace cuatro años estaba frente a ella, Dakai. Su largo cabello negro, ropa blanca, rostro perfecto, pero aterrador. Epify se devolvió a un estrecho armario donde temblaba de miedo ante la sangre que se derramaba por el piso, el miedo, la duda, la impotencia regresaron a ella, como si se rebobinara su mente a ese fatídico día.
La bruja arremetió conta él, el repelía los ataques con un humo negro cubriendo sus manos. Cuando uno de sus brazos dejó de funcionar.
—Olvidaba lo molesto de tu don, pero con la conquiolinasis tan avanzada no durarás mucho hasta que mueras y ni siquiera serás capaz de transformarte en dragón, ahora no eres más que un glainne enfermo.
Epify vio ese fallo en el brazo de Dakai como una oportunidad para atacarlo por esa zona. Al estar en un bosque había muchas plantas que controlar, colocó varios cristales en una raíz que sobresalía del suelo y con ella intentó atrapar el brazo no funcional de Dakai, mientras este seguía concentrado en la pelea con su abuela. El humo negro cubrió la madera destruyéndola, Epify expandió sus cristales, pero Dakai evadió la mayoría y los pocos cortes sanaban de inmediato.
«Igual que un ángel» pensó.
Signe llegó desde la espalda de Epify y le dio una patada que dejó a la más pequeña en el piso.
Antes de que Epify se pudiera parar fue golpeada repetidamente por Signe hasta dejarla casi inconsciente. Luego la enredo en una llave que imposibilitaba el contacto con cualquier cosa y le obligó a ver la batalla entre los mayores, sin poder hacer nada. La chica sentía gran impotencia de ser relegada a un mero espectador, pero era obvio, ella era más débil y perdió su batalla.
Frente a ella veía a su abuela luchando con Dakai, la velocidad en ellos era tan alta que a duras penas podía ver los movimientos. Un golpe con la rodilla por parte de la vieja dio en el costillar de Dakai, quien hizo mueca de dolor, este devolvió un golpe en la boca del estómago.
—¿Qué tal si elevamos esto a un nivel mayor? Vamos a lurraldea. —Dakai reía divertido en lo que una luz salida de su interior deslumbraba a los presentes.
Lo siguiente que vio Epify era que se encontraba sobre una especie de nube de tormenta, y estaba rodeada de muchas de ellas, había rayos por todas partes y la lluvia arreciaba, era un entorno muy diferente al bosque en el que se encontraba hace unos segundos.
—¿Qué es esto? —preguntó Epify.
—En verdad eres ignorante. Esto se llama lurraldea. Cada ser en base a gustos, pasado, estado emocional y personalidad crea un mundo dentro de él, la representación de su mente, lurraldea es un tipo de magia básica que permite arrastrar seres cercanos a ese mundo —explicó Signe.
—Pero la magia básica no puede herir a nadie.
—Es imposible que salgas herido por estar aquí, pero se obtiene cierta ventaja al poder manipular al campo.
Epify entendió a que se refería con ventaja, al ver la batalla, las nubes eran solidas por lo que podía pararse en ellas, pero este entorno limitaba mucho los movimientos si no se podía volar. Su abuela debido a la conquiolinasis no podía transformarse, en cambio Dakai volaba con sus alas negras, propinando varios golpes a su abuela, ella solo podía defenderse, pero no atacar.
Lo peor llegó al ver a su abuela escupir sangre y toser, igual que ella antes de tener el collar, la anciana se llevó una mano al pecho y se notaba su dificultad para respirar.
—¡Abuela! ¡Vamos! ¡Tú puedes! Gánale a ese tipo. Abuela, tú puedes —gritaba Epify en desesperación, aunque con cada palabra su voz se iba apagando.
Epify vio una mirada inusualmente suave hacía ella, acompañada con una triste sonrisa, eso solo sirvió para aumentar las preocupaciones de la chica, quien se revolvía en el suelo intentando soltarse del agarre de Signe.
La bruja usaba su don para paralizar objetos que miraba fijamente, pero no lo lograba con Dakai debido a que se movía con mucha velocidad, por lo que no podía fijar sus ojos en él los cinco segundos necesarios.
Entonces sucedió, ante los ojos de Epify el torso de la bruja fue perforado por la mano de Dakai, cubierta por el humo negro, la magia oscura, magia que causa caos y destrucción. La anciana cayó al piso y Dakai vio a la más joven con una sonrisa de satisfacción, con su propósito terminado deshizo la lurraldea.
Signe soltó a Epify y se posicionó al lado de Dakai.
—Ya terminamos, ¡es hora de irnos! —ordenó Dakai y todas sus herramientas llegaron a su lado.
—Ahora, igual que antes, tienes la oportunidad perfecta para matarme ¿por qué no lo haces? Ayer ni siquiera pude enfrentarte, hoy perdimos ante ti, pero mientras tenga la oportunidad de seguir viviendo tu vida estará en constante peligro. Seré una sombra que te perseguirá hasta que logre tu muerte, además soy un gudariak te beneficia matarme —gritaba Epify desesperada.
—No me interesa lo que Tellus desee ni su estúpida guerra y si te sientes capaz de matarme, solo puedo decir bienvenida a intentarlo. Esperaré todos y cada uno de tus intentos, de momento te necesito con vida por ahora, cuando llegué el momento arrancaré ese cristal que funge como tu corazón. Te recomiendo que reúnas a los máximos gudariak que puedas, para hacerme frente. Buena suerte con ello —Dakai se fue volando y una luz blanca proveniente de una chica de blanco envolvió a sus acompañantes, como una esfera, y se desvaneció en el cielo.
—Abuela, ¿estas bien? ¡Resiste! —Epify casi arrastrándose llego a dónde su moribunda abuela.
—Epify, perdona que nunca fuera la familia que deseabas o necesitabas, no quería que terminaras cómo mi hija, pero no pude evitar que desarrollaras conquiolinasis y tu corazón se llenara de oscuridad.
—Ahora puedes empezar a ser una abuela decente, no es tarde.
La anciana negó resignada.
—Aléjate del comandante general de los vigías. Él es tu abuelo, pero cuando supo que vivías en Tártaro y se enteró que tu corazón ya se había ennegrecido quiso matarte, alegando que no vivirías mucho y si lo hacías te convertirías en un ser como el dragón original. Yo quise traerte y cuidarte. Finalmente, llegamos a un acuerdo en simplemente dejarte por tu cuenta. Cuando estuviste a punto de morir no resistí y pedí ayuda a la única persona que sabía rompería reglas por amor, Victoria, la madre de Argent.
»Para saber la verdad ve Hic Sunt y busca en los libros de Victoria. —Al terminar el mensaje la bruja cerró sus ojos y toda muestra de resistencia desapareció.
Epify pudo percibir sentimientos de cariño y aprecio, la bruja siempre fue muy distante, nunca le permitió que la tocara. Ahora sabía que era porque no quería que conociera sus verdaderos sentimientos y la enfermedad que ambas compartían, aunque ignoraba el por qué, al menos ahora tenía una pista.
La chica pudo notar como el cuerpo empezaba a perder color, la sangre de la herida machaba las ropas de colores claros de Epify, ella lo entendía, aunque su cuerpo permaneciera en sus brazos, su abuela ya no estaba allí. Aquello que cargaba no distaba mucho de una mera marioneta, un montón de carne sin alma dentro.
—¿Epify, estas bien? —Tanok llegó corriendo.
Al voltear a verlo Epify notó que el chico tenía muchas cortadas, un brazo con una herida profunda de la cual emanaba sangre y un ligero cojeo por una herida en la pierna derecha.
—Ella murió. —Señaló al cadáver en sus manos con la cabeza.
—Sunan y Niamh, especialmente Sunan no están en una buena situación tampoco.
Epify dejó el cadáver en el piso, aun sintiendo un terrible dolor en su corazón, se paró con dificultad y Tanok la llevó hacia donde estaban los antes mencionados.
—¿Qué pasó después de que me separaran de ustedes? —preguntó Epify en un hilo de voz que logró ser escuchado por Tanok.
—El resto de esbirros de Dakai nos atacaron. Una mujer que controla las plantas nos bloqueaba el camino para llegar hasta Sunan, quien estaba atrapado en una ilusión, Niamh pudo llegar hasta donde Sunan, pero un hombre con una pistola le dio varios tiros y la dejó tirada en el piso, cuando se marcharon los atacantes logramos llegar hasta Sunan. —Tanok calló cuando llegaron al lugar.
Niamh lloraba con heridas de balas en brazos y piernas, pero ninguna en zonas importantes, a ella también le perdonaron la vida. Drake tenía su chaqueta hecha jirones y cortadas en brazos, además de una notable inflamación en un ojo que empañaba la belleza de su rostro, Snow tampoco estaba muy bien, tenía un ala rasgada y varias de sus escamas habían sido arrancadas dejando la carne viva a la vista, Asper no lucía tan lastimado, solo raspones menores, aparentemente él había llevado la mejor parte. Por último, Sunan, su piel oscura estaba tersa, hasta se encontraba limpio, pero por algún motivo estaba inconsciente.
—¡Sunan! —Epify sacó fuerzas de donde no tenía y corrió al lado de Asper quien sujetaba a Sunan —. ¿Qué le pasa? No se ve herido.
—Esstá muerto, lo atacó un Dabssog, los ssumió en una ilussión tan poderossa que desstruyó ssu mente, ssin mente el cuerpo no ess nada. —Asper estaba llorando, parecía destrozado.
—Si su cuerpo no está herido debe poder hacerse algo —insistió Epify.
—No, un Dabsog es un ser que reproduce los mayores miedos por medio de ilusiones y se alimenta del miedo de la persona robando su vitalidad, cuando la vitalidad de un ser es completamente robada, este muere. Esos demonios suelen atacar a las personas mientras duermen, especialmente niños, pero es muy raro que se llegue hasta el punto de matar. —Tanok señalo el cadáver de Sunan.
—Así que la bruja y Sunan murieron, y por si fuera poco nosotros tenemos suerte de estar vivos, o simplemente seguimos vivos gracias a su condescendencia —concluyó Epify.
—La bruja ¿murió? —Niamh se escuchaba alterada.
—De ver y no creer, esta puta noche no podría empeorar. Debemos llevar sus cuerpos a Grand Draco para su ceremonia fúnebre y avisar a los demás, sabiendo como se encuentra Argent en este momento, creo que las nuevas noticias no le harán ni un poco de gracia —dijo Drake con una expresión inusualmente seria en su rostro.
Para Epify su mente se sentía ausente, todos los eventos se sentían como una película que miraba sin poner mucha atención, llevar los cuerpos al castillo, ir a la casa de los viatores dar las terribles noticias a Jouktai, Argent y Viorica, sus rostros, sus reacciones Epify las veía, pero se sentía aislada como si viera todo a través de un cristal. Todo se sentía irreal, era como si ella hubiera sido sustituida alguien más. Quería llorar, pero no lloraba, quería pelear, pero no peleaba, quería buscar venganza, pero no lo hacía.
Incluso en su cuarto cuando vio a Niamh llorar y culparse por ver morir a Sunan sin poder hacer nada, quería consolarla, decir que ella se sentía igual con la bruja, pero su cuerpo no reaccionaba, no podía hablar no salían las palabras, su cuerpo no la obedecía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro