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33- Incertidumbre

Todos lucharon hasta que pudieron derrotar a la amenaza, el cadáver de la bestia cayó en una isla conocidas como Hic Sunt, manchando con su sangre los ríos de donde se bebía agua

Los rayos del sol golpearon su rostro al amanecer, diciéndole que era el momento de prepararse para aquello que tantos años esperó, como si cada paso en su vida fuera el camino y destino era ese momento.

Se preparó, vistió sus típicas ropas, tomó sus guadañas y salió, afuera el sol lo acariciaba por lo podría ser la última vez, sin embargo, se regañó internamente y golpeó sus mejillas con las manos, él tenía una promesa que cumplir y debía salvar a Epify.

Por el camino fue acompañado por varios viatores, al parecer todos querían ver lo que sucedería. Los edificios destruidos, las láminas de metal del piso levantadas, los destrozos de Eulastes eran la única razón por la cual los viatores apoyaban a una bestia.

Al llegar lo vio, su cabello blancuzco, sus ojos dorados, su túnica blanca, su piel clara, el ser que arruinó su vida se materializaba ante sus ojos, al lado de él estaba Epify, minúscula en comparación.

—Veo que no huiste. —Sariel se burló.

—No soy tan cobarde, nunca volveré a escapar de ti. —Los ojos de Jouktai estaban fijos en los del ángel.

Epify se retiró para darles espacio y la batalla comenzó, los choques de las hoces y el bastón, los cuerpos de los adversarios se movían en una danza mortal donde el más mínimo error tendría un resultado letal.

Jouktai retrocede para apoyarse en los escombros, con el viento los lanzaba y se posicionaba detrás de ellos para quedar fuera del campo de visión de Sariel, pero rápidamente se dio cuenta que Sariel pudo predecir su movimiento, con un puño quitó el escombro y apuntó a golpear con el pico del bastón.

Jouktai hizo una barrida para pasar por debajo del ataque y con su guadaña cortó un tendón detrás de la rodilla, Sariel se volteó y con la otra pierna le dio un rodillazo en la cara que dejó a Jouktai aturdido.

Sariel dio una patada que llevo a que la cabeza de la comadreja se estrellara contra el piso, produciendo un sonido que resonó por toda el área.

Aún con la nariz, rota y tendido en el piso Jouktai pudo impulsarse hacia atrás con las cuatro extremidades para ganar algo de distancia y recuperarse.

La comadreja sabía que estaba en desventaja ante la magia de luz del ángel, no importaba cuanto lo desgastara o dañara él se recuperaría, en cambio cada movimiento lo agotaba y cada herida se convertiría en una carga que reduciría su eficiencia motriz.

Pensó en usar la magia de objetos, pero no quería revelar todas sus cartas, estaba en un territorio enemigo y si revelaba todas sus cartas, no tendría que hacer para escapar.

El combate siguió su curso, Jouktai creó un pequeño tornado con una de sus hoces para levantar los escombros del terreno de batalla y lanzarlos hacía el ángel, no pretendía herirlo con eso, solo que su atención se dividiera en más cosas.

Usando varios escombros como cobertura, con una de sus guadañas corto profundamente el costado, Sariel le devolvió el golpe con el bastón de Kaladanda, pero Jouktai pudo esquivarlo en una voltereta, sin embargo, un ala de Sariel golpeó la pierna de Tetsuo con fuerza. Al levantarse del piso notó que no podía apoyar bien su pierna, lo más probable es que estuviera rota.

En cada ataque tenía que centrarse tanto en evadir el bastón que estaba siendo descuidado a cualquier otro movimiento y sus golpes no eran muy eficientes, saber que un solo golpe lo mataría, que estaba rodeado de potenciales enemigos, sus "hijos" estaban en peligro. La presión psicológica le llevaba a errar y llevarse más golpes de los que podía proporcionar.

Sariel se dirigió hacia él, a lo que en respuesta dio un salto en reversa y bloqueó el bastón con sus guadañas cruzadas, el ángel parecía entender la debilidad de Jouktai y mientras con una mano sostenía el bastón con la otra le propinó un fuerte puñetazo en el rostro.

Nuevamente cayó al piso, quiso levantarse, pero estaba mareado, sus oídos zumbaban y sus ojos se desenfocaban, el líquido con sabor metálico le dificultaba respirar. Su consciencia empezaba a abandonarlo, se mordió la lengua con fuerza, esperaba que centrarse en el dolor le ayudara a mantenerse despierto. Todos sus recursos se agotaron, lo único que le quedaba era usar la magia de objetos y combinarla con su magia de viento, pero si hacía eso le mostraría su secreto a los viatores y en caso de ser encarcelado nuevamente, no podría huir. Estaría condenado a vivir en ese infierno terrenal para siempre.

—¡Tú puedes Jouktai! —La voz de Argent resonó por todo el lugar.

Jouktai volteó a ver, ese niño ni siquiera debería estar ahí, poco a poco vio que todos los viatores empezaban a animarlo, mientras él los consideraba enemigos ellos lo vitoreaban como a un héroe.

—¡Sálvame!¡Tú eres aquel en que siempre confié para que me ayudara, si no puedes nadie podrá! —Epify gritó.

Jouktai recordó una vez más por qué peleaba, incluso si después tendría que pudrirse en la cárcel o moría en esa batalla, al menos demostraría que Allende no es un lugar para subestimar. Si iba a morir lo haría luchando con todo lo que tenía para dar.

Se levantó, a pesar de cojear, se veía imponente y poderoso. Tiró sus guadañas al aire para crear dos tornados, con la magia de objetos controlaba las guadañas para que giraran rodeando a Sariel, creando un tornado de mayor magnitud que apresaba al ángel. Tomó su forma de comadreja, se paró en cuatro patas para compensar la cojera de su pata herida e ingresó en el tornado.

Dentro del ciclón la comadreja hacía un corte con sus garras y se alejaba perdiéndose en las paredes de viento, la fuerza centrípeta restringía los movimientos de Sariel.

Jouktai quiso liberarse de aquel instrumento que tanto le molestaba por lo que con un corte al tendón del brazo logró que lo soltara y con su otra garra lo sujetó y golpeó a Sariel con el pico del bastón, sin embargo, no empezó a convertirse en polvo, solo se vieron las luces salir de su cuerpo, nada más.

—Igual que Argent —comentó para él mismo.

Por suerte, aún no había liberado su tornado por lo que todavía manejaba una ventaja, pensó en mantener a Kaladanda lo más lejos posible por lo que lo arrojó lo más lejos que pudo y siguió impartiendo cortes hasta que una barrera cubrió a Sariel bloqueando todo ataque que pudiese lanzar.

Al ver eso entendió que debía cambiar de estrategia, con las guadañas, el tornado y sus propias garras atacó dirigiendo todo a un mismo punto que era el que estaba justo delante de la garganta, sabía que su ataque debía ser letal o no serviría de nada.

Con todos los golpes combinados logró fracturar la barrera y cual animal que entrega todo en su último intento para atrapar a su presa, se lanzó y con su garra rompió la barrera, con su otra garra cortó el cuello de Sariel.

La cabeza separada del cuerpo cayó al piso, usó su guadaña para destruir el cuerpo y colocó su mano sobre la cabeza.

—Esto es por mi pueblo, por mis amigos, por mis hijos y por Dahlia. Yo soy el más fuerte. —Hizo presión y aplastó la cabeza, no quería que tuviera oportunidad alguna de curarse.

Ya con eso no aguantó más y su vista se nubló, antes de perder la conciencia vio a Epify y Argent, en ese momento lo supo, lo logró, por primera vez sintió que la victoria lo abrazaba y le daba el premio más grande que podría anhelar, su familia sana y salva.

Los ojos de Jouktai se cerraron y cayó en un profundo sueño.

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