Al no tener un cuerpo no puede interactuar con nadie, su propio poder lo condenó a la soledad, de no poder hacer más que ver a sus creaciones llevar una vida, a veces como espectador, a veces como guionista. Sin embargo, de la misma forma que un titiritero no puede interactuar genuinamente con sus marionetas, Tellus no dejaba de pudrirse en la soledad y el olvido.
Epify se acostó junto a Niamh y con un abrazo le transmitía calma a través de su don hasta que la segunda se quedó dormida, sin embargo, antes de dormir sentía la necesidad de hablar con alguien que le pudiera dar un norte a su accionar. Asper no era alguien apropiado ya que él le odiaba al igual que Sunan, Viorica ya le dijo lo que pensaba, Niamh estaba demasiado ensimismada es sus problemas. Jouktai era la mejor opción, como siempre lo era.
La chica buscó a Jouktai y lo encontró en un techo cercano a la torre del reloj que vio en la tarde con la albina.
—¿Podemos hablar? —preguntó la chica tímidamente.
—Claro, sube.
La chica le obedeció y se sentó a su lado. Ella notó la pesada mirada de Jouktai como incitándola a hablar, pero sus palabras se perdían antes de llegar a su boca.
—¿Qué me querías decir? —animó Jouktai con una pequeña palmada en la espalda.
—Sé que he hecho cosas mal, ¿Me odias?
Jouktai se congeló, sus ojos se abrieron y sus labios se separaron, pero no emitieron sonido alguno, unos segundos después recuperó el habla y dijo:
—No hay forma de que te odie, es decir, me enojo con algunas de tus acciones, pero no te voy a odiar por eso.
—Todos se portan muy fríos conmigo desde lo de Vulpin —Epify sintió sus ojos aguarse, pero retuvo las lágrimas.
—Estoy muy enojado con tu actitud y te regañé muy fuerte el otro día, pero lo que me preocupa es que si sigues como vas, eventualmente tendrás que pagar por tus malas acciones y el precio puede ser demasiado elevado. Entiendo que puedes tener razones para lo que hiciste, pero tú eres la única dueña de tus acciones y por lo mismo serás la que asuma las consecuencias. —Jouktai le sonrió.
—Creo que eso ya estoy asumiendo consecuencias, todos me odian.
—Los chicos están molestos, pero ten por seguro que pronto se les pasara el enojo, todos te queremos mucho. Aunque un perdón genuino de tu parte podría ayudar mucho.
—Ya me disculpé y no me creen.
—Las palabras pueden ser vacías, si de verdad quieres pedir perdón hazlo con acciones. —dijo Jouktai poniendo una mano sobre la cabeza de Epify y revolviéndole el cabello.
Epify no aguantó más y salto hacia la comadreja, lo abrazo por su pecho y soltó unas pequeñas lágrimas, Jouktai le devolvió el abrazo mientras acariciaba su espalda y le repetía que todo estaba bien.
—Creo ya se me ocurre cómo podría empezar —murmuró Epify.
—¿Cuál es el plan?
—Tendré que pedir un favor al consejo de dragones, pero si funciona valdrá la pena.
Jouktai le sonrió y levantó una ceja, en eso Epify le devolvió la sonrisa y se acercó para contarle al oído. Cuando recibió un signo de aceptación la chica sonrió como si de una travesura se tratara.
Cuando encontró a la serpiente en su forma humana frente a la puerta el primer pensamiento de Argent fue:
«Este día no puede ser más raro. Primero Dahlia me invitó a salir, cuando nunca había mostrado interés y ahora la serpiente me visita».
—Quiero hablar... puede sser en el parque, no esstá muy lejoss de aquí, lo vi cuando venía —balbuceó Asper.
—Eh... bueno, déjame avisar que voy a salir y llego al parque, tu adelántate —respondió Argent al salir de su mutismo.
La serpiente se fue y Argent cerró, por un momento pensó en dejarlo plantado, pero la curiosidad de que iba a decir le ganó. Aún tenía unos minutos antes de su salida con Dahlia por lo que podría solucionar todo rápido e ir para allá, solo debía asegurarse de dejar la cena hecha para la noche. Cocinó algo rápido y salió a ver a Asper. Llegó al parque que el suelo tenía una alfombra de hojas, lo que anunciaba que el invierno estaba por llegar.
—Ya llegué, tenía que terminar de preparar la cena, hoy me correspondía esa tarea —dijo Argent acercándose.
—Tardasste demassiado —respondió Asper.
—Si me vas a criticar me devuelvo a mi casa.
—No. Esspera. —Asper suspiro —. Quería preguntarte, ¿a qué conclussión hass llegado resspecto a la relación entre besstiass y humanoss?
—Todavía no llego a ninguna, hay bestias que me agradan, pero no sé si pueda decir que todo lo que pensé hasta ahora es un error. —Argent se sentó al lado de Asper —. Quiero entender a las bestias, conocer un poco más el mundo real antes de llegar a una conclusión, he cometido muchos errores y creo que pensar, cuestionar y escuchar puede ser lo mejor.
—Ssunan me ssalvó de una maldición, no tenía por qué hacerlo, yo no sse lo pedí y nunca essperé que lo hiciera.
— No todos los humanos son malos, de la misma forma que yo aprendí que las bestias no eran lo que siempre creí.
—Esstoy confundido, solo había doss bandoss, elloss y nossotross, pero cuando vi a Ssunan en peligro mi cuerpo sse movió por impulsso —habló Asper.
—Si veo a un compañero en peligro lo salvaré, es algo normal, sea por nuestras decisiones o casualidad, somos compañeros, cuidarnos es normal o eso creo, sin importar que seamos.
—Entiendo, por cierto, Epify tomó la maldición de Ssunan y no quisso que nadie máss ssaliera afectado por ello, creo que ella sse ssiente mal por todo. Aún me dessagradan todoss usstedess, pero como dicess ssomoss compañeross y vamoss a tener que cooperar, lo cual implica cuidarnoss mutuamente.
—Estoy de acuerdo. —Argent se levantó, le dio su mano a Asper para ayudarlo a parar y le pasó sus muletas.
—Hassta luego, Argent —dijo Asper en lo que empezaba a caminar con su muleta.
—Hasta luego.
Asper entendía lo que dijo Argent, ahora era parte de un grupo, no estaba solo, con sus pros y contras tendría que lidiar con eso, tal vez dejar de despreciar aquellos a los que la casualidad lo había atado era la forma de empezar a estar más cómodo con su vida, dejar ir su ira, perdonar y disculparse, le traería un poco de calma, convertiría sus emociones de un océano enfurecido a un mar en paz.
Argent por su parte se quedó mirándolo a la serpiente marchar, cada interacción que tenía con las bestias era una bomba de dudas que estallaba en su cabeza, al instante sacudió su cabeza, por primera vez se presentaba una oportunidad de salir con la chica que le gustaba y no la iba a perder por andar preguntándose cosas a las que no ha encontrará respuesta en ese momento.
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