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26-Bien y mal

Esapersona era un brujo, el primero y el mejor que ha existido en toda la historiade Neonis.

La chica estaba algo extrañada al entrar a casa, la salida con Argent fue rara, se sentía una cercanía inusual y de alguna forma, sintió nervios, pero alegría, era evidente que algo estaba cambiando entre ellos. En ese momento lo entendió, se estaba enamorando y le iba a doler, porque la persona que le gustaba sentía algo por otra, por una amiga, sin embargo, era algo que podía soportar. Por primera vez tenía un problema que no la mataría, hasta podía decir que se sentía contenta por tener un sentimiento de ese tipo.

En el segundo piso vio a Tanok en forma de lobo acostado en el piso de la sala y Drake estaba cambiando los vendajes, sabía que tenía que hacer, aunque no supiera cómo y tuviera miedo de sus reacciones. Respiro profundo, apretó los puños para caminar hacía los chicos.

—Yo... lamento no haber confiado en ustedes, no quise traicionarlos, pero tengo miedo de ser sacrificada.

—Yo por mi manada haría lo que sea, te perdonaré cualquier cosa, si quieres matarme lo aceptaré. —Tanok abrazó a Epify.

—Gracias Tanok, pero yo nunca desearía algo así —dijo Epify.

—Dame tiempo, no sé qué pensar de ti en este momento —respondió Drake.

Epify sabía que aún no era merecedora, tenía que ganárselo.

También quiso hablar con Sunan y Asper, pero cuando se asomó al cuarto los vio hablando sin mirarse, ella entendió que los muros estaban empezando a caer.

Esa noche pasó tranquila para los habitantes de la librería, Epify aún pensaba en la enfermedad que la azotaba a ella y su abuela. No quería moverse para no despertar a Niamh, pero quedarse quieta con insomnio le resultaba imposible.

—¿Estas despierta? —Niamh se volteó a verla.

—Si, solo son cosas tontas que giran en mi cabeza.

—¿No puedes decirme?

—No es mucho, solo pienso en la enfermedad que tenemos —confesó Epify —. ¿Y tú por qué no estas durmiendo?

—Cuando cierro los ojos veo a mi hermana, ya ha pasado un tiempo, pero el recuerdo sigue tan fresco somo si hubiera sido ayer, yo la maté, yo hice algo terrible, yo hice algo imperdona...

Epify abrazo a Niamh y empezó a acariciar su cabeza.

—Sonará egoísta, pero ante mis ojos tú me salvaste. No sé si esto te traiga paz, pero puedes pensar que me protegiste en cambio de que mataste.

—¿Está bien hacer cosas malas si es por un buen fin?

—No, pero en un mundo lleno de oscuridad uno tiene que protegerse, incluso de su propia conciencia.

—¿No existe otra forma tal vez una en la que se pueda ayudar sin dañar a otros?

—Puede que exista, pero yo no la conozco ni he oído hablar de ella —explicó Epify mientras se separaba y miró hacía el techo —. Siempre que existan bandos uno será villano para algunos y héroe para otros, cuando no se toma posición serás villano para ambos por no ayudar. La gente mira a los demás a través de un vaso con agua, la imagen siempre esta distorsionado, el agua son nuestros sofismas, ideologías y vivencias. Procurar ser siempre el bueno y hacer todo bien es inalcanzable.

—Pero yo quiero hacer las cosas bien dentro de lo que cabe, no quiero ser como mis secuestradores, no quiero dañar a otros, no quiero ser como mi padre, no quiero hacer sufrir como me hicieron a mí.

—Supongo que tampoco quiero ser así, tal vez lo único que podemos hacer es vivir de la mejor forma posible. Siendo conscientes que nuestras acciones pueden dañar a otros y procurar evitarlo, pero en realidad no sé qué significa ser bueno o malo.

—Quiero que mi vida sea motivo de felicidad para los que me rodean, pero solo he creado desgracias incluso desde antes de mi nacimiento. —Niamh se retrajo.

—¿Qué te parece si vivimos para enmendar todo lo que hemos dañado?

—Sí, quiero vivir para arreglar todo el daño que he causado, quiero compensar a todos los que sufrieron por topar conmigo.

—No creo poder compensar todos mis errores, aunque supongo que podría intentarlo, es solo que no veo forma. Yo soy alguien que solo sabe dañar y destruir, siempre he sido así, no veo como mis acciones puedan hacer bien a alguien. —Epify sonrió con amargura.

—A mí me hizo bien conocerte —dijo Niamh contra el brazo de Epify.

—Gracias, lo mismo digo —susurró Epify.

Poco a poco la normalidad iba retornando a los jóvenes de Akatsa y con eso la rutina, levantarse temprano, desayunar ir a entrenar mediante el portal del sótano al castillo Grand Draco en Hic Sunt, tener la tarde libre o terapia dependiendo de los días, así siguieron hasta que llegó el invierno, pero ni siquiera pudieron festejar el final del ciclo solar ya que la anciana les prohibió hacer ruido.

Epify y Tanok estaban sacando a Snow al parque antes lleno de árboles de flores ahora blanco y frío.

La chica leía un libro de misterio mientras lanzaba la pelota a Snow quien ya estaba más grande de lo que sería un perro normal, pero a ella no le importaba que lo miraran raro.

Tanok se había acostado en el prado y la chica juraba que estaba durmiendo hasta que escuchó su voz.

—¿Realmente estás de acuerdo con la situación actual?

—¡Me asustaste! —exclamó la chica al ver que su amigo estaba despierto —. ¿A qué te refieres?

—Vivir entre humanos, rodeados de vigías y sirviendo a los dragones.

—Los vigías pueden no ser tan terribles, al igual que el resto de seres en el mundo hay buenos y malos. Los humanos casi que ni los trato por lo que realmente no me importan. Los dragones son lo más difícil de manejar, pero con Aura y los otros siento que me ayuda de alguna manera.

—Yo no me siento cómodo aquí y no puedo perdonar a los que tanto me dañaron.

—¿Y Miker? Él era una bestia, pero nos traicionó para entregarnos a los humanos. Entonces también deberías odiar a las bestias.

—Lo hago, los únicos que me importan son Drake, Jouktai y tú. El resto del mundo podría desaparecer.

—¿No crees que estas siendo un poco extremista? Este horrible mundo aún tiene belleza, solo que lo feo lo empaña y tenemos que ver con atención para encontrarlo.

—¿De la misma forma que te encontré a ti hace años? —preguntó con tono de burla el lobo.

—No me considero algo bello, pero sí. Sin ti yo hubiera muerto cuando me abandonaron en Tártaro.

—Tú le diste un sentido a mi vida y una familia después de perderlo todo. Luego quisiste regresar a Alaya, donde te traicionaron en Manteiv, tus rescatadores te llevaron a Hic Sunt y finalmente venir aquí a Salanti. ¿No odias todo este mundo?

—Es difícil de decir, los sentimientos que tengo por Corfú, donde me crie son muy fuertes y Manteiv en Alaya me trae los peores recuerdos de mi vida, pero la vida en Hic Sunt no fue mala solo sentía que estaba encerrada por el mismo aislamiento de la ciudad. Salanti no es un lugar que aprecie especialmente, pero está bien. Aquí tengo tanto buenos como malos recuerdos, no tengo claro que siento hacia el mundo.

—¿Y qué pensarías si todo estuviera a punto de cambiar? ¿Tal vez si ya no estuvieran los vigías?

La chica lo miró con confusión esa pregunta le había desconcertado bastante. Ella intentó preguntar a qué se refería, pero el lobo simplemente se paró y se fue sin dar la debida explicación.

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